13 - PARTE TRECE
AÑO 2030 - PUEBLO KAIRASAYURI.
Fue a sus dieciocho años, estaba en los últimos días de clases, saliendo después de haber hecho un examen importante de matemáticas. Sana nunca fue muy buena en las matemáticas pero tampoco era la peor, así que suponía que pasaría la materia.
Fue a casa a preparar los sándwiches ahora de jamón, de tanto haberlo comido de atún se había cansado un poco, así que el jamón era su nuevo favorito.
Estuvo por llamar a Chaeyoung para decirle si quería alguno, pero recordó que se fue la semana pasada a la cuidad definitivamente, así que solo tomó los sándwiches y quiso ir al edificio donde su mejor amiga estaba.
Todavía recordaba como hace dos días Jihyo estaba, no se parecía en nada a la mejor amiga que tenía en el 2027, era físicamente diferente y mucho más cansada.
Pero seguía siendo Jihyo, Sana seguía amandola como lo hacía hace años.
En el camino pudo ver a vehículos desconocidos y a mucha gente alterada. Sana miró con confusión cómo muchos parecían gritar y cada vez las calles se hacían más toscas.
- ¿Qué está pasando? - murmuró con el ceño fruncido, viendo a militares salir de un vehículo y correr con armas cargadas en las manos.
- Señorita, no puede acercarse - un hombre alto con un traje militar la detuvo antes de que diera un paso más - Debe evacuar a la zona oeste del pueblo lo más pronto posible - indicó mientras le daba un leve empujón.
- Pero tengo a una amiga en el hospital - Sana dijo con el ceño fruncido.
- Todos los pacientes se trasladan a el hospital de la zona oeste - el hombre la volvió a empujar un poco.
- Pero, ¿por qué? - Sana primero quería una respuesta. Buscó con la mirada a Hinata, esto tenía que ver con él muy seguramente.
- Se especula una explosión peligrosa, deben evacuar la zona completa - eso alertó más a Sana, no sabía si Jihyo se consideraba una paciente como para que la trasladen.
- ¡Sana! - afortunadamente Hinata apareció, con el traje de doctor sucio y se notaba su manga rasgada así como un vendaje en el brazo. Sana frunció más el ceño.
- Señor Minatozaki - el soldado hizo una reverencia.
- Dejame solo con ella, es mi hija - Hinata le dijo y el hombre alto se fue obediente a las órdenes.
- ¿Qué ocurrió? - Sana cuestionó de inmediato.
- Bueno, les dirán a todos que habrá una explosión parecida a la de la cuidad vecina abandonada - Hinata comentó incómodo por la mirada fija en él.
- Pero no es eso - Sana negó casi segura.
- No - Hinata negó también.
- ¿Qué ocurrió? - volvió a preguntar, dando un paso al frente.
- Jihyo, ella... se descontroló hoy - Hinata soltó y entonces todo Sana se tensó temblorosa.
- ¿Qué ocurrió? - Sana insistió con una voz tensa, preocupada y alterada.
- Empezó a atacar, asesinó a dos trabajadores y me hizo esto - apuntó a el vendaje que tenía en el brazo - Evacuarán toda la zona y destruirán todo - miró a su hija casi con desdén.
- ¡Con ella dentro! - Sana exclamó alterada. Se quedó pensando un momento en dos asesinatos pero no era exactamente lo que le importaba, no eran su asunto importante, lo que le importaba era Jihyo y nada más.
- ¡Por supuesto que con ella dentro! - Hinata asintió exclamando igual.
No creía que su hija todavía estuviera de lado de Jihyo.
- No, no dejes que eso pase, no puede morir - Sana casi le suplicaba, dejando todo su orgullo atrás.
- Sana, eso ya no es humano, no es tu amiga - Hinata la tomó de los hombros, queriendo hacerle a entender que él mismo observó a un monstruo y no a una persona.
- ¡Es Jihyo! - Sana soltó como su mejor argumento.
Es es que era Jihyo, su mejor amiga desde preescolar, la chica con la que siempre reía y contaba de todo. Jihyo era todo para ella, por más que haya cambiado, Jihyo seguía siendo Jihyo.
- Es una criatura con hambre y agresiva, no se puede hacer nada por ella - Hinata le quiso dar a entender que no solo asesinó, sino que también comió.
- Por favor, no dejes que muera. No puede, no puedo - Sana sollozó y se aferró a las mangas del traje de Hinata, con fuerza y casi desesperada.
- Debe morir, es un peligro - Hinata negó con la cabeza.
- No quiero que muera, pueden dejarla allí pero no quiero que muera, ella es... Jihyo - tal vez estaba siendo un poco egoísta, prefiriendo que Jihyo sea abandonada allí que a que se le dé un descanso eterno, pero es que no podía soportar la muerte de Jihyo.
- No puedo hacer nada - Hinata niega agitado.
- Sí puedes, tú eres el encargado - Sana restregó un poco, frunciendo el ceño y con lágrimas cayendo.
- No responden a mí - excusó falsamente
- El señor de hace un rato pareció hacerlo - se refirió al soldado alto que le impidió el paso.
Hinata suspiró y observó por un momento a su hija, se veía desesperada y derrotada, totalmente destrozada por la idea de que su experimento muera. Ideó algo rápido y suspiró de nuevo.
- Ve al oeste de la cuidad, difunde que habrá una explosión y yo haré lo posible para que el hospital sea lo único que no se destruya - Hinata le dijo mientras la hacía caminar.
- ¿Dónde exactamente está Jihyo? - Sana no se quedaría tranquila. Hinata decidió explicarle toda la situación para que no tuviera más preguntas.
- Cuando una inyección la hizo desmayar, despertó y ocurrió su descontrol, intentaron matarla pero se regeneraba de las balas, solo cerraron todo el séptimo piso para dejarla allí y comenzar a evacuar todo.
- ¿Por qué se causo eso? - Sana se restregó los ojos para quitarse la humedad.
- No estoy seguro, su sangre actuó de manera diferente con el líquido, no sé, pero salió mal y ahora toda el área será evacuada y demolida - Hinata realmente no sabía qué le salió mal.
- No dejes que muera... por favor - Sana volvió a pedir, tan vulnerable.
- Haré lo posible. Ahora vete y difunde todo - le dió un pequeño empujón.
- ¿Qué digo? - Sana preguntó abrumada.
- Hay una bomba, parecida a la de la que se detonó cuidad vecina, que todavía no entra en detonación pero es inevitable que lo haga en unos minutos, esa es la excusa - miró hacia un lado a una persona conocida - Que la señorita Yoo te lleve para más rápido - Yoo volteó al escuchar su apellido - Yoo, asegúrate que se quede allá - pidió y la soldado asintió, haciendo una seña para guiarla.
Hinata se fue apresurado y Sana solo lo vió llorosa aún.
- Es muy probable que destruyan todo - Yoo comentó mientras entraban a un vehículo vacío.
- No quiero que Jihyo muera - Sana repitió lo que su cabeza decía muchísimas veces.
- Eso ya no es Park Jihyo, es el fallido proyecto ParkZaki30 - Yoo dijo y arrancó el vehículo para manejar hacia donde las personas corrían al escuchar, de parte soldados, sobre una bomba.
- Sigue siendo mi amiga - Sana sollozó un poco.
- Si te viera de frente, te mataría en menos de lo que puedas saludarla.
- ¿Tú la viste? - Sana ignoró su comentario y preguntó.
- Sí, fui afortunada al entrar al elevador antes de que me asesinara - se encogió de hombros - Le verdad sigue siendo dolorosa, ¿no? - ladeó la cabeza.
Sana no pudo negarlo.
Lo era, y mucho.
[ . . . ]
- Oigan, escuchenme, no podemos destruir el edificio - Hinata entró a la pequeña carpa donde muchos soldados hablaban seriamente sobre el tema.
