Capítulo 14: "Perdóname pero te amo"
Una bella pelinegra llevada por los sabios consejos de moda de su hermanastra y mejor amiga se encontraba eligiendo su vestido de noche en una lujosa tienda de la ciudad.
Le queda precioso señorita, decía la vendedora al verla con el bello vestido blanco con algunos detalles dorados y un grueso cinturón dorado en la cintura que hacían relucir su esbelta figura.
Si, parece una modelo, agregaba otra vendedora.
No una princesa, dijo otra vendedora, mientras la miraba y sonreía.
Milk al escuchar la palabra princesa se acordó de Gokú y sonrió.
Una vez que la jovencita eligió su vestido, fue por unos bellos zapatos de tacón alto color dorado, una cadenita para el pelo, aretes y collar, que le recomendó una de las vendedoras, ya con todas sus compras listas la pelinegra volvió al lugar donde se encontraban instalados.
La pelinegra ingresaba con sus bolsas, cuando se encontró con Vegueta.
¿Volviendo de compras?, dijo el joven.
Si. ¿y tu ya conseguiste tu traje?, contesto Milk amablemente.
Si, ya lo hice, dijo Vegueta.
¿Y Gokú?, pronunció Milk.
También, dijo Vegueta, haciendo una pausa para acotar: Milk por el bien de los dos olvídate de él, le estás haciendo daño.
No te preocupes tomare tu consejo, respondió Milk con tristeza retirándose con sus bolsas a su habitación.
Mientras tanto: "Mansión Son"
Inútiles no pudieron avisarme, antes, decía furioso el padre de Vegueta.
Es que nadie nos quería dar información, respondía un hombre.
¡Maldita sea¡ nunca imagine que la niña también practicara artes marciales y ahora para colmo esta allá con él, tendré que esperar a que regrese para ser efectivo mi plan, pensaba el hombre.
Horas más tarde:
Una bella pelinegra se encontraba arreglándose para asistir al baile, mientras se miraba al pequeño espejo que había en su habitación mientras se colocaba las peinetas doradas en su larga cabellera haciendo caer sobre la misma tres delgadas cadenas una debajo de otra en forma de onda.
Lugar del evento:
Chicos que bueno que se animaron a venir, dijo Gokú al ver a sus amigos de gimnasio vestidos de manera elegante para la ocasión.
Cómo perdernos un evento así, respondió Yamcha, recibiendo un golpe en la cabeza de Ten.
Eso es para que no hables tonterías, dijo Ten haciendo reír a sus amigos.
¿Y Milk?, agregó Krilin.
Debe estarse cambiando, dijo Vegueta.
¿Por qué?, pregunto ocultando sus celos Gokú.
Es que Dieciocho y Bulma vinieron con nosotros, dijo Krilin.
¿Bulma está aquí?, pronunció Vegueta emocionado.
Sí, por allí debe estar con mi rubia, dijo Krilin callándose repentinamente y quedando boqui abierto como los demás jóvenes que estaban en la sala.
Vegueta y Gokú voltearon sus rostros hacia el lugar donde veían sus compañeros y quedaron igual de impactados con la belleza de la pelinegra que infundada en el traje blanco con bordados dorados parecía un ángel.
Milk, dijeron dos lindas jóvenes al ver a la pelinegra sonrojarse ante tantas miradas sobre ella.
Chicas están aquí, dijo la bella jovencita abrazando a sus amigas.
Estás bellísima, dijeron las jóvenes.
Las chicas tomaron del brazo a la pelinegra y juntas fueron dónde estaban sus amigos.
Gokú no le quitaba la mirada a Milk quién era la más pedida para bailar cada pieza que sonaba, haciendo que el pobre joven de cabello alborotado sienta todo su interior arder de celos.
Sírvase, dijo un mozo entregándole uno de los tragos que llevaba en su fuente.
Gokú bebía de la copa mientras veía a sus amigos bailar con sus parejas y a la bella pelinegra junto a un joven de cabello rosa.
Los minutos pasaron y Gokú ya se había bebido como seis copas. La pelinegra llegó junto a él y se sentó a su lado.
La pelinegra tomo una de las tantas copas que estaban aún llenas sobre la mesa y la bebió también, cuando escuchó a Gokú decirle: ¿Bailamos?.
La pelinegra se acordó de las palabras de Vegueta que le pidió que prácticamente se alejara de su primo y cogió una nueva copa y la tomo sin responder nada.
No te preocupes, no te obligare, agregó Gokú parándose de la mesa y dirigiéndose hacia la salida.
La pelinegra se paró y fue tras él sin que nadie notara la salida de ambos.
