Él es su escape para salir del infierno que era hogar. Un lugar frío, vacío, donde los gritos y golpes de su padre es el día a día de su vida.

Un pequeño refugio construido por ambos con la ayuda de los padres de él, hacen que sea el único lugar donde ella puede ser feliz por unas horas hasta volver a la realidad de su hogar.

Ambos crecen juntos, siempre se ven a la misma hora sin importar de como tenga que escapar.

Sus promesas, su mirada, su sonrisa; son los que le motiva a ella para seguir viviendo.

—¡Tu prometiste que siempre estaríamos juntos!— Grito mientras escondo mi rostro con mis manos.

—¡Tú me abandonaste!— Me grita devuelta.

—Vete, por favor— Susurro entre lágrimas.

—No— Siento como quita mis manos —Ya no me iré ahora que te he vuelto a encontrar— Me pierdo en su mirada llena de lágrimas.

—Ya es tarde para mí— Suelto un suspiro —Estoy condenada a morir—