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Capítulo 7: Embajador

Gremio de embajadores, Ciudad Odisea

25 de junio, 2098

9:05 AM
-PADRE DE MIKE-

¿Cuándo será el día en que Mike entienda porqué hago lo que hago? Me encontraba reclinado en la silla, completamente solo en mi oficina esperando a que el sargento viniera a notificarme si habría asamblea o no – Ay hijo, solo si supieras lo destruido que está el mundo, solo quizás comprenderías mi preocupación y el deseo de que tengas una vida larga y brillante- Habían pasado pocos minutos desde que llamé a Mike y tuvimos esa pequeña discusión por video chat. Era estresante querer contar algo y no poder – Gobierno de mierda, nos tienen tan controlados que incluso tengo miedo de hablar en mi casa- Parte de la ignorancia que tenía Mike sobre el mundo exterior era mi culpa por no haberle contado la realidad de las cosas y tan solo mi esposa apenas conocía la punta del iceberg, pero ¿Qué podía hacer? La isla o mejor dicho el "Proyecto Odisea" Era algo muy complejo de explicar. Algo tan confidencial y a la vez tan expuesto, una isla tecnológica que albergaba a cientos de miles de personas siendo capaz de ser autosuficiente con un secreto entre medio. Quisiera no conocerlo para así vivir un poco más calmado, pero como dicen "La ignorancia es la felicidad" Yo tenía el conocimiento por ello vivía intranquilo.

- ¿Por qué carajo todavía usamos traje y corbatín? – En un vago pensamiento me cuestioné ese detalle pues ese era el uniforme reglamentario para ir al trabajo. Recosté mi cuerpo sobre el escritorio ya que tenía tanto sueño que mis parpados se sentían como si tuviesen kilos de más. Entonces al cerrar mis ojos recordé mi vida en Canadá cuando Mike apenas era un chiquillo y me fastidiaba recurrentemente para que jugásemos o lo sacase a pasear –Eras muy inquieto- Agregué con una risa nostálgica. De pronto llegó un correo – Ya empezó el tormento, asistente abre el mensaje- Así fue como un holograma se desplegó en el escritorio, era un mapa que mostraba la ubicación de las tropas canadienses adentrándose en un remoto territorio de la provincia chino-japonesa créanme que por un momento pensaba que era una broma del sargento, pero no fue así - ¡Pero qué mierda! – Salté del escritorio para responder el email de inmediato – Atención soldados esta es una orden directa, abandonen el espacio vuelvan a los buques de guerra ¡Pero ya! - ¿Quién se supone que los envió a territorio enemigo? Algún imbécil quiso iniciar una guerra que nos destruiría a todos por igual – Maldi... Seguramente fue el general ¿Qué se cree? – El mundo se encontraba muy jodido, tanto que los continentes ya no tenían países, sino que eran uno solo, el continente americano, europeo, asiático, oceánico y africano. Aunque este último tenía tantas enfermedades y tanta pobreza que se convirtió en la tumba del mundo ya prácticamente no había nadie allí esto producto de las pruebas bélicas, ese lugar era horrible y nadie se atrevía a poner un fin a las aberraciones que se cometían simplemente la O.N.U lo designó como "Zona de guerra" para salir del paso.

Por otro lado, estábamos nosotros, los americanos del sur, central y norte. Unidos desde hace cuarenta años para poder construir este paraíso, esta isla que apenas pudo albergar personas desde hace cinco años en adelante.

Se creó el gremio de embajadores, nosotros éramos los responsables de representar a nuestros países en este sitio y teníamos el poder de decidir qué harían nuestras tropas por encima de los propios altos mandos militares, casi teníamos el poder de un presidente, pero estábamos atados de manos por ciertos aspectos que prefiero no explicar.

-Señor, buenos días, la asamblea se llevará a cabo esta tarde a las catorce horas- El sargento interrumpió mis pensamientos al entrar sin previo aviso – Tyler pide permiso, estaba concentrado- Este pidió disculpas desde la rectitud de su carácter. Yo me quedé viéndolo algo extrañado – Tyler ¿Qué te pasa? Sabes que conmigo no necesitas ser protocolario. Quítate las manos de la espalda- Yo era algo flexible con él y le permitía comportarse como una persona y no como un ser entrenado para matar – Orden denegada mi señor- Llevé mi mano a la frente y con la otra hice una seña – Descansa soldado- Agregué con muy pocos ánimos.

Dicho y hecho, dejó su postura rígida y se sentó en uno de los muebles de mi oficina – Tyler ¿Sabes quién ordenó desembarcar tropas canadienses en Asia? – Esperaba que me diera una buena respuesta, pero la sorpresa de su mirada y la expresión confusa decían otra cosa - ¿Qué? – Una decepción más, de verdad quería que me quitara la duda – Sí, mi querido escolta, por poco y mandamos a la mierda la poca paz que queda – Realmente se sentía indignado – Se supone que para mover tropas primero la información tiene que pasar por usted- Se inclinó un poco sobre sus piernas y puso sus codos sobre las rodillas –Se supone, tú lo dijiste. El único que puede hacer trucos así es el general...- Ya había tenido problemas con ese tipo antes, lo único que quiere es guerra, está enfermo – Ese desgraciado no se cansa. Aun así, no puede hacer esos movimientos se tratan de soldados canadienses no de tropas EDA – Esas tropas eran la élite de la isla encargados de la protección de la misma, como sus siglas lo decían Escuadrón de Defensa Avanzada (EDA) una cosa era la reserva que cada país aportaría en caso de guerra y otra cosa muy diferente eran los soldados que mantenían el orden interno de este lugar – No entremos en detalles Tyler, me duele la cabeza – Los inconvenientes me empezaron a afectar por lo que me saqué una caja de pastillas del interior de mi Smoking – Déjeme adivinar ¿Su hijo? - ¡Bingo! Mi escolta ya estaba al tanto de lo que sucedía con Mike, antes de responderle me tragué dos pastillas con un buen vaso de agua – Se niega a aceptar mi ayuda, piensa que soy rígido y se enfrasca en que puede conseguir lo que quiere por si solo – Volví a sentarme deseando que el calmante hiciera efecto rápido – Señor embajador, con todo respeto, su hijo no tiene idea de lo jodido que está todo tal vez si le explicase...- Prefería mantener los secretos antes que exponerme a mí y a mi familia a ser perseguidos por "Saber demasiado" - ¿¡Acaso crees que no quiero contarles!? – El grito provocó un ligero silencio y nuestras miradas era lo único que podía transmitir la incomodidad – Disculpa Tyler, apenas nos llevamos tres años de diferencia tú y yo, debo tratarte como tal. Déjame solo un momento- De manera robótica el sargento volvió a su rectitud – Señor sí señor – Entonces sin responder ni rechistar dejó mi oficina.

-Tropas canadienses a punto de invadir, si algo salía mal mi cabeza estaría en la punta de un misil- Solo eran unos cuantos pelotones de reconocimiento los que se habían enviado. Pero de igual manera, eran soldados de mi país. Levanté la mirada buscando no sé qué en el techo mientras respiraba y mis manos pasaban por mi cabello – General... Jugaste sucio ¿Por qué no enviaste a los EDA o a las tropas de tu país? Descarado- Si tuviese a ese malnacido de frente me importaría un carajo su rango militar y lo haría comerse su guerra. Apenas eran las nueve y tanto de la mañana, faltaban horas para la asamblea así que decidí pensar muy bien lo que iba a decir. No sin antes llamar a Joshep una vez más para reiterar su ayuda entonces activé mi interfaz iniciando una llamada de voz – Vamos responde...- Cada repique me llenaba de impaciencia, pero por suerte, atendió mi llamada - ¿Qué sucede Sivat? – Por lo que noté en su timbre de voz, el tipo parecía estar agobiándose por mis insistencias – Mira, no quiero molestar solamente asegura que vas a recibir a Mike en la recepción- Aquel soldado era el jefe de seguridad en el observatorio Norte – Ya te dije que sí carajo... En caso de que yo no esté dejaré a Burick en la entrada – Repetí en mi mente lo que él dijo tratando de analizar antes de dar una respuesta.

