Capítulo 3. Cucaracha

Al oírle, disimuladamente limpió sus lágrimas con la manga de su gabardina y levantó la mirada, encontrándose sus ojos con los de él. Después de unos segundos en los qué ambos se miraron sin decir nada. Ella finalmente salió de su asombro.

─ ¿Malfoy? ─dijo viéndolo de arriba abajo.

─Cierra la boca, se te van a meter las moscas ─dijo en broma.

Hermione frunció el ceño y abrió y cerró la boca un par de veces antes de contestar ─Tú no cambias, ¿verdad?

Él sonrió y sin necesidad de una invitación, acercó una silla y se sentó frente a ella─ ya sabes, como los buenos vinos, entre más años mejor.

─ No quise decir eso─ dijo sonrojándose un poco.

─ Lo sé, sólo quería romper el hielo.

─ ¿Qué se te ofrece? ─preguntó con desconfianza.

Fingiéndose ofendido respondió ─ ¿Acaso es un pecado saludar a una vieja amiga?

La joven resopló y se cruzó de brazos, olvidando la razón para sollozar momentos atrás─ ¿Es broma, cierto? Tú y yo nunca fuimos, ni seremos amigos. Siempre me discriminaste por mi status de sangre y por mi amistad con Harry y Ron. Así qué si tienes algo qué decir, dilo ya y déjame en paz.

Su sonrisa se desvaneció y por un momento esas palabras le sacudieron y estuvo a punto de retirarse. Pero no, no lo haría, sabía qué ella sería un hueso duro de roer.

─ ¿Me vas a juzgar por mis errores de adolescencia?, ya no soy la misma marioneta qué se dejaba manipular por los demás. No soy el mismo de antes y tú tampoco ─le señaló─ dejaste el mundo mágico hace años...para hacer lo qué sea qué hagas ahora, ¿o me equivocó?

─Eso no te interesa─ dijo a la defensiva.

─No me interesa─ respondió cruzándose de brazos.

─Bien.

─Bien.

Ambos se negaban a verse, volteando a otro lado, con evidente enfado en sus rostros .Ella sopesaba sus palabras en su mente y una pizca de remordimiento comenzaba a invadirla, después de todo, ¿Quién era ella para juzgar?

En cámara lenta, posó su mirada en él y evidentemente no era el mismo chico delgado y ojeroso qué recordaba en su último año en Hogwarts; ahora era un hombre, sin rastros infantiles en su rostro, su mandíbula puntiaguda, su cabello rubio era más largo y lo peinaba de manera más desenfadada, ya qué algunos mechones caían por su frente y la expresión perpetúa de estar oliendo mierda bajo su nariz había desaparecido para dar paso a una expresión más relajada, cómo si un gran peso hubiera sido quitado de sus hombros.

Él le pilló mirándole y enseguida desvió la mirada─ ¿Te gusta lo qué ves?

Volteó a verle entrecerrando los ojos─ Tanto como ver una cucaracha.

Para su sorpresa, él sonrió─ si, aún recuerdo cuándo me llamaste así─ dijo sobando su mejilla inconscientemente ante el recuerdo ─Pero incluso una cucaracha puede cambiar ¿no crees?

Le miró incrédula, directo a los ojos─ ¿Qué es lo qué pretendes?

Por unos segundos se quedó prendado de esa mirada curiosa y triste a la vez, preguntándose la razón de tan melancólico semblante. Dándose cuenta de la intensidad con la qué la veía, carraspeó volviendo a la realidad─ Sólo quería decir "Hola" ─contestó y enseguida se arrepintió de sonar como un completo idiota.

Ella resopló con fastidio y tras mirarle con molestia, se levantó de su asiento, pagó la cuenta con poca amabilidad y salió con prontitud del lugar, ignorando al joven qué iba tras ella llamándole.

─ ¡Granger! ─la hizo voltear tomándola del brazo, al percatarse de la brusquedad de su agarre, le soltó.

─Lo lamento, yo sólo...

─Sólo quieres fastidiarme, ¿cierto? ─dijo con enojo en su voz.

─Si─ contestó ganándose una mirada de odio─ digo No─ rectificó dándose cuenta de su error.

─ ¡Eres un descarado! ─dijo golpeándolo con su bolso, llamando la atención de algunos transeúntes─ ¡Un imbécil! ─otro bolsazo, mientras el trataba de protegerse con los brazos─ ¡Un elitista! ¡Un grosero! ─otro golpe─ un... ¡una cucaracha con patas! ─un último bolsazo en sus costillas.

─ ¡Y ustedes qué miran! ─gritó dispersando a los curiosos, con las mejillas rojas e infladas de coraje.

Él se enderezó, sobándose los brazos, venciendo el temor de acercarse y recibir otro golpe─ Granger, escucha...─ella le amenazó con su bolso en alto y el retrocedió un paso─ ¡Sólo déjame hablar!

─ ¿Acaso no lo estás haciendo ya? ─respondió sin bajar su bolso─ ¡Lo qué tengas qué decir, dilo ya! ¡No voy a tolerar tus burlas! ─y le dio otro bolsazo, qué no alcanzó a esquivar.

─ ¿Qué llevas en ese bolso? ¿Piedras? ─se quejó ante un seguro moretón en su antebrazo.

─Tal vez─ dijo con una falsa sonrisa.

─No lo dudo.

─ ¡Habla de una vez! ─él no contestó─ ¿No vas a decir nada? ─el joven no respondió y bajó la mirada.

Viendo qué no diría nada más, bajo el bolso y lo colgó en su hombro─ Cobarde ─se dio la vuelta y comenzó a alejarse.

─Perdón─ escuchó y se detuvo en sus pasos, girando a su dirección, el levantó la mirada encarándola.

─ ¿Qué dijiste? ─dijo sin poderlo creer.

─Lo siento─ dijo como si esas palabras le pesaran una tonelada ─lo lamento, por todas las veces qué te ofendí ─la joven le miraba asombrada y esto le dio confianza para continuar ─por todas las veces qué fui un cabrón contigo, sé qué no lo merezco pero espero qué algún día puedas perdonarme─ dijo tendiéndole la mano.

Hermione le veía cómo si le hubiese salido una tercer cabeza─ ¿Qué te he hecho, para qué te sigas burlando de mí? ─dijo ofendida, rechazando su mano de un manotazo.

─ ¡No me estoy burlando! ¡Estoy hablando en serio!

Ella negaba con la cabeza─ ¡Personas como tú, jamás cambian! ¡Eres...eres un asqueroso mortifago! ─dijo con sus labios temblando de furia contenida.

Sus ojos grises dolidos ante la palabra "mortifago", apartaron la mirada y pasó una mano por sus cabellos con frustración, para mirarle de nuevo ─ ¡Y tú eres una sangre sucia! ─respondió y al instante sintió el ardor de una cachetada en su mejilla.

Años sin escuchar esa palabra, ahora la hacían sonar cómo la primera vez─ ¿Y dices haber cambiado? ─dijo conteniendo las lágrimas qué clamaban por salir, pero no le daría el gusto de verla llorar, no frente a él.

Bajó la vista avergonzado con sus palabras, traspasándole como cuchillos, no respondió y se limitó a verla alejarse y perderse entre las personas.

Pasaron las horas y el joven Malfoy golpeaba insistentemente la puerta del departamento de su amigo; sin importarle qué ya fuera de madrugada.

─ ¡Ya voy, ya voy! ─repetía aún somnoliento.

Abrió la puerta, con los ojos entrecerrados de sueño─ Espero qué sea una emergencia─ bostezó─ para qué me despiertes a esta hora.

─Blaise, necesito qué hablemos ─entró ansioso, tomando asiento en uno de los sillones de cuero─ Hice algo...terrible ─dijo sobándose las manos con nerviosismo.

Blaise cerró la puerta y se sentó frente a su amigo, dispuesto a escuchar lo que tenía para contar, esperando se tratará de una aventura amorosa, un tema qué le fascinaba ─Dime, ¿con quién te metiste?

─ ¿Qué? ─dijo sin entender.

─Es obvio que se trata de una mujer ¿o me equivocó? ─su amigo asintió con la cabeza, levantándose a la barra de bebidas para servirse un whiskey de fuego.

─ ¿Es casada?

─No tengo idea...yo...la lastimé─ dijo tomando un trago.

─ ¿Le lanzaste una imperdonable? ─preguntó tratando de adivinar.

─ ¡Claro qué no! ¿Por quién me tomas? ─respondió molesto, llenando su copa de nuevo.

─Bueno, si no me dices lo qué pasó...

─Yo...yo la llamé...sangre sucia─ dijo con dificultad, estrellando la copa contra el piso.

Su amigo rodó los ojos─ ¿Te refieres a Granger?

─Si...después de tantos años...creí qué no sentiría nada al verla de nuevo, pero me equivoque─ respondió llenando otra copa de vino, sentándose de nuevo─ jamás pensé encontrarla ahí─ dijo perdiéndose en sus recuerdos.

─oye, no es necesario qué me cuentes tu fascinante reencuentro con Granger, ve al grano ¿sí? ─bostezó─ me muero de sueño y mañana tengo qué...

─Fue en la cafetería...

─Draco, en serio, necesito dormir...

Ignorando las protestas de su amigo, se dispuso a contar su historia, recordando cada palabra, cada detalle─... y entonces la llamé sangre sucia─ dijo con amargura─ ¡No sé en qué demonios estaba pensando!, y lo peor de todo ¿Sabes qué es, Blaise? ─esperó unos segundos y no hubo respuesta─ ¿Blaise? ¡Blaise! ─gritó despertándolo de un salto.

─ ¿Qué? ¿Qué pasa? ─abrió los ojos, desorientado.

─ ¿Al menos escuchaste algo de lo que dije? ─ preguntó molesto.

─ ¡Si, si! ─se talló los ojos intentando no dormir─ Si, lo mismo de siempre, se insultaron, te golpeó, te sientes el idiota más grande del mundo y no sabes qué hacer para remediarlo ─dijo aburrido─ ¿Por qué no simplemente buscas quién te baje la calentura y me dejas en paz?

Malfoy estrelló contra el suelo la quinta copa de vino, en lo qué iba de la madrugada, frustrado porqué su amigo no le comprendiera─ ¡No es tan fácil! ¡No...no puedo dormir! ¡No puedo dejar de pensar en ella! ¡Sus palabras no dejan de atormentarme! ¡No puedo...

Blaise miró al techo preguntándose ¿Dónde rayos esta Theodore? ¿Por qué a mí? Mirar a su amigo dando vueltas cómo león enjaulado, era como volver a sus años en Hogwarts, especialmente en su último año; cuándo lo vio preguntarse miles de veces la razón de su ausencia, cuando miraba el espacio vacío en la mesa de Gryffindor, cuando un profesor hacia una pregunta y su mano no se alzaba en el aire ansiosa por responder.

Zabinni suspiró cansado─ Draco, Si te prometo investigar hasta qué talla de sostén usa ¿Te podrías calmar y me dejarías dormir?

El aludido paró su ir y venir y se acercó a él con una enorme sonrisa en el rostro, qué a primera instancia le dejó extrañado, pues tenía años sin verle sonreír de esa manera.

─ ¡Perfecto! No te quiero presionar, así qué, me comunico contigo en una horas ¿no?

─ ¿Horas? pero...

─Bien, nos vemos─ se despidió sin dejarlo hablar, dándole una fuerte palmada en la espalda.

-¿En qué lio me metí? ─se lamentó, dejando de lado sus preciadas horas de sueño.

Hola!

Espero el capítulo haya sido de su agrado.
Gracias por sus comentarios ,siempre ayudan a seguir la historia.
¡Nos leemos!