Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 9 - La mentira.

Cuando llegamos a la ruta 66 en Valentine ya se había de noche. Estaba cansada y hubiese pagado cualquier cosa por una cama, pero terminamos encendiendo una hoguera, montando un campamento antes de haber requisado un coche.

Peter fingió irse a dormir temprano, y yo lo agradecí, aún había cosas rondando por mi cabeza, cosas que quería hablar con Tyler.

- ¿Podemos hablar? – pregunté hacia él - Tengo una curiosidad... - empecé - ¿Qué tipo de relación existe entre mi padre y tú? – mi pregunta le cogió desprevenido. Tragó saliva, sin saber cómo decirme aquello. ¿Tan malo era? - ¿no es buena? – entrelazó nuestros dedos intentando calmarme, y lo hizo, porque me fijé en ese punto, encantada - Tyler tú me gustas – me atreví a confesarle. Él parecía estar tratando de encontrar las palabras adecuadas para hablar sobre sentimientos. Sabía que era difícil para él por eso que me dijo una vez, no tenía la facilidad para relacionarse con otros – me gustaría...

- No me conoces – me dijo, con un atisbo de tristeza, preocupándome – hay una cosa que no sabes de mí – le miré, sin comprender, justo cuando el gruñido de un animal nos hacía salir a ambos de nuestros pensamientos, había tres hambrientos lobos rodeándonos – Tranquila – me dijo – no se acercaran al fuego – asentí, entendiendo su punto de verlo.

- ¿y si lo hacen? – quise saber. Sonrió, calmado, volviendo a quedar embaucado por mis labios. Sonreí, al darme cuenta de que yo le gustaba tanto como él a mí - ¿me salvarás otra vez?

- Te protegeré siempre – prometió, asentí, porque sabía que era cierto, aunque en aquel momento no conocía hasta qué punto – los destrozaré antes de que se hayan atrevido a morderte – sonreí.

- No me importan las cosas que no sé de ti – contesté, refiriéndome a nuestra conversación anterior – lo que sé de ti es lo importante – acorté las distancias que nos separaban y me atreví a besarle.

Me quedé dormida en sus brazos, después de que inesperadamente los lobos se marchasen sin atacarnos si quiera. Aquello me sorprendió demasiado, pero no le di mayor importancia.

- No está bien lo que haces – se quejaba Peter aquella mañana, mientras yo me despertaba y me fijaba en aquellos dos, sin querer admitir que estaba despierta – el profesor Cooper se pondría furioso si supiese lo que pretendes con su hija – tragué saliva. Era obvio que la relación de él con mi padre no era buena, pero eso no iba a hacerme retroceder.

- Tú no lo entiendes... - comenzó él, mientras Peter le empujaba, echándole a un lado, adelantándose sin nosotros.

- ¿Va todo bien? – quise saber. Me observó, justo cuando me ponía en pie, y me ayudó a recoger antes de marcharnos – sólo está celoso – me quejé, deteniéndole para atraerle hasta mí, besándole apasionadamente, con él respondiendo a mis besos.

- Entiendo sus razones – me dijo, colocándome la mochila, antes de coger su ballesta, agarrar mi mano y tirar de mí hacia la montaña.

Peter lo sabía lo que había entre Tyler y yo, y no lucía ni un poquito feliz. Estaba celoso y siempre los mostraba frente a él, haciendo realmente incómodo aquel viaje.

- ¡Ya basta, Peter! – me quejé, justo cuando volvía con su verborrea sobre robots, molestándole – Sé que te molesta, pero deberías alegrarte por tu amigo, deberías.

- Déjalo – rogó Tyler, entrelazando nuestros dedos, haciéndome sentir a salvo – él tiene sus razones para odiarme.

- No, no las tiene – me quejé – es ridículo que te odie, es un cobarde y un...

- No me gustan los conflictos – me dijo. Le miré, sin comprender – me hace recordar cosas que no entiendo.

- ¿Qué recuerdas? – quise saber, negó, en señal de que no quería hablar de eso, pero en cuanto besé su mejilla se calmó.

- Es una sensación aquí – tocó su cabeza, y cerró los ojos, molesto – cómo si alguna vez hubiese estado vivo – le miré, sin comprender, y él se percató de que estaba conjugando mal – aparte de esta vez.

- No lo entiendo.

- No importa, es difícil de explicar, así que es mejor no hablar de ello.

- Peter es egoísta – insistí, volviendo al tema inicial – debería alegrarse por nosotros y no intentar hacerte daño a la mínima.

- Lo entiendo – me calmó. Él siempre se ponía en el lugar de los demás, y eso siempre me pareció admirable – él cree que no tengo derecho a sentir...

- Tienes derecho – me quejé – todo el mundo tiene derecho a ...

- ¿Incluso los robots? – su pregunta me cogió con la guardia baja. Tan sólo tragué saliva, sin saber que responder, y él asintió, mirando hacia las montañas, tan sólo un poco más y llegaríamos a Utah.

- Los robots no tienen esa capacidad – me quejé.

- Pero ¿y si la tuvieran? – le miré, sin comprender - ¿les negarías el derecho a amar? – negué con la cabeza – Un robot no tiene derechos porque solo es una creación de un ser humano ¿no?

- Los robots no piensan, hay miles de estudios que lo demuestran – contesté, citando algunos de ellos.

- ¿Y si hubiese un estudio que demostrase lo contrario? - ¿Por qué insistía tanto con aquel tema? - ¿podrías enamorarte de un robot, Sarah?

- Yo no cuento – me quejé. Odiaba cuando se comportaba así.

- ¿Por qué no?

- Porque yo estoy contigo, ya siento cosas por ti – insistí, él me observó, con cautela, estaba a punto de decirme algo, justo cuando una voz que conocía bien interrumpió nuestra conversación.

- ¿Sarah? – me giré, despacio, descubriendo allí a mi padre, bastante magullado y con un aspecto muy desmejorado, aunque era él, a fin de cuentas. Corrí hacia él, incapaz de creer que fuese cierto y le abracé tan fuerte como si quisiese fusionarme con él.

- ¿Estás bien? – pregunté, estudiándole con la mirada, hasta cerciorarme de que había vuelto de una pieza. Él sonrió, feliz de volver a verme, y entonces se fijó en Tyler.

- Buen trabajo, Magnus 7 – él asintió, tragó saliva, y yo desperté de mi ensoñación. Espera un momento. ¿Cómo lo había llamado? Debí haber escuchado mal, porque era imposible que lo hubiese denominado como a un robot ¿no? – Peter me ha contado que perdisteis todos los archivos de la investigación – él asintió, sin atreverse a decir nada, y eso molesto a mi padre terriblemente – borra el protocolo Salamandra y respóndeme, maldita sea.

- Sí, profesor Cooper – miré hacia ambos, sin poder creer lo que estaba escuchando. Necesitaba estar segura de que mis sospechas eran ciertas, pero era incapaz de hablar, aún intentaba comprender la relación entre aquellos dos. Su mirada se detuvo en la mía y entonces lo supe, lo que él era, incluso comprendí la conversación de hacía un momento, y cada una de sus acciones. Negué con la cabeza, horrorizada, dejando escapar mis propias lágrimas, preocupando a mi padre.

- ¿Qué ocurre, Sarah? – no podía dejar de menear la cabeza, una y otra vez, preocupando a mi progenitor, incluso a Peter, pero él no me miraba, tenía la vista fija en mi padre. Él no era real, sólo era un programa de ordenador, un protector que rendía cuentas a mi padre, un guardaespaldas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro