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Día 5

Lunes

Por suerte pude escuchar mi celular sonar con el despertador. Estiré la mano bruscamente y busqué mi celular en la mesita de luz. Apagué la alarma y me di vuelta para ver a mi amiga que, supuse, seguía en su cama tal como la encontré anoche. Aunque no fue así. Tranquilamente me levanté. Seguro que se había vuelto a ir para no hablarme. No se como haremos para volver a Córdoba.

Busqué una toalla y fui a ducharme. Como siempre, encendí el agua antes de meterme, puse música y me saqué la ropa.
Luego de salir del baño, husmee en mi mochila para ver si me quedaba ropa limpia. Encontré una remera blanca con mangas cortas, un pantalon gris con tirantes y una camisa negra. Mientras me colocaba las prendas pude sentir un rico olor a pan y café. Enlacé las agujetas de las únicas y crotas* zapatillas que me habían quedado sin usar y fui hacia donde salía ese delicioso olor. Con los ojos cerrados y el sentido del olfato atento me situé en la puerta de la cocina. Abrí los ojos y encontré a Lara preparando dos cafés con la máquina. Ella se dio vuelta y se sorprendió.

-Hola Al- Escuché un poco de pena en su tono de voz -Buen dia- Dibujó en su rostro una pequeña sonrisa.

-¿Qué haces acá?- Mierda, yo y mi condenada inercia.

-Solo... Quería pedirte perdón por lo de ayer- Rascó su nuca y apoyó su mano en la mesada blanca frente a ella.

Recapacité en seguida, no era su culpa -N-no tienes porque pedirme perdón- Entré por completo a la cocina.

-¿P-porque? Si tenías razón, yo no tendría que haberte arrastrado a esa fiesta-

-No, tu no me arrastraste, tenías ganas de salir. no te culpo por eso- Me crucé de brazos un poco apenada -Además, yo me fui de mis casillas cuando te dije todo eso ayer-

-Tranquila, te conozco hace seis años, se que a veces tienes esos arranques– Hubo un silencio incómodo –¿Amigas?- Dijo acercándose a mi con los brazos abiertos.

Suspiré despreocupada y sonreí -Amigas- Nos dimos un fuerte abrazo.

Luego de que nos separamos, yo me senté en la silla que estaba en frente de la mesada. Lara trajo dos cafés, un plato con medialunas y otro con criollos. Las dos desayunamos y hablamos de las boludeces de siempre.
En un momento dado, agarré mi celular y entré a Facebook. Mientras miraba las noticias me encontré con una que anuncia sobre una fiesta de la marca Nissan presentando su último auto en venta. Según leí yo, mi primo es uno de los organizadores. Le comenté a Lara aunque ella no me hizo mucho caso.

Al terminar de desayunar salimos un rato a caminar por el centro. Compramos ropa, algunos libros y cds que no teníamos en casa. En una tienda de ropa, Lara vio un pantalón que le había encantado. Me arrastró hasta adentro del local. Ella pidió el jean de la vidriera y se lo fue a probar. Mientras, yo me quedé mirando la ropa que tenían colgada. Escuché que abrieron la puerta y entraron dos personas, aunque no di mucha importancia. De pronto escucho una voz familiar.

–¿Gise?–

Levanto la mirada para ver quien era esta persona –¿Si...? ¡¡Martino!!– Era mi primo –¿Cómo estas? ¡Tanto tiempo!– Nos dimos un abrazo.

Charlamos un rato. Él había ido con su novia a comprarse ropa para la fiesta que hoy temprano leí en una publicación. Mientras su pareja y mi amiga se seguían probando ropa, nosotros terminamos sacando el tema de la fiesta. Yo le conté que ésta era nuestra ante última noche en Buenos Aires y que el miércoles por el mediodía nos volveríamos a Córdoba, así que nos invitó a la fiesta como "Despedida" para divertirnos. Ésta tiene como propósito el color blanco, ya que el auto que está saliendo a la venta es completamente blanco, entonces hay que ir vestidas de ese color. Martino me dijo que la fiesta comienza a las diez, pero para poder entrar sin inconvenientes era mejor que fuéramos a las nueve y media.

–¿¡Qué!? No tengo vestidos blancos– Reprochó Lara cuando le conté al salir del local de ropa.

–Pero te he visto pantalones y remeras de ese color. ¿Porque no vas con eso?– Cuestioné para que no gastara más dinero del que ya había gastado.

–P-pero es una gala– Hizo puchero.

–Si. Una presentación de un auto. No va a ir Brad Pitt para que te vea a ti– Me burlé.

Ella repentinamente aceptó ir con ropa que no sea un vestido súper corto que se le viera hasta los intestinos, como ella los sabe usar. (Ok, acá me pasé, sorry).

Almorzamos una hamburguesa, el local de comida estaba situado a media cuadra del obelisco. Sin duda alguna, sentarnos a comer con la vista de esa construcción era nuestro momento favorito de todo el viaje.
Cuando ya habíamos terminado de comer, dimos unas vueltas más por la ciudad sin dejar un lugar por recorrer. Nos quedaban dos días y queríamos disfrutarlos al máximo.

El calor se hizo presente cuando ya no dábamos más de tantas bolsas que cargábamos. No porque estuvieran pesadas, sino porque ya se volvían estorbosas para andar.
Compramos una mochila para cada una, sabíamos que cuando tuviéramos que empacar para irnos, no entraría la ropa nueva en nuestras dos mochilas.
Volvimos al hotel a dejar todo. Como es que las horas pasaban tan rápido, no tengo idea. Ya eran las siete.

*Ya en la fiesta*

Sin lugar a dudas era un sitio inmenso. Los guardias nos trataron súper bien al entrar. Son las diez y el salón está repleto de gente. Podemos ver que los sillones, las mesas, los platos donde ponen los aperitivos, etc son blancos. Y como centro de la fiesta un auto relucientemente blanco que se lleva la mirada de todos. La música está bastante fuerte, pero aun así, nos podemos escuchar junto a Lara.
En un momento dado, me crucé a Martino. Nos saludamos, lo felicitamos por la linda velada y luego se fue. Seguramente tendría muchas cosas por acomodar.
Lara, como en todas las fiestas, salió a bailar con el primero que se le tiró. Ella se preocupó por mi, ya que iba a quedar sola, pero yo le dije que fuera.

Fui hasta la mesa de tragos, pedí un daikiri y mientras esperaba que me pasaran la bebida, una voz muy conocida se me hizo presente.

–Mira lo que el trajo el viento–

Gustavo estaba justo al lado mio. Apoyó su codo en la mesada y mirandome a mi, me saludó. Luego, pidió un campari de naranja el cual llegó en seguida junto con mi daikiri.

–No sabía que venías a ésta clase de fiestas– Dijo dándole un sorbo a su trago.

–Me invitaron– Supongo que mis mejillas se tornaron un poco rosadas. Recordé lo de su número de teléfono –Gustavo, sobre los otros días...–

El me calló poniendo su dedo índice en mis labios –Vi que cuando subiste al auto se te cayó el papel en el que puse mi número– Alejó su mano de mi boca –Traté de contactar a tu maestra, pero ella no me quiso dar tu número por compromiso–

Maldije con todos los idiomas a Nina –Ah– Mis nervios subían desde mis pies hasta mi cabello y viceversa –No se que decir, es que no puedo creer que haya sido tan estúpida como para perder tu número– Bajé la cabeza avergonzada.

–Tranquila– Me sonrió –Por lo menos te pude encontrar– Acarició mi cabello.

Este no parece el mismo Gustavo el cual me encontré en la casa de su mamá. Este es más seductor, más directo. No están cuidadoso como en frente de su madre. Creo que tengo miedo de que me quiera embriagar y que todo sea cuestión de una noche y adiós.

–¿Gise?– Él me sacó de mis pensamientos –¿Quieres bailar?– Vi sus hermosos ojos celestes apuntarme a mi con esa preciosa y seductora sonrisa.

–Eh... Claro– El calor en mis mejillas aumentó. Creo que me parecía un tomate vestido de blanco.

Seguíamos el ritmo de la cumbia que habían puesto. Creo que la banda es "Toco para vos" o algo así. Aunque no le di mucha importancia.
Gustavo agarraba mis manos y me llevaba sonriendo por toda la pista. No parecía un hombre de casi cincuenta años.
Desafortunadamente, nunca faltan los fotógrafos así que tuvimos que posar para algunas cámaras.
Bebimos unos cuantos tragos más. No tantos. Llegó el momento de los bailes lentos.
Gustavo me tomó de la cintura con la mano derecha y con la izquierda agarró mi mano. Nos acercamos más de lo que estabamos uno del otro y el sonido de la música nos dejó llevar. Al introducirnos más en la canción, Gus se acercaba mucho más a mi mirando de a momentos mis labios y mis ojos.

