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Capítulo 6

¿En que momento se volvió tan débil? Era lo que pensaba mientras se dejaba caer en el último escalón de la escalera. Se tomó la cabeza y se maldijo.

- Estuve a punto de soltar toda la verdad... y salí huyendo como un cobarde. ¿Qué está pasando conmigo?

Un sonido de cristales lo devolvió a la realidad... se concentró y los ladridos de Vivi lo hicieron subir por los escalones como alma que lleva el diablo, rompió la puerta, entró y la imagen de la ventana destruida le dio la peor de las sensaciones, la desesperación. Fue directo al baño y, allí, se encontró con un Sehun muy asustado que sostenía a su mascota.

- ¿Qué ocurrió? - preguntó mientras guardaba su arma y tomaba con sus manos el rostro de Sehun.

- Solo... solo explotó. - respondió aturdido.

- Tenemos que salir de aquí. - el chico solo asintió - Sígueme y no te separes de mí. ¿Entendido?

- Sí.

- ¿Qué otra salida hay?- interrogó mientras observaba el lugar.

- Una puerta debajo de las escaleras. - su voz temblaba - Lleva al jardín.

- Bien, ahí están las camionetas. - sacó su arma y apuntó al frente.

- Tenemos que buscar a John.

- No podemos, seguramente arrojaron más granadas. Tengo que sacarte de aquí. - Sehun no dijo nada más, solo lo siguió.

El piso del comedor estaba adornado con los cuerpos de los guardias y a unos pocos metros, cerca de la entrada, estaba el padre de Sehun. Un disparo en la espalda había acabado con él. El apretón en su brazo le recordó que no estaba solo, tenía que pensar rápido.

- Eso...

- No, tenemos que irnos. No hay más tiempo.

- Es...

- Vamos. - lo jaló del brazo y juntos atravesaron la puerta.

¿Cómo era posible? ¿La granada fue una distracción? Se preguntaba mientras cruzaba el bosque a toda velocidad con la camioneta. ¿John? ¿Habrá sobrevivido? No, no era posible. Era un gran soldado... pero no cualquiera podia sobrevivir a una granada.

Podía oir los hipidos que Sehun soltaba al intentar contener las lágrimas. Diecinueve años... y amenazado de muerte porque su padre intentó jugar al cazador. ¿Cómo llegó hasta ellos?

- ¿Quién eres? - susurró.

Se detuvo en medio del bosque, algo había llamado su atención. Bajó del vehículo y miró con terror las marcas que, posiblemente, algo similar a una motocicleta había dejado. Alguien había entrado y salido del lugar, más de una vez.

- Los estaba vigilando... - recordó las palabras de John - escuchando, esperando para atacar. Nunca fuimos un obstáculo...

- Chanyeol... - escuchó la voz de Sehun.

- Vuelve al auto, no estamos seguros aquí. - se acercó a él y lo ayudó a ingresar nuevamente. - Tengo que llevarte con tu madre.

- Ella... ella no está en la ciudad, pero sé donde podemos ir. - sacó su celular y le mostró una dirección.

- Bien... supongo que con eso estará bien.

- No hay nadie... Es mi casa, ahí vivo con mamá. No hay guardias, ni nada, pero es el único lugar que conozco.- se secó las lágrimas.

- Eso es bueno... No necesitamos llamar la atención por ahora.

- ¿Qué va a pasar? - se aferró a su mascota.

- Tengo que mantenerte a salvo, para que vuelvas con tu madre.

- ¿Ella está bien?

- Sí. - aunque no estaba seguro.

La camioneta no ayudaba a mantener el bajo perfil. Su auto hubiera sido de mucha ayuda pero no había forma de volver por él. Debía arreglarse con lo que tenía a mano.

- ¿Cuánto tardaremos en llegar?

- Una noche completa.

- Estarás muy cansado... yo puedo conducir.

- No.

- Yo...

- Tienes que quedarte quieto, no es la primera vez que hago esto.- mantuvo su mirada en el camino.

Sehun se recostó de mala gana en los asientos traseros, abrazó a Vivi y reprimió el enojo que surgió en su interior al sentir que no era útil. Estaba decepcionado de sí mismo. Acarició con dulzura el pelaje de Vivi y, lentamente, se quedó dormido.

Chanyeol conducía sin mirar atrás, los leves cambios en las nueves eran su única distracción y su guía. Miró por la ventana y luego a Sehun, había sido duro con él pero era lo correcto. Tener demasiada información había transformado a su padre en una víctima más de ese asesino, tal vez la falta de conocimientos lo atormentaría pero salvaría su vida.

Los espejos y el sistema complejo de seguridad de la camioneta no le habían alertado de nada, no estaban siendo perseguidos. No sabía a quién recurrir, su único contacto era John y posiblemente estaba muerto. Estaba tan ocupado conduciendo que no había notado las vibraciones de su celular, vibraciones que se detuvieron cuando la carga de su batería se acabó.

Las primeras luces de la mañana le dejaron ver una casa de dos pisos que estaba a un costado de la ruta. El color crema de las paredes contrastaba con el rojo ladrillo de los tejados. El jardín era tan verde y hermoso que Chanyeol casi lamentó pasar por encima de él con la camioneta; el movimiento brusco que se produjo por el atropello despertó a Sehun que casi terminó en la parte delantera del auto.

- Tendremos que escalar las rejas. - dijo Chanyeol.

- No, mamá siempre deja una copia de la llave maestra en algún lugar...

- No podemos buscar en todo el jardín...

- ¡Están aquí! - vio como el muchacho se levantaba de entre unos arbustos y le mostraba el conjunto de llaves. - Vivi las encontró primero, reconoce muy bien el olor de mamá. - su sonrisa era enorme. Lo observó mientras abría las grandes rejas y esperó su turno para entrar.

Sehun estaba más que feliz, se sentía útil. Su hogar estaba igual a como lo había dejado hace años; el color, los adornos, el aroma a flores silvestres que tanto le gustaba a su progenitora y las fotos que se tomaban cada año estaban allí como si nunca se hubiera ido. Tomó impulso y corrió por las escaleras hasta su habitación, había extrañado tanto su enorme cama, los juguetes favoritos de Vivi, sus cosas, su ropa, su vida antes del encierro. Se arrojó sobre las frasadas y, al poco tiempo, sintió el peso extra de su mascota que se acomodada a su gusto entre las sábanas. Su felicidad solo duró unos segundos cuando se dio cuenta de que un guardaespaldas estaba en su sala, tal vez cerrando todas las ventanas y puertas.

- ¿Puedes comunicarte con tu madre de forma directa? - la voz de Chanyeol sacudió sus entrañas.

- Sí, mi celular. - tembló - El número de mi madre está allí. - tomó el aparato y se lo entregó.

- Será mejor que tú le atiendas.

- Bien... - marcó el número y esperó, pero nadie contestó. - ¿Mamá? - un sonido constante inundó el parlante segundos antes de que el soldado lo estrellara el celular contra el suelo, dejando aturdido a Sehun.

- ¡Nos estaban rastreando! ¡Maldición! - vio la reacción del joven y agregó - Puede... que no lo lograrán, no sé puede rastrear tan rápido.

- Mi madre... ¿ella está bien?

- No lo sé.

- ¡Detente! - sujetó el brazo del chico - ¿a dónde vas?

- ¡Voy a buscar a mi madre!

- ¿Estás loco? Sí, estas loco.

- Déjame salir... Tengo que buscar a mi madre. - su ojos mostraban decisión. - Alguien va a hacerle daño.

- Te recuerdo que el objetivo eres tú.

- ¡No me importa! Tienen a mi madre.

- No es tienen, es la tiene o ...

- No, no, no... ella no está muerta. - la desesperación y algo más, que Chanyeol ignoraba, se estaba apoderando de él.

- No puedo dejarte salir. - aumentó la presión en su agarre, pero eso sólo descontroló aún más a su acompañante. Finalmente, Chanyeol tuvo que dormirlo con un golpe en la nuca.

Minutos después, acomodó el cuerpo sobre la cama, cerró la puerta con llave y bajó al comedor.

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