capítulo 16
Habían llegado al que no tardó en convertirse en su hogar. No está de más decir que era un lugar temporal, pero ni siquiera ellos tenían idea de cuánto tiempo estarían allí. Si había algo que sabían con certeza era que no necesitaban nada más, la simple compañía del uno con el otro hacía que cualquier lugar pareciese especial.
-Pase, señor Humositis- dijo Karai en un tono de elegancia haciéndose a un lado para cederle el paso a su amigo
-Después de usted, chica golpeada- dijo él siguiéndole el juego y haciendo un ademán para que pasara primero
La pelinegra rodó los ojos sin dejar de sonreír y se adentró a la casa dejando las bolsas sobre la mesada. Leo la siguió e imitó su acción.
-Mira- dijo él sacando de sus bolsas un par de prendas- Sé que no es lo que fuimos a comprar pero sabía que necesitabas un cambio de ropa y por lo que pasó allá, quedó más que claro- dijo con humor
-¿Compraste lo que dijimos, una muda de ropa y aun así tuviste el tiempo para ganarme? ¿Acaso eres flash?- preguntó mirando lo que el mutante le había comprado
El conjunto no estaba tan mal. Leonardo se había basado en lo que conocía de su amiga al momento de elegir, por lo que sus primeras opciones fueron un pantalón de mezclilla, una blusa gris y un saco negro delgado.
-¿Flash? ¿Qué es eso?- preguntó confundido quitándose la gabardina y el sombrero
La pelinegra lo miró sorprendida, fingiendo un gesto de ofendida.
-Primero que nada, fue una buena elección, me los probaré después- dijo ella poniendo el conjunto sobre una silla- Segundo...- hizo una corta pausa- ¿No sabes quien es Flash?
-Bueno, recuerda que hace apenas unas semanas escapé del Kraang y lo primero que conocí del mundo fue la pizza- se recargó en la mesada
-¿Conoces Mcdonald's?- preguntó pero la tortuga negó con la cabeza- ¿Has visto alguna película?- él negó por segunda vez- ¿Puedes nombrarme todos los países? ¿Sabes la historia de las guerras mundiales?
-Sé ambas historias de memoria y sí, puedo nombrarlos de la A a la Z- se tomó un segundo antes de empezar- Afganistán, Albania, Alemania, Andorra, Angela, Ara...
-Ok, ok, eso es bueno- lo interrumpió- Pero tú, querido amigo, irás por toda New York conmigo y luego veremos un maratón de películas, si nos queda tiempo te pondré la del Rey León para que sufras
-Bien- dijo entre una ligera risa- Acepto la oferta
-Oh no, no es una oferta- se dirigió a la cocina para sacar una olla y empezar a llenarla con agua- Te ataré si es necesario pero lo haremos- dijo con una amplia sonrisa
Leo al instante apretó sus labios para que su sonrisa tonta no se viera muy obvia.
-¿Qué?- preguntó ella mirándolo con rareza por la expresión de burla que tenía su amigo
-Yo no suelo malpensar las cosas pero...- dejó su oración suspendida intuyendo que ella sabría lo que trataba de decir
-¡Agh! ¡Leo!- se quejó avergonzada y seguidamente agarró un poco de agua con la mano para tirársela encima
Ambos compartieron una sonora carcajada sin importar lo incómoda que resultó su conversación.
-Ok, ya- dijo él quitándose los rastros de las gotas de agua- Dime como te ayudo
Ella torció ligeramente los labios mientras pensaba y seguidamente hizo un ademán indicándole que se acercara. Aquella fue su perfecta oportunidad para enseñarle algo tan simple y a la vez complejo del mundo, cocinar, un arte que no todos pueden dominar, y de lograrlo, podrías ser admirado por muchos, después de todo era uno de los dones más envidiables entre tantos.
Pero en el caso de Leo y Karai...
Ninguno fue privilegiado con ese don.
-¡El agua hierve!- exclamó Karai corriendo de un lado para otro en busca de algo- ¡Te dije que sacaras el salero!
-¡Lo hice! ¡Ya tiene sal!- se defendió el de azul- ¡Rápido que los fideos se van a rebalsar!
La olla más chica con el caldo estaba lista, había chorreado un poco pero no fue un gran problema como la segunda olla, la cual estaba con la flama de fuego al máximo y su contenido burbujeaba amenazando con provocar más desastre del que los amigos ya habían hecho.
-¡Aquí está!- avisó Karai al encontrar el colador, el cual aventó en dirección a Leo
El susodicho lo agarró y lo colocó en el fregadero, seguidamente agarró dos trapos -recordando todo lo que Karai le había explicado con anterioridad- y con ellos tomó la olla de los extremos y vacío dentro del colador lo que esta tenía.
-Creo que se nos pasó... Un poquito nada más- dijo la pelinegra liberando un suspiro
-La próxima tal vez será mejor pedir comida- opinó él dejando la olla sobre la estufa
-No te contradeciré- llegó al lado de Leo para quitarle el rastro de tómate que había quedado en su mejilla
Karai terminó lo poco que quedaba para la preparación de los fideos y al acabar sacó dos platos hondos y sirvió una porción en cada uno. Leo se encargó de poner los palillos chinos, servilletas y vasos -como indicación de Karai también-
No tardaron en sentarse a la mesa a comer aquel platillo, que podría estar mejor, pero al menos era comestible, y para Leo, todo era mejor que comer puré de zapallo.
-¡Aja! ¡Por fin!- exclamó el de azul luego de su décimo intento por dominar el uso de palillos chinos, pero al intentar agarrar un pedazo de zanahoria, los palillos se le doblaron y el pedazo se cayó en su plato de nuevo- Estas cosas me odian- masculló irritado- ¿No puedo agarrar un tenedor?
-Nope- respondió la pelinegra enrollando los fideos con sus palillos como toda una experta- Tienes que aprender a usarlos, solo es cuestión de práctica
-Es peor que cocinar- musitó intentando copiar la acción de su contraria- Bueno... Mis respetos a la chef
-Yo no preparé esta cosa- dijeron al unísono
Ambos rieron al darse cuenta de que ninguno se haría cargo del desastre habían creado.
🍃
El día pasó relativamente rápido, ambos se responsabilizaron y limpiaron todo, guardaron las compras, luego terminaron los pequeños arreglos que querían hacerle a la casa, y para cuando se dieron cuenta, estaban sentados en el sillón comiendo del paquete de galletas que Karai había comprado.
Leo tenía la mirada en la pared de enfrente. Faltaban pocas horas para que Karai se fuera a descansar, y sin un televisor, no estaba seguro de poder mantenerse despierto para evitar las pesadillas, pero ya se las arreglaría él.
De repente una tos fuerte y seca cortó el silencio.
-¿Te pica la garganta de nuevo?- preguntó la pelinegra mirándolo- ¿Tomaste agua?
-Si, me pica de nuevo y no, pero voy a...- se levantó pero al hacerlo la tos solo empeoró
Karai al instante se dio cuenta y se puso de pie.
-Siéntate- lo tomó de los hombros para hacer que volviera a su lugar- traeré el agua, seguramente te estás enfermando un poco- dijo antes de ir a la cocina
-Puede ser, algo bueno del Kraang era que siempre trataban de evitar que enfermara- comentó y seguidamente carraspeó con fuerza
-Bueno, entonces espero que no te pegue muy fuerte, un resfriado puede pegar peor cuando no te enfermas muy seguido o al menos ese es mi caso- volvió con el vaso de agua que entregó a su amigo
Leo le dio un sorbo al agua y volvió a carraspear, eso al menos le refrescaba la garganta.
*-Karai- se escuchó de la nada esa voz profunda en el oído de la mencionada
-Vengo en un momento- avisó ella y salió de la casa luego de que Leo afirmara con la cabeza- ¿Padre?- preguntó al encender el comunicador
*-¿Dónde rayos estás?- preguntó directo y por su tono, la pelinegra sabía que su padre no estaba nada contento
Tragó saliva. Le temía a la posibilidad de que Saki hubiese regresado a New York.
-Estoy en busca de esa tortuga, padre- respondió tratando de sonar convincente
Su cuerpo empezó a temblar por los nervios y el ligero miedo a ser descubierta.
*-¿Ah si?- esa pregunta le dejó en claro que él sabía algo- ¿Y si yo te digo que estoy en la bodega de armas y te pido que llegues aquí en menos de 10 minutos?- eso cayó sobre ella como un golpe
Se formó el silencio.
*-Eso pensé- dijo al cabo de unos segundos- Eres una traidora, creí haberte dejado en claro que todas y cada una de tus acciones tienen consecuencias. Te arrepentirás de tu decisión- en ese momento se cortó la llamada
Karai se quedó allí parada unos instantes más, aún estaba entre la espada y la pared pero podía jurar que sentía el filo de tal espada rozando su garganta.
Sabía de lo que su padre era capaz y le temía a todo el poder que poseía o al que podría conseguir. En un abrir y cerrar de ojos podría tenerlo a su lado y no se daría cuenta de ello.
Bajó lentamente hasta sentarse en el piso y mantuvo la mirada en la nada.
Al cabo de unos minutos, se escuchó el sonido de la puerta al abrirse detrás de ella, acompañado por el de una leve tos.
-¿Estás bien?- el mutante llegó a su lado
-Creo que hoy ya me preguntaron lo mismo como unas 200 veces- dijo aún sin mirarlo
-Y ¿Respondiste?- preguntó tomando asiento junto a ella
-Entre gritos ¿Eso cuenta?- quiso bromear pero su tono ligeramente decaído no le ayudó
-Supongo- respondió con simpleza y miró en la misma dirección que ella- Cambiaré mi pregunta...- hizo una corta pausa- ¿Somos amigos?
-Claro- respondió sin dudarlo un segundo
-¿Me quieres? Digo... Como cualquiera quiere a su amigo- trató de darse a entender
-Si, por supuesto- respondió con un tono más suave
-Es bueno saberlo- hizo una pequeña pausa- También te quiero, de hecho, bastante- enfatizó ligeramente en lo último
La pelinegra finalmente lo miró de costado examinando esa mirada tan neutra de él puesta en el horizonte. Una sutil y tenue sonrisa de agradecimiento se dibujo en sus labios antes de permitir que su cabeza descansara sobre el hombro de su contrario, quien al instante le dio espacio a su lado y pasó un brazo hacia su espalda en un semi abrazo.
🍃
No muy lejos, una nave extraterrestre apenas había entrado al país, pero desde hace varios kilómetros había empezado a presentar ciertas fallas técnicas que preocupaban a Q (Donnie).
Los sensores empezaron a descontrolarse, el panel de control dejó de reaccionar y lentamente comenzó a perder el funcionamiento total.
-Ammm... Tengo una noticia buena y una mala- dijo el científico mirando preocupado la situación
-Escúpelo- ordenó Z (Raphael), quien ya se había dado cuenta de que algo andaba mal
-La buena es que aterrizaremos de inmediato... La mala es que caeremos en picada- admitió girándose para ver el rostro de espanto de sus hermanos
-¿¡Qué!?- exclamaron el menor y el mayor
-¡Estoy harto de que esto pase siempre con tus estúpidos juguetitos! ¡Te voy a matar!- exclamó el temperamental
-Si es que sobrevivimos- dijo el esbelto entre una risa nerviosa provocando que sus hermanos se llenaran de miedo
La nave de pronto detuvo su andar empezando a descender lentamente hasta obtener cada vez más velocidad para el impacto, lo cual hizo que inevitablemente los tripulantes perdieran equilibrio y no pudieran pisar el suelo.
-¡¡¡AHHHH!!!- el grito de los tres se escuchó al unísono
La nave no tardó en desplomarse contra el suelo en un lugar remoto -para su suerte- haciendo que las tres tortugas terminaran adoloridas y mareadas en el piso.
-¿Qué tan lejos estamos?- preguntó Q (Donatello) sobándose la cabeza y decidiendo quedarse un momento más en el suelo en su intento por recuperarse
-Ehhh...- Z (Raphael) sacó su rastreador y pudo ver en donde se encontraban exactamente- ¿Cuántas horas son de Akita hacia Tokio?- preguntó también desde el suelo
-Akita-mos- bromeó el pecoso sin querer levantarse tampoco
-Son al menos 6 horas en transporte y caminando... Mínimo unos 5 días- dijo el científico calculando todo en su mente
-¿¡QUÉ!?- el menor y el mayor exclamaron por segunda vez
-Ahora sí te mueres- masculló el temperamental reincorporándose para lanzarse contra su hermano
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Continuará...
¡Hola queridos amantes del Leorai! ❤️
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