I
Hola queridos lectores, bienvenidos a mi nuevo drama amoroso que he tenido en compañía de mi esposo, pero confieso que esta vez el universo se había pasado de la raya con nosotros; de todo lo que nos podía haber sucedido, jamás me fuese imaginado que Harold y yo acabaríamos nuestra relación por varias semanas. Actualmente, llevamos tres años viviendo en Florida, y unos meses atrás éramos una pareja estable, pero un cambio de actitud de mi marido me desconcertó. Harold Contreras, se había convertido en un ser distante conmigo de un tiempo para acá, así como con Cloe; les juro que pensé que eran locuras mías, pero una reunión hizo que mis instintos de fiera salieran, ella llegó para arruinarnos la vida.
—¡Key, Key! —dice animada la pelirroja para hacerle señas a su amiga indicándole que se acercase a su mesa.
—¡Jen, Jen! —sonreí de la misma forma para acercarme con mi hija de la mano hacia la chica y poder abrazarla como saludo.
—Qué felicidad de volverlas a ver después de meses sin verlas más allá de una pantalla, cuanto has crecido Cloe, ya no se te puede ni cargar bien —esta ríe al ver como la menor negaba haciéndose la ofendida.
—Tía yo no peso —dice la pequeña de cuatro años mientras extendía sus brazos a esta y hacer que la cargara para poder saludarla bien.
—sonreí al verlas notando como Cloe salió en dirección donde estaba Kevin junto a Kris, el hijo de mi mejor amiga que era dos años menor que mi pequeña, al ser bajada por Jen, dándome cuenta inmediatamente que mi esposo no estaba en ningún lado— Jen, ¿no has visto a Harold?
—¿No se supone que venía contigo? —pregunta está sorprendida mientras arquea su ceja derecha, notando como su amiga se impactaba ante su respuesta.
—Qué extraño, me dijo que vendría antes para poder ayudar a Kevin con los arreglos de la fiesta, no puedo creer que no esté aquí —toque mi cien algo confundida mientras sacaba de mi bolsa el móvil para intentar llamarlo, pero de las posibles diez llamadas realizadas todas se iban correo de voz.
—De hecho, fue Rich el que termino por ayudar a Kevin porque Harold no se apareció —le mira mientras le toma de la mano— tranquila, seguro se complicó con algo y no debe tardar en venir.
—Tienes razón Jen, esperaré a ver que llegué... ¿Vamos a la mesa? —le sonreí levemente mientras nos acercábamos donde estaban los demás, pero las horas pasaban y Harold nada que aparecía y mucho menos contestaba el móvil, ni a mí, ni a los demás.
Era extraña la situación... Si bien, Harold andaba últimamente raro, pero... ¿Qué llegue al punto de mentirme? Eso no me parecía correcto, además, que la preocupación me carcomía la cabeza, ¿dónde puede estar metido? ¿Será que le paso algo? En verdad me debe muchas explicaciones si es que lo llego a ver en casa, porque durante gran parte de la velada no se apareció. Cuando marcaron las diez con treinta minutos de la noche decidí marchar con mi pequeña, estaba con un sin número de emociones, sentía enojo, preocupación y miedo por lo que le pueda pasar, porque no sé nada de él desde la última llamada al medio día donde me dijo que nos veríamos en la fiesta; fiesta de la cual nunca se apareció.
—Hora de dormir mi vida, mañana tienes clases —sonreí mientras acomodaba a la menor en su cama mientras la arropaba, le di sus besos de buenas noches y salí con cuidado de la habitación cerrando la puerta y apoyándome en esta al mirar la hora, marcaban ya las once.
—Keyla... —se le escucha la voz a Harold detrás de la joven después de haber posicionado sus manos a la altura de la cintura de la chica. Esta volteó a verlo, pero decidió marchar en dirección a la habitación, al menos su preocupación se había calmado; este la volvió a llamar, pero ella solo le hizo señas con su mano de que no hablara.
—No hables Contreras, me sorprende que te aparezcas como si nada, juro que estaba confiada de que no llegarías esta noche —solté un suspiro antes de ingresar a la habitación tomando asiento en la cama, notando como este también lo hizo intentando tomar mi mejilla, pero antes aparte el rostro.
—Amor, perdóname por no haber llegado a tiempo a la cena, solo que me complique un poco en la empresa con un par de problemas.
—¿Por ello no respondías mis llamadas? Harold, nos tenías a todos preocupados, no pase a gusto en esa cena y tu hija también estaba preocupada —lo mire directamente a los ojos, su rostro se veía cansado, pero eso no sería un problema, porque estábamos hablando bien, o eso quería pensar.
—Mi celular se descargó, por eso no pude llamarte de vuelta, pero ya no te pongas así, te estoy explicando que fue por trabajo Keyla, no debes volverte molestosa y darme cantaleta, no soy un niño —se pone en pie para ir por su toalla y pijama adentrándose al baño sin siquiera esperar alguna respuesta de parte de la contraria.
«¿Ahora la cansona soy yo por preocuparme de mi esposo? No estaba comprendiendo a Harold, ¿cómo podía ser tan desconsiderado? Esto no se va a quedar así»
—Harold, tenemos que hablar —mencione al ver cómo había acabado su ducha y salía con el pijama puesto.
—No me apetece en verdad Keyla, mejor hablamos mañana con más tranquilidad —le observa mientras dejaba la ropa sucia en el cesto, con lo que este no contaba era que tenía una marca leve de labial en su cuello que no lavo bien.
—Aunque no quieras lo haremos, así que por favor no te vuelvas como un niño caprichoso y me empieces a ignorar —bufe por último para acomodar mi cabello y terminar de poner mi pijama para sentarme a su lado. Definitivamente, esta sería una noche larga para los dos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro