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Capítulo 14 - El pasado.

Aquí les traigo el capítulo de hoy. Espero que les guste. Poco a poco se va complicando la trama.


No volví a verle, le evitaba, seguía estrujándome el cerebro intentando descubrir la verdad sobre nuestro pasado. Quería averiguar si estábamos relacionados de alguna forma, y siempre me alejo de las personas que me importan cuando algo me preocupa. Él estaba preocupado, podía verlo cuando nos cruzábamos por los pasillos, como aquel día, pero en aquella ocasión yo era la que estaba ansiosa por conocer lo ocurrido. Tenía heridas en sus muñecas y un feo corte en uno de los lados de la cabeza.

- No es nada – aseguró cuando me detuve frente a él, sorprendiendo a mi padre, que pensaba que no iba a volver a acercarme a él. La sangre parecía reseca, pero aun así levanté la mano para acariciarla. Sonrió, calmado – sólo es un rasguño – aseguró, asentí, justo cuando mi padre tiraba de mí para alejarme de él, entonces hizo algo que nos sorprendió a ambos, agarró la mano de su profesor y le detuvo, fijándose entonces en mí - ¿tú estás bien? – asentí, pero él podía saberlo con sólo una mirada – si algo de lo que dije te dañó... lo siento.

- No – le calmé, porque no quería que él pensase jamás que me hacía daño. Él era un buen chico – no es por ti – él asintió, justo cuando mi padre intentaba soltarse, pero él no lo permitió aún, enfureciéndole incluso más.

- Hablemos luego – sugirió.

- No – contradijo papá, consiguiendo soltarse de él, separándome de Tyler, molesto con la situación.

- ¿Crees que vas a conseguir separarme de él así? – me quejé, molesta con su actitud – nada de lo que hagas podrá separarme de él.

- ¿Nada? – preguntó, molesto - ¿y si te digo que fuiste culpable de lo que le sucedió a su padre? – me quedé estática, sin poder seguir avanzando, girándome para mirar hacia él, a como se alejaba, en dirección al laboratorio - ¿por qué crees que lo elegí a él, de entre todos los soldados que hay en este mundo? – negué con la cabeza, horrorizada.

- Intentaron matarme – declaré, sorprendiéndole, pues no se esperaba que lo recordase - ¿por qué? Sólo era una niña de seis años, indefensa, ¿qué querían de mí?

- Mataron a tu madre – contestó, desolado, con lágrimas en los ojos, sabía que aún le dolía, aún la amaba – y jamás supe por qué – negué con la cabeza. ¿No lo sabía? Tenía que saberlo, porque yo quería saberlo. ¿Por qué? ¿Por qué intentaron matarme? ¿Por qué mataron a su padre?

-

Me acerqué despacio, sorprendiendo a mi padre, que pensó que después de nuestra charla jamás me acercaría de nuevo a él. Tyler dejó de intentar los ejercicios que le decían y se fijó en mí.

- Tenemos que hablar – él asintió, se quitó los cables que rodeaban su cuerpo y me siguió hasta afuera, mientras los rusos se fijaban en mi padre, que se encogía de hombros, en señal de que él no tenía nada que ver – necesito encontrar respuestas – dije en cubierta, sintiendo la brisa marina sobre mi rostro, observando la hermosura de aquel día soleado - ¿recuerdas algo más de cuándo estabas vivo? – él me miró, extrañado, sin comprender mi pregunta – Cuando era pequeña intentaron matarme – aquello le preocupó un poco más – mi madre y el guardaespaldas intentaron salvarme, pero murieron, y el tipo que les disparó desapareció misteriosamente. Supuestamente era un atraco, pero no se llevaron nada.

- ¿Sospechas de tu padre? – quiso saber, preocupado. Negué con la cabeza.

- Él jamás le haría daño a mi madre – contesté – pero estoy preocupada pensando en el pasado, en quién pudo querer matarme. Yo sólo era una niña de 6 años, no era nadie importante – pensó en ello, detenidamente, vio varias hipótesis en su mente, las descartó y sacó algunas nuevas.

- Dame más información – pidió. Le miré, sin comprender – para que pueda ampliar la búsqueda y cotejar datos – por un momento me había olvidado que él no era humano. Tenía miedo de que relacionase los datos con él mismo, pero quería averiguar que estaba pasando.

- Se supone que los satélites no funcionan, los rebeldes lo han destruido todo – me quejé, él sonrió, calmado.

- Mi fuente de información no proviene solo de los satélites – le miré, sin comprender.

- Samantha Cooper – declaré, informándole del nombre de mi madre – busca cualquier información que pueda relacionarla. Busca... - su mente empezó a buscarlo todo, a cuestionarlo todo, veía miles de periódicos antiguos, miles de noticias relacionadas con el atentado que acabó con la vida de mi madre, lo cotejó todo, lo unió, lo separó, indagó más allá, y entonces se detuvo. La sorpresa se vio reflejada en su rostro y entonces tragó saliva, antes de decir aquello que no tendría sentido para mí.

- No es lo que eras, si no lo que serás – abrí la boca, sin entender lo que acababa de decir. La cerré y volví a abrirla de nuevo, él entrelazó nuestros dedos para darme las fuerzas que necesitaba – doctora Sarah Cooper, especialista en la física cuántica.

- No – me quejé, sin poder creer aquella tontería, él sonrió, tirando de mí hacia él.

- ¿Qué es lo que cambiarías si tuvieses el poder de cambiar el pasado? – quiso saber. Le observé, sin comprender y entonces abrí la boca incluso más sorprendida que antes – la doctora Sarah Cooper la inventora del fenómeno retroesplet.

- ¿El qué? – seguía perdida en mis propios pensamientos, sin apenas poder reaccionar a aquella locura.

- Inventarás los saltos en el tiempo, Sarah – negué con la cabeza, porque aquello me parecía de lo más irreal.

- No – él sonrió, como si todo aquello le pareciese divertido – yo no... ¡No!

- En unos treinta años toda nuestra percepción de la ciencia cambiará – volví a negar con la cabeza, una y otra vez, empezando a entender la razón por la que alguien podría querer matarme. Me di cuenta en seguida.

- Evitaré que lleguen las máquinas – adiviné. Él asintió, con melancolía y yo negué con la cabeza, no quería eso para él, él tenía que vivir, tenía que hacerlo. ¿Por qué iba yo a destruir lo único que amaba? Quizás quería evitar que él muriese, o quizás...

Aquello era de locos. Era imposible que yo me convirtiese en doctora, y menos que inventase los saltos en el tiempo. Tan sólo quería protegerle a él, nada más, y descubrir toda aquella locura.

- Jamás te haría daño – prometí, él asintió, como si ya lo supiese - ¿tú estás a mi lado en el futuro?

- No puedo ver el futuro Sarah – se quejó. Le miré, sin comprender – tan sólo dispongo de acceso a información del universo, pero nada más.

- Haré cualquier cosa para mantenerte a salvo – él asintió, calmado.

- Yo haré lo mismo – aseguró, dándome un cálido beso en la mejilla, justo cuando mi padre salía y presenciaba aquello, llegando hasta él, golpeándole en la mejilla, separándome de él.

- Aléjate de ella, Magnus 7 – él me observó, asintiendo, haciendo una mueca para mover la mandíbula, como si el golpe de mi padre le hubiese dolido realmente – te lo advertí, no quiero que mi hija se vea envuelta con un tipo como tú.

- ¿Alguna vez estuvo enamorado? – pregunté hacia mi padre, él sabía a lo que me estaba refiriendo, a pesar de que el susodicho no tuviese ni idea.

- No – contestó – era un chico muy reservado, tímido y le costaba relacionarse con la gente – sonreí, al darme cuenta de que me había enamorado de la misma persona. Él no entendía a quién nos estábamos refiriendo.

- Yo nunca antes me había enamorado – admití, sorprendiendo a mi padre – para mí la física siempre fue más importante – él sabía que tenía razón – entonces conocí a Tyler Magnus y todo mi mundo se detuvo – él sonrió, sabía que me estaba declarando en ese justo instante.

- También me sentí distinto cuando te conocí – aseguró, sorprendiendo a mi padre, que no esperaba algo así. Caminé hacia él, ignorando a mi padre y entonces nos besamos.

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