Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

¡Ahora si!

*Narrador Omnisciente*

Ya pasaron tres años desde que Gise conoció a Gustavo. Los dos se habían ido a vivir al campo. Algo que su novio siempre quiso.
Estaban en Uruguay, en una chacra donde él iba de vacaciones. Se ubicaba a medio kilometro del mar. Gustavo había decidido retirarse de la música durante un tiempo, para poder conocerse más con su enamorada.

Todo iba perfecto. La familia de Gise en un tramo de tiempo no aceptó que ellos dos estuvieran juntos. Sin embargo, sabiendo que ella es bastante terca, decidieron aceptar la relación entre los dos tórtolos.

Los chicos salieron a andar a caballo. Gise en la yegua que Gustavo le regaló por su primer año juntos y él en su caballo que hacía unos meses había comprado.

En esta oportunidad fueron más lejos de lo habitual. Anduvieron toda la hora de la siesta. Galopaban por las calles de tierra del barrio un poco desolado. Los yuyos de un metro de altura no eran estorbo para que los dos pudieran ver un poco más allá de su camino. No hacía calor, el sol era cálido y la brisa fresca. Un día perfecto.

La pareja se detuvo bajo la sombra de un frondoso árbol. Ataron los caballos en el tronco de este. Ellos dos se quedaron parados mirando sus hojas verdes y amarillentas. Gus abrazó a su novia por el cuello. Ella cerró los ojos y se apoyó sobre él. Luego de unos minutos se acordó de la situación en la que estaba metida. Algo que no podía darle más tiempo de espera.

Cuando la castaña se enteró de lo que sucedía en su cuerpo, no supo como reaccionar. Por un momento el miedo la invadió. Temía que su pareja no quisiera acompañarla en esa etapa de su vida. Pero, al hablar con Lillian por teléfono, le aseguró que él no la abandonaría. Gustavo no era así, nunca lo fue.

Tomó aire y mucha para poder dar el primer paso, la primer palabra. Gise levantó su cabeza para poder mirarlo a los ojos. El sol se reflejaba muy bien en los rulos castaños de Gus. Sus pupilas brillaban como siempre. Ese celeste medio verdoso en él le quedaba tan bien. Sin embargo, a pesar de la preciosa vista que tenía de su novio, tuvo que salir de su confort para poder hablar más seriamente.

-Gus, hay algo que tengo que contarte- Dijo ella tomando sus manos.

-Dime- Su sonrisa desapareció al notar el nerviosismo de Gise -¿Está... Todo bien?- Preguntó preocupado.

-No lo se- Agachó su cabeza. Unas lágrimas salieron de sus ojos. El temor volvía a recorrer todo su cuerpo -G-gus, yo... Estoy embarazada– Dijo en un suspiro.

Gustavo abrió grandísimo sus ojos. No podía creer lo que estaba escuchando. ¿Era verdad o una simple broma? No alcanzó a decir una palabra –¿Q-qué?–

–V-voy a t-tener un hijo tuyo G-gus– Contestó entre sollozos –L-lo siento... T-tendría que haberme cuidado más– Más lagrimas rodaban por sus mejillas.

No, no era broma. Si no, las cámaras ya habrían aparecido. O al menos, ella no estaría llorando. O al menos, ella no estaría llorando. Él se soltó del agarre de Gise. Caminó confundido hasta su caballo y lo desató. Subió a este dirigiendo su mirada sin expresión a su novia, que también estaba atónita por la reacción del castaño. Sus lágrimas seguían corriendo por su rostro, sin embargo ella no las sentía.

Gustavo hizo unos movimientos acompañados de un ruido haciendo que el caballo comience a galopar. Gise se arrodilló en el pasto. Sus ojos no paraban de llorar. No podía creer lo que estaba sucediendo, su mundo se derribaba poco a poco frente a ella. Ya no sabía que sucedería, ni si iba a poder volver a verle la cara a su novio, ex novio, como sea que se llame la relación que en ese momento tenían. No hizo más que apoyar su espalda contra el tronco del árbol y abrazar sus piernas fuertemente tratando de reprimir el dolor que estaba sintiendo en su corazón.

–¿Y-y ahora que hago?– Siguió lloriqueando.

[...]

Gustavo minutos después de lo ocurrido llegó a su casa. Entregó el caballo en manos del encargado. Este le preguntó que le sucedía, aunque no recibió respuesta alguna.

Se dirigió hasta el granero, más precisamente en donde estaban los grandes rollos de heno. Sin importarle nada les pegó dándole fuertes golpes con las manos cerradas en puño.

–¡Dijiste que la ibas a cuidar!– Separó un poco el heno –¡Dijiste que no le cagarías la vida con un hijo!– Otro golpe –¡Idiota! ¡Ahora te sucederá lo mismo que con las otras dos!– Finalizó golpeando más fuerte el montículo haciendo que sus nudillos se raspen un poco. Cayó al suelo cansado. El enojo le ganaba.

Esta era la cuarta vez que dejaba embarazada a una de sus novias. La primera con Paola Antonucci, había quedado embarazada, perumo decidió terminar su relación con el músico. Tiempo después ella lo perdió por cuestiones de salud.
En segundo lugar, Cecilia Amenabar. Tuvo dos hijos con él, Benito y Lisa. Aunque no les sucedió nada a los niños, ahora adolescentes, la relación en la pareja no duró hasta que los chicos pudieron tener uso de razón.

–No se te ocurra cagarala. Ella lo es todo para ti– Decía sin cesar en voz baja apretando su cabeza con sus manos.

–¿Gus?– Escuchó la voz temblorosa de una chica, claro, Gise.

Levantó la cabeza de inmediato. Miró sus ojos llorosos al igual que los de él. No podía decir nada. El miedo a defraudarla lo invadía.

–Gus, yo solo quería decir que, si no quieres al bebé...–

–¡No!– Él se levantó rápidamente y la tomó de los hombros –Cuidemos a ese niño juntos– Le implantó un beso en la comisura de su boca.






















He aquí el capitulo mis querid@s lector@s. Espero les haya gustado. Les mando muchos saludos y... ¡Hasta la próxima! *Saluda con la mano*

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro