Capítulo 3: Memorias Lejanas
Ciudad Odisea
8 de noviembre del 2097
-Por fin, aire libre y un poco de luz solar- Suspiré hondo teniendo los ojos cerrados – Mike estuviste un mes encerrado- El descarado se rió de mí al terminar de hablar – Que buen chiste Jake deberías ser comediante- Golpeé su cabeza para desquitarme la molestia – Idiota ¿Qué te pasa? No es mi culpa que se te haya ocurrido esa fiesta- Tenía toda la razón pero como siempre, yo no quise aceptarlo –Aunque estuve un mes castigado valió la pena, Vanessa ahora es mi pareja- Jamás imaginé que me prohibirían salir de mi casa por todo un mes, además me obligaron a mantenerla limpia y ordenada todos los días. Si no fuera porque Vanessa y Jake me visitaban ocasionalmente me hubiese vuelto loco – ¿Tus padres saben lo de tu relación con ella? – Agregó mientras se agachaba para tomar una rama que había caído de un árbol justo en ese momento – Al principio traté de ocultarlo, pero pasados los días empezó a visitarme más seguido y mi madre nos tomó por sorpresa mientras me ayudaba a limpiar la cocina y nos interrogó durante quince minutos hasta que no quedó opción que confesar- Jake no dejaba de ver la pequeña rama – Supongo que no planeabas decírselo tan rápido – Había mucho sol, aunque el movimiento de la ciudad hacía que olvidara los 30 °C del ambiente – Exacto, esperaba decirlo, no sé, en unos meses no en apenas dos semanas. Lo bueno es que hoy cumplimos un mes y voy a conocer a su madre.
- ¿No es raro? – Cuestionó mi amigo enseñándome la rama que había recogido - ¿Qué? – Solo era un pedazo de palo – Hace unos días leí algo sobre la teoría de la ramificación multiversal, según decía, existen muchos universos y en algunos casos estos chocan con el nuestro cambiando hechos que debieron suceder de otra manera o agregando situaciones que no debían pasar- Lo que él decía era interesante pero mi atención estaba completamente en caminar y no tropezar con las personas que caminaban en dirección contraria – Jake ¿A qué quieres llegar? ¿En dónde entra la rama? – Alcé la mano para detener un taxi, ya eran las once de la mañana y debía estar en la casa de Vanessa a la una de la tarde - ¿Por qué vamos en taxi? Tu papá te regaló un auto hace dos años y nunca lo has usado- Golpeé mi cabeza con ironía – Quizás porque nunca me dejó por ser menor de edad y una noche lo estrelló contra un árbol por andar borracho – Noté en su cara la incomodidad por lo que cambió el tema rápidamente - Amigo, la rama lo es todo, ella crece de una raíz y a partir de allí se origina todo. Las ramas y sus hojas con los frutos son como el universo ¿No crees? Todo empieza desde un centro y con el paso del tiempo se diversifica hasta perder el origen- Le abrí la puerta del vehículo, luego entré yo – Buen día señor, llévenos al terminal de ómnibus – Saqué mi cartera y adivinen que, no llevé dinero – Jake ¿Puedes pagar tú? – Mi cara de incomodidad y pena se sustentaba aún más con la sonrisa de idiota en ella – Carajo Mike ¿Qué te pasa? No puedo creer que vinieras sin nada ¿Qué harías sin mí? – Entonces procedió a pagar y me dio un poco de dinero a mí para poder volver – Tú papá es embajador en este sitio y nunca tienes dinero en el bolsillo ¿Cómo puede ser posible? – Tenía toda la razón y yo no supe responder, era algo ilógico que siempre me pasase lo mismo – Supongo que un universo chocó con este y por ello tengo fallas en la memoria – Traté de retomar la conversación de una forma chistosa, realmente Jake estaba molesto – No sé qué haré contigo hermano, como te decía, tal vez en otro universo no eres tan olvidadizo.
La vida es muy extraña y cada persona la percibe de manera distinta. Jake y yo ese día tuvimos una larga conversación sobre cómo se originó el universo tanto así que el mismo chofer del taxi se sumó al debate durante todo el transcurso del viaje, me gusta recordar esta parte de mi vida cuando las cosas eran más sencillas y menos problemáticas, pero supongo todo tiene su final, solamente me hubiese gustado disfrutar la estadía de mis amistades y familia durante un poco más de tiempo pues este mismo se va tan rápido como si pasases cerca de un agujero negro. Perdón, chiste malo – Jóvenes ya llegamos fue un placer compartir ideas tan interesantes con ustedes, pero una última cosa ¿A qué se referían con el tiempo y los agujeros negros?- Dijo el chofer mientras levantaba su gorra y se rascaba el cabello – El tiempo pasa mucho más rápido según te acerques más a un agujero negro, se llama dilatación del tiempo. Pero tranquilo tendremos más tiempo de hablar yo necesito ir de nuevo a la ciudad, solo estaba acompañando a Mike- Jake era un excelente amigo simplemente era mi hermano de otra madre – Entonces tu eres Mike y ¿Tu? – Agregó el hombre señalando a mi compañero – Jake, me llamo Jake – Estrechó su mano con cordialidad – Mike y Jake, tienen casi el mismo nombre que curioso detalle- Ambos empezamos a reírnos - Muy bien ya debo irme no me queda mucho tiempo y no quiero llegar tarde – Salí del taxi y agite mi mano para despedirme mientras caminaba para buscar el bus que necesitaba, ya eran las doce con diez minutos y aún faltaba mucho camino, aunque viviésemos en una isla artificial existían las estúpidas clases sociales y la única razón por la cual yo vivía en el centro de la Cuidad Odisea era por el estatus de mi papá, por otro lado, Vanessa vivía en los suburbios afuera del agite citadino en un lugar llamado Ósalos, era el centro agrícola desde el cual se abastecía la isla y a decir verdad me emocionaba ir allí, era un sitio tranquilo y yo era amante de la tranquilidad.
Por más que caminara no encontraba el bus que necesitaba por lo que decidí hablar con alguien para pedir información –Oiga, ¿Podría? ¡Ey! deténgase... Bueno, señor ¿Dónde? ...- La gente no se detenía y odiaba que me ignoraran entonces decidí sentarme para llamar a mi madre pero no había señal – Que bien, esto era lo que me faltaba- Estaba molesto y el tiempo avanzaba ¿En serio iba a llegar tarde? Me gustaba ser puntual, recosté mi espalda de la silla y cerré los ojos para estirar el cuerpo y así tomar aire. Esta fue la primera vez que me sucedió, al abrir los ojos ya no estaba en el terminal sino más bien en una guerra.
-¿Qué haces? ¡Dispara idiota! – Un hombre que me parecía muy conocido me gritaba con autoridad - ¿Usted quién es? – Me encontraba confundido y el ambiente no era para nada pacífico se escuchaban disparos y naves sobrevolando los árboles que nos cubrían – Deje los juegos soldado, ¡O yo mismo lo mataré! – De pronto sentí un golpe fuerte en el casco – Maldita sea Mike ¡Reacciona! – Parecía conocerme ese muchacho pero yo no a él, las balas pasaban sobre mi cabeza como gotas de lluvia – ¡Agáchense! – y "BUM" la mitad del pelotón murió producto de la explosión – Sargento ¿Qué hacemos? – El muchacho que me golpeó se dirigió a ese gruñón hombre con mucho respeto al parecer era el líder – Llévate a este pedazo de mierda, parece estar en Shock – Se refería a mí – Busca al soldado Bonsher el cuidará de este estúpido- Bonsher era el apellido de - ¡Jake! – Pegué un brinco del lugar donde estaba sentado y atraje la atención de quienes estaban cerca de mí en el terminal - ¿Un sueño? Pero se sentía tan real – Por un momento estuve viendo el suelo tratando de distinguir la realidad y en dónde estaba.
- Muchacho ¿Se siente bien? – Un guardia de seguridad me dio un poco de agua y luego me dijo a qué hora llegaba el próximo bus, lo esperé pues no tardaba mucho. Al poco rato ya estaba sentado y en camino a Ósalos – Ey hola, ya estoy en el bus no tardo- Le escribí a Vanessa para que no se preocupara por mí, de mi cabeza no salía ese extraño sueño que tuve en el terminal.
Ya eran las doce con cincuenta minutos y aún faltaba la mitad del camino, me sentía impaciente por llegar, así que concentré mi atención en ver por la ventana y no pensar tanto. Cosa que ayudó bastante. Muy pocas veces había salido de la ciudad desde que llegamos y para mí era nuevo ver vegetación y animales libres por las planicies donde los dientes de león eran las protagonistas del paisaje – Que curioso- Era interesante, antes solía vivir en el continente más específicamente en Manitoba, Canadá, a los doce años nos mudamos acá por el cargo de mi papá, él es el embajador representante de mi país en este sitio. Para explicarlo mejor, La isla es un proyecto de muchos países por mantener a una parte de su población a salvo en caso de catástrofes de cualquier tipo y acá viven personas de todas partes del mundo, pero la ciudad está reservada para cierto grupo de personas mientras que los alrededores es para gente más común que tuvo un golpe de suerte y fue elegida para venir aquí.
Ósalos, zona productora de la isla
1:30 PM
Este sitio me resultaba muy acogedor puesto que era fresco y de vientos continuos – Hemos llegado a Ósalos, gracias por viajar con nosotros- Dijo el conductor desde los altavoces, me baje y espere un taxi que Vanessa me había enviado para ir a recogerme, ya eran las una con treinta minutos – Por más que quiero llegar temprano a un sitio nunca lo logro- Repetí en mi mente, no tardó mucho hasta que llegaron. Lo que si me pareció raro es que ni Vanessa ni mi querido cuñado, Dan, estaban en el taxi – Usted es ¿Mike Sivat? – Cuestionó el hombre – Claro ¿Vanessa Willif lo envió por mí? – El tipo me observó con discordia – Mocoso si pregunté por ti es obvio que vengo por ti y me enviaron por ti – Que sujeto tan desagradable, usé mi interfaz y escuché música por el resto del camino.
El cambio entre la ciudad y este sitio era muy grande, mientras allá había todas las comodidades posibles y tecnología por doquier acá carecían de buena señal para el internet además las cosas eran muy rurales, las típicas casas de madera, lo que le daba un toque "Mágico" Era que por donde vieses habían dientes de león adornando el sitio - ¿Cómo pueden vivir así? – Quizás yo estaba muy acostumbrado a ver robots en las calles y vehículos flotantes viajando por las carreteras o tal vez me faltaba conocer el mundo más allá de lo "Aparente" – Señor discúlpeme ¿Usted ha ido a Ciudad Odisea? – él tipo ni siquiera volteó a verme, solamente subió su mirada hacia el retrovisor - ¿Acaso sabes cuánto cuesta un boleto para ir? – Realmente eran muy baratos, por lo cual me pareció extraña su respuesta – Señor, tienen un precio razonable- Hubo silencio por unos segundos hasta que se cortó con la risa incrédula del tipo – Muchacho dime algo, a parte del boleto ¿Qué otras cosas te piden para abordar el bus o para salir de la ciudad? – Coloqué en pausa la música para pensar en la respuesta – Solamente me hacen un chequeo de retina con una pequeña máquina, luego me dejan ir- Entonces asintió con su cabeza y dio golpes leves al volante - ¡Bingo! ¿Sabes por qué lo hacen? – Negué con mi cabeza – Porque tú estás registrado como ciudadano y esa pequeña máquina contiene la identidad de todos los que viven en Ciudad Odisea, para una persona como yo que está acá por mera suerte la cosa se hace más complicada, debo imprimir muchos papeles y hacer la petición para ser aceptado como ciudadano además sin contar los miles de chequeos médicos por los que debo pasar. Solamente personas que estén becadas por alguna universidad o empresa puede pasar con facilidad ¿Pero yo? Pfff- Acá mi visión del mundo comenzó a cambiar, ni siquiera estando en Canadá veía la otra cara de la moneda – Dime muchacho ¿Cómo llegaste a la ciudad? Para vivir allí debes ser alguien importante- Esa persona importante era mi papá, quien pertenecía al gremio de embajadores, pero preferí guardar el dato.
– Tengo una beca universitaria- Agregué – Eso me alegra muchacho, no quiero destruir tus sueños pero este mundo puede irse a la mierda antes de que puedas hacer tu vida- La actitud del hombre era desquiciante, muy desquiciante - ¿Por qué lo dice?- Me incliné un poco para juzgar su respuesta – ¿Conoces las zonas protegidas? Son esos lugares en el continente donde no hay guerras y se puede vivir, no tan bien, pero se puede vivir – Claro que conocía esos sitios ya que siempre escuchaba a papá hablando de eso por lo cual asentí con la cabeza –Bueno, yo no vengo de allí, vengo de un lugar en Brasil donde no existe gobierno. Ustedes aquí llaman a esos espacios "Zonas perdidas" – Por un momento quedé sorprendido, esos lugares se llamaban así por que albergan guerrillas, bandas, y una falta total de autoridad además justamente es allí donde los países envían tropas a matar, solo matar y bombardear sin piedad ni distinción de edad, nada.
- ¿Qué? Por lo que veo te sorprendes fácilmente, muchacho cuando vives en esas circunstancias te das cuenta que este mundo ya murió y está dando sus últimos pálpitos de vida, llegué aquí en un buque carguero. Soy ilegal así que imagina por un momento que me pasaría si voy a la ciudad, a diferencia de los que llegaron aquí legítimamente yo tengo las cosas aún más complejas, pero ¿Sabes? Estoy mejor acá que allá- No supe que responder – Llegamos, espero que lo te dije no salga de tu recuerdo- Nuevamente no dije nada, y solamente bajé del vehículo ¿Por qué me contó eso? Al hacerlo compromete su seguridad, nunca le dije eso a alguien ni siquiera a Vanessa.
El taxi me dejó justo en frente de su casa y antes de tocar el timbre me detuve a respirar el aire fresco, este sitio era calmado y libre de todas las distracciones actuales. Me gustaba mucho ver a la lejanía los dientes de león ya que formaban un tenue blanco muy lindo alrededor, era increíble cómo le daban un toque diferente a las montañas que rodeaban aquel pueblo fue aquí cuando me di cuenta que me hubiese gustado nacer unos cincuenta años antes, o quizás más atrás, el dos mil noventa y siete me parecía muy problemático, pero ¿Qué podía hacer?.
Tras unos minutos me decidí a tocar el timbre - ¡Está abierta! - Gritó mi amada desde adentro entonces empujé la puerta de madera y proseguí a entrar. Toda la casa era de madera y estaba bien cuidada además había fotos de Vanessa, Dan, su madre y su padre en todos lados. Me volteé para cerrar la puerta y vi que detrás de esta estaba un cuadro colgado con ellos cuatro Vane y Dan estaban más pequeños y se veían muy felices junto a sus padres cosa que me llenó de alegría - ¿Hola? – No quería entrar sin antes pedir permiso – Pasa, estamos en la cocina – Respondió Dan con un tono molesto - ¿Cocina? – Me cuestioné, no sabía dónde estaba cada cosa jamás había ido a esa casa. Pero igualmente caminé por el pasillo primero pasé la sala luego vi donde estaba el baño y por último llegué a la cocina donde estaba mi amada junto a su madre y Dan... Quien tenía un delantal ¿Rosado? Y se reía con ellas mientras horneaban algo, me sorprendió verlo así era todo lo contrario a lo que pensaba de él – Llegaste – Dijo con desagrado para luego sacarse el delantal de encima.
Vanessa me recibió con alegría y me presentó a su mamá quien era idéntica a ella – Un gusto Mike, me contenta tanto conocerte al fin – Fue una cordial bienvenida –Usted y Vanessa son... Idénticas- Casi parecían hermanas, pero no, eran madre e hija ambas de ojos cafés y cabellera castaña con la piel blanca y sonrisa apacible - ¿Usted? No hijo, puedes llamarme Bianca- Su nombre era muy lindo, a decir verdad – Mamá, iré a cambiarme para ir a trabajar esta semana tengo el segundo turno en la heladería- Dan estaba disgustado y se notaba en su mirada además arrojó el delantal sobre la mesa y ni siquiera se molestó en saludarme – Dan aún es temprano, además trabajas mañana- Él se volteó - ¿Y qué? Igualmente me voy a quedar en el departamento toda la semana- No me quitaba la vista de encima, era obvio que le molestaba mi presencia – ¡Deja de ser grosero! Y compórtate frente a tu cuñado – Volteó la mirada – Cuñado, claro- Entonces dio la espalda y se fue – No le hagas caso Mike solo está celoso, él siempre me ha cuidado demasiado- Me encontraba muy incómodo – Vanessa ¿Por qué te cuida tanto? Entiendo que es tu hermano, pero quizás exagera un poco – El sonido de la cocina interrumpió la pregunta – Por lo que veo el almuerzo está listo- Agregó la señora Bianca sacando un espectacular platillo de comida del horno – Olía muy bien por lo que mi estómago rugió - ¿El camino fue muy largo? – Dijo Vanessa al reírse de mí.
Los minutos siguientes los pasamos almorzando, Bianca tenía una gran sazón para la comida – Ven siéntate- Vanessa me abrió un espacio en la mesa - ¡Dan! Ven a comer- Nada, no se molestó en responder – Disculpa a mi hijo. No sé qué le pasa- Dijo Bianca sentándose – Y ¿Su esposo? Debe estar ¿trabajando? - Me ponía aún más nervioso conocer al padre de Vanessa, los suegros suelen ser los complicados – Está muerto- Era la voz de Dan la que respondía mi pregunta pues justamente entraba – Mi padre murió hace diez años. Gracias por preguntar – Prosiguió a sentarse y empezó a comer sin decir nada. Me mantuve callado, hubo silencio – El padre de mis hijos... Se llamaba Willburg, y como lo dijo Dan, el murió hace diez años. Era soldado- Sus palabras fueron tajantes – Como todo soldado un día se fue prometiendo volver y así fue, solo volvió su uniforme agujereado- Dan se empezaba a impacientar - Vanessa, ¿Por qué cuentas eso? – Exclamó Bianca - Así pasó, así lo recuerdo, así murió mi héroe – La respiración de Dan se hacía más repetitiva – Hija estamos almorzando – Ambas se retaban con la mirada – Lo siento, no debí preguntar...- Era cierto, no debí preguntar nada en ese momento – Hermana hemos hablado esto desde hace mucho tiempo, déjalo ir de una puta vez, está muerto y no va volver así que confórmate con las fotos y los recuerdos ¿Entiendes? – La señora Bianca se sacó el pedazo de carne de la boca para contestar - ¡Ustedes no pueden comportarse! – Dan respondió – Y tú ¡No pudiste ser fuerte! No fuiste fuerte cuando mi padre murió y me tocó a mí madurar rápido ¿Lo olvidas? Te oía llorar por las noches mientras me tocaba jugar con Vanessa hasta que se durmiera para evitar su llanto también ¿Tú que hiciste? Llorar mientras yo con once años cuidaba de la casa y de mi hermana, incluso trabajar en ocasiones mientras tu llorabas ¡No fuiste fuerte! – Me encogí de hombros al no saber qué hacer – Dan cállate por favor- Vanessa cerró los ojos y respiró hondo luego de esa petición – Y tú, déjalo ir ¡Por favor! Entiendo que tenías siete años, pero ¡Ya! Déjalo descansar. Quiero dejarlo ir de una vez, quiero dejar estas peleas de mierda- Dan se levantó de la mesa con ira - ¡Basta! – El gritó de Bianca marcó el clímax de la discusión entonces Vanessa soltó pequeñas lágrimas y Dan salió caminando muy molesto de la cocina.
Quedé pálido y sin saber qué hacer, solamente se me ocurrió abrazar a Vanessa hasta calmar su llanto, cerré los ojos mientras recostaba mi cabeza de su cabello y de nuevo tuve una visión.
- ¿Cómo era? – Le cuestioné a mi sargento mientras levantaba la mirada para ver la luna – Bueno mocoso él era un soldado excepcional, era mi amigo- El cielo nocturno era muy precioso esa noche además había mucho frío –Mira enano aquí tengo una foto de nuestro escuadrón- La sacó del cartucho del arma, al entregármela encendió un cigarrillo y empezó a fumar – Vi la foto durante unos segundos y el parecido me dejó sorprendido – Es idéntico a Dan.
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Fin, un poco sentimental y confuso este capítulo, pero todo cobrará sentido en el siguiente.
28/08/2022
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