Sentía que habían pasado solo 10 minutos aunque realmente fueron dos largas horas.

Le preocupaba el hecho de no tener los suficientes recursos como para sobrevivir.

Y si la situación no era lo suficientemente mala, sintió una gota caer en su mejilla, al instante levantó la mirada al cielo percatándose de las nubes oscuras de lluvia que empezaban a aparecer.

Soltó un largo suspiro y se cubrió la cabeza con sus manos. Después de todo, no tenía a donde ir y aquello no era tan malo como un laboratorio.

No pasó mucho hasta que empezó la llovizna.

-Rayos- se escuchó no muy lejos de él, cosa que lo alertó- maldita lluvia

La puerta a las azoteas se abrió y un muchacho de no más de 17 años salió corriendo para dirigirse a un rincón donde había olvidado sus libros escolares. No le importaban en absoluto pero si dejaba que se estropearan con la lluvia su profesora lo mataría.

Aquel chico se veía diferente, parecía una persona descuidada, su ropa parecía sacada de un basurero, su cabello era alborotado y en su espalda llevaba un bolso con palos de Hockey.

X rogaba por dentro esperando que no lograra verlo.

El pelinegro estaba dispuesto a volver por donde llegó pero, para la mala suerte del mutante, al girarse notó algo extraño en una esquina de la azotea. Entonces abrió de nuevo la puerta y dejó los libros en las escaleras para después dirigirse a tal esquina sacando uno de sus palos de Hockey.

-Fantástico- Masculló X con sarcasmo

-¡Hey! ¡Sal de allí quién sea que seas!- ordenó el chico apuntando con su arma

Sin remedio, el mutante se dio por vencido alzando las manos y se levantó tambaleante dejando que la luz lo iluminara. No iba a pelear contra él, además, no podría aunque quisiera.

El chico quedó perplejo ante lo que veía.

-Eres un... Fenómeno- dijo mirándolo con rareza

-Auch- pronunció bajando las manos y entrecerrando los ojos- Ya me quedó claro, todos me lo hicieron saber- soltó un pesado suspiro cerrando los ojos por unos instantes- No quiero pelear, no vine a hacerte daño ni a ti ni a nadie- volvió a mirarlo- acabo de escapar de unos tipos raros y no quiero que vuelvan a encerrarme
Lamento haber invadido tu... propiedad, pero no tenía donde más quedarme

El pelinegro escuchaba atento, al principio dudaba de sus palabras pero sus pensamientos fueron al olvido cuando vio el brazo sangrante del mutante junto con demás heridas en su cuerpo, por lo que guardó su palo de Hockey pero no bajó la guardia.

-Mi nombre es Casey Jones- se presentó aún a la distancia- puedes decirme Casey- añadió

El mutabte se sorprendió, había pensado que sus explicaciones no valdría la pena y que serían en vano.

-El mío es X- dijo él formando una tenue sonrisa

-¿Quieres venir conmigo? Está empezando a llover cada vez más fuerte y tienes una fea herida- señaló volviendo a la puerta para cargar sus libros

X dudó un poco.

¿Y si era una trampa? ¿Y si ese era un chico contratado por el Kraang para que lo llevara hasta ellos?

Sin importar lo que pensara, hizo su temor a un lado y cedió. Se arriesgaría y le daría una última oportunidad a la humanidad.

El mutante pronto se dio cuenta de que efectivamente Casey quería ayudarlo cuando lo siguió hasta un pasillo y Jones se aseguró de que nadie estuviera viendo. Seguidamente, entraron a su al departamento.

El pelinegro dejó la caja de libros en la mesa y fue a la cocina para traer unas cuantas cosas que le servirían para curar al mutante. Al volver le indicó que se sentara y X obedeció sentandose al lado de una ventana para dejando que Jones limpiara la herida de su brazo.

-¿No te duele?- preguntó pasando a desinfectar la herida

-No demasiado, he pasado por peores cosas- comentó observando

-Tienes una vida entretenida entonces- colocó un poco de crema pomada y sacó las vendas para terminó su trabajo

-Me gustaría que fuera aburrida entonces- se encogió de hombros en un gesto despreocupado

-Hm- sonrió un poco- ¿Y quiénes son los que te buscan?- preguntó con curiosidad

-Bueno... Se hacen llamar Kraang, siempre pensé que eran personas comunes aunque un tanto extrañas hasta que me enfrenté a ellos y en una pelea me di cuenta de que eran máquinas extraterrestres- decía mientras hacia que su mirada explorara todo el lugar

-¿Máquinas extraterrestres?- Preguntó sorprendido

-Eso creo pero no tengo idea y prefiero estar alejado de ellos, están locos- rodó los rojos y en el proceso su mirada acabó en el exterior donde divisó una tienda de armas en la cuadra de enfrente- ¿Y eso?- preguntó

Casey seguía pensando y recopilando toda la información en su cabeza ¿Máquinas extraterrestres? ¿Mutantes? ¿Qué rayos estaba pasando con "su ciudad"? Y ¿Cómo fue que no se dio cuenta antes?

-Oye...- el pelinegro estuvo por seguir preguntando pero al mirarlo se dio cuenta de que este estaba interesando en la tienda de enfrente- ah, eso... Es una tienda de armas, uno de los centros económicos más fuertes de los Oroku

X miraba intrigado hacia aquel lugar, cosa que el pelinegro notó al instante. Siempre había tenido una fascinación por las armas, en especial por las espadas, le habían enseñado como manipular una pero en su entrenamiento solo le daban cualquier cosa sin filo, ya que la última vez que tuvo una espada en sus manos fue casi imparable y tuvieron que pedir refuerzos para poder inmovilizarlo.

-Hm- lo observaba divertido, le era gracioso pensar que el mutante quería visitar una tienda de armas- eres agradable X, pediré una pizza para comer- sacó el celular y se retiró del lugar

-Ah... Bueno, gracias- miró el camino por el que el chico se había ido pero al procesar todo frunció el ceño en un gesto de confusión- ¿Qué es una pizza?- ladeó la cabeza

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Continuará...