¿A dónde vas?, dijo Milk que ya le empezaba a doler la cabeza del licor que tomo.
A mi habitación, respondió Gokú con tristeza.
Entonces vamos, yo ya no quiero seguir aquí, dijo Milk sujetándose del brazo de Gokú y caminando juntos por los pasadizos. Aun se oye la música, pronunció pelinegra al llegar a la habitación de Gokú.
Si tienes razón, ¿ahora si me concederías una pieza?, respondió Gokú tiernamente.
Sí dijo la pelinegra colocando sus delicadas manos sobre los hombros del joven que la cogió de su delgada cintura y la apego a él, conforme pasaban los segundos Milk se apegaba más al cuerpo de Gokú y le dijo algo al joven en el oído: Perdóname pero ¡Te amo! y luego lo beso con dulzura en la boca.
Gokú al sentir los cálidos labios de la pelinegra sobre los suyos quiso alejarla de él, pero finalmente no pudo y dejándose llevar por los sentimientos que ella despertaba en él la continuo besando con pasión, abriendo la puerta de su habitación con una de sus manos mientras con la otra la abrazaba de la cintura a él. El joven de cabello alborotado tomo a la pelinegra en sus brazos sin dejar de besarla para llevarla dentro de su habitación, una vez dentro cerró la puerta, luego la bajo cuidadosamente y le dijo: ¡Yo también te amo¡ y continuo con sus apasionados besos que con los minutos se transformaban en caricias, el joven comenzó a quitarle el vestido lentamente mientras acariciaba la piel de la joven que solo cerraba los ojos dejándose llevar por el nuevo mar de sensaciones que el joven de cabello alborotado despertaba en ella.
Luego de unos minutos ambos jóvenes se encontraban ya sin prendas dejándose llevar por el amor que ambos se tenían entregándose mutuamente sin temores ni prejuicios, solo diciéndose en medio de cada beso y caricia lo mucho que se amaban.
Horas después:
La pelinegra abrió los ojos al sentir el calor de unos fuertes brazos que la sujetaban de su delgada cintura y al ver el rostro del joven de cabello alborotado sintió una gran alegría de saber que el hombre que ella amaba fue el primero que la hizo mujer, pero también un gran remordimiento por lo que había sucedido entre los dos.
Perdóname, tú estabas mareado ni te acordarás de lo que paso, yo sola cargare con esta culpa tú no tienes porque saberlo nunca, dijo la pelinegra sollozando mientras se vestía rápidamente para salir de la habitación, al tiempo que con un paño húmedo que logro conseguir trataba de limpiar la mancha de sangre de la sabana del joven.
Luego de pelinegra abrió la puerta y salió rápidamente de la habitación, sin darse cuenta que Vegueta que regresaba a la suya la vio intrigado.
Al día siguiente:
Un joven de cabello alborotado se tomaba la cabeza, al tiempo que observaba a unas uniformadas recoger unas sábanas.
Me duele la cabeza, se quejaba Gokú, mientras pensaba: ¿Qué clase de sueños estoy teniendo últimamente con Milk?, aunque pareció tan real.
Minutos después:
Vegueta iba caminando por el pasillo, cuando vio a los empleados salir de la habitación de su primo con las sábanas del día anterior.
¿Están recogiendo las sábanas de las habitaciones?, dijo Vegueta acercándose a ver la sábana que llevaban de su primo.
Sí es que el joven dice que se corto la mano con un vaso de vidrio, mancho la sábana y la mojo respondió una de las empleadas.
Habitación de Milk:
Perdóname Gokú pero no se me ocurrió otra cosa para justificar la sangre, espero y no te vayas hacer daño con los trozos de vidrio, pensaba la pelinegra.
Pasadizo:
Se cortó la mano, dijo Vegueta alarmado yendo a la habitación de su primo.
Habitación de Gokú:
Toc toc toc
Adelante, dijo Gokú.
¿Qué fue lo que paso?, acabo de encontrarme con unas empleadas y dicen que te cortaste la mano y manchaste las sabanas, pronunció Vegueta acercándose a su primo.
Solo fue un rasguño, respondió Gokú mientras se tomaba la cabeza.
¿Tomaste de nuevo?, dijo Vegueta.
Solo tome en la fiesta, me imagino que quise tomar agua, el vaso cayo y con algunos de los vidrios me corte, no me acuerdo bien, contestó Gokú.
Vegueta miro a su primo y luego se acordó que por la madrugada vio salir a Milk de su habitación, mientras pensaba: No puede ser cierto lo que estoy imaginando.
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