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Capitulo 10

Milo y Camus habían llegado a Francia, una sensación de tranquilidad se habia mostrado, Milo veía todo en absoluto y simplemente se dedico a seguir viendo las calles.

-Camus esto es sorprendente, no puedo creer que esto exista -dijo el heleno.

-Hay cosas que aun no sabes Milo, solamente esperó y todo sea bueno, digo, no quisiera que... Pensaras diferente -dijo.

Milo miro a Camus, el francés simplemente se dedicaba a no verlo, después de que se habia declarado al galo, Camus solía ser amable, aunque habia veces en que era frío y distante, Milo lo entendía y simplemente dejo que pasara todo, total ya estaba acostumbrado, pasar meses con el ya era normal.

Caminaron un poco hasta llegar a una casa, era algo pequeña pero pasable, con estructura bien elaborada y un diseño elegante, Camus buscó su llave y abrió, entro todo se veía oscuro, Camus abrió las cortinas dejando pasar un poco de luz y mostrando el estado de aquel lugar.

-Wow eso es... -interrumpido.

-No esta bien, esta algo polvoriento, con una leve sacudida quedara bien, aunque primero serán las habitaciones -dijo el peliagua.

Milo siguió al galo, abrió una puerta pudiendo notar la primera habitación.

Comenzaron a limpiar, era sumamente polvoriento le habia llevado mas de lo esperado, la noche habia caído, ambos apenas se encontraban descansando en el suelo, mientras veían fotografías del galo.

-Vaya, tus padres no se parecen a ti -dijo el heleno.

-No, mis verdaderos padres murieron en la autopista -dijo con tranquilidad.

-Camus ¿no te duele hablar de eso? -preguntó el griego.

-No, ya he superado mucho y no creo que algo pequeño me dañe -dijo.

-Bueno, yo aún no superó lo de Kardia, singularmente Kardia fue demasiado amable conmigo, no entiendo por hice eso -dijo triste.

-El de seguro se sentiría orgulloso de saber que tu quieres ser como nosotros, un civil, yo se bien que tu quieres que Kardia te diga "Has sido un buen muchacho" ¿cierto? -preguntó.

-Si, pero se que el no estará conmigo por ahora, pero como tu dices, yo... Aprenderé -dijo detonando una leve sonrisa.

Camus sonrió y simplemente se dedico a guardar aquello.

-Vamos Milo, vamos a buscar algo que comer -dijo el francés.

El bicho afirmo y simplemente se dedico a seguirlo, era sumamente tranquilo, estaba viendo todo a su alrededor, habían caminado a una cuadras llegando a un pequeño restaurante, compraron comida y regresaron a casa.

Así paso durante una semana, una semana en donde reinaba la tranquilidad, donde Milo estaba mas tranquilo, pero habia noches en donde podía escuchar a Camus hablar por el móvil, no sabia a quien pero algo le decía que hablaba con aquel pelirrojo, si lo habia molestado un poco pero eso no era tanto, su pecho le dolía, algo en el lo habia entristecido.

-Camus... No siente lo mismo que yo... -simplemente dijo eso, mientras apretaba su camisa enfrente de su corazón.

No saldría esto era diferente a lo que habia visto pero era lo único, lo único que podía hacer, y sin previo aviso se recostó.

La mañana siguientes ambos salieron juntos el silencio que provocaba el griego era muy diferente, se sentía de una manera... Extraña.
Camus veía a su amigo de reojo, pudiendo entenderlo pero nada, el simplemente iba mirando hacia enfrente, como de costumbre miraba algunas veces los altos edificios elegantes y se dedicaba a seguir su camino, todo en silencio.

-¿Pasa algo Milo? -pregunto Camus.

-Si, descuida -respondió secamente.

-¿Seguro? -pregunto otra vez.

-Si, en serio... -fingió.

Camus no quiso decir mas, simplemente se dedico a seguir su camino, la situación era algo incomodo, a decir verdad. Cerca de ellos se encontraba aquel grupo, Shaka, Mü y a que integrante que miraba atento.

-Vaya, nunca me imagine que cambiada -pensó aquel hombre.

-Saga, si piensas atacar de frente se te recomienda que tengas cuidado con el ataque de Proyecto A -dijo el pelilila.

-Su ataque es demasiado poderoso y venenoso, ahí tienes a Afrodita que aun no pueden quitarle todo el veneno -respondió el rubio.

-Entiendo... Pero no lo atacare de frente, lo atacare de la manera mas difícil que se pueda... -dijo aquel hombre.

-Se supone que debemos capturar a ese proyecto pronto -dijo el rubio.

-Entonces ¿porque no lo han hecho ustedes? -pregunto.

Ambos miraron de una manera molesta, puesto ambos sabían de la gran desventaja, que tenían en contra de él.

-Nosotros no somos de guerra y debes saberlo muy bien -dijo el pelilila.

-Entonces no se metan en cosas, son unos inútiles, teniendo enormes habilidades y no pueden con algo pequeño -dijo serio.

Ambos se disponían a responderle, pero simplemente se pusieron en silencio al notar como aquel hombre caminaba, seguía a ambos consuma cautela, dio un suspiro enorme y se dedicó a dar un respiro,

* * *

El día habia pasado sumamente bien, todo a su alrededor estaba mas que tranquilo, la situación habia cambiado. Milo se veía mas relajado y tranquilo, aunque al internamente peleaba.
Una enorme necesidad de poder gritar su verdadero ser y la necesidad de decirle a Camus que odiaba que le hablara a Surt. Pero no, no podía y no debía.

Ahí estaba...

Habían llegado a casa, Milo se dedico a ver televisión, quería ayudar al galo en la cocina pero el francés se lo negó, diciendo que no era necesario, simplemente se puso a ver televisión, serie de romance que salia en equis canal, llamando su atención, podía notar como aquel hombre se declaraba, mientras sostenía la mano de aquella dama, la respuesta contraria lo hizo sonreír y un beso se mostró, aunque aquel beso aumento, dando con sorpresa que aquel pequeño beso cambio a escenas eróticas pero no muy reveladoras. Simplemente quedó pensando, deduciendo, pensó un poco sabia o mas bien visto, aquella manera fe brindarle el amor, seria la única forma, la única forma de atar al francés con el, pero... No sabia como empezar.

Era nuevo en ese aspecto simplemente espero el momento, pudo notar a Camus llamarlo inclusive habia sacado una botella de vino, algo no andaba bien, podía sentirlo.

-Bien, vamos a celebrar hoy, es nuestra segunda semana aquí en Francia y nos ha ido súper bien -dijo sonriendo.

-Me da gusto, aunque ¿que es eso? -pregunto viendo como Camus invertía un poco de vino tinto en una copa.

-Se llama vino tinto de Bulgerd del 1856, es un vino exquisito cuando se deja guardado, mis padres adoptivos tenían ese toque de coleccionar vinos, abajo hay muchos mas, esto es muy costosos o era costoso... -dijo.

-Bueno... -dudo.

Milo noto la copa, olfateo un poco obteniendo un poco de aroma de uvas, dio un sorbo y aquello no le agrado, la cena trascurrió normal y algo fue no muy normal, Camus había comenzado a tomar un poco de vino... Cosa que confundió al heleno.

-Camus como pudiste beber toda la botella si su liquido era espantoso -quejo el heleno.

-¿Espantoso dices? Esa cosa es lo mas sabroso que he probado -dijo entre hipo que comenzó a darle.

-¡Ay Camus! ¿Que haré contigo? -pregunto confuso.

-Yo se que puedes hacer conmigo -sonrió mientras se ponía de pie.

