Capítulo 10 - Conciencia.
Buenos días.
Hoy tendréis un extra de todas mis historias, y al finalizar el día una sorpresa con Yours :P
Espero que les guste este capítulo :)
El viaje de doce horas hasta Utah fue silencioso, sólo interrumpido por las anécdotas que le contaba al profesor, omitiendo todo detalle de los sentimientos de aquellos dos. Sabía que ella se había quedado en shock tras descubrir que el chico que le gustaba sólo era un robot, pero ni siquiera se daba cuenta de lo que él realmente era.
Por supuesto él también contó su aventura. Después de despistar a los rebeldes requisó un auto y estuvo conduciendo por carreteras secundarias hasta encontrarnos. Había sido como encontrar una aguja en un pajar, pero ... las casualidades, a veces existen, y pronto lo averiguaréis.
Ella le evitaba, pude darme cuenta en cuanto nos detuvimos a repostar, y él... quizás no se atrevía a acercarse por su padre, pero podía ver la ansiedad reflejada en su rostro.
- Te dije que no funcionaría – le dije, junto al auto, mientras echábamos gasolina y el profesor compraba algo para picar junto a su hija.
- No estoy de humor, Peter – me sorprendieron sus palabras, jamás pensé que un robot pudiese enfadarse – La ansiedad y la frustración me hacen ver cosas, así que si sabes algo... deberías decírmelo.
- ¿Qué ves? – quise saber, observando como aquellos dos se iban acercando poco a poco.
- Muerte – contestó.
Dormimos cerca de Fruitland, mientras el único no humano conducía, y cuando desperté me sorprendí al encontrarnos en Forestbear (al norte de Jackson, Wyoming), en el refugio. Parecía ser el único que se había despertado, además de Tyler, que estaba fuera mirando hacia las heladas montañas. Se giró a mirarme en cuanto llegué hasta él.
- ¿Todos los robots adoran el frío, o sólo yo?
- Sólo tú.
- No soy un simple robot, ¿verdad?
- No.
- ¿Cuidarás de ella cuando yo no esté? – le miré, sin comprender. ¿Es que iba a alguna parte?
- ¿A dónde irás tú? – sonrió, divertido, al darse cuenta de que yo no lo sabía.
- El primer robot con sentimientos, ¿no crees que todos los países querrán estudiarme? – me di cuenta entonces, de que se convertiría pronto en una rata de laboratorio.
- Podrías huir.
- No – contestó. Le miré, sin comprender – ni siquiera cuando sabía que iba a morir lo hice.
- ¿Qué quieres decir?
- Morí, Peter – abrí la boca, sin dar crédito – y a pesar de eso, estoy aquí, vivo.
- ¿Has recordado algo más?
- Es confuso, porque ahora las imágenes se alteran con otro lugar – eso me extrañó incluso más – en ese lugar soy como una serpiente, me arrastro y destruyo toda vida a mi paso, como un exterminador.
¡Dios! ¿Cuántas conciencias había dentro de ese robot? Sí tenía recuerdos de cuando era humano, se suponía que sólo era eso, pero .... Si también tenía recuerdos de ... quizás eran recuerdos de esa sustancia viscosa que había dentro de él, eso me hizo preguntarme algo... ¿esa cosa verde también tenía conciencia? Era un destructor, él mismo lo había dicho. Y había encontrado al huésped perfecto, pero ... ¿cuál era su plan?
- Puedes elegir – añadí, porque me negaba a creer que al final, después de todo lo que habíamos pasado juntos, todo acabara así.
- No, no puedo – contestó, le miré sin comprender, justo cuando el profesor llegaba hasta nosotros, parecía que alguien más había despertado.
- Esta aventura está a punto de terminar – bromeó el profesor al llegar. Saqué el paquete de cigarrillos para fumar uno, entonces recordé cuando ella me dijo que debía dejarlo. Sonreí y volví a guardarlo en su lugar – abandonaremos el coche aquí y atravesaremos el coche a pie.
- Despertaré a Sarah - sugerí, dejando a aquellos dos solos. Ni siquiera se de lo que hablaron, pero cuando volvimos a reunirnos lucía realmente destruido, como si sus palabras lo hubiesen herido enormemente.
---
Sarah.
Abrazar a mis abuelos después de tanto tiempo calentó mi corazón, pero aún me sentía herida, engañada de que él me hubiese ocultado aquella información.
¡Dios!
Pensé que era humano. Se mimetizó tan bien, que incluso hacía bromas o se reía como uno, sus miradas se parecían a las de cualquier otro, como si realmente tuviese sentimientos. Pero era imposible, los robots no tenían alma, por lo tanto, era imposible que tuviesen sentimientos.
Recordé cuando confesé mis sentimientos, él los aceptó, pero no me dijo lo que sentía ni una sola vez. ¿Cómo hacerlo? Era imposible.
Le evitaba aquellos días, ni siquiera me quedaba en la misma habitación que ellos cuando mi padre le hacía exámenes exhaustivos para estudiarle mejor. Tan sólo era un experimento. Una máquina.
¿Cómo había podido despertar ese tipo de sentimientos hacia él? Me parecía del todo inapropiado.
Estudiar física siempre ha calmado mi corazón, inclusive cuando papá estaba lejos o pensaba en la muerte de mamá. Aquella vez no fue una excepción.
Esa noche no podía dormir, recorrí los pasillos de aquella fortaleza pensando en el pasado, deteniéndome en cuánto lo vi.
¡Porras!
Había olvidado que solía acostarse el último y levantarse el primero. Recién entendía por qué. Los robots no duermen, solo se cargan.
Nuestras miradas se cruzaron en cuanto se percató de que estaba allí. Se sorprendió de verme, pero no se acercó demasiado, debía pensar que me incomodaba su cercanía. Y lo hacía, en aquel momento tan sólo quería desaparecer.
- ¿Por qué? – pregunté, justo cuando pasaba por mi lado, con la intención de dejarme a solas. Me miró, sin comprender - ¿por qué me mentiste?
- No te mentí – fue su respuesta. Le crucé la cara, arañándole con mi anillo, sin apenas darme cuenta, observando como la sangre brotaba de su mejilla, asustándome – Es una herida superficial – aseguró, sin tan siquiera hacerle caso – no duele.
- ¿Por qué tu sangre es roja? – me quejé, aun flipándolo con todo aquello. Se suponía que la sangre de los robots era negra, era aceite de motor lo que salía de ellos, pero la suya era roja. ¿por qué? Incluso cuando acabaron con esa niña era negra.
- Realismo – contestó – ellos querían que me pareciese lo más posible a un ser humano – tragué saliva, sin saber qué decir. Agarró mi mano y la depositó en su pecho, y yo me sorprendí de sentir su corazón justo debajo – tengo órganos como vosotros y sangro – abrí la boca, porque aún no entendía cómo podía ser posible. La robótica no podía haber cambiado tanto en unos años.
- ¿Y tienes sentimientos? – me percaté. Él sonrió, con calma, asintiendo después.
- Aún no sé cómo dominarlos – contestó – es complicado porque yo no los entiendo, pero te veo y los siento – abrí la boca, sin poder reaccionar. Él sentía cosas por mí. Pero... ¿cómo era posible si quiera?
- Sarah – llamó la voz de papá justo detrás, haciéndome salir de mis pensamientos - ¿qué haces despierta tan tarde?
- Él tiene sentimientos – le acusé, papá me miró, extrañado, asintiendo, y yo le observé como si estuviese loco – los robots no pueden sentir, no tienen conciencia.
- Hablemos de todo esto en mi despacho – pidió, echando una leve mirada a Tyler – vigila el perímetro, aquí estamos a salvo, pero nunca se sabe.
- Sí, profesor Cooper.
- ¡Basta! – me metí entre ambos, sorprendiendo a mi padre – no lo trates así – sabía que mi actitud era disparatada. Era una máquina y mi padre era su señor. Pero odiaba que lo tratase como su fuese inferior.
- Sarah, ¿estás bien? – quiso saber papá.
- Vigila el perímetro y avísanos si algo va mal – pedí, ambos me miraron, sin comprender – no te hagas el héroe. Vamos – agarré la mano de mi padre y tiré de él hacia su despacho.
- ¿Se puede saber qué ha sido eso de ahí fuera? – preguntó, aún confuso, yo negué con la cabeza, hablando entonces.
- Quiero saber lo que es – pedí – porque eso de ahí fuera no es un robot – esperó a que me explicase y lo hice – los robots no se preocupaban por los humanos, acatan las órdenes de sus amos sin pararse a cuestionarlas, no sienten absolutamente nada por el prójimo, no hay vida cuando miras a sus ojos y no tienen conciencia.
- Tienes razón, él no es sólo un robot – me fijé en él, sin comprender a donde quería llegar con todo aquello – una vez fue humano – abrí la boca para respirar, porque me estaba ahogando.
- ¿Qué has dicho?
- Su conciencia es la de un humano, la de un pobre chico que salvamos antes de que muriese del todo. Atrapamos su alma antes de que se marchase y la metimos en el cuerpo de un robot – no podía decir nada, me había quedado demasiado en shock, joder – al principio nos costó mucho aislarlo, él recordaba lo que era, y eso nos dificultó mucho el trabajo, pero al final, logramos apartar sus recuerdos de su mente. Ahora cree que sólo es un robot, no tiene ni idea de...
- ¿Cómo has podido? – me miró, sin comprender – estás jugando a ser dios, has resucitado a alguien y lo has metido dentro de un robot, privándole de sus propios recuerdos.
- Sólo era un pobre soldado a las puertas de la muerte, capturamos su alma antes de que muriese y la metimos en Magnus 7 – mis lágrimas salieron en cuanto escuché aquellas palabras – no tenía familia y nadie iba a darse cuenta...
- Mamá estaría tan decepcionada de todo esto...
- Sarah, cariño, le salvamos la vida, le dimos la oportunidad de vivir.
- ¿qué oportunidad es esa cuando le privasteis de sus recuerdos?
- Lo hicimos para protegerle, su mente estaba muy dañada al recordar una y otra vez su muerte. Era mejor si le hacíamos olvidar.
- No quiero que le sigas tratando como si fuese un robot – me miró, sin comprender – quiero que dejes de tratarle como si fuese inferior.
- Sólo es un robot, nena.
- No, no lo es – mis lágrimas empezaron a salir, preocupando a papá – sólo quiero que le dejes en paz, que sea libre de tomar sus propias decisiones.
- ¿Qué es lo que te está ocurriendo?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro