Parte 1
Mi refugio siempre fuiste tú...
Recuerdo que mi madre siempre me decía que cuando mi padre llegara a casa y empezara a llamarla a ella a gritos, yo debía irme hacia el jardín y me escondiera por unas horas hasta que mi padre estuviera dormido, en ese momento podía volver a casa.
Así evitaría que él me lastimara como lo hacía con mi madre.
Al principio no pasaba del jardín pero al pasar el tiempo me aburría y decidía caminar cerca de casa y poco a poco me fui alejando.
Recuerdo que un día mi padre llego de muy mal humor, lo habían despedido de nuevo. Mi madre me miro en ese momento y supe que tenía que huir de nuevo.
Ese día empecé a escuchar los gritos de mi madre que por favor parara. Ese día me quede un momento más y pude ver como mi padre la tomaba del pelo y la golpeaba en su rostro. Mi madre por un segundo me miro y vi el temor en sus ojos, no porque mi padre la estaba golpeando; era el temor de que mi padre me viera y terminara de hacer lo mismo conmigo.
No lo soporte y Salí corriendo de casa. Mis lágrimas bajaban por mi rostro y sentía mi cuerpo doler, era como si cada golpe que mi madre recibía, era yo que lo sentía.
Corrí hasta que mis piernas dolían y sin verlo caí fuerte por culpa de una rama. Quede en el suelo llorando, no porque mis rodillas sangraba; era por el simple hecho de que tan solo 8 años vivía un infierno.
Cuando caminaba por los senderos o me adentraba en el bosque deseando ser una mariposa, un ave o cualquier animal. Me quedaba viendo por horas el paisaje y observaba como los animales eran libres, yo una simple niña vivía cautiva en mi hogar.
Muchas veces me imagine una familia distinta a la mía. Un padre amoroso que llegaba a casa y era recibido por su esposa e hijos. Algunas ocasionas me mantenía oculta viendo a las familias hacer eso, el padre llegar bien presentado y besaba a su mujer y sus hijos que se veían limpios y su rostro radiaba felicidad.
Era una espía en la oscuridad de nuestra ciudad.
Cuando estaba en el colegio y la maestra nos mostraba algunas culturas de diversos países. Desde entonces mi sueño de ser libre y recorrer el mundo se instaló en mi corazón.
Recuerdo estar tendida en el suelo llorando con los ojos cerrado, escuchar un pequeño susurro y al abrirlos me encontré con unos ojos que me miraba con preocupación. En ese momento las palabras quedaron atascadas en mi boca, tendiste tu mano y me ayudaste a levantarme.
Hice una mueca por el dolor de mis piernas y tú de inmediato te inclinaste para mirar que había pasado. Recuerdo que me hiciste sentar en un tronco y saliste corriendo hacia una casa donde muchas veces espié a tu familia.
No tardaste en llegar y limpiaste mis heridas, me dijiste que era valiente porque en ningún momento llore. La verdad es que no lo hice, porque eso no se compara con el dolor que había en mi corazón.
Desde entonces mi refugio eras tú, siempre que huía de casa me iba a la tuya y empecé a conocer a tu familia. Tu padre un hombre inteligente nos construyó una casa a unos metros del bosque, pero con la seguridad de poder vigilarnos por si algo pasaba. Desde entonces ese fue nuestro lugar de encuentro.
Tú tenías Diez y yo Ocho años cuando nos conocimos. Poco a poco nos volvimos inseparable. Fuiste mi primer amigo, mi único amigo.
Nunca te diste cuenta de lo que pasaba en mi hogar. Al igual que mi madre, pude esconder los golpes que adornaba mi cuerpo. Cuando veías algún moretón, culpaba lo torpe que era. Siempre creíste en mí, hasta en mis mentiras.
Celebrabas todos mis cumpleaños, celebramos todas las fechas especiales. En mi cumpleaños número Trece, recuerdo que decoraste nuestro refugio y me diste una hermosa cadena. Con la promesa de que cuando fuéramos grandes escaparíamos y juntos recorreríamos el mundo. Jamás soltaste mi mano, me prometiste casarte conmigo y sellamos esa promesa con el primer beso de amor. Ese fue el mejor día de mi vida.
Lástima que ese mismo día mi madre me esperaba con las maletas listas. Era hora de huir y ya no podíamos volver a ese lugar. Mi padre me había detallado, Se estaba dando cuenta que ya no era niña y me estaba convirtiendo en una mujer y quería hacer conmigo lo mismo que le hacía a mamá.
Tuve que rogar a mi madre que me dejara ir a buscarte, no estabas en casa así que fui a nuestro refugio. Deje una nota donde te decía el motivo de mi ausencia y pidiendo que fueras por mí algún día, que cumplieras tu promesa que me habías hecho ese mismo día. Te deje todos los datos para que pudieras encontrarme, pero nunca lo hiciste.
Espere y espere por mucho tiempo.
Sin importar que pasaran los años, seguí esperando por ti...
Una promesa rota, una desilusión y una enfermedad es lo que me acoge hoy.
Muchas veces me pregunte si Dios se había olvidado de mí. Muchas veces dije ¿Por qué yo?
Y aún no obtengo esa repuesta...
Esta es mi nueva historia, actualizare de seguido. Espero que les guste.
Recuerden de votar y comentar, eso me motiva a seguir escribiendo...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro