Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XV

"Siempre se repite la misma historia: cada individuo no piensa más que en sí mismo".
Sófocles

Capítulo 15: La reconstrucción del mundo

London murió.

Cuando las puertas del hospital volvieron a cerrarse, el silencio reinó unos segundos antes de que la primera camioneta abriera sus puertas. Una camilla improvisada fue bajada por Ion y Marley, una tela blanca cubría un cuerpo. Los proyectos se pararon en línea recta, despidiéndole, porque London fue el que los formó, a la mayoría. El respeto estuvo presente y el silencio mortificante.

Para ese momento el equipo A despertó y Kaled fue el primero en bajar por el mal presentimiento. La mirada de todos en la camilla que cubría un cuerpo hizo que se diera cuenta de lo que estaba pasando.

De entre los pasillos llegaron dos enfermeros que levantaron el cuerpo de London y lo llevaron a una sala para intentar reactivar su corazón. Fuera del lugar Ion no dejó que nadie se quedara a ver lo que estaba a punto de pasar. Kaled a penas y pudo seguirlo por el revuelo de gente que se hizo alrededor. Marley se mantuvo a su lado, intentando no perderlo. Sin London la cantidad de personas confiables, a su parecer, bajó un gran número.

Kaled se quedó quieto unos segundos después de que todos se fueron a sus habitaciones. Ion, sin embargo, ni siquiera le permitió acercarse a la sala donde London se encontraba.

Marley lucía perdido, sus ojos perdieron el brillo y su respiración era la única señal de seguir con vida.

—La tierra ya no tiene metales, solo láminas que se rompen al toque —Ion se sentó en una silla de algo parecido a una sala de espera. La luces rotas indicaban el tiempo en abandono que tuvo aquel lugar—. London intentó por todos los medios crear una armadura adecuada para que cuando 94-03 diera el golpe en la tierra no muriera por ello. Sus intentos fracasaron. Los anteriores humanos robaron tanto a la tierra que esta ya no tiene nada más que dar. Su opción rápida y viable, fue convertir su propio cuerpo en una armadura. Del más duro metal y suficiente para proteger al proyecto, el único que tenemos con tal fuerza y por lo tanto irreemplazable.

Ion parecía estar hablando solo, relataba los hechos que lo llevaron hasta ese lugar como si London estuviera frente a él. Miraba al vacío, ignorando a Kaled y Marley que no diferían mucho de su situación. El frío de la sala de espera ni siquiera los perturbaba lo suficiente para moverse del lugar.

—¿Va a morir? —preguntó Marley, en aquella inocencia que Kaled lamentó.

El bufido de Ion fue suficiente respuesta.

—London ya está muerto.

Las puertas de la sala de urgencias se abrieron y las dos mismas enfermeras salieron. Su expresión no era una buena señal de lo que dentro ocurrió. Ion se levantó dispuesto a recibir las noticias. Imperturbable y serio, a pesar de estar temblando por dentro.

Una de las enfermeras negó, Kaled y Marley perdieron la fuerza en sus piernas hasta apoyarse en la pared blanca. Ion siguió recto, perplejo.

—Vamos a esperar hasta mañana —indicó Ion—, mi hermano vendrá en la tarde, si él da la autorización entonces saquen lo que se pueda salvar.

—¿Qué vas a hacer con él? —Kaled caminó hasta las puertas de la sala de urgencias, intentando entrar.

—Lo usual —respondió Ion, restándole importancia al asunto—, si un proyecto falla entonces rescatamos los órganos que se puedan salvar para así completar otro proyecto con más posibilidades de vivir.

Ion alisó su traje y se dio la vuelta, caminando hacia las instalaciones del hospital. No volteó ni una sola vez hasta que las puertas corredizas para ingresar al sector A se cerraron por completo tras él.

Marley empujó a las dos enfermeras para poder entrar a ver a London. Lay mujeres no tomaron más importancia al asunto y caminaron siguiendo a Ion. Kaled entró a la sala de urgencias junto al pelirrojo y ambos dejaron de respirar cuando notaron el cuerpo sin vida de aquel doctor de ojos dorados. El ambiente se les hizo pesado y de pronto el pequeño ventilador viejo a lado de la puerta no fue suficiente.

El suspiro cansado de Marley hizo que Kaled volteara la vista, lo encontró con lágrimas en los ojos y pequeñas llamas en sus manos.

