Capítulo 26 Presagio de un desastre
Soy la espuma que avanza y cubre de blanco el borde superior de las rocas, soy también una muchacha, aquí, en esta habitación.
- Virginia Woolf
Silvana se encontraba sentada delante de la ventanilla, el vidrio se empañaba mientras respiraba, su rostro era una máscara. Una luz roja se proyectaba dentro de la nave. El capitán Dae-Hyun se hallaba a cierta distancia, junto a un Humvee con las manos sobre su rifle.
- Aun nos queda un largo camino para llegar a la zona de aterrizaje, le recomiendo que descanse director adjunto Silvana - sugirió el capitán Dae-Hyun.
- Le pido una disculpa, no es mi intención causarle problemas.
- No debe disculparse, también es mi misión mantenerla a salvo.
- ¿Te lo ha pedido Dong-Sun?
- No puedo mentirle a un superior o tenerle secretos así que le responderé, Dong-Sun se preocupa por usted, así que me encargó personalmente que me encargara de su protección al menos hasta que termine la misión.
- Te lo agradezco.
Silvana se llevó la mano hacia la cabeza mientras se recargaba contra el fuselaje de la nave. Sin darse cuenta comenzó a quedarse dormida, dejo de escuchar el sonido de las turbinas de la nave. Sobre su mano izquierda sostenía su brazalete.
- ¿Sabes lo que ordenarás? - preguntó Adlef.
- Aun no puedo decidirme, todo lo que está en el menú parece delicioso.
- De nuevo tan indecisa, creo que comenzará a ponerse impaciente el camarero si no te decides pronto.
- Pediré lo que ordenaste.
- ¡Camarero! - exclamó haciendo un gesto con su mano.
- ¿Por fin logro decidirse la señorita?
- Ordenará lo mismo.
- Me parece una buena elección, enseguida les traeré sus órdenes.
- A qué se debe el motivo de esta cena.
- Celebraremos tu ascenso a jefe de cirugía.
- Aun no es seguro, solamente queda aprobar un examen.
- Sé que lo aprobarás, mientras tanto quiero darte algo - respondió Adlef, mientras metía su mano en el bolsillo de su chaqueta.
- Sera mejor que no intentes pedirme matrimonio.
- Descuida, no es una propuesta de matrimonio. Es un brazalete.
- ¿Un brazalete?
- Es para que siempre me mantengas cerca.
- Lo usaré y cuidaré con todo mi cariño.
- Estoy seguro de ello - contestó Adlef mientras besaba la frente de Silvana.
- Dime que el sonido que estoy escuchando no es de tu comunicador.
- Me temo que es el comandante.
- ¿Te enviarán a una nueva misión?
- Volveré tan pronto haya terminado.
Dae-hyun posó su mano sobre el hombro de Silvana, mientras decía: - Estamos por llegar a la zona de aterrizaje.
- ¿Qué ocurre? - murmuró.
- Estamos por arribar a la zona de aterrizaje - respondió Dae-hyun.
Entorno los ojos y lentamente tomo aliento, para responder: - De acuerdo, avisaré a la base para mantenerlos informados.
- ¡Estamos por arribar a la zona de salto! - exclamó el piloto desde la cabina.
- Director adjunto ¿es verdad que ingresaremos a la zona dando un salto? - interrumpió el Teniente Coronel Chang.
- ¿Tiene algún problema con ello, Teniente Coronel?
- No, director adjunto Silvana.
- ¡Preparen sus armas, estén listos para saltar! - exclamó Dae-hyun mientras presionaba el botón de la compuerta.
Silvana apretó con fuerza la empuñadura de su arma al saltar de la nave. De repente se encontró cayendo hacia el espacio vacío y perdió cualquier esperanza de que pudiera sobrevivir a la caída. Mientras se precipitaba el viento le golpeaba el rostro y el cabello, noto un seco jalón en los tirantes de su mochila el paracaídas la estaba sujetando por la espalda de pronto se encuentraba flotando como si se tratara de un par de alas cortando el aire. Mientras caía con suavidad pudo sentir un momento de ingravidez. El suelo se fue haciendo cada vez más visible, y antes de que sus pies pudieran pisar la suave hierba, un par de brazos la sujetaron de su cinturón de armas << Quizás estoy enloqueciendo >> - pensó - Silvana giró su cabeza hacia la izquierda intentando descifrar que estaba sucediendo.
