Capítulo 1: "Un maravilloso viaje"
Era un día bastante frio y lluvioso. En la estación de trenes de Ciudad Satán un joven de cabello alborotado se encontraba parado al lado de una banqueta, vestido con un abrigo largo para protegerse del frio y paraguas en mano para protegerse de la lluvia mientras pensaba: al menos estos días espero alejarme de tanto problema.
El silbato del tren anunciando su llegada lo saco de sus pensamientos, entonces cerro su paraguas, camino lo más rápido que pudo hacia el tren, entrego su boleto y subió abordo.
El joven iba caminando distraído mientras ubicaba algún asiento desocupado, cuando al fin encontró dos contiguos, en el momento en que el joven intento sentarse sintió que alguien se apego a su cuerpo con el mismo objetivo. ¡Disculpe!, escucho girando su rostro para ver a la dueña de tan dulce voz y la imagen que encontró lo dejo impactado, frente suyo una bella jovencita de piel blanca cual porcelana, cabellos y ojos azabaches como la noche, largas pestañas negras, nariz fina y perfilada, labios rosados y delgados pero a la vez carnosos, vestida con un largo abrigo al igual que él le hablaba avergonzada.
No discúlpame a mí, no me di cuenta de tu presencia, dijo el joven de cabello alborotado nervioso saliendo del ensueño que le provoco la imagen de la bella jovencita.
Pueden sentarse necesitamos pasar, pronunciaba una regordeta mujer, haciendo que ambos jóvenes mirasen el par de asientos disponibles abochornados.
¿Cuál prefieres?, agregó el joven de cabello alborotado, mirando a la pelinegra.
Ventana, dijo la pelinegra.
El joven se hizo a un lado rápidamente para que la bella jovencita pasara y luego el sentó junto a ella para ya no congestionar más el camino.
¡Gracias¡ escucharon ambos sonriendo simultáneamente.
La pelinegra miro a la ventana, mientras el joven de cabello alborotado sacaba una revista de su pequeña maleta que tenía en el piso sin dejar de mirar por momentos a la bella jovencita que para evitar ponerse nerviosa por la presencia del joven no dejaba de mirar el paisaje.
¿A dónde vas?, pregunto el joven de cabello alborotado con amabilidad.
A la Capital Oeste, dijo la pelinegra sin dejar de mirar la ventana.
¡Qué casualidad! yo también voy para allá, será un viaje muy largo sería bueno platicar un poco para no aburrirnos, ¿o prefieres que te preste mi revista?, añadió el joven sonriendo dulcemente.
La pelinegra giro su rostro para responderle pero quedó hechizada ante la bella sonrisa del atractivo jovencito, luego de algunos segundos dijo: ¿Y para qué vas allá?.
A descansar un poco de la rutina, respondió el apuesto joven, haciendo una breve pausa para añadir, mientras extendía su mano: Permite presentarme, mi nombre es Gokú Son.
Milk Ox, contestó la bella jovencita tomando su mano.
¿Y tú a qué vas?, dijo Gokú para tratar de averiguar más de la bella jovencita.
A lo mismo que tu, respondió la pelinegra sonriendo.
¿Qué edad tienes?, acotó el joven de cabello alborotado mirando a la bella jovencita.
18 años, ¿Y tú?, dijo la bella pelinegra.
19 años, respondió Gokú mirándola profundamente a los ojos, haciendo que la jovencita se ruborizara al sentir su mirada sobre ella.
¿Esa revista es de deportes?, dijo la bella jovencita para hacer que el joven deje ponerla nerviosa.
¡Eh¡ si, contestó Gokú saliendo de su ensueño.
¿Me la puedes prestar?, dijo Milk.
Si claro, respondió el joven de cabello alborotado dándole la revista.
La jovencita recibió la revista y miro rápidamente las páginas como buscando algo, hasta que se detuvo en una de ellas y dijo sorprendida, mientras miraba al apuesto muchacho: ¡Eres tú¡ ahora comprendo porque tu nombre y tu rostro se me hicieron conocidos.
Gokú se acercó más a la jovencita par ver a que artículo se refería y sonrió y luego pronunció: ¡Ah¡ nunca pensé que fuera tan conocido entre las niñas bellas como tú.
La pelinegra se sonrojo al escuchar el comentario y respondió con una dulce sonrisa mientras buscaba algo en su bolso: Todos hablaban de ti en la escuela y luego en la universidad, Gokú Son, el joven prodigio de las artes marciales, ganaste un campeonato de mayores con solo 15 años, por eso eres mi ídolo y día a día me esfuerzo por ser como tú y algún día lograr superarte.
Es un honor para mí, que un angelito como tu seas mi fans, pero hay algo que no comprendí ¿tú también practicas artes marciales?, dijo Gokú.
Sí y mi sueño es algún día ser tan buena como tú y así ser el orgullo de mi padre, respondió con tristeza la bella jovencita que no paso desapercibida por el joven de cabello alborotado.
¿Tienes problemas con tu padre?, acotó Gokú mirando a la jovencita con tristeza.
La jovencita no respondió sus ojos empezaron a nublarse por las lagrimas que amenazaban con salir.
Disculpa, no debí preguntarte algo tan intimo, dijo Gokú.
Olvídemelo, mejor hazme un favor, respondió la pelinegra dulcemente.
Si, ¿dime princesa?, contestó Gokú haciendo nuevamente sonrojar a la bella jovencita.
¿Me firmarías un autógrafo?, añadió apenada la pelinegra.
Por supuesto, es un honor para mí tener una fans tan bella como tú, dijo Gokú recibiendo la pequeña libreta y bolígrafo que la pelinegra le daba. Inmediatamente inscribió algo en la libreta, la cerro y la entrego al jovencita que la guardo en su cartera sin leer la nota.
¡Gracias¡ dijo Milk sonriendo.
Y si vienes a escapar de la rutina como yo, ya debes tener planes para este fin de semana, agregó Gokú.
La verdad aún, no, respondió la pelinegra.
¿Por cuánto tiempo piensas quedarte?, dijo Gokú.
1 semana, contestó la pelinegra.
El mismo tiempo que yo, ¿Qué te parece si hacemos equipo en esta semana?, y así visitamos lugares juntos dijo Gokú sonriendo.
La pelinegra lo pensó unos minutos y luego de meditarlo respondió: Está bien.
Entonces para empezar vamos viendo que lugares podemos visitar, dijo Gokú sacando unos folletos y dándole a la bella jovencita.
¿Te quedaras en este hotel?, pronunciaba sorprendida la pelinegra mirando un folleto de un lujoso hotel.
No, eso me lo dieron cuando pedía informes, pero como no pienso estar mucho tiempo en un solo lugar, alquilare algo más modesto, aunque si vamos hacer compañeros de aventuras tendremos que quedarnos en el mismo lugar, dijo Gokú sonriendo.
¡Eh¡ si supongo, contesto la pelinegra sonriendo.
Los minutos pasaban y conforme pasaban ambos jóvenes parecían generar un vínculo cada vez más grande sin entender porque.
Parece que te conociera de siempre, dijo Gokú mirando dulcemente a la bella pelinegra.
Sí yo también siento igual, respondió la jovencita pelinegra mientras pensaba: Sin duda este ha sido un maravilloso viaje, no solo conocí a mi ídolo y compartí asiento con él, sino hasta mi amigo se hizo.
Los jóvenes se miraron simultáneamente y se ruborizaron ante el contacto, pero por suerte, el sonido del silbato del tren anunciando su llegada despertó a ambos jóvenes de su ensueño.
¡Bajemos! dijo Gokú tomando su pequeña maleta y la maleta de la pelinegra que camino junto a él.
¡Gracias¡ respondió Milk al ver al amable joven de cabello alborotado tomar su maleta.
Una vez que bajaron del tren Gokú dijo: A partir de ahora empieza nuestra aventura.
Milk al escuchar al joven le regalo una cálida sonrisa y ambos salieron de la estación en busca de escapar de la rutina como ambos definieron.
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