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10. Nuevos amigos (más o menos)

10. Nuevos amigos

Sí, no debí haber aceptado.

Al día siguiente, Evan me empujó hacia la mesa de una esquina de la cafetería en la que Alice se sentaba en el recreo. Yo arrastré a Amy conmigo, como era de esperar. No es que fuera antisocial, tímida o reservada, pero todo es más fácil con tu mejor amiga experta en el campo de las mentiras como aliada. Me presenté y esperé a que me dieran la bienvenida o algo. Con que hubieran abierto la boca para decirme "Lárgate" habría bastado. Pero no. Fueron lo suficientemente considerados como para mantenerse callados mirándome como si fuera un bicho raro salido de una película de ciencia ficción con poco presupuesto. Amy y yo nos miramos nerviosas. Ahora sabía cómo se sentían las ratas de laboratorio.

—¿Queréis... sentaros o algo?— Un chico de ojos verdes con el pelo teñido de morado nos señaló el lugar vacío que había a su lado. Le agradecí con la mirada. Nos sentamos entre él y otra chica de pelo negro, y tuvimos la suerte de estar justo en frente de Alice.

—¡Yo a ti te conozco!— gritó, haciendo que me sobresaltase. No esperaba que se mostrase tan entusiasmada porque nos quisiéramos unir a su grupo— Y tú a mí también— asentí y sonreí.— Ella es Skyler, la chica que consigue aguantar al rubio oxigenado— Todos los que estaban sentados en la mesa pronunciaron un "Ahhh" a coro. Al parecer era conocida entre los alternativos.

—Con que Ungravity, ¿eh?— Un chico moreno de ojos grises señaló mi camiseta. Solo diré que el chaval no estaba mal. Nada pero que nada mal. Pero debería centrarme. El único hombre que ocupaba mis pensamientos era mi querido Caleb y así tenía que ser... ¡Pero es que, qué ojos tan raros tenía! Raros en el sentido de extravagante; bonito. Tenían la belleza de las piedras preciosas: Parecían irreales, como si fueran artificiales o una ilusión sacada de las fantasías femeninas, pero allí estaban.

Debería calmar mis hormonas o acabaría mal. Pero que muy mal.

—No me va mucho el pop rock, pero ellas lo valen— Dijo el ya mencionado chico. Sonreí como estúpida y asentí con la cabeza. Amy me dio un codazo más bien mal disimulado y se rió por lo bajo.

Al parecer, le habíamos caído bien, ya que poco después Amy y yo ya estábamos manteniendo una agradable conversación con todos los demás. Puede que las habilidades sociales de Amy, tuvieran algo (mucho) que ver en el asunto, aunque eso no hacia falta que lo supiera nadie.

Nos enteramos de que hacía unos meses habían formado un grupo de música, aunque no habían querido decirnos el nombre. Alice era la vocalista, el chico del pelo morado y los ojos verdes que se llamaba Dean, tocaba la guitarra, Lena era la batería y mi nuevo crush, o como sus padres le pusieron, Tom, era el bajista.

Después del mal trago y la incomodidad del principio, habíamos acabado por caerles bien a todos y nos habían invitado a ver el lunes a su banda ensayar. Evan iba a estar la mar de feliz cuando le contase que iba a poder pasar más tiempo con Alice.

...

—¿Que has hecho qué?¿Te golpeaste con la cuna al nacer o qué? ¡No puedo hacerlo! ¡No estoy preparado!— Evan estaba hecho bolita en una esquina del aula. Amy se lo había contado de buenas maneras, y él había reaccionado como todo un maníaco. Se había puesto a tirarse del pelo y había acabado sentando en posición fetal quejándose como un niño pequeño.

—Solo tienes que acompañarnos a ver el ensayo. Podemos decirles que a ti también te gusta el rock y que tienes pensado montar una banda, así que quieres ver la dinámica que tienen ellos para que sepas cómo hacer las cosas bien. Tú estate tranquilo, algo se nos ocurrirá— Evan me miró mal. Era gracioso mirarle por una vez por encima del hombro, y no al contrario.

—No pienso hacerlo. Seguro que me quedaré mirándola como idiota y cuando abra la boca para hablar me quedaré mudo, o diré alguna estupidez. Seguro que la acabo cagándola y hago que me odie más de lo que ya hace— Casi sentí lástima por él. Alice le había rechazado sin ni siquiera darle una oportunidad. Aunque, teniendo en cuenta de que tenía novia, o eso creíamos, era muy lógico que no quisiera saber nada de él.

—¿Y si aparece por allí la pelirroja? Podríamos averiguar de una vez si son novias. ¡Igual resulta que no, y todavía tienes una oportunidad!— Evan me miró mal de nuevo.

—¿Y si resulta que no está interesada en chicos? ¡Hasta la reina de Inglaterra tendría más posibilidades de acabar con ella que yo!— Pensé en ello. Tendría que ser horrible descubrir que no puedes estar con la persona de la que estás enamorado debido a su orientación sexual. Pero, por otra parte, este chico no podía empeorar, así que... ¿Por qué no intentarlo?

