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Capítulo 13 - Libra y Sagitario.


Aquí el capítulo de hoy. Espero que les guste :D

Mi padre me prohibió relacionarme con él. ¿En serio? ¿a aquellas alturas? ¿cómo se atrevía a prohibirme algo?

No iba a hacerle caso, no iba a alejrme de la única persona que se preocupaba por mí.

Aquella noche era tarde, demasiado, y sabía que él estaría despierto, pero aun así entré con sigilo en su habitación, observando todas aquellas máquinas allí, estudiando cada uno de sus movimientos, a pesar de que no estaban funcionando en él, no podía evitar sentirme nerviosa.

- No deberías haber ido al laboratorio – me dijo, en cuanto me vio allí – incluso estar aquí ahora tampoco es ... - le detuve sin pretenderlo, apoyando la mano en su clavícula, subiéndola con calma, tocando su piel, que a pesar de ser artificial parecía real, demasiado real. Recordé las palabras de papá, queríamos que fuese tan real como un ser humano. ¿Qué tan real era? Me fijé en sus preciosos ojos, buscando algo en ellos, recordando lo que él dijo una vez, las peleas me hacen recordar algo, como si una vez hubiese estado vivo.

- Dijiste que tenías la sensación de que habías estado vivo una vez – él asintió, sin siquiera preguntar sobre ello - ¿cómo era? – me miró, sin comprender - ¿cómo sientes que era?

- No lo recuerdo – contestó – mi mente está dañada, pero cuando la gente grita veo cosas – asentí, calmada, esperando a que dijese algo más – veo otros robots mirándome, pero no hay brillo en sus ojos, es como si estuviesen muertos – podía verle allí, delante de mí, recordando algo que ni siquiera entendía – me apuntan con su arma y tengo miedo, Sarah, como si realmente pudiese morir.

- No te fíes de mi padre – supliqué, me estudio, con la mirada, sin comprender por qué le decía aquello – fíate de mí, yo jamás dejaré que te hagan daño – acortó las distancias entre nosotros y me besó. Me sostuve a sus hombros, sintiendo los abultados bordes de su tatuaje bajo mis manos - ¿qué es el tatuaje de la espalda? – quise saber, entre besos. Él sonrió, dándose la vuelta, mostrándomelo. Era una araña, una enorme araña negra que le cubría la mitad de la espalda, y en el centro había unos símbolos, los reconocí en seguida, era un arquero, algo así como Sagitario, junto a uno que parecía significar libra. Libra y Sagitario. ¿Qué significaba? - ¿Qué crees que significa? – quise saber.

- No lo sé – contestó, y sabía que era sincero. Se volteó antes de haberme dejado pensar en ello y volvió a besarme – me gustas – confesó, justo cuando me apretaba contra él, ansioso – me gustas mucho.

- Tengo una curiosidad – comencé, echándome hacia atrás, nerviosa por estar tan cerca de él. Se echó un poco hacia atrás y me prestó atención - ¿dónde has aprendido a besar así? – bromeé, sonrió, justo cuando yo me tomaba el atrevimiento de acariciar sus labios.

- La teoría es distinta a la práctica – contestó, sonreí – nunca antes lo había puesto en práctica.

- ¿Qué más quieres poner en práctica? – bromeé. Me cogió en brazos y me dejó caer sobre la cama. Temblaba, con él sentado a mi lado, pero no me detuve cuando nuestros labios volvieron a besarse. No quería pensar en mis dudas, no cuando le sentía de esa forma. Estaba completamente enamorada de él, y me daba igual que fuese un robot o un monstruo.

Nos tumbamos juntos en la cama, sin intención de hacer nada más. Creo que ambos teníamos miedo de dar un paso más, así que tan sólo dormimos. Pero desperté antes de que él lo hubiese hecho. Miré hacia su espalda y pensé en su pasado. En si papá me habría dicho la verdad o no, ¿realmente no tenía familia? ¿qué significaban los símbolos de su espalda?

Me marché con sigilo, antes de que él despertase y lo primero que hice al llegar a mi habitación fue buscar entre los recortes de la investigación de papá, esos que había robado cuando Peter me habló sobre ello.

"Tyler Scott muere a los 23 años en el campo de batalla"

"Donan su cuerpo a la ciencia"

"Un robot del enemigo acaba con un joven americano de tanto sólo 23 años"

"Un final desastroso para Tyler Scott, un joven que perdió a su padre en el tiroteo del 11 de Yersey"

¿El 11 Yersey? Ese fue el tiroteo que acabó con la vida de mamá.

Tenía tantas dudas y ningún lugar donde mirarlas.

Me levanté de la cama y atravesé los largos pasillos, deteniéndome en la habitación de papá. Abrí la puerta y encendí la luz, asustándole, despertándole de su sueño.

- ¿Por qué estás tan agitada? – quiso saber, preocupándose. Le abracé, con fuerza, descargando todo mi llanto en su hombro, dejándole incluso más ansioso por hallar respuestas que hace un momento. Yo luchaba conmigo misma por no pensar en ese día. En mamá tirada en la acera, en el guardaespaldas desangrándose y en mi llanto desconsolado que jamás dejaría de escuchar, mientras las sirenas de policía se escuchaban aquí y allá.

Papá me recostó a su lado, acariciando mi mejilla, intentando calmarme, y lo logró, durante un tiempo lo hizo, pero yo no podía dejar de pensar en los tatuajes de Tyler.

- Libra – me percaté, tragué saliva, y papá se fijó en mí, más que dispuesto a escucharme. Pero nada más salió por mis labios, intenté encontrar algo en mis recuerdos que lo relacionasen, pero no había nada.

La puerta de la limusina se abrió y mamá salió por ella, ayudándome a salir, mientras nuestro guardaespaldas salía del asiento del copiloto y se preparaba para entrar en el banco. Papá estaba preocupado porque algo nos pasase, pero ¿por qué? No lo entendía.

Seguí a mamá hasta el banco, justo cuando el guardaespaldas se quedaba fuera conmigo, dejando que mamá sacase dinero del cajero y yo me fijaba en un tatuaje que adornaba su muñeca.

- ¿Estás curiosa? – preguntó amigablemente el hombre, recién reconocía esos ojos verdes, y esa sonrisa calmada. Se parecía demasiado a la suya.

- Libra – volví a repetir, viendo ese tatuaje en la muñeca de ese hombre.

- ¿Qué es lo que ocurre, Sarah? – quiso saber mi padre, mientras yo escuchaba los disparos en mi mente y mamá caía al suelo intentando protegerme, había alguien más intentando protegerme, era el guardaespaldas, que también cayó al suelo, dejando caer su mano, la misma que tenía ese tatuaje.

- ¿Qué es lo que querían de mí? – pregunté, haciendo que papá se preocupase un poco más. Pensé en ese día un poco más, y entonces le vi, a ese chico de tan sólo 10 años de edad, tirándose al suelo para intentar revivir a su padre, dejando que su llanto se mezclase con el mío – Libra – reconocí, incapaz de poder decir otra palabra. Me calmaba saber que ya nos conocíamos, pero aún tenía demasiadas incógnitas en mi cabeza. Para empezar. ¿Por qué alguien intentó matarme? ¿qué hacía él allí?


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