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Gravidam (Golpe de mala suerte)[+ Extra Erika]

              Me despierto con el sonido del timbre de la puerta principal, sorprendida porque mi madre no me dijo que alguien vendría a ninguna sesión en casa. Yo quería empezar cuanto antes a entrenar y solo esperaba a que mi padre llegase. Bajó a la parte de abajo en un pequeño gimnasio improvisado y golpeo durante un rato el viejo saco de boxeo de papá. Después de estar dolorida por la falta de costumbre me preparo para ir a la ducha. Había ignorado por completo el timbre la primera vez, y contaba con que ya se hubiesen marchado. Mire mi teléfono y tenía 10 llamadas perdidas de un número desconocido. Continúo ignorando el timbre y la verdad no siento curiosidad por saberquién es. 

  Prefiero tomarme mi tiempo, despejarme y disfrutar mi ducha. Meterme en bajo el agua me aleja de malos recuerdos. Y aunque por un momento estaba en una burbuja sin pensar en nada, al cortar el agua todo vuelve a mí y caigo en total oscuridad dentro de mi cabeza. Todo el mundo me dice lo mismo que saldré de ello, que soy fuerte. Ya estoy harta de tantos discursos, cansada de tantas palmadas en la espalda y de ser el centro de atención. Me visto y bajo a tomar un ligero almuerzo, en la cocina me encuentro a mi madre hablando con los inspectores, pero hay alguien más con ellos, esta de espaldas y solo puedo reconocer en él la marca de la nuca. Me echó hacia atrás mostrando mi descontento con la situación y ellos lo notan. No es necesario ver a más víctimas del otro perturbado. 

    —Él solo quiere hablar contigo, recuerda bastantes cosas y pidió hablar contigo. —La inspectora señala al chico, él se levanta. Sé dirige directamente amí. Antes de que pueda hablar, le apunto el sofá, invitándolo a sentarse.Camina delante de mí y ambos nos sentamos en el salón, solos. Ofrece su mano para estrecharla, yo simplemente la rechazo y espero a que sea el quién comience la conversación. 

   —¡Mario! — Podía ver que era él, sus ojos marrones me miraban con un brillo diferente y su pelo se veía más largo que antes. —Si ese soy yo, es de las cosas que mejor recuerdo. Quien soy. Y bueno a ti también. Te aviso que, si crees estar a salvo, estás equivocada. Nadie está a salvo de ellos. La próxima vez no vas a poder huir. — Me levanto y me quedo frente a él, encarándole. No le tengo miedo, y a la otra gente tampoco. No puedo temer a lo que nunca vi. 

   —¿Me estás amenazando? Empezamos bien el reencuentro. — Él levanta la cara, está bastante sorprendida por mi coraje y también se pone de pies. Sé acerca muy despacio hasta donde yo estoy y está vez susurra. 

   —No, te aviso. A mí no me dejaron escapar, me daban por muerto por la bala y el golpe en la cabeza. Pueden hacer lo que quieran, y el que está entre rejas no es él. Le modificaron la cara, todo para apartar su laboratorio de los medios y no verse involucrados. Aquí nada es lo que parece y no quieres darte cuenta. Yo solo quiero protegerte. — Mevolví tan fría como él en ese momento, no estaba dispuesta a volver allí, ni a seguir órdenes.

   —¿Qué hacías allí? Por casualidad... ¿No tendré que ver con ese golpe en la cabeza? —No te tengo que contestar, tienes todas las respuestas en tu rubia cabecita. — Dice él mientras golpea con un dedo mi frente. 

   —Te aviso yo a ti,no me fio de ti y no vuelvas acercarte a mí, ni a mi casa. Vuelve a tu vidanormal y olvídate de que me has conocido. —Agarra mis manos y me obliga a sentarme junto a él. 

   —Eso va a ser imposible, porque no te pienso dejar sola. —Él me acaricia de sorpresa la barriga, yo le miró muy confundida e intentó apartarme un poco. Cuanto más retrocedo en el sillón, más se acerca él y finalmente llegó hasta el reposabrazos donde me pongo de pies con cuidado. 

  —Yo sé que puede soñar algo loco, pero la otra mitad de ese bebé es gracias a mí. Le miró y no sé qué sentir al verle con su cara tan feliz. Cuando yo no me siento así, cuando creo morir lentamente por dentro. Engendrado un bebé modificado genéticamente, impuesta a ello. Para que llegue un jodido idiota a querer formar la familia feliz, en otra situación... hubiese sido realmente feliz. En este momento solo podía pensar en una única cosa, agarrar su cuello con mis manos y ahogarle. Pero a la vez recordaba esos momentos agradables junto a él, y no podía pensar que me pudiese hacer daño. Quieta semi sentada en el sofá, de nuevo viene hacia mí para acariciar mi mejilla y retirar mis lágrimas. 

    —Es extraño cómo funciona siempre esta relación. Nos atraemos como imanes y, pero nos desimantamos y repelemos al mismo tiempo. —Al mismo tiempo que él hablaba yo empezaba a recordar ciertos detalles de mi secuestro. Y un "clic" sonó fuerte en mi cabeza, saliendo de forma parcial del bloqueo. Como un torrente de imágenes y momentos que aparecen de golpe veo perfiles oscuros de su cara y su profunda voz en mi cabeza. Esa misma que por el shock no lograba asociar en mi cabeza a nadie más. Entendía por qué pasaba de lo brusco a ser suave con cierta facilidad, y como él nunca llegó a hacerme daño. El rostro de quien me daño seguía borroso, pero la voz la lograba identificar como femenina. 

   —¿Por qué yo? —Le dije con los ojos llenos de lágrimas, la situación me estaba causando más dolor que el que podía procesar. —Jamás te elegí, solo llegué al lugar y ya estabas allí. Si quería protegerte debía seguir las instrucciones, debiste confiar en mí. 

 —¡Ja! —Me reí de forma sarcástica. —¿Confiar en ti dices? Que estoy preñada, según tú... es tuyo. Encima no va a venir un bebé normal, y quieres que confié en ti. —Se queda callado por unos segundos.

Después me mira muy serio y me señala al mismo tiempo con su dedo índice. 

   —Si estás insinuando que te viole, no te lo pienso permitir. Sabes que jamás te pondría una mano encima si tú no quieres. — Intenta acercarse a mí, empatizar. Una vez más me alejo de su toque. 

   —Yo no quería esto. —Señaló mi tripa, después suspiro. —Antes de que pueda hacer nada se acerca a mí, junta su frente a la mía y fija su oscura mirada en mis ojos. 

   —Créeme cuando te digo que yo no fui, aunque genéticamente sea mi hijo. Mi muestra fue usada sin mi permiso. —Mis músculos se suavizan y él lo nota, me agarro a su cuello y muy aferrada a él lo aprieto contra mí en un profundo y tierno abrazo. Hundo mi nariz en su cuello, oliendo su colonia y recordando demasiados momentos juntos. De nuevo lágrimas brotan de mis ojos, él se separa y las limpia una vez más. Me acerco a su rostro para besar su mejilla, de forma impulsiva antes de poder hacerlo es él quien aprieta sus labios contra los míos. Se siente bien, al mismo tiempo que está mal y de forma seguida mi cabeza se llena de imágenes de Elliot antes del secuestro y no sé si continuar o frenarlo. Un carraspeo en la puerta que comunica con la cocina nos saca de ese momento, haciendo que nos separemos. Él se levanta y va hacia la cocina en busca de los inspectores para marcharse. 

   —Te llamaré mañana. —Yo asiento. Se despiden y después se marchan, no sin antes recordarme que mañana tengo que volver a la comisaria, para otro interrogatorio. 

 — 

   —¿Estás bien? —Mi madre juega con la cucharilla del café, mientras lee una vieja noticia, donde se ve mi rostro en el periódico. Yo niego con la cabeza 

   —Deja de ver eso, no es bueno. Aparte elegiste una foto horrorosa. — Intento hacer un chiste, para poder sacarle una sonrisa, pero hasta que no atrapen a Ernesto y este tras las rejas y aun así todo eso queda muy lejos. 

  —Mama, me voy a ir a correr y antes de que digas nada... Los agentes vienen conmigo. Llevó la pulsera de seguimiento y el teléfono. — Le doy un beso en la frente, le quito el periódico para tirarlo a la basura y la dejo jugando con la cucharilla. Conecto los cascos al móvil y la coloco en la funda de mi brazalete. Solo me coloco un casco y comienzo a andar de forma rápida, aumentando el ritmo. Uno de los policías, se quedó en el coche vigilando la casa, y él más corpulento de los dos me sigue unos pasos por detrás. Después de 5 km, me sientoen un banco a recuperar el aliento, el agente se sienta a mi lado. 

   —¿Te sientes bien? —Odio esa frase, todo el mundo repitiéndola una y otra vez, no le contestó y me levanto. Continúo con la ruta pensada con anterioridad, el policíavuelve a seguirme y no insiste en obtener respuesta. A dos manzanas de la casa donde nos asignó la policía, pierdo por completo al agente que venía conmigo de vista, aceleré mi carrera y lo debí dejar atrás. De la nada frente a mí aparece la misma furgoneta de la noche que huimos del hospital, miro hacia los lados sin encontrar por donde salir y ni rastro del agente que venía conmigo. La puerta se abre y un hombre alto con pasamontañas y completamente vestido de negro me agarra para introducirme dentro de ella. Siento un pinchazo en el cuello y comienzo a sentirme mareada y todo a mi alrededor da muchas vueltas. Desorientada y sin entender que está pasando vuelvo a sentir como alguien agarra mi hombro en la dirección contraria. Al darme la vuelta veo al policía hablándome. Como puedo le cuento. 

   —La furgoneta, el señor me inyectó algo. De negro, allí. —En mi cabeza tenía sentido lo que le estaba diciendo, él me miraba muy extrañado. Arrastras me llevó de regreso a la casa, cuando miraba de nuevo hacia atrás, ya no estaba la furgoneta. En su lugar podía ver un rostro que me resultaba muy familiar... 

   —Elliot...— Es en ese momento cuando mi mente no aguanta más y mi cuerpo le pesa demasiado, caigo de golpe derrumbándome en la calle. 《—Te va a doler, ya lo sabes. No grites, sabes que va a ser inútil que te resistas. — Una voz femenina, pero firme da órdenes mientras comienza a tratar sus experimentos conmigo. Como alguna que otra vez despierto maniatada sobre una camilla, las correas al roce con mi piel y al moverme hacen pequeñas abrasiones en esta. Pero lo prefiero antes que el ardor que deja cada inyección morada. Cada vez que me trae a esta sala de torturas, veo las agujas cada vez más grandes. 

  —En un futuro me darás las gracias por esto. Querráshasta colaborar conmigo. —Prefiero no contestarle, mi mirada habla por sí sola. Hoy no intento resistirme para soltarme de las correas, me siento muy cansada y tengo las muñecas ya muy malheridas para continuar peleando. El pinchazo esta vez es en la zona delbajo vientre, y me extraño bastante. Mis brazos ya deben de estar muy maltratados y por eso cambiola zona-Pensé. El dolor comienza a aparecer, es más insoportable que los anteriores, y un culebreo en mi tripa de forma brusca comienza aparecer. Es tan marcado que incluso duele.Ni siquiera puedo llevarme las manos a la tripa para cubrirme. Ella acerca a mi rostro una mascarilla conectada a una bombona y después la deja abierta. Unos colores cubren mi vista, y mi cara hace un gesto sonriendo, ampliándose cada vez más. Sintiendo incluso unas inmensas ganas de reír. Veo un rostro conocido aparecer por la sala, es de estatura media y de pelo moreno, cuando se gira reconozco su perfil. 

    —¿Erika? JA-JA-JA...— Comienzo a reír a carcajadas. Y hasta ahí logro recordar.Me despierto en el suelo de la calle, a un lado está mi madre y del otro los agentes. Se escuchan sonidos de una ambulancia de fondo llenando hasta donde nos encontramos. Miro a mi madre para decirle algo al oído. 

   —Llámale. — No le da tiempo a contestarme, la ambulancia me recoge y nos vamos al hospital. Despuésde unas horas de esperas y varias pruebas para comprobar que está todo bien, finalmente acabamos y me permiten regresar a la casa. Pero ante el médico nos llama por megafonía para ir a la consulta. 

    —Ya tenemos los resultados de la prueba, Alicia. —El médico toma una pausa y bebe agua, dándole un dramatismo a la situación, que nos crea un nudo en la garganta a las dos. — Todo está correcto, pero no hay solo un bebé, son dos. Y de acuerdo a las últimas anotaciones, el crecimiento es más adelantado de lo normal. 

   —¿Y la prueba de paternidad? —Él comprueba varios datos en el ordenador. 

   —Efectivamente, ya se realizó. Dame un segundo que ya están los resultados. —Se levanta un segundo y sale a la puerta. 

  —¿Tomás? ¿Tomás? — Un chico con pijama de sanitario se acerca. 

   —¿Si, doctor? —¿Puedes verificar estos resultados? Mi ordenador se quedó bloqueado. —El joven asiente y se marcha.Unos minutos después el mismo chico aparece, y deja en el escritorio del médico unos papeles. 

   —Pues como comentó el joven, ese bebé es también suyo. —Me entrega una copia, y despidiéndome del doctor salgo junto con mi madre de vuelta a la casa que nos otorgaron.Fuera estaba Mario junto con su padre, Erika y la madre de la misma. Él se acercó corriendo, esperando que hablase yo primero. 

   —Y... ¿Bien? —Dijo él muy insistente. Le doy el papel, apoyándolo en su pecho. Agarra este y lo le detenidamente, me mira y después sé gira a ver a su padre. Aunque él ya lo sabía, esto verificaba lo real que era. Tiesa como un palo no me moví del sitio, él. Se acercó y me abrazo. De mis ojos brotaron unas lágrimas, mientras miraba el vacío del fondo de mis pensamientos. 

***

   ErikaAl abrir los ojos puedo ver unas paredes blancas y unas cortinas verdes separando el otro lado de la habitación, el olor característico que entra por mis fosas nasales es el de un Hospital y entonces puedo recordar parte de lo que pasó en el zulo. Al intentar incorporarme los puntos de las heridas en mi espalda y costado tiran un poco, pero puedo aguantar igual. Tengo una vía colocada en mi brazo izquierdo, que casualmente veo que ya está terminado. Tiro de ella para quitármela y con cuidado me levanto de la cama, en un sillón dormida veo a mi madre. Tiene ojeras muy marcadas y se la ve algo pálida. Al otro lado está Carlos mi padrastro, la cama de al lado está deshecha y sin nadie dentro. Por la puerta entra Mario silbando muy contento, arrastrando su pie de gotero, la cabeza vendada y con un brazo en cabestrillo. 

    —Te ves de pena. —Le digo en forma de mofa. Él se ríe. 

    —Anda que tú estás guapa. —Se acerca a mi cama y se sienta a los pies de la misma. —Tenemos que hablar luego, cuando no esté nadie. 

   —Entonces baja el tono de voz. —Pero si viene la policía, no sabes nada. No recuerdas nada más que cuatro paredes y drogas. Tú no estás modificada, pueden pensar que contigo todavía no comenzaron. —Se va a su cama y se tumba, yo me encierro en el baño. Quiero pensar con detenimiento lo que tengo que decir, no puedo parecer sospechosa.

  *** 

 Pasaron unos días cuando le dieron el alta a mi hermanastro, yo estaría unos días más que él. Esa noche me quedaría sola en la habitación, mi madre tenía que ir a casa por trabajo y no me gustaba a la idea. Tenía miedo que el laboratorio viniese a por mí, si se enteraban de que seguía con vida iban a querer acabar conmigo.Esa noche mientras veía la tele, unos ruidos fuera de la habitación llamaron mi atención, cuando fui no había nadie. Me acosté y me quedé dormida. Una voz algo gruesa me despertó, la cara era reconocida. Y cuando la reconocí se me heló la sangre por completo, tanto que ni la voz salía de mi garganta. 

    —¿Ernesto? Estás muerto, yo vi como morías, como te cremabas. ¿Cómo es posible? —Intenté alcanzar el timbre, pero no me lo permitió. Agarro mis muñecas sujetándolas por encima de mi cabeza y con la otra tapo mi boca. 

    —Pequeña idiota. — Como si de una película de terror se tratase su mejilla comenzó a pudrirse, parecía un zombie. Con la única diferencia que no comía cerebros. Como pude me zafe de su agarre y de un codazo le tire al suelo. Arremetí contra su cara a patadas y después llamé al timbre.Después de dar el aviso, no tardó en llegar la policía. Llevándose a ese ser con la apariencia de Ernesto detenido. 

 ***

 Han pasado varios días desde el incidente de esa noche, hoy finalmente me darán el alta. Pero antes de irnos llamaron a Mario de la consulta del doctor que lleva toda esta loca situación en la que nosotros solos nos involucramos, los resultados de paternidad estaban listos.Cuando algo de la habitación mi familia me espera, y juntos caminamos hasta la oficina del médico donde también me entregarán el alta para poder salir de aquí. Saliendo del despacho vemos a Alicia junto con su madre, Alicia tiene la mirada perdida, y su madre al igual que la mía está pálida y con grandes ojeras. Mario se acerca a ella, que le entrega un papel. Se escuchan unos murmullos y después él la abraza. Después de todo sé que nunca dejó de quererla, 《de una extraña y tóxica manera 》. Lo que él nunca supo, es que después de dejarle. Ella empezó a ver a alguien de la escuela de artes, Elliot. Guapo, alto y muy encantador. Muy diferente a mi hermanastro, cuando se enterase entraría en cólera.Mientras ellos se abrazaban El doctor me mandó que entrase a la consulta, mi madre iba detrás de mí. 

    —Erika, tenemos novedades del joven de la otra noche. En efecto, es el joven Ernesto. Una versión de modificación muy básica, por su estado de descomposición no creeréis lo que hemos averiguado. 

   —¿Qué es doctor? No nos deje con la intriga. —Un clon, no muy desarrollado. Por eso la perdida de la dermis y el resto de capas. Estamos hablando de gente muy avanzada que experimenta en gente joven. 

   —¿Un clon? — Nereida jamás hablo de seres clonados. ¿Qué es lo que estaba pasando él los laboratorios? 

 ...

NOTA DE AUTOR:

¿Creéis que los bebes nacerán con algún poder especial?

¿Cuál os gustaría?

¿Queréis reencuentro de Elliot con Alicia?

¿Aceptará este extraño embarazo?

Os leo en los comentarios.

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