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Capítulo 11: "El peor de los infiernos"


Un mes pasó desde que Milk y Gokú descubrieron la verdad y ya no se veían, el sufrimiento de ambos fue terrible durante ese tiempo, solo sacaban toda su amargura y frustración cuando practicaban artes marciales.

Gokú cada día que pasaba se hacía más fuerte pareciendo que ese era ahora su único motor para seguir viviendo el ser cada día más fuerte que él mismo. La sonrisa se le borro del rostro, ahora solo se lo veía amargado, en su casa y en el gimnasio, a las justas platicaba con sus amigos y no salía a ningún lado que no sea el gimnasio. Su madre empezó a traer a las hijas de sus amigas a su casa con la finalidad de que él platique con jóvenes de su edad y tal vez en alguna de ellas encuentre a alguien que le ayude a superar lo que pasó, pero sus esfuerzos eran en vano, a Gokú no parecía interesarle ninguna chica que no se la pelinegra, a quién no podía sacar de su mente y su corazón por más de que intentaba pensar que sus sentimientos hacia ella eran prohibidos.

Milk cada día mejoraba más, pero se había vuelto una joven bastante introvertida, no hablaba con nadie en el gimnasio, rara vez cruzaba palabras con Vegueta o con el maestro, en la universidad a las justas hablaba con Bulma y Dieciocho. Había adelgazado mucho ya que casi ni comía y se la pasaba llorando casi todas las noches y para colmo por más que lo intentaba no podía dejar de amar al que supuestamente era su hermanastro, eso le causaba un gran remordimiento, pero a pesar de ello no podía dejar de seguir pensando en él.

El padre de Vegueta había intentado buscar nuevamente a la pelinegra en la universidad pero esta vez sus visitas no tuvieron éxito, Milk no solo rechazó sus invitaciones a cenar sino también le dijo que no quería volver a saber nada de esa familia por ahora. El hombre de mala gana tuvo que alejarse momentáneamente de la pelinegra mientras pensaba alguna forma para acercarse a ella y según él conquistarla.

Gimnasio:
Muy bien Milk, si sigues así te escribiré en el próximo torneo, decía el anciano maestro viéndola combatir junto a Vegueta.

Es increíble cómo has mejorado en tan poco tiempo, sin duda Kakaroto te entreno bastante bien pronunció Vegueta sin darse cuenta de su imprudencia.

La pelinegra se detuvo y ya no continuó luchando.

¡Discúlpame soy un tonto¡ dijo Vegueta.

No te preocupes, tienes razón, Gokú fue un gran maestro para mí de él aprendí muchas cosas, respondió con tristeza la pelinegra dirigiéndose a la banca.

¿Maestro dónde será el torneo este año?, dijo Piccolo para cambiar el ambiente pesado que se percibía en el gimnasio.

En la ciudad Este, seleccionare a cinco de ustedes a los mejores, por eso tienen que seguir entrenando si quieren tener un cupo, pronunció el anciano.

Así lo haremos maestro, dijo Krilin, mientras el resto de jóvenes asentían.

Mansión Son:

Hijo, decía Gine entrando a la habitación de Gokú.

¿Qué se te ofrece mamá?, contestó Gokú que se encontraba en su cama con unos audífonos.

Hoy invite a cenar a una amiga mía que estuvo por Francia, quiero que llegues a la cena, vendrá con su hija, se llama Mai, tiene tu edad prácticamente ya que en un mes cumples los 20, quiero que te des la oportunidad de tratarla es una buena chica para ti, agregó Gine.

Mamá ya te he dicho que por ahora no quiero salir con nadie, dijo Gokú girando en su cama para ponerse de costado dándole la espalda a su madre.

No te estoy pidiendo que salgas con ella solo que des la oportunidad de conocerla, contesto Gine.

No lo sé mamá, ya sabes que ahora estoy entrenando hasta por la noche, este nuevo torneo también tengo que ganarlo, dijo Gokú.

Semanas después:

Ya no soporto más tengo que verla aunque sea de lejos, decía Gokú mientras conducía su auto hacia la universidad donde estudiaba la pelinegra.

Minutos después:

Gokú vio salir a la pelinegra junto a un rubio que venía platicando con ella, el joven de cabello alborotado sintió su sangre arder, pero trato de tranquilizarse mientras pensaba: Es mejor así, que bueno que ya estés dándote la oportunidad de tratar a otros jóvenes como tú, pensaba el joven mientras unas lágrimas rodaban por sus mejillas y encendía su auto para partir de la universidad rumbo al gimnasio.

No puedo, discúlpame, decía la pelinegra.

¿Pero por qué?, si no tienes novio, respondía el rubio.

¿Quién te dijo eso?, es mentira si lo tengo, agregó la pelinegra.

Así, ¿Cómo se llama?, dijo el rubio riendo.

Gokú Son, ese es su nombre, respondió Milk dejando impactado al joven rubio.

¡El campeón nacional! dijo el rubio, sin salir de su asombro.

Sí, contesto la pelinegra mostrándole una foto de los dos que tenía en su celular.

Bueno siendo así, disculpa mi atrevimiento, dijo el rubio mientras se retiraba.

La pelinegra sonrió después de tanto tiempo de no hacerlo, luego miro la foto en la que aparecían Gokú y ella comiendo de una gigantesca copa de helado y pensó: Tú siempre seguirás siendo mi novio, aunque solo sea de mentira, ahora si te convertiste en un amor platónico para mí.

1 mes después: "Gimnasio"

¿Y ese pastel?, decía la pelinegra ingresando a la oficina de su maestro.

Es para celebrar el cumpleaños de uno de los miembros del gimnasio, respondió el anciano.

¿De quién?, agregó con curiosidad la pelinegra.

De Gokú, dijo un joven que pertenecía al grupo del joven de cabello alborotado.

¿Hoy es su cumpleaños?, pronunció Milk.

Si hija, pensé que lo sabías, dijo el maestro.

Mansión Son:

Te organice una cena invita a tus amigos del gimnasio hijo, dijo Gine.

Está bien mamá, respondió Gokú con seriedad.

Invite a algunas hijas de mis amigas, agregó Gine.

Invita a quién quieras mamá es tu casa, dijo Gokú sin darle importancia al asunto.

Gine salió de la habitación de la habitación de Gokú mientras este pensaba: estoy viviendo el peor de los infiernos sin ti Milk, pero tengo que soportarlo por ti que no mereces que te arrastre conmigo al pecado.

Horas después: "Gimnasio"

La pelinegra había decidido volver a la hora que Gokú entrenaba, la jovencita esperaba pacientemente su salida mientras escuchaba los canticos deseándole un feliz día, luego de algunos minutos Gokú salió por la puerta. La pelinegra acelero sus pasos para darle el alcance.

Gokú, dijo Milk haciendo girar al joven frente a ella.

¡Hola¡ respondió el nombrado con voz temblorosa.

¡Feliz cumpleaños! dijo Milk dándole un pequeño obsequió que traía en su mano.

¡Gracias¡ ¿Quién te lo dijo?, contesto Gokú recibiendo el presente.

Me entere de casualidad por la mañana cuando vi tu pastel en la oficina del maestro, respondió Milk.

Pues gracias, dijo Gokú.

Lo hice yo hace algún tiempo solo que por las circunstancias que conocemos no te lo pude llegar a dar, agregó la pelinegra en referencia al regalo.

¡Gracias¡ dijo Gokú.

¿Puedo darte un abrazo?, pronunció Milk con tristeza.

Sí, claro, dijo Gokú abrazándola.

Extrañaba sentirme así, pronunció Milk, al estar entre los brazos del joven de cabello alborotado.

¿Y cómo vas con el entrenamiento?, dijo Gokú deshaciendo el abrazo y cambiando de tema para evitar algún acto inapropiado.

Bien el maestro dice que cada día mejoro más, respondió la pelinegra.

¡Qué bueno!, ya veremos eso en el torneo entonces, dijo Gokú tratando de guardar las distancias correspondientes.

¿Ya andas saliendo con alguien?, agregó Milk con temor.

No, mi madre me lleva chicas a la casa, pero ahora solo quiero enfocarme en volver a ganar el próximo combate, ¿Y tú ya sales con alguien?, dijo Gokú en tono celoso acordando del rubio que vio junto a Milk en la universidad.

No, al igual que tu solo me interesa por ahora mis estudios y las artes marciales, respondió la pelinegra.

¡Qué bueno! dijo Gokú.

¿No piensas abrir tú regalo?, pronunció Milk con tristeza.

¿Quieres que lo abra?, dijo Gokú mientras la pelinegra asentía.

El joven de cabello alborotado abrió la pequeña bolsa que Milk le dio y se encontró con una hermosa bufanda de color blanco con sus iníciales bordadas.

¡Gracias¡ está muy linda, pronunció Gokú, mientras la pelinegra la tomaba de su mano para atarla a su cuello.

Mientras la joven le colocaba la bufanda Gokú no dejaba de mirar cada facción de la joven. Milk termino de ponérsela y le jalo con la bufanda hacia ella para darle un beso en la mejilla y dijo: Ahora si ¡Feliz cumpleaños¡.

Horas después:

La fiesta en honor a Gokú se llevaba a cabo en la mansión. Gokú miraba entristecido a sus invitados disfrutar cuando en eso su madre llegó junto a una jovencita pelinegra a su lado.

Hijo te presento a Mai, dijo Gine.

¡Hola y feliz cumpleaños¡ eres muy apuesto, pronunció Mai abrazándolo.

Gokú no dijo nada solo miro a su madre y pensó: Aunque sea pelinegra mamá nunca será como Milk.

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