Marley podría considerarse una granada de gran alcance en cuyo caso London se convertiría en su arilla. Sin London, Marley era simplemente un explosivo con la capacidad de destruir el lugar en segundos. Kaled quería detenerlo, porque si quemaba todo entonces perdería lo último que le quedaba de London.

Sin embargo, Marley pareció calmarse un poco y se acercó hasta el cuerpo, sostuvo la fría mano de London y, como si quisiera calentarla, la guardó entre sus palmas.

El cuerpo de London estaba casi destrozado. Su nariz estaba cubierta de sangre y de la comisura de sus labios salía el mismo líquido. Kaled no quiso destapar su cuerpo porque quería preservar solo una buena imagen del doctor. Marley por su parte ni siquiera apartó la mirada de sus manos. La frialdad del cuerpo y la quietud de aquel pecho fueron suficiente para confirmar la muerte de London.

Una vaga idea se cruzó por la cabeza de Kaled. Podía manejar el tiempo, aquello lo conocía muy bien. Quería creer que si retrocediera el tiempo, solo para el cuerpo del London entonces quizá haya una oportunidad de salvarlo. Quiso aferrarse a esa idea porque no iba a permitirse perderlo.

Se concentró, más de lo que hizo con aquel anterior bosque, puso sus manos en la camilla donde London se encontraba y entonces.

Entonces Marley lo empujó hasta hacerlo chocar contra la pared, el codo del pelirrojo presionaba el cuello de Kaled con fuerza. Una mirada retadora le advirtió que cometió un error.

—London no es una planta —advirtió Marley—, no controlas tu poder y no voy a dejar que practiques en él.

—Puedo salvarlo —intentó convencer Kaled, sin apartar al otro— si retrocedo el tiempo en su cuerpo entonces quizá...

—Quizá cometas un error —interrumpió—, London ha muerto y yo voy a matarte antes de que siquiera intentes experimentar con su cuerpo, mucho más de lo que este maldito hospital hizo.

La mirada de Marley era vacía. Kaled no reconoció a su amigo. El brillo y la picardía que antes ocupaba cada gesto del menor ya no estaba, en su lugar el opaco color oscuro de sus ojos le advertía que su amenaza era verdadera. Marley parecía haber perdido aquel día mucho más que cualquier otro.

Aunque Marley prefería el estado de London, porque él vio muchas veces el sufrimiento de este. Quería creer que la muerte era mucho mejor que ser tratado como un  muñeco por una organización que consume y trata a la vida de la manera más sin importancia.

Kaled se rindió, porque no quería pelea. Él planeaba volver otro día para así poder intentar una vez más, esta vez sin tener a Marley en su camino. Por eso levantó las manos para decirle a Marley que estaba bien, que no intentaría otra vez, una mentira que creía se justificaría más adelante.

Ambos se apartaron del cuerpo de London y salieron de aquella sala. Incluso después de volver de una misión tan complicada, debían seguir entrenando.

—Voy a salir esta noche, fuera del hospital —Marley pareció pensar poco en sus palabras, pero las dijo con claridad— quiero llevarme el cuerpo de London, enterrarlo. No quiero que ODAH siga jugando con su cuerpo a como se les dé la gana.

—¿Cómo conseguirás un collar? —porque en cuanto volvieron se los quitaron.

—Ion quiere que vea el límite de mi fuego, por eso va a dejarme salir —Marley sonrió, caminando hacia el sector A— incluso sin esa cosa, saldría, morir junto a London no me parece tan mala opción.

—Voy a ayudarte.

En ese día Kaled no volvió a practicar el acelerar el tiempo, practicó una y otra vez el retroceso. Las manzanas que le daban poco a poco volvían a ser inmaduras. Incluso a pesar de conseguir el resultado que quería, siguió practicando porque con London no quería otro error.

Aquella noche Ion los encerró a ambos. El hombre tenía la mirada en todo el hospital. Nadie se movía a menos que él supervise aquella acción.

El tema de London fue dejado de lado. Antes de que Marley insistiera, Ion le mostró que aquel cuerpo ya había sido dividido y entregado a otros proyectos que lo necesitaban.

En un mundo donde la extinción humana era casi cercana. Algo parecido a una muerte no era una gran diferencia, ni el hospital se detendría por ello. Ion tenía claro lo que iba a pasar. London se convirtió en una traba que se encargó de dejar de lado. En ese momento su sueño estaba dándose y él haría hasta lo menos pensado por cumplirlo a cabalidad.

La segunda fase estaba empezando y no había tiempo a percances. Ion tomó su bata de laboratorio, aquella que London usaba, y bajó por el viejo ascensor hasta el sector C. La única mujer  a cargo de un bloque completo era de un carácter fuerte y engañoso. Como representante de varios doctores chinos, ella tenía habilidades suficientes para ser el tercer puesto entre los más destacados dentro del hospital.

Los chinos desarrollaron súper humanos con la capacidad de transportación y combate. Entre ellos los trillizos que lograron esta técnica como ningún otro. Los tres unidos podían transportar acerca de treinta personas en un solo viaje y de un parpadeo. Eran los mejores e Ion vio en ellos la oportunidad expandir su negocio hasta diferentes áreas del mundo.

En menos de una semana consiguió muchos más contactos y trabajos. Con ello su billetera y cuentas bancarias doblaron en cantidad.

Su próxima parada era precisamente China. La lista que les dieron fue exacta y sin error. Los productos que debían hacer brotar, crecer y sembrar estaban contados con detalle. Su organización logró que siguieran de pie, incluso sin buena alimentación y con los desastres naturales consumiendo a su población de a poco. Lo que antes fue una gran potencia, se redujo a un pueblo con pocos habitantes, pero gran economía.

Ion ajustó sus guantes y observó a los proyectos que se acercaban a él. El grupo A estaba presente en el centro, entre ellos Kaled que parecía no tener la suficiente energía para cumplir con su trabajo. Y precisamente por ello estaba llevando con él a 12-03, la única con la capacidad de subir o bajar el estado anímico de cualquiera, al igual que su fuerza. También estaba el grupo B, Marley lucía más tranquilo que de costumbre, finalmente su alma alegre y revoloteante se extinguió con la muerte de London.

Los tres hermanos los rodearon y en una sacudida, un golpe de frente contra el espacio y una caída, llegaron al punto de su próximo trabajo.

De esa manera, trabajando de día y noche, en meses lograron cubrir gran parte de los países con algún tipo de vegetación. No importaba el cansancio del equipo A, Ion los orillaba a seguir con lo suyo. Por el bien del mundo. El mismo mecanismo se repetía en cada ocasión. Sus viajes se hacían en un segundo y lo demás en mitad de día. No había razón para tardar más. Y cuando se quedaron sin trabajo, porque los demás países no podían costearse el precio, entonces empezó la fase tres.

Cuando su mano derecha y el único hombre en el que confiaba, Vincent, llegó a él con una noticia desde el otro lado del mundo. La Guerra estaba empezando. Los países pobres, al estar desesperados por la comida empezaron a invadir. Los escuálidos ejércitos no pasaban de un día, pero era la ultima oportunidad que vieron.

De hecho, su plan no hubiese funcionado a la perfección, si el tacaño de Estados Unidos decidiera contratarlos. Porque la antigua potencia se negó a pagarles por los recursos naturales que debían ser gratuitos. Con ello, con su negligencia, crearon un poderoso ejército unido a otros países pobres y débiles.

Los países sin recursos naturales se unieron para robar a los que sí habían pagado por el servicio.

—África y Oceanía están pidiendo ayuda —Vincent veía las pantallas de su oficina. Las explosiones que parecían haberse extinto hace años, volvieron a resonar en la tierra—, su ejército es mediocre.

Ion suspiró y por la otra pantalla vio a Marley y Kaled juntos, hablando de algo que él no podía escuchar. No le agradaba la unión.

—Escuché que China quiere invadir otros países para hacerse de lo que compraron, su egoísmo me resulta útil.

—Quieren monopolizar todos los recursos naturales que hemos creado.

—¿Sabes lo que significa eso? —Ion se levantó del gran sillón y alisó las arrugas de su traje.

—¿Señor?

—Pronto vamos a presenciar la guerra más cruda de este siglo.

—¿Vamos a tomar partido.

—Del que ofrezca más dinero —Ion caminó a la puerta—. Envía a Marley a China, les será útil en su ejército, ya luego cobraremos con creces.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro