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❄️Incítame


Jongdae caminó sin prisas por los pasillos del centro comercial mientras pensaba en el dependiente de la famosa cafetería. Su nombre era Minseok y era la persona más increíble que hubiera conocido. Jongdae había quedado flechado, como un completo idiota, desde la primera vez que lo vio, y es que era tan hermoso; sus grandes ojos similares a los de un gato parecían llenos de enigmas y misterios que Jongdae se moría por desvelar, y su voz... ah, su voz era maravillosa, suave y dulce como cualquiera de los postres que vendía mientras ofrecía esa divina sonrisa a todo aquel que se detuviera frente al mostrador.

De pronto tuvo la sensación de que alguien lo seguía, pero se resistió al impulso de girarse. Continuó caminando, dando sorbos a su americano, rezagándose un poco cuando veía algo que llamara su atención en los escaparates de las tiendas. Se detuvo frente a una tienda de zapatos pero no entró. En el cristal vio el reflejo que confirmaba sus sospechas: alguien seguía sus pasos.

Jongdae reprimió una sonrisa e ignoró la tentación de girarse para atrapar esos ojos felinos que siempre estaban robándole miradas.

Salió del centro comercial y anduvo por las calles húmedas debido a la previa llovizna, su destino estaba a solo unas cuadras. En un cruce, Jongdae echó un rápido vistazo a sus espaldas y confirmó que su acosador aún lo seguía.

¿Por cuánto tiempo más iba a seguirlo? ¿Se atrevería a acercarse lo suficiente para terminar con su juego? Esperaba que sí.

Cuando Jongdae puso un pie en el edificio se giró para atrapar su traviesa mirada felina e invitarlo a pasar, pero lamentablemente Minseok ya no se veía por ninguna parte.


❄️


Subió al apartamento y se dejó caer en el sofá de la sala. Giró su rostro hacia el ventanal y observó el edificio de enfrente, también eran departamentos y el que estaba justo frente al suyo tenía todas las persianas cerradas aún.

Puso el café y la tarta en la mesa de centro y sacó los binoculares que llevaba en el bolsillo de su abrigo, los giró entre sus dedos con una sonrisa y los puso en la mesa también, luego sacó su móvil de otro bolsillo y el aparato vibró en su mano. Jongdae lo desbloqueó y leyó el mensaje que provenía del mismo número telefónico del que había estado recibiendo mensajes desde hacía un tiempo.


"El negro te queda bien, aunque si tuviera que elegir, elegiría el color de tu piel"


Jongdae exhaló y sonrió con una mezcla de orgullo y vergüenza. Dejó su móvil en la mesa y tomó la tarta. Dio el primer bocado, cerró sus ojos y emitió un sonido de satisfacción; la mezcla de dulce y ácido era su debilidad. Mientras tomaba el segundo bocado, las persianas del departamento de enfrente se abrieron.

Jongdae se sintió ansioso porque el espectáculo comenzara, se llevó otro trozo de la tarta a la boca y tomó los binoculares.

No sabía exactamente cuál era la distancia, pero calculaba al menos cuarenta metros. Cuarenta metros lo separaban del departamento en donde vivía el atractivo dependiente del café.


Minseok había cambiado su uniforme por una holgada camiseta sin mangas y unos shorts tan cortos que dejaban a la vista prácticamente toda la extensión de sus pálidas y apetecibles piernas. Jongdae se recostó en el sofá y usó los binoculares para estudiar la figura de Minseok, mientras este se disponía a llevar a cabo los quehaceres de un hogar que parecía lo suficientemente limpio ya.

Lo observó lavar algunos platos y aspirar la alfombra de la sala, mientras hacía esto último, Jongdae había tenido un primer plano de su trasero. Intentó sofocar su excitación y continuó observando, llevándose cucharadas de tarta a la boca cada tanto. Ojalá pudiera devorarse a Minseok como a un postre.

Cuando Minseok pareció terminar con el área común, se dirigió a su habitación. Ahí las persianas estaban corridas solo a medias y las luces estaban apagadas, por lo que Jongdae no podía verlo con tanta facilidad como en la sala, pero de igual forma intentó no perderlo de vista. Creyó que ahí Minseok también iba a ponerse a limpiar, pero en lugar de ello se quitó la camisa y se dejó caer en la cama. Jongdae se levantó del sofá para buscar un mejor ángulo y practicamente tuvo que pegarse al vidrio de la ventana.

No...

Jongdae tragó con fuerza.

No lo hagas —suplicó, aunque era consciente de que Minseok no podía escucharlo.

Minseok empezó a acariciarse y Jongdae sostuvo los binoculares con más fuerza. Su mirada seguió el movimiento de las manos de Minseok de una manera obsesiva.

Jongdae sentía la garganta seca, su boca era como un desierto. Su respiración se había atascado en su garganta, sus dedos estaban entumecidos por la fuerza con la que sostenía los binoculares.

No podía soportarlo más. Estaba harto de ese juego, tenía que hacer algo ya.

Tomó su móvil y sus llaves y justo cuando salía de su departamento recibió un mensaje del mismo número.


"C21"


❄️

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