Se acerco a Milo, hizo que se pusiera de pie, lo guió hasta la sala dispuesto a seguir su camino hasta la habitación, pero el galo se detuvo se giro e implanto un beso, un beso que el heleno lo dejó sorprendido, Camus comenzó a acariciar el pecho del bicho, sin separarse de aquel beso.
El rostro de Camus estaba teñido en rosado debido a la bebida, aunque el de Milo estaba sorprendido, algo lo habia hecho reaccionar así, simplemente sentía un hueco en su estomago. Recordó aquella escena de novela, así que se armo de valor y tomo las manos del galo.

-Camus, quiero decirte... Lo mucho que te amo, se que dirás que si, porque a si dicen en la televisión, pero quiero que sepas que no de como hacer las otras escenas -dijo apenado.

Camus parpadeo, sonrió aun alcoholizado y paso su mano por el cuello del heleno, se apegaba demasiado al cuerpo del bicho, aunque pronto hablo.

-Descuida mi bichito, pronto sabrás como hacerlo... -susurro y beso nuevamente.

Milo sonrió emocionado al fin se entregarían formarían una pareja y nadie lo separaría, Camus lo guió hasta su habitación, se quito aquella camisa de botones de manera sensual mientras movía sus caderas, algo no andaba bien en Milo, algo dentro de el comenzaba a ser encendido, algo que nunca habia sentido antes.
Camus dejo caer su camisa dejando a ver su abdomen, era pequeño comparado al de Milo, aun asi seguía moviéndose como bailarina sexual, quedo frente a Milo, pudiendo de la misma manera quitar uno a uno los botones de aquella camisa, mostrando sus pectorales, una vez que termino de desabrocharla acaricio todo aquel escultura.
Beso aquel pecho quien siguió hasta los labios del moreno, en donde Milo sintió una descarga eléctrica, se quedo en silencio no sabia que hacer la voz de Camus era algo suave,la mano del galo sostuvo la de Milo quien lo guió hasta la entrepierna del galo, este dio suspiros mientras que Milo simplemente se sonrojo.

Milo beso los labios del francés guiándolo hasta la cama aunque una vez en ella, podía notar como el francés poco a poco perdía el conocimiento. El moreno quedo mirando confuso, ¿asi era? Esa pregunta lo invadió, no hizo mas, simplemente se alejo de Camus, lo acomodo y tapó y salio él debía buscar un libro que le dijera como hacer ese tan acto. En donde debían unir las vidas de dos personas que se aman.

La mañana siguiente, Camus despertó con un fuerte dolor de cabeza, aunque el sonido de su móvil habia sido causante de un grito, Milo le llevo una pastilla para dolor y agua, habia leído en algunos libros del laboratorios que una vez que bebían cosas alcohólicas terminaban algo mal. Milo habia sido arrebatado la pastilla y el vaso, aunque le fue entregado el móvil, quien al notar el número sonrió y decidió dejar a descansar a Camus.

Mientras que Camus vio aquello de manera fastidiosa. Dio un suspiro y se dedico a descansar.

Milo se encontraba hablando por teléfono, se veía emocionado, le contaba todo lo que pasaba y el lugar en donde estaba.

-En serio Kanon, esto es hermoso -dijo sonriendo.

-Es una lastima que no pueda estar ahí, ese país es llamado como la ciudad del amor -desde el móvil.

-¿Ciudad de que? -pregunto confuso.

-Ja ja olvidarlo, pasarla bien, tengo que regresar al trabajo, cuidate mucho Milo -dijo.

Milo sonrió se despidió de él y se dedico a regresar, miro a Camus aun dormido, se dedico a buscar algo de alimento, tomo un poco de dinero y salio de aquel lugar... No sin antes estar bien preparado, llevando un diccionario de francés a griego.

Unos hombres veían atentos sabia que ahí, ese día, seria perfecto para atacarlo. O a menos poder conseguir algo de aquel proyecto.

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