–Eres muy linda Gise, me gustas, de verdad, creo que he llegado a amarte– Ya no quedaba espacio entre los dos.

–P-pero, tu has dicho que no crees en el amor a primera vista– Pregunté confundida.

–Esto no es amor a primera vista. Siento que te conozco de hace años– Me sonrió, tomó mi mejilla con su mano derecha sin soltar mi cintura y me dio un beso.

La música desapareció. Las personas no parecían estar en el salón. Solo eramos yo y Gustavo. Ya no bailábamos, solo nos estábamos besando.

–Disculpen– Una voz por los parlantes se escucho e hizo que nos separáramos. Diablos, podría haber estado así toda la vida –Quería agradecer a todos por estar aquí esta noche...– Martino estaba sobre el escenario dando un discurso. Todos nos habíamos callado para poder escucharlo y la música se había bajado –... Además quiero proponer un brindis por la ccompañía– Todos habíamos tomado una copa de sidra para poder brindar –¡Salud! ¡Por el nuevo Nissan GTR!–

–¡Salud!– Todos contestamos y dimos un trago a la copa.

Gustavo en ese momento apretó más mi cintura y me volvió a besar –Te amo– Yo seguía sonrojada por el beso.

Cerca de las cuatro de la mañana, Lara me encontró en la barra sentada junto a Gustavo.

–¡No puede ser! ¡Al fin lo encontraste!– Comenzó a saltar.

–Laaraa– Susurré un poco avergonzada.

–¿Y? ¿Ya te pidió casamiento?–

–¡Lara!– Grité un poco más fuerte.

–Okey, Okey, me calmo– Levantó las manos en señal de disculpa.

–Bueno, Gi, nos vemos mañana– Dijo Gustavo levantándose de la silla en la que estaba. Se acercó a mi y me dio un corto y tierno beso. Fue alejandose y gritó –¡Te amo!–

Lara me miró sorprendida. Su boca estaba abierta y veía la impresión en su cara. Creo que no podía creer que me haya enganchado con Cerati.

–¿Q-qué fue eso?– Señaló hacia atrás con su dedo pulgar.

–Nada, solo que, ¡Ahora soy pareja de Gustavo Cerati!– Salté de la silla y junto con ella nos agarramos de las manos como dos niñas pequeñas y dabamos pequeños saltos en el lugar.

–¡No boluda! ¡No lo puedo creer! ¡Menos de vos!– Me abrazó con una sonrisa.

–¡Yo menos!– Nos separamos.

–Decime que esta vez agendaste su número – Cruzó los brazos.

–Si y también le di el mío – Dije obvia.

–Más te Valía– Rió

*En el hotel*

Nos acostamos a dormir. Mi cara de cansancio ya no se disimulaba.
Le conté a Gustavo que era mi último día en Buenos Aires. Él me invitó a pasar el día con él. Se que está mal aceptar siendo que dejaré sola a Lara, pero se que ella se las va a arreglar. Hoy temprano empaqué todo para no andar a las corridas mañana. Ella nomas falta en guardar sus cosas, así que creo que va a dedicar el día de mañana a guardar y acomodar.
Ah, no me tengo que olvidar que me va a pasar a buscar.

El día acabó, sin duda alguna, el mejor día de mi vida.




























*Crota*: Para los que no saben, bueno, tal vez no saben, esto significa sucio o en mal estado.
















¿Ke ez estoh? ¿Io publicandoh? Okno.

Les juro que me costó banda terminar éste capítulo. ¡¡Ya casi acaba!!

No puedo creer que ya casi termino esta fanfic, ya terminé Mereces Lo Que Sueñas y sigo sin poder terminar Otro Mundo ¿Qué sucede conmigo?

La imaginación me llega en plazos cortos de tiempo y encima que soy lenta para escribir, se me gasta todo en un capitulo.... JeJe, que se yo, son las 4:58 A.M. y recién acabo esto ahora me puedo dormir en paz...

¡Chau, chau! 😊

¡Gracias por leer!

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