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Capítulo 8 Heridas

Cuando me hayan devuelto mi casa y mi vida, entonces encontraré mi verdadero rostro.

-Julio Cortázar.

Puedo sentir la tranquilidad que tiene la cafetería, afuera la niebla comienza a disminuir y los faros de las aceras se alcanzan a ver con mayor facilidad.

— Puedo ver tu arma.

— Con cuidado la hoja está afilada — dice Alexa.

— No logro ver la hoja.

— No puedes ver la hoja porque es plegable.

— En ese caso te daré tu arma.

— Sólo presiona el botón que está sobre el mango del arma — explica Alexa, mientras toma el mango de la guadaña y presiona un botón.

— Veo que se acercar una nave o ¿creo que es un zeppelin?— comente mientras observo por la ventana.

— Es Talos, una nave de transporte de Elysium.

— No sabía que tenían naves.

— En realidad tenemos una flota de naves que usamos para transportarnos — afirma Alex.

— ¿Talos es la única nave que tienen?

— En realidad tenemos una flota de naves crucero que son más grandes que Talos, pero creo que debemos de regresar a la base.

Al salir de la cafetería puedo ver un puesto de frutas silvestres. Al pasar por el puesto vendedor nos detienen: — ¡Lleven sus rubus a sólo 50 Ragnar!

— Me llevaré dos — añadí mientras colocaba el dinero sobre su mano.

— ¡Aquí no recibimos Tesellas! pagas con Ragnar o no te llevaras nada.

— Las Tesellas es la moneda de referencia.

— Talvez se acordó usar las Tesellas como moneda de referencia — agrego el vendedor

— pero aquí en Elysium tu moneda no es bienvenida.

— Descuida, esta vez yo pagaré — interrumpió Alexa.

— Que tenga un buen día, gracias por su compra. — Contestó el vendedor con un tono de enfado.

De camino a la base cruzamos por el templo, una vez fuera puedo ver las casas con grandes ventanales

— ¿Por qué la Tesella no es bienvenida en Elysium?

— Como nación neutral preferimos usar nuestra moneda el Ragnar, y no usar las Tesellas.

Al llegar a la base Heike nos detiene y observa con detenimiento, entornando los ojos pregunta: — ¿Por qué demoraron?

— Alexa me llevó a conocer Elysium.

Heike me mira con incredulidad: — ¿Alexa te llevó a conocer Elysium?

— Mientras ustedes iban de paseo por Elysium, un convoy del escuadrón de la muerte está cruzando el bosque — contestó Claudius interrumpiendo a Heike.

— En ese caso debemos darles la bienvenida — añadió Alexa

— Bertolt ¿podemos hablar? — pregunta Adam mientras sale de la habitación.

— ¿Qué sucede?

— No vinimos a este lugar para realizar una misión en conjunto.

— Estoy consciente de ello, pero puede ser el mejor momento para enfrentarnos al escuadrón de la muerte.

— Bertolt, no tenemos el armamento para enfrentarnos.

— ¿A quién le daremos la bienvenida? — pregunta una voz familiar

— Tía ¡no sabía que habías regresado! — exclama Alex.

— En cuanto supe que mi sobrina Alex se había unido a un escuadrón decidí venir a felicitarla.

— Gracias, tía.

— Tu madre estaría orgullosa de saber que su hija se convirtió en cazador — añadió a media voz.

— También la extraño.

— Igual yo, Alex te pareces a mi hermana Amino, ella estaría orgullosa de saber que su niña ya creció.

— Tía, te estas poniendo nostálgica — dice Alex mientras sonríe con ternura.

— ¡Alex! lo olvidaba te traje un regalo.

— ¿Qué es?

— Es una bolsa porta armas.

— Gracias, tía.

— ¿Quiénes son los nuevos reclutas? — ladea un poco la cabeza.

— Ellos no son reclutas.

Conrad está de pie observando una pared de cristal. Hay una tensa calma, fuerza la vista. Parece angustiado. Aprieta los labios, pasea la mirada, respira hondo. Se encoge de hombros.

— Somos de Hunter.

— ¿Qué hacen en un lugar tan apartado?

— Fuimos emboscados durante una misión de reconocimiento — respondí.

— ¿Cuáles son sus nombres?

— Mi nombre es Bertolt, y ellos son Alek, Heike, Detlef y Adam.

— Mi nombre es Getrud, ¿Hiroshi los envió a una misión solos?

— ¿Conoces a Hiroshi? — pregunta Heike.

— Hace unos años hicimos una misión en conjunto.

— Ya que lo mencionas nosotros también tenemos una misión en curso — añadió Alexa.

— ¿Quieres que los acompañe? — pregunta Getrud.

— Si, tía.

— ¡Entonces creo que será como en los viejos tiempos!

Avanzamos por el camino empedrado hasta llegar al puente, mientras caminamos el paisaje al rededor se torna cada vez más denso. Veo grandes árboles.

— Nos detendremos aquí, parece ser un buen lugar para una emboscada — Claudius miró con curiosidad mientras hacia un gesto con su mano.

— ¿Cómo tienes planeado atacar? — alza una mano Detlef.

— Nos mantendremos sobre el costado del camino y los emboscaremos — explica Alexa.

— ¡Veo alguien aproximándose desde el este! — exclama Alek.

— ¡Todos bajen sus armas! se trata de Hiroshi — ordena Getrud.

— ¡Ahora se dedican a realizar emboscadas!

— Sólo nos darán apoyo — responde Alexa.

— ¿Getrud? — pregunta Hiroshi entornando los ojos.

— Soy Alexa. Getrud es mi tía.

— Hola, Hiroshi. Tanto tiempo sin vernos, veo que me has confundido con mi sobrina.

— Creí que eras ella ¿ahora te dedicas a hacer emboscadas?

— Sólo estoy de apoyo, en realidad es una misión de Alexa.

— ¿Quién será la víctima de su emboscada?

— El escuadrón de la muerte — responde Alexa.

El cielo está despejado, se ven las estrellas. Tal vez Else debe de estar sentada afuera en el pórtico mirando hacia el cielo. Junto al monumento hay un árbol ligeramente ladeado, se tambalea. La luz de la luna ilumina a una persona.

— Ocuparán más que una buena táctica para atacar al escuadrón de la muerte.

— ¡Birgit! — exclama Heike.

— ¿Cómo nos encontraron? — pregunta Adam.

— En realidad fue Hiroshi quien nos encontró primero, nosotros tratábamos de encontrar el camino— responde Conrad.

— Bertolt, fue una buena idea el haber dejado el rastreador, si no lo hubieras dejado no los habríamos encontrado — aplaudió Hiroshi.

— Hiciste un buen trabajo en entrenarlos — repuso Getrud.

— En realidad ellos merecen todo el crédito, son un buen equipo.

— ¿Recuerdas nuestra misión en Séneca?

— Hablas de la misión en la que me disparaste en el hombro porque creíste que era el enemigo.

— Perdón Hiroshi — se ríe Getrud a carcajadas. Apenas puede calmarse y continúa:

— pero hay que admitir que tu uniforme se veía similar.

Sacude la cabeza.

— Lamento interrumpir, pero el escuadrón de la muerte se está acercando — repite Togo con voz inexpresiva.

— ¡Todos a sus puestos! — ordena Getrud.

— Solo hay un escolta, llevan armamento ligero. Haré el primer disparo — añade Hiroshi, mientras apunta con su rifle.

— Cuando hagas el primer disparo revelaras nuestra posición, así que necesitaremos de una distracción.

— Heike prepárate. Harás el segundo disparo y después cubriremos el lugar con humo.

— Copiado.

— Si cubrimos el lugar con humo nuestra visión disminuiría — afirma Getrud.

— Quiero hacernos parecer que somos un gran número, así ellos no sabrán a dónde disparar— continua Hiroshi— además, tu mascara tiene visión térmica.

— Abriré fuego. Heike, tú harás el segundo disparo, después lanzas las granadas de humo. Usa las gafas de visión térmica.

— Copiado, tengo preparadas las granadas.

Hiroshi dispara logrando detener su avance. Heike da un segundo disparo, las granadas de humo denotan cubriendo el lugar. Alexa avanza hasta llegar a un árbol y Dagobert entra disparando. Mientras nos cubre exclama: — ¡Muévanse!, ¡Muévanse!

— Heike, tienes dos a la izquierda — comenta Detlef por el comunicador.

— ¡Necesito municiones! — exclama Adam.

— Detlef ¿cuántas municiones te quedan? — pregunta Conrad.

— Me quedan tres cartuchos.

— ¡No puedo ver nada entre tanto humo! — busco a Alek con la mirada.

— Usa las gafas de visión térmica — comento con un tono de sarcasmo.

— ¡No se muevan! — gritó Alexa, mientras detiene a uno de los miembros del escuadrón de la muerte.

— Mantengan su posición — ordena Hiroshi.

El equipo de Alexa avanza enfrente de nosotros. El silencio que hay en el lugar se siente como una pesadilla. Sacudo mi cabeza y dejo de mirar hacia uno de los Humvee, tengo que concentrarme. El mar de humo me hace difícil ver a donde voy. Hiroshi, Detlef, Alek y Hieke avanzan detrás de mí, veo un camión detenido a media distancia de nosotros.

— ¡Baja tu arma! — exclama Getrud.

— ¡Fue cobarde el emboscarnos! — acusa un miembro del escuadrón de la muerte.

— Alex, puedes llevártelo a la base, nos servirá para interrogarlo.

— Bueno amigo, parece que ya has escuchado — agregó — de rodillas y las manos detrás de la cabeza.

— ¡Tenemos a un herido! — grita Alek.

— Es del escuadrón de la muerte — interrumpe Detlef.

— Cubre su herida y llévalo a ver al médico — ordena Hiroshi.

— ¡Pero es del escuadrón de la muerte!

— Aun así, es nuestro deber ayudarlo. La guerra es con Merick, no con él.

— Como digas — masculla Detlef.

— ¡Birgit, que te ocurre! — exclama Heike, mientras tocaba su hombro.

— No puedo respirar — respondió levemente.

— El humo no le permite respirar, usa mi mascara de oxígeno — comenta Dagobert.

— ¿Alguien voy a Kanos? — pregunto Tanos.

— ¡Estamos junto al árbol! Togo se encuentra herido — alza una mano.

— ¿Es grave? — pregunta Getrud.

— No es grave, sólo está herido de un brazo.

— Llévalo al médico — ordena Getrud.

— Tomen lo que puedan: municiones, armas, si pueden mover los Humvee háganlo — repuso Hiroshi.

— ¡Este Humvee aun enciende! — exclama Alek.

— Llévalo a Elysium para ver lo que transportaban — respondió Hiroshi.

— Al parecer los que capturamos fueron los que se quedaron, los demás huyeron durante el ataque — dijo Dagobert con una ceja alzada.

— ¡Veo algo en aquel camión! — exclama Heike apuntando con su arma.

— El camión se está moviendo — repone Bennon.

— Detén el camión — ordena Dagobert, mientras da un disparo a un costado del camión.

— ¡No disparen! ¡No disparen! — grita el conductor.

— Pon ambas manos sobre el volante — le dice Heike al acercarse al camión.

— Yo no tomaría ese rifle si yo fuera tu — amenaza Dagobert, mientras saca el rifle por la ventanilla.

— Abre la puerta y ponte contra el camión — ordena Bennon.

— ¿Llevas otra arma? — pregunta Heike.

— No — masculla el conductor.

— ¿Y qué es esto que traes en tu porta armas? Bennon, quítale el arma — responde Heike con un tono cortante.

Adam y Detlef sacan a un conductor de un Humvee. Lleva un traje color verde y un casco café, por delante su chaqueta se encuentra manchada de sangre. Ya no se sostiene en pie, ambos lo sujetan por los brazos a distancia, pero él se defiende con vehemencia y murmura <<dejadme tranquilo sucias ratas>> para lograr conseguirlo se arroja contra un Humvee. En la unidad de Alek se está más tranquilo. Getrud hojea unas hojas, al lado Hiroshi y exclama: — ¡Todo Humvee y camión que se pueda mover! atenle uno averiado para remolcarlo.

— ¿Cómo nos arreglamos? — pregunta Getrud a media voz.

— Ya que esta es una misión de Elysium los prisioneros y los Humvee quedarán bajo tu custodia.

— Hiroshi acepto la oferta, pero tú puedes llevarte los Humvee y yo me quedo con los prisioneros.

— Me temo que no tengo transporte.

— En ese caso te llevaré en una de nuestras naves y nos llevaremos los Humvee.

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