- Pero es lo que más debemos hacer - un hombre bajito dijo.
- No, solo pondremos más peligro - Hinata se acercó a la mesa, donde aparecía todo lo que iban a demoler, toda un área grande.
- Entonces, ¿qué debemos hacer? Ya teníamos listas las detonaciones - una mujer morena habló, mirando al encargado.
- Destruiremos todo, menos el edificio - Hinata apuntó al mapa - El proyecto se regenera, así que seguirá vivo aún si detonan bombas allí - no estaba seguro pero era lo que diría por ahora.
Que era imposible de asesinar.
- Pero, ¿cómo lo eliminamos?
- No podemos eliminarla, ni dormirla - negó en rotundo - Así que lo mejor es encerrarla, que tome a ese edificio como una casa y ahí se quede - todos lo miraron extraños pero asintieron, pues él era el que más conocía al proyecto.
- Pero tendrá hambre - alguien notó.
- Está encerrada en el piso séptimo, y lo de hambre no es necesaria, solo comerá si le ponen comida en la boca, no buscará alimento porque no lo necesita - Hinata mintió.
Obviamente tendría hambre y necesita comer, pero si quería lograr que no intentaran matarla, debía decir cualquier cosa que los convenza.
- Entonces detonamos todo alrededor, cuidando de que le edificio quede intacto para que esa cosa se quede allí - uno quiso asegurar y Hinata asintió.
- Es lo mejor, porque si destruimos el edificio, buscará donde quedarse y irá hacia el pueblo, donde sí habrá comida y atacará - quiso plantar un poco de susto.
- ¿No hay ninguna forma de asesinarla?
- No, solo hay una solución y es la que dije - entonces así los convenció y las personas allí asintieron con un nuevo plan.
- Entonces vamos, tenemos mucho qué hacer.
Hinata suspiró y los observó salir a hacer la primer idea que se le había ocurrido para hacer de alguna manera feliz a Sana, aunque desde hace mucho Sana no es del todo feliz por su culpa.
[ . . . ]
DOS SEMANAS DESPUÉS.
El tema de noticias era sobre la gran bomba que se detonó en un área del pueblo Kairasayuri, en la nueva área prohibida por el gobierno llamada área 30, prohibida por el peligro que aseguraba si entraban.
Hinata había logrado mentir a todos sobre la criatura que había dentro, así que el edificio pudo quedar intacto mientras todo lo demás no.
Muchísimos PG fueron puestos por las zonas para que nadie pudiera grabar con drones o tecnología parecida. Las casas u otros edificios fueron completamente destruidos y demolidos para luego hacer una tierra donde pueda creer naturaleza y pronto esa área quedase ya como un enigma al igual que muchas partes del mundo.
Sana había mudado a otra casa que Hinata compró a la zona oeste del pueblo. Muchísimas personas fueron a vivir a la cuidad, otras fueron ayudadas porque quedaron sin hogar o sin pertenencias, y otras se fueron a vivir a otro lugar del pueblo.
Sana solo sabía que Hinata estaba haciendo muchas cosas de arreglos porque el trabajo salió demasiado mal, ahora tenía que pagar mucho y trabajar para otro lugar.
Claramente Sana no se despidió pero Hinata le dijo que aún depositará dinero para que pudiera vivir sin mucha presión de algún trabajo, y Sana agradecía un poco que fuera así porque no estaba lista para ir a la universidad ni a la vida laboral.
Estaba tendida en el sofá y no sabía a qué proceder.
¿Qué podría hacer? ¿Qué haría con su vida? No había algo que deseara, no había una profesión que quisiera tomar, ni un trabajo que le interese, no era buena en algo en particular, no tenía aspiraciones. ¿Qué procedía a hacer ahora? ¿Esperar a morir?
Sus planes siempre fueron con Jihyo.
Yoo le trajo muchas dudas sobre visitarla por eso de Jihyo siendo extremadamente agresiva.
Antes estuvo segura que Jihyo no le haría daño porque eran mejores amigas, pero ahora no sabía, porque ella desconocía por completo las cosas que le inyectaron a Jihyo y las consecuencias que pudo tener su cerebro.
¿La reconocería? ¿La mataría? ¿Se alegraría?
Solo hay una forma de averiguarlo.
Ahora sí tenía licencia de conducir y su padre le dejó un auto, así que solo tomó algunas cosas del refrigerador y y las llaves. No necesitó vestirse de otra manera porque ya tenía puesto un suéter cualquiera y unos pantalones de pijama.
La zona estaba protegida por reja y hace una semana que ya no estaba vigilada por soldados, solo había carteles con muchas advertencias que, Sana sabía, eran falsas, para que nadie se meta solamente.
Dejó el auto en un estacionamiento de una tienda abierta veinticuatro horas, así para no llamar la atención de alguien más cuando se acerque.
Hinata había dejado varias cosas en casa, más específicamente mapas de el área cercada, así que Sana ya sabía por dónde podía meterse más fácilmente.
No estaba anocheciendo, era plena tarde, pero eso solo se fijó que nadie la viera y se metió por el bosque de las afueras de la cuidad, así evitando los campamentos que siempre se hacían, y llegando por el lago.
Se le llenaron de lodo los zapatos pero no le importaba mucho, aunque le incomodaba tremendamente el agua dentro mojando sus calcetines.
Tenía en manos le contenedor grande con lo que había traído del refrigerador y su celular en el bolsillo.
Como supuso, la reja estaba ladeada y pudo trepar la con mayor facilidad, por fin entrando a el área.
Veía a su alrededor, era tan solo hace quince días que ahí había un montón de casas y algunos edificios pequeños.
Se veían destrozos pero se habían encargado de que todo creciera con más velocidad, así que ya habían plantas grandes del tamaño de Sana. La naturaleza parecía crecer muy bien, Sana solo observó y siguió caminando queriendo encontrar el edificio que Hinata dijo, estaba intacto.
Respiró hondo cuando pudo captarlo, así que se acercó. Bueno, ahora era cuando lloraba porque otra vez veía a Jihyo, o cuando moría a manos de ella.
Ninguna era mala idea.
[ . . . ]
Se encontraba mirando por la ventana, no recordaba bien cómo había llegado allí. Recuerda solo un poco, y por más que intenta no puede recuperar otras memorias.
Puede recordar un poco, aceptó un trato para que usaran su cuerpo, pero no recuerda el porqué lo aceptó. Tiene una mejor amiga, a ella la recuerda bien, Sana, pero no la ha visto desde hace días, no recuerda cuántos días. Recuerda tener familia, pero no recuerda cuánta o quiénes eran.
Recuerda matar a dos personas, pero no recuerda cómo, aunque sí recuerda porqué.
Aquel día se había hartado, su cuerpo ardía y necesitaba un poco de paz, así que solo al abrir los ojos había decidido tomar el indirecto consejo de Yoo.
Descontrolarse para que sea un proyecto fallido.
No sabía que tendría tanta fuerza a la hora de intentar asustar, así que en menos de lo que pudo pensar, ya habían dos cadáveres a sus pies.
La habían encerrado en el piso, pero después de muchas horas pudo hacer fuerza en las puertas y salió, encontrándose con oscuridad porque no había electricidad y tampoco era de día.
Incluso ese día miró por las ventanas pero no pudo encontrar otro edificio, no estaba el pueblo que ella conocía, era como si máquinas hubieran demolido.
Y fue exactamente lo que sucedió.
Por días estuvo allí, había dos cadáveres y ella tenía hambre.
La habían alimentado de carnes crudas antes, pero no había animales alrededor que pudiera cazar, todo estaba desolado, así que se vió en la obligación de aprovechar la carne, por más disgusto que le causara saber que era de personas.
No había agua, necesitaba pero no encontró ni siquiera por los alrededores.
Había explorado todo el edificio yendo por las escaleras ya que el ascensor no funcionaba, por la obvia falta de electricidad. Había visto todo con curiosidad, los otros experimentos e incluso se asustó con uno que parecía vivo.
Curioso, siendo tan aterradora y se asustaba con algo tan pequeño.
Ahora miraba perdida hacia afuera, como la naturaleza crecía por donde alguna vez fue el pueblo donde vivió. Estaba abandonada, sola y cansada.
Dormía por costumbre en aquel séptimo piso, allí siempre estuvo su habitación después de todo.
No entendía muchas cosas porque su memoria se la recortaba.
Cuando por la ventana vió a algo moverse, creyó que por fin animales empezaban a arrimarse, ya que había plantas creciendo muy rápido, tapando los escombros de lo que fueron casas.
No esperó mucho para salir. Podía ser una persona y que se asustará al verla, pero es que realmente quería saber si era un animal porque es lo que tendría que comer.
Miró por un momento su propio cuerpo; pecho plano, no tenía pezones, simplemente era piel pálida, órgano sexual tampoco, no recuerda cuándo despertó y no lo tenía.
Era un monstruo, así se veía.
Si se concentraba en los vidrios, podía ver su reflejo, su boca curvada en una sonrisa que no podía quitar. Se veía a sí misma como aterradora, algo digno de película de terror, así que no sabía cómo alguien más reaccionaría a ella.
Correrían aterrorizados y ella no quería asustar a nadie más, solo quería paz, quería volver al pasado y evitar aceptar el contrato de Hinata, quería volver a su tiempo feliz con Sana.
Se escondió un poco y vió por las puertas abiertas del edificio, pudo ver a alguien entrar pero no podía notar quién era. Unos pasos que dió aquella persona hacia dentro, y unos segundos más, Jihyo pudo reconocer el pantalón pijama de Minions que Sana siempre usaba.
Era su mejor amiga, estaba allí.
- ... ¿Jihyo? - su voz resonó en el lugar, haciendo eco. Jihyo no pudo evitar sentirse emocionada. Sana la estaba buscando.
Se iba a cercar pero se detuvo abruptamente cuando se dió cuenta de algo.
¿Cómo reaccionaría Sana a su apariencia? La última vez que se vieron por lo menos se podía distinguir que era persona, o eso cree, ahora era altísima y monstruosa.
¿Sana huirá? Probablemente. ¿Estaría asustada? Tal vez. ¿Jihyo la culparía si hiciera eso? Para nada, sabía que estaba horrible.
Con lentitud se acercó y solo para hacerlo más misterioso, soltó un gran suspiro que sopló el cabello de Sana y la hizo quedarse estática sin voltear.
Sana apretó el contenedor contra su estómago y se volteó esperando encontrar a alguien de su altura, pero tuvo que alzar el rostro mucho y su boca se abrió cuando se encontró con lo que al parecer era Jihyo.
Jihyo solo la observó, buscando una reacción, pero Sana la miraba sorprendida.
Según Sana, Jihyo siempre fue más baja que ella, y ahora parecía de dos metros y medio, de eso estaba más sorprendida.
- ¿Por qué eres más alta que yo? - no pudo evitar que su boca soltara la pregunta, y Jihyo la miró como si no estuviera hablando en serio.
Sana no se veía asustada, sino desconcertada por su estatura, mirándola desde abajo con casi indignación que divirtió a Jihyo, y además la alegró ahora que estaba muy decaída.
Sana sacudió la cabeza y sonrió extensamente, esa sonrisa que le gustaba a Jihyo.
- Quiero decir, ¡Jihyo! - Sana no se esperó, se abalanzó a abrazarla, aunque apenas le llegara a la cintura - ¡Pero agáchate, ¿no?! - Jihyo reaccionó un poco asustada, porque todavía no medía cuánta fuerza usar, aunque aún así intentó abrazar de la mejor manera a su mejor amiga.
Necesitaba mucho ese abrazo.
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