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El experimento había sido un éxito, podía ver el desierto, podía sentir el vibrante calor del antiguo Egipto.

Sonrió con eficiencia y con gusto, al fin podía re- encontrarme con Atem, mi rival y mi amor platónico.

Tal vez podría profesar le mi amor, claro, después de un duelo.

Pero, ¿él sería capaz de reconocerme?, ¿cuál será su reacción cuando me vea?.

Dicen que la curiosidad mato al gato, que la espera vale la pena.

Yo había esperado mucho por Atem, las locuras que hice por él y por amor, aún que este no fuera correspondido.

Yo sabía que Atem estaba enamorado de Yugi, me daba cuenta por la forma en la que hablaba de él y en la forma en la que veía a Muto.

No niego que envidiaba Yugi, incluso sentí celos de que él pudiera tener la atención de mi querido y apreciado faraón.

Pero ahora yo, estaba aquí, con el único objetivo de poder obtener un último duelo con Atem, o eso era lo que planeaba al principió.

Pues desde que me había reunido con el lo único que había conseguido era una amable hospitalidad por parte del egipcio, me brindo el duelo que le pedí y como siempre el único que gano fue él, no quise replicar, solamente me rendí por fin.

Me importaba más estar a su lado e ir aprendiendo de la cultura egipcia junto con Atem.

Pero al paso del tiempo que iba pasando con él, más sentia las ganas por confesarme hasta que que llegue a un determinado punto donde no pude soportar más y lo solté tal cuál.

El momento no podía ser más que perfecto.

Me había llevado a conocer el río niño, el cielo estaba decorado de un hermoso atardecer rojo con algunos tonos naranjos. Él remojaba sus pies por el agua mientras yo esperaba a su lado cómo siempre.

- Y por allá están las piramides. - Me termino de contar aquel relato que ni siquiera le preste atención. Sin embargo me llene de valor y proseguí a hablar.

- Atem, tengo que decirte algo. - Hable seriamente, corte aquel ambiente cómodo para pasar a uno incómodo y lleno de suspenso.

El moreno volteo a verme con una mirada que expresaba lo que él ya sabía acerca de mis sentimientos.

Me acobarde al ver esa mirada, seré rechazado, pero... ¡Al diablo la cobardía!, ya estaba aquí, ¡ya no podía hechar para atrás!.

Su me rechaza, que sea rápido, comprenderé que siga enamorado de Yugi.

- ¿Qué pasa?. - Me pregunta. Mi cuerpo comienza a templar todo mi ser ahora es un manojo de nervios.

- Yo... Yo debo de confesarte algo importante. -

Atem sale del agua y se planta frente a mi para verme directamente.

Joder con que él me vea de esa forma interesada solo me siento como un idiota, sus ojos de color como un par de cerezos rojos y brillantes me ven como si fuera lo más intrigante de su vida... Trago saliva, de verdad estoy considerando en tragarme mis semtimientos y despedazar los uno a uno.

Doy algunos pasos hacia atrás, agacho la mirada y no digo nada, es mejor callarme.

-Lamento no poder corresponder tus sentimientos, Kaiba. - Su voz dolida hace que levante la mirada dolido, pero aquel dolor desaparece y se vuelve asombro cuando veo a Atem llorar. - Realmente lo siento. - Solloza y luego se cubre su rostro, aquel gesto solo hace que se me estruje el corazón, no puede evitar envolverlo con un abrazo, Atem oculta su rostro en mi pecho, aprieta mi camisa entre sus manos.

- Perdona, es que... - Se calla de golpe, pero yo prosigo.

- Quisieras que fuera él, ¿no?. -

Atem desvia la mirada, me da la razón y yo solo puedo sonreír tristemente.

- Perdona. - Me dice bajamente y lentamente comienza alejarse de mi, lo cual evito al atraerlo a mi y besarlo.

Seré un completo estúpido, Atem me odiara por hacerle esto, pero no se me ocurrió nada para que él no se separara de mi lado.

Termine el beso y deje que se alejara de mi, pero él no lo hizo, se quedó en su lugar, tocó sus labios, sus mejillas estaban sonrojada al igual que las mías, tintinean sus ojos con un extraño brillo.

- Se que no soy correspondido y que no tengo oportunidad contigo, no busco remplazar a Muto, se que es tu gran amor y tu al mio. Pero al menos, ¿me permitirias el honor de poder sanar a tu corazón?. -

El tiempo siguió pasando y como prometí, estuve a su lado en todo momento, no me fui, trataba de consolar y satisfacer a Atem en todos los sentidos posibles, tuvimos sexo, solo unas cuantas veces, pero a medida de que pasábamos más tiempo juntos, mi perspectiva de él había cambiado por completo ; ya no estaba enamorado de él, me había vuelto su mejor amigo, si es que podía decirse así, lo escuchaba, lo aconsejaba, pero él jamás se habia olvidado de Yugi.

El amatista realmente había enamorado a Atem, y aveces en las noches, podía escuchar al Faraón que estaría haciendo. El chico de ojos amatista, ¿lo habrá olvidado?, ¿seguiría recordándolo?, ¿seguiría queriéndolo?, porqué él seguía queriendo y amando, aún en el otro mundo.

Aveces, incluso se quejaba de la decisión que había tenido.

- ¿Realmente lo extrañas mucho?. -

- Cómo no tienes idea. -

- ¿Por qué te enamoraste de él? ¿Y no de esa chica...?, ¿cómo se llamaba?. -

- ¿Anzu?. -

- Sí, ella. - Dije comiendo una manzana.

- Pues siendo sinceros, ella no era para mí. - dijo un poco incómodo. A saber lo que haya pasado con ella y él.

- ¿Y de Yugi?. -

En ese momento escuché a Atem suspirar de amor.

- De Mi querido aibou, eso es muy fácil ; la manera en la que es, su amabilidad, su gentileza y su decisión, su valentía, su fuerza  y bondad fue lo que me conquistó, pero sobre todo su perseverancia, Yugi es todo para mi. -

Sonreí, urgue en mi abrigo y saque mi teléfono para buscar entre las imagines.

- A veces me pongo a pensar si aquel niño que conocí a cambiado y tengo el temor de que me haya olvidado. - Le escucho decir nostálgico. - Quisiera poder volverlo a ver. -

Me levanto y voy directo a él, le toco el hombro, él se voltea y le muestro la foto  que le fue tomada a Yugi a escondidas por Mokuba.

A Atem se le iluminan los ojos, toma el aparato entre sus manos y sonríe al ver a Yugi sonreír miéntras sostiene una caja dorada donde antiguamente recidian las piezas del rompecabezas.

- Es hermoso. Ha crecido y se a vuelto... -

-¿Legal?, si yo también lo creo. - Le interrumpo y el moreno se sonroja, adivine en lo que pensaba.

- Iba a decir que sea ha vuelto un chico hermoso, pero gracias por exponer mis pensamientos. - Ríe nervioso, luego suspira. - Me hubiera gustado estar con él y formar una familia. -

-¿Querías hijos?. -

-Por supuesto. - dice. - Quería tan siquiera un niño. - Suspira emocionado y le brillan los ojos. - Pero ahora eso no se puede. - Sus expresiones cambian a una de tristeza.

El cielo se está nublando, se pone oscuro lo que es muy extraño, ráfagas de aire frío comienzan a razar por todo el reino y el rompecabezas del milenio comienza a brillar.

- Hay problemas. - Dijo Atem para luego irse e ir detrás de él.

  ...

- Insubordinado rey, ¿te crees que puedes contra mí?. -

Las horas habían pasado desde que el clima cambió a uno horrendo y devastador ; Atem se encontraba aún en pie mientras sostenía su brazo dislocado, sus ropas estaban cubiertas por su misma sangre, se veía mal, muy mal, pero él aún así estaba de pie protegiendo a todo su pueblo de aquella bruja que se había aparecido interrumpiendo el espacio del más allá, sus planes de ella consistían en poder dominar el mundo de los muertos para obtener más poder y poner el mundo de los vivos en un mundo de sufriento.

Por supuesto Atem debía de impedir aquello, no dejaría que la mujer se saliera con la suya y por ello surgió la terrible guerra.

- ¿Quién te crees que eres para retarme bruja?. - Sonrió triunfante Atem. - Eres alguien que no puede estar en este mundo, eres una pecadora. Merecer el reino de las sombras donde no saldrás jamás. -

La bruja río tétricamente, se reía de la muerte y eso no estaba bien.

- Todos aquí me van a pertenecer, incluso la muerte. - Dijo ella.

Atem protesto:

- ¡NADIE DE AQUÍ TE PERTENECE SIMPLE MORTAL! ¡NI SIQUIERA LA MISMA MUERTE!. -

He inesperadamente un rayo sacudió a la mujer quien grito de dolor.

Atem sonrió.

- Haz hecho enojar a los muertos, y a la diosa de la muerte, si la retas te castigará severamente. Te sugiero que te vayas de aquí, y vuelvas hacer una vida fuera de la magia negra, créeme, te convendrá. -

Ella se levantó y muy enojado grito.

- ¡¿Y DEJAR UN GRAN PODER AQUÍ?! ¡JAMÁS!. -

En ese momento la bruja levantó su varita y lanzó un hechizo que era más como un rayo que iba dirigido a Atem, este último no se lo esperaba, además de que no podía defenderse.

Así que que salte yo, y el rayo me dio a mi.

- ¡SETO!. - Escuché que grito preocupado y me tomó de los hombros para sacudirme y hacerme reaccionar; en verdad sentía como todo mi cuerpo era víctima de una descarga eléctrica que recorría todo mi ser, mis emociones eran una mezcla de puras emociones negativas.

El odio era una principal de ellas; un odio especial para Atem.

Cuando volví abrir mis ojos me sentía completamente diferente, al ver a Atem lo único que pude hacer fue tomarlo del cuello y comenzar ahoracarlo.

- ¡S-seto!. -

No respondía, por más que yo querría detenerme, no podía ser hacerlo.

- ¡S-SETO!. - Gritó y luego me dio una patada que hizo sacarme de ese jodido estupor.

Comencé a toser y a vómitar una sustancia negra, me sentía mareado y con frío. Sentía como si me fuera desmayar en cualquier momento.

- ¿Estas bien?. - Me preguntó preocupado, asentí. Luego regreso su vista hacia la mujer la cual inesperadamente ya estaban frente de nosotros, ambos nos quedamos pasmados al verla.

- Qué lindos sentimientos tienes por esa persona. - Comentó hacia Atem. - Es una lástima que no lo vuelvas a ver. -

- ¿De quién estás...?

-Yugi. - le interrumpe con el nombre del oji- amatista. Atem se queda petrificado. - Qué pena que debas de matarlo. -

Sin poder hacer nada, ella con su mano toca el pecho del Faraon, pero él...

- ¿Qué demonios...?. -

Ella comienza a vómita sangre por su boca, sus ropas se van manchando y se aleja tambaleándose, mientras sufre los espasmos y una lenta muerte debido al rompecabezas que está clavado en su pecho.

- ¡¡¡AAAAAAHHHH!!!. - grito ella desesperada.

- Gane. - Atem se desmayo, apenas y pude sostenerlo cuando comenzó a brillar.

- ¡Los maldigo! ¡Los maldigo a los dos!, ¡tu!. - Me señaló. - Espero que tu mente resista toda la locura que desbodaras hasta la muerte. - Sonrió. - ¡mi muerte solo será el inicio de todo!, pues una parte de él tomará el alma de su amor y la otra parte solo... Solo... -

Y no dijo nada más, pues su cuerpo se desintegró, al mismo tiempo Atem comenzó a brillar más intensamente y ya después ya no tenía a Atem, si no a dos.

Esto solo podía significar el inicio de los problemas.

Lo sabía.

- Creo que mejor corres. - Al escuchar una voz gruesa y tan parecida a la de Atem, tome con fuerza el otro cuerpo y corrí lejos, pues era lo único que mi cuerpo podía denotar mientras escuchaba las amenazas del otro diciendo que iría por mi, por él y por Yugi.

- Te veré después, Yami. - Alcance escuchar antes de teletransportarme a mi lugar de origen.

Fin.

Notas de la autora.

Y así fue como todo empezó todo este lío, puede que deje algunas cosas como:

*Atem cuando murió, desapareció Mana y Seth, que no eran más que muñecos hechos por arena.

*Atem poseía magia negra.

*Yami, era la parte buena, nunca la mala.  Esto es gracias a Yugi.

* Seto; a base de ADN derivada de Atem (Le robo un pelo) y de Yugi, su sangre (se la robo), pudo hacer el bebé de Atem y de Yugi. En un gesto para Atem el original.

* Y listo, aquí termina el fanfic.



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