Capítulo 15 - El peligro se acerca.
Rodear el área del Magnus 7 era algo que casi nadie podía hacer, era una suerte que tuviese los permisos necesarios para estar ahí, como hija del creador del humanoide. Lo cierto era que necesitaba hablar con Pit, hacía tiempo que no nos veíamos, en particular, desde que nos habíamos embarcado en aquella aventura marítima. La razón era clara, él no había obtenido los permisos para encontrarse entre los privilegiados de estudiar el magnus 7, así que se quedó aislado junto al resto de la tripulación.
Estaba sometida a mucha presión últimamente, toda esa historia sobre el futuro, sobre lo que yo misma inventaría, sobre el pasado y lo que acabó con la vida de mi madre, la posible implicación también de su padre. Estaba mareada, y necesitaba hablar con alguien ajeno a todo.
Fue así cómo acabé en la cubierta de atrás, buscando a ese chico, que fumaba un pitillo y miraba hacia lo que íbamos dejando detrás. Parecía que ya no había peligro, y el submarino había salido a la superficie, mientras seguíamos navegando hacia algún lugar.
Volver a ver el sol fue algo agradable, respirar aire puro, sin que llegase a ser artificial, y sentir la brisa en mi piel. Lo había añorado demasiado.
- ¿Sarah? – preguntó él, como si no pudiese creérselo. Era normal, yo no había visitado esa parte aún - ¡Vaya! ¡Qué agradable sorpresa! – me abrazó, como si llevase años sin verme, casi me dejó sin respiración - ¿Qué haces aquí?
- Echaba de menos nuestras charlas – bromeé al respecto, haciéndole sonreír, tirar el cigarro por la borda y fijarse de nuevo en mí.
- ¿Cómo está él? – su pregunta me cogió desprevenida, de entre todas las que pensé que me haría, jamás pensé que me preguntaría por el tipo que tan mal le caía en un principio.
- Lo está soportando muy bien – admití, pensando en todos los exámenes que los rusos estaban haciéndole, pero él no se quejó ni una sola vez.
- ¿Sigue siendo él? – volví a reparar en él, algo confusa, no entendía lo que quería decir - ¿No te lo ha contado? – negué con la cabeza, era obvio que no sabía nada – Cuando lo trajeron de vuelta y lo convirtieron en el Magnus 7, usaron una sustancia alienígena para curar su cuerpo – abrí la boca ligeramente. Estaba flipando – Se supone que esa cosa que regenera su cuerpo tome el control. Él también está preocupado, Sarah.
- ¿Mi padre lo sabe? – fue lo único que pude preguntar al respecto. Asintió, y eso me alarmó incluso más, porque si lo sabía y no estaba haciendo absolutamente nada... ¿qué nos esperaría al final?
- No tengo ni idea de qué es lo que estará haciendo para pararlo, o si le da igual, y sólo quiere seguir investigando a Tyler como una rata de laboratorio – aquellas palabras me hicieron comprender algo. Pit se había posicionado, y no era al lado del profesor al que admiró durante años.
Lo entendí entonces, como si la luz hubiese iluminado el caos de mis pensamientos. No iba a cambiar el pasado para evitar que llegasen los robots, lo haría por él, para salvarle de ese destino, porque no quería algo así para él.
Logré convencer a papá para que dejase entrar a Pit, sabía que Tyler iba a necesitar a un amigo allí dentro, y puesto que no se había atrevido a contarme lo mucho que le preocupaba que esa cosa que vivía dentro de él tomase el control, se me ocurrió que yo no sería la elegida para esa función. Quizás los lazos que aquellos dos adolescentes habían forjado eran más fuertes de lo que pensé en un principio.
- ¡Pit! – Reconoció él, al verle entrar al laboratorio aquella tarde, junto a nosotros dos. Le abrazó entonces, como si fuesen mejores amigos desde siempre. Eso me hizo comprender algo. Para él Pit era un buen amigo, a pesar de haber forjado lazos hacía bien poco. Quizás la lealtad que le había mostrado había sido tal, que lo hizo confiar en un simple humano al que antes odiaba.
- ¿Cómo estás, tío? – preguntó en cuanto el efusivo Tyler se le quitó de encima. La sonrisa que antes había adornado su rostro, y la felicidad por verlo de nuevo se esfumó, dejando paso a la preocupación, y eso sólo me alarmó más – Por tu cara veo que no es así.
- Hablemos – pidió él, tirando de su mano hacia un lado, lejos de nosotros y el resto de los rusos.
- ¿Qué ocurre? – quiso saber el otro.
- Cada vez es más difícil y el profesor Cooper no me cree cuando le digo que el destructor está a punto de tomar el control – Peter se alarmó en seguida.
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