- Creo que ha sido un gran salto - comentó una voz familiar.
- ¡Ya puede soltarme, Dae-Hyun! - exclamó Silvana, mientras se ponía de pie y se acomodaba su mochila.
- Te has cortado el brazo.
- Estaré bien.
- Déjame curarte.
- Está bien - respondió Silvana resignada mientras bajaba su mirada.
- ¡Si ya terminaron de acariciarse, les recuerdo que tenemos una misión por cumplir! - exclamó el capitán Seo.
Silvana cerró los ojos y deseó que el fin llegara pronto mientras recorría el espeso bosque; su corazón golpeo dentro de su pecho al descubrir un edificio fuertemente custodiado. Esbozó una horrible sonrisa, y pensó en Verónica muriendo en brazos de Merick. El capitán Seo se le quedó mirando, tenía los ojos brillantes, el cuerpo tenso apoyado contra el tronco de un árbol.
- ¿Hace cuánto tiempo no saltas en paracaídas? - preguntó.
- Imagino que mi expresión me ha delatado.
- Un poco, sólo intenta respirar.
- Director adjunto, solicito permiso para dar el informe de misión y dar por terminado la primera etapa - interrumpió el capitán Seo.
- Permiso concedido.
- Habla el capitán Seo dando el informe: no se ha reportado heridos en los equipos alfa y bravo, la misión de infiltración ha sido un éxito. Doy por terminado la primera etapa de la misión a las cero setecientas horas.
- Informe aceptado capitán Seo ¡equipos alfa y bravo en descanso! ¡pueden romper la formación! - exclamó Silvana.
- ¿Cuánto tardarán en llegar los refuerzos? - preguntó Dae-Hyun
- Aproximadamente en veinte minutos.
En la cabina de carga Heike se encontraba sentada junto a la ventanilla. La luz verde iluminaba su rostro haciendo resaltar sus ojos azules. Adentro se escuchaba el sonido de las hélices cortando el aire como afilados cuchillos. Hiroshi permanece observándola tan inexpresivo como siempre. Aleck está sentado junto a un Humvee mirando los dibujos que crean las sombras sobre el suelo. Cora permanece en silencio durante un momento y sin pensarlo, preguntó si alguien tenía una idea de lo que se trataba la misión.
- Parece que nadie quiere hablar como si trataran de ocultar algo - repuso Aleck.
- Será mejor que estemos preparados para lo que pueda ocurrir - respondió Detlef.
- Estoy de acuerdo - respondí.
- ¡Atención todos! - exclamó Hiroshi - llegó el momento de comenzar con una misión real.
- ¿Una misión real? - preguntó Cora.
- Harán una misión de rescate. Entrarán a territorio enemigo, localizarán y asegurarán al agente concejal Verónica. No tengo que recordarles que es de nivel C, ya que se trata de una misión extra oficial, por lo que estarán solos si son atrapados. Mantendrán el canal abierto con la base en todo momento, sus trajes estarán enviando información sobre su posición y se estará monitoreando sus signos vitales - explicó Hiroshi.
- La zona de aterrizaje estará comprometida, así que tendrán que saltar de la nave, harán un salto HALO a gran altura, usarán trajes especiales con altímetro integrado, casco con mascarilla de oxígeno y guantes. Por motivos de seguridad no podemos revelarles hacia donde se dirigen. Sus PDA serán activados hasta llegar a la zona de salto - dijo Eckard.
- ¡Estamos a diez minutos de llegar a la zona de salto! - exclamó Annika por el comunicador.
Una turbulencia sacude la nave, haciendo que perdamos el equilibrio, logro ver una débil sonrisa en el rostro de Heike. Enfrente de mí se encuentra Birgit empujando a Adam con el codo. Benedikt revisa la careta de su casco. Intento sujetarme de uno de los estribos para evitar caerme.
- ¡Adam y Birgit serán los primeros en saltar! - exclamó Hiroshi, mientras la compuerta terminaba de abrirse.
Eckard gira la cabeza hacia la derecha para mirar a Hiroshi y explica: - Como podrán ver, en la careta de sus cascos hay integrado Head Up Display el cual les marcará su trayectoria. Sus trajes llevan sensores que monitorean presión sanguínea, cantidad de oxígeno en su cuerpo y regulación de temperatura. Había olvidado lo importante: el paracaídas se abrirá automáticamente a una altura aproximada de doscientos cincuenta metros. Creo que alguien tiene que agradecerle a Himeko por estas adecuaciones a sus trajes.