—¿Y si dejas de lloriquear y lo intentas? Total, sino siempre te quedarán todas las zorras que te aseguro se mueren por salir contigo— Contribuyó Amy. Me ahorré el comentario de que ella era una de esas "zorras" que saldría con él. La miré mal, acababa de meter la pata— ¿Un clavo saca otro clavo no?

—Acabas de comparar un diamante con una mierda de perro— soltó Evan irritado. Amy levantó ambas manos en el aire en señal de rendición y murmuró "Yo al menos lo he intentado, que conste".

El timbre que indicaba el inicio de la clase sonó. Los alumnos entraron como bestias salvajes en el aula y Amy y yo fuimos a sentarnos a la primera fila. Más tarde hablaríamos con Evan y lo arrastraríamos hasta la casa de Alice, tanto si quería como si no.

...

A las 5:30 habíamos quedado en ir a verlos ensayar. Pero todavía eran las 5, así que, ¿que hacíamos en un coche? Básicamente íbamos a secuestrar a Evan, con todas las connotaciones de la palabra. Encontrar su dirección había sido sumamente fácil. Mi tío era su profesor, y como tal tenía un registro con todos los datos de los alumnos (la fecha de nacimiento, el nombre de los padres, la nacionalidad y... ¡la vivienda! Muy útil para dos acosadoras como nosotras).

Picamos al timbre. Esperamos unos segundos hasta que se oyeron  los pasos de alguien bajando las escaleras. La hermana de Evan, que si no recuerdo mal se llamaba Eve, nos abrió la puerta y nos puso cara de pocos amigos.

—¿Qué queréis? ¿Sois admiradoras de mi hermano y habéis venido aquí a robar algún pelo para clonarle genéticamente? Haced algo más original, que siempre hacéis lo mismo y ya estoy harta. Os saldrá algo con la inteligencia de un protozoo, os lo advierto.

Amy y yo nos miramos extrañadas y comenzamos a reír.

—¿De qué os reís? ¿Sois aún más psicópatas?

—No... Bueno en realidad sí. Pero esa no es la cuestión. Tenemos que arrastrar a tu hermano hacia el amor de su vida, así que ¿serías tan amable de dejarnos pasar?— inquirió Amy, mirando hacia el interior.

—No. En la vida de mi hermano solo hay tres mujeres: Yo, mi madre y su futura gata. Adiós— Y nos cerró la puerta en las narices. Amy no se rindió y volvió a picar al timbre. No se oyó nada. Amy volvió a pulsar.

—¡No tenemos ninguna prisa, en serio! ¡Podemos estar así durante horas!— gritó. Se oyó un insulto y la puerta se volvió a abrir.

—Si le digo a Evan que baje, ¿me dejaréis en paz?

—¡Sí!— gritamos ambas. Eve suspiró y volvió a entrar a la casa.

—¡Diles a esos engendros del mal que se marchen! ¡Cómetelos si hace falta!— se escuchó gritar a Evan desde arriba. Eve bajó, aún más enfadada. Nos mandó a la mierda y nos cerró la puerta en la cara.

—Genial. ¿Y ahora qué hacemos?—pregunté. Amy señaló la ventana más grande, que estaba abierta.

—Ahí hay una escalera. Podríamos cogerla y entrar por la ventana— ¿Estaba loca? ¡Ni de coña iba a arriesgar su vida para entrar por ahí!

5 minutos después....

—¡Esto se mueve mucho! ¡Sujétala más fuerte!— gritaba Amy, agarrándose a los peldaños de la escalera como podía para intentar no caerse.

—Fue tu idea. Yo te lo advertí. Si mueres el juez me dará la razón— Volvió a insultarme, y tras subir dos peldaños más se coló por la ventana. Ahora se suponía que era mi turno. Puse el pie en el primer peldaño y comprobé que soportaba mi peso, así que empecé a escalar. Al llegar arriba salté sin pensármelo dos veces para entrar por la ventana y pisar suelo firme. Amy me estaba esperando sentada en un sofá que había en el fondo de la habitación.

—Cuánto has tardado. ¿Vamos a buscarle?— la miré mal, pero asentí con la cabeza. Lo único que quería era irme de esa casa y volver a la seguridad del coche de Amy.

Evan estaba en la habitación de al lado, sentado frente al espejo, con un lápiz de ojos en la mano y toda la intención de empezar a pintárselos.

—¿Pero qué haces? ¿Tienes ganas de sacarte un ojo o algo?

—No, solo quiero parecer más emo. Igual así le gustó más a Alice.— Negué con la cabeza. Este chico no tenía remedio.

—Entonces, ¿eso significa que te vienes con nosotras?— Evan hizo un amago de sonrisa que interpreté como un sí.

Genial. Ahora solo nos faltaba evitar al dragón de la puerta y rescatar a la princesa para llevarla con su príncipe, que vivieran su final de cuento de hadas y que comieran perdices. Pan comido.

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N/A:

Lo siento lo siento lo siento.

No sé para qué me disculpo, si ya sabéis por qué no actualizo. Falta de inspiración combinada con exámenes es un buen motivo, sí.

Solo digo que, como ya habréis notado, no actualizo tan seguido como antes. Esta semana probablemente se me haga imposible actualizar porque tengo 6 malditos exámenes. Así que lo siento mucho. A nadie le jode más esto que a mí, creedme.

Bye!

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