- ¿En caso de que no estés dices? – Intente no ser tan obvio con mi tono de voz, pero indiscutiblemente la molestia se alzó – Embajador Sivat nos están desplegando en la isla, bien sabe usted que todos los EDA somos la carta de defensa. No le aseguro poder recibir a su mocoso – Di un suspiro de tal manera que mis pulmones se llenaron hasta más no poder – Joshep si el general los está movilizando dile de mi parte cuando lo veas que se meta su guerra en lo más profundo de su agujero negro...- Como cosa extraña este me interrumpió dejando en claro su carácter de soldado – No será necesario, el general hará acto de presencia en la asamblea de hoy. Ahí podrá decirle personalmente lo que desea, debo irme señor Sivat- Y se cortó la llamada... Todo apuntaba a que la tercera guerra mundial iba a iniciar, ya no soportaba tanto estrés – Asistente, inicia el sueño inducido- En las oficinas habían capsulas que servían para recuperar horas de sueño en poco tiempo y solo los embajadores podían usarlas ya que apenas dormíamos unas cuantas horas cada dos días con las jornadas laborales que se extendían hasta seis días por semana. Mientras caminaba a la capsula me iba sacando los zapatos y la corbata de manera muy brusca dejando toda una reguera en el piso. Me recosté en la máquina y la cúpula empezó a cerrarse – Iniciando hiper sueño – Mi asistente virtual ya estaba preparado para ejecutar mi orden – Hazme dormir, despiértame treinta minutos antes de la asamblea- El cierre hermético ya estaba listo. Entonces un gas azulejo llenó la capsula y en pocos segundos ya había perdido la conciencia.

Gremio de embajadores

1:30 PM

La alarma se activó, ese pitido se convirtió en el sonido que más llegue a odiar. La capsula se abría dejando salir todo el gas que me mantuvo dormido durante esas horas – Espero no terminar con un ojo fuera de la cuenca- Apenas estaba tomando conciencia una vez más y mi único deseo era no morir de estrés, muy dentro de mí sabía que era difícil convencer al gremio de tomar el camino pacífico como solución. Andaba tan lento como una pereza ese gas aún tenía efecto en mi sistema nervioso y solo para colocarme los zapatos y el corbatín se me fueron diez minutos – Tyler, quiero verte fuera de mi oficina ¡Ya! – Ese fue mi mensaje para el sargento – Siento que no dormí nada- Agregué bostezando y estirándome.

-No veo la hora en que por fin pueda llegar a casa...- Entonces salí y mi escolta, el sargento Tyler, ya estaba esperándome igual que siempre con su traje azul y las manos en la espalda sacando el pecho. Le hice una seña para que caminara conmigo – Infórmame – Ordené – Señor ya todos los embajadores están aquí y la mayoría se encuentran en la asamblea esperando su inicio. También llegó el general – Mi objetivo, el general, desde siempre hemos tenido una enemistad pues yo trato de ser pacifista y él quiere guerra con su ideología fascista. Caminábamos tan rápido como se podía a través de los pasillos esquivando a todo aquel que quisiera quitarnos tiempo, así llegamos finalmente a la asamblea y tomamos asiento junto a los demás embajadores... El lugar era espacioso con suficiente distancia para cada representante con su escolta ¿El tema de hoy? Decidir si acabar con el mundo o darle un año más de vida.

-Hoy nos encontramos acá reunidos para tomar en cuenta la opinión de todos ustedes, de todos los países que se reúnen una vez por año. Cómo todos saben los recursos son escasos y la población fuera de este lugar o de las zonas protegidas mueren con rapidez...- Solo eran balbuceos, el general daba su discurso para envolver al gremio, con verlo se enaltecía ese ego tan detestable... Su barba blanca, piel arrugada, uniforme abundantemente condecorado con medallas y reconocimientos además de su dicción y amplio conocimiento estratégico... Este último era la única razón por la cual no daban de baja a un viejo de sesenta años.

- ¿Cuánto tiempo más creen que pueda sobrevivir la humanidad? En cierto punto de nuestra historio ya no habrá tierra donde vivir, es por eso que les pido su apoyo militar para defender lo que creemos justo- Ese puño alzado con vigor convencía a la mayor parte de embajadores, pero pude darme cuenta que había otros que no compartían sus ideas por ello adjudiqué - ¿Quiere combatir la hambruna, la enfermedad y el caos con una guerra? – Esa pregunta provocó que todos voltearan a verme – Ay amigo mío, mi pacifista favorito- Su sarcasmo era tan refinado que casi no se podía diferenciar de la verdad – Con todo respeto general. A estas alturas y con tanta tecnología de lado y lado una guerra solo duraría cinco minutos antes de volar la tierra en millones de pedazos – Los murmullos se hicieron con el lugar y el viejo parecía estar perdiendo la batalla ética – El pacifismo murió hace años, embajador canadiense, además el único que conoce el verdadero poderío militar del mundo entero soy yo. Si hubiese guerra esta se mantendría incluso por años, hay tantas armas anti nucleares que ninguna bomba alcanzaría a detonar bajo ninguna circunstancia.

-Mi país tiene una amplia reserva- Agregó el embajador Estado unidense – Nuestros soldados morirían en el frente ¿No te importan sus vidas? – Respondió el representante argentino. La tensión subía conforme cada uno daba su opinión sobre el asunto y de cierta manera me sentía bien al ver como logré dispersar el sermón de aquel viejo - ¡Calma! Escúchenme, confíen en mí. Tengo suficientes pruebas y experiencia de que soy el más apto para llevar las riendas en una situación de combate- Era cierto, durante toda su vida militar el viejo había conseguido importantes logros – Si algo sale mal las naves de evacuación no podrían llegar a las bases en la luna, entonces nuestra apuesta sería en vano- Comentó el embajador de Venezuela – Me parece la opinión más sensata hasta el momento- Sentía que finalmente pude ganarle una discusión al añejo general, pero este de manera inteligente expresó – Entiendo sus preocupaciones, pero quien no sabe de historia estará condenada a repetirla y créanme cuando les digo que me sé toda la historia de la humanidad.

Dejé que hablara para tratar de usar algo de lo que dijera en su contra, por lo cual me enfoqué mucho en lo que decía – Desde siempre la humanidad para poder florecer ha tenido que abandonar su lugar de origen, buscando nuevas tierras para cazar y cosechar. En este momento nuestro único hogar no puede dar más sustento y ustedes bien saben para que se creó el sitio donde estamos ahora ¿Quieren morir aquí o vivir en un nuevo mundo? –Buena estrategia la del viejo. Pero sabía cómo responderle.

Levantándome de mi asiento pude expresar – Que alce la mano quien crea que las investigaciones han avanzado lo suficiente para llevar a cabo el "Proyecto Odisea" y que deje la mano abajo quien piense lo contrario- Así fue como la mayoría estuvo de mi lado – La conclusión de esta reunión es la paz hasta que podamos salir de este mundo con un rumbo fijo- El silencio y la reflexión de cada embajador empezó a notarse pues absolutamente nadie se opuso – Quien esté de acuerdo con mantener la paz que vote presionando el botón verde en el holograma de su mesa, quien desee un conflicto que presione el botón rojo – Habló el mandatario principal de la isla ya que se encontraba con nosotros. Era quien más tenía poder dentro de ese pequeño paraíso, solo pasaron minutos que se sentían como horas y a decir verdad mi frente sudaba por ver los resultados en aquella pantalla gigante que se encontraba a las espaldas del general quien con mucho vigor se mantenía en el estrado, y por fin los resultados fueron... La paz – Un 64 % de los presentes presionaron el botón verde por lo cual doy por cerrada esta asamblea- Dándome la media vuelta salí victorioso y con una gran satisfacción, sabiendo que el general me veía con odio desde mis espaldas sin poder hacer nada.  

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Siguiente Capítulo 25/09/22

Ya la historia está avanzando ¿Que les parece? Tengo unas cuantas sorpresas para los siguientes capítulos.

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