Birgit lanzó un agudo grito al saltar del Falcon. Antes de que el marcador llegue a su cuenta final saltamos fuera de la nave. Siento un vacío en el estómago mientras descendemos en caída libre. La señal de alerta de mi casco me indica que me estoy acercando a los doscientos cincuenta metros en caída.
- Parece ser un viaje algo accidentado - habló Detlef por el comunicador.
- Estamos por acercarnos a la marca - repuso Birgit.
- ¡Heike, frena tu caída! te estas acercando hacia a la posición de Cora - ordenó Hiroshi mientras observaba por el monitor.
- Atención a todos: están a punto de acercarse a la marca de los doscientos cincuenta el paracaídas se abrirá de manera automática. Cora, desvía tu curso o colisionarás con Heike al desplegar tu paracaídas- indicó Eckard.
Al acercarme hacia la marca, imagino a mi cuerpo siendo aplastado contra el suelo. Aun continúo esperando a que mi paracaídas se abra, reviso el horizonte mientras me esfuerzo por encontrar un paracaídas abierto, mis ojos se desvían hacia Detlef mientras escucho por el comunicador.
- Aquí Detlef entre a la marca de los doscientos cincuenta mi paracaídas se ha desplegado.
- Habla Birgit mi paracaídas también se ha desplegado.
- Aleck reportándome paracaídas desplegado.
- Habla Adam enviando informe paracaídas desplegado.
Al abrirse mi paracaídas siento un zumbido en mis oídos, aprieto mi quijada en un intento de evitar que mis tímpanos estallen. La desaceleración provocada por el paracaídas genera un vacío en mi estómago y doy una gran bocanada de aire para recuperar el aliento y exclamo:
- ¡Aquí Bertolt paracaídas desplegado!
A mi izquierda puedo a ver a Heike precipitándose con gran velocidad hacia el suelo su paracaídas aún no se ha desplegado, por el comunicador puedo escuchar la voz de Heike: - Mi paracaídas no se ha desplegado, voy en picada.
- Heike mantén la calma a tu lado derecho se encuentra una palanca que accionara el paracaídas, tira de ella - respondió Detlef.
Con mi mano tiro de la cuerda que libera el paracaídas y giro mi cuerpo para ponerme en dirección hacia Heike, puedo escuchar por el comunicador la voz de Detlef y Birgit al mismo tiempo.
- ¡Mantengan la calma, nadie haga otra locura! recuerden que están entrenados para este tipo de circunstancias, no olviden su misión - indicó Hiroshi.
- Copiado.
- Bertolt, vas en curso hacia Heike. Posiciónate delante de ella y tira de la palanca que se encuentra de su lado derecho, así el paracaídas logrará desplegarse - ordenó Eckard con un tono severo.
Doy un suspiro y me coloco delante de ella. Después de inspeccionar que mi arnés este asegurado mis ojos se desvían de vuelta hacia Heike. Sigue mirándome con esos ojos indescifrables.
- Heike ¿recuerdas nuestra misión que tuvimos en Elysium tenía miedo después de haber golpeado el árbol? pero estabas tú hay y me sentí seguro - respondí.
- ¡Esto es distinto! - exclamó con un tono de terror.
- Esta vez yo te salvaré, sólo debes mantener la calma.
Heike me abraza mientras tiro de la palanca para abrir el paracaídas. Las ramas de los árboles se mueven cada vez que nos acercamos hacia el suelo. Antes de que mi pierna izquierda golpee el suelo el codo de Heike se impacta contra mis costillas. Mi cuerpo esta adolorido, duele respirar, al levantarme la camisa puedo ver moretones en un costado. Trato de no inclinarme, al buscar mi mochila, pero todo lo que puedo hacer es quejarme. Cora y Alek se detiene frente a mí y me ayudan a levantarme.
- ¡Buen aterrizaje hombre ave! - exclamó Alek, mientras estira su mano para ayudarme a levantarme.
- Buen aterrizaje, pero eviten hacerlo de nuevo - repuso Cora.
- Será mejor que nos movamos de este sitio. La aventura de Heike y Bertolt pudo haber atraído algunos visitantes no deseado - dijo Birgit.
Detecto movimiento por el rabillo del ojo. Ni siquiera tengo tiempo para terminar de ponerme en pie. Mis músculos se tensan, sostengo el arma con fuerza. Enfrente de mi hay una sombra. No percibí el crujido de las hojas cuando se acercó.
- Estoy de acuerdo con su compañera, será mejor que bajen sus armas - dice una voz ronca.
- ¡Un momento, capitán Seo! - exclama una voz familiar.
- Director adjunto Silvana, podrían ser del escuadrón de la muerte.
- Capitán Seo ¿acaso ya olvido como diferenciar un arma de nuestros aliados y las del escuadrón de la muerte?
- ¿Se está refiriendo a que estos niños son nuestros refuerzos?
- Está en lo correcto, ellos son nuestros refuerzos de Hunter.
- Pero si son unos mocosos.
- ¡A quién le llamas mocosos! - exclama Adam, mientras apuntaba con su arma.
- Si vas a tirar del gatillo será mejor que lo hagas, o de lo contrario tiraré yo del gatillo.
- Dae-Hyun, será mejor que bajes el arma o ocasionaras un grave problema entre fuerzas, ¡y tu Adam, será mejor que te tranquilices! - exclama Silvana.
- ¿Cómo es que sabes mi nombre?
- No te emociones, niño. Uno de mis deberes como director adjunto es verificar la seguridad de cada fuerza activa, se quién eres y se por qué estás en esta lucha.
Antes de tomar mi mochila hago una fuerte exhalación en un intento de recuperar el aliento, puedo sentir como el aire entra en mis pulmones. Arde en mi interior como si se tratara de una fuerte brasa de fuego que se aviva cada vez que es alimentada por el oxígeno. Trato de expandir mi caja toráxica para mitigar el ardor, pero una pulsación intensa en mi costado hace que me encorve del dolor.
- ¡Bertolt, te encuentras bien! - exclama Cora. Noto un tono de preocupación en su voz.
- Al parecer se ha roto las costillas al intentar frenar la caída de Heike - contesta Alek, mientras sube mi brazo sobre su hombro en un intento de ayudarme a levantarme.
Antes de terminar de erguirme puedo sentir la misma pulsación sobre mi costado izquierdo, esta vez el dolor es más intenso. Un sudor frio recorre de mi frente, mi mano derecha tiembla puedo ver cómo el rifle se desliza entre mis dedos sin que yo pueda frenar su caída.
- ¡Será mejor que le den algo de morfina antes de que su estado ponga en peligro la misión!
- comenta el capitán Seo, mientras me fulmina con una mirada de indiferencia.
- ¡Alto, escucho pasos! - exclama Dae-Hyun.
El silencio sepulcral del bosque se ve opacado con el sonido de fuertes pasos que se aproximan entre los arbustos. El capitán Seo y Dae-Hyun retroceden un paso hacia atrás conforme el sonido se torna cada vez más fuerte. Heike duda en tomar su rifle y apuntar hacia su dirección. Dentro del grupo hay un cierto aire de duda, ya que podría tratarse de algún animal que camina por el bosque.
- Antes de que me soliciten que me identifique, será mejor que lo haga de una vez así evitaríamos perder valioso tiempo que no tenemos. Soy Hiroshi.
- ¡Todos bajen sus armas! - exclama Silvana con un tono de enfado.
- Estoy orgulloso de ti Bertolt. Demostraste una eficiente manera en mantener la situación bajo control y aún más, acabas de demostrar un gran desinterés hacia tu seguridad e integridad física al intentar frenar la caída de Heike - dice Hiroshi mientras camina hacia mi dirección.
- Gracias - respondí, mientras un leve suspiro de voz escapa de mi boca.
- Al parecer te está dando muchas molestias tus costillas fracturadas - añade mientras sujeta mi brazo y presiona la pantalla táctil que se encuentra en mi brazo - recuerda que Himeko realizo algunas mejoras en sus trajes, creo que te agradarán.
En mi costado izquierdo siento un leve pinchazo - ¡Que es lo que ha hecho mi traje! - exclamé.
- El traje tiene una mejora llamada soporte vital al detectar que hay una molestia en alguna parte del cuerpo, ya sea un hueso roto, una pérdida de sangre o en este caso una costilla rota hace todo lo posible por mantener tu cuerpo sano y tu resistencia, es por eso que monitorea tus pulsos cardiacos.
- ¿Seguirá inyectándome morfina hasta que la misión termine?
- Estas en lo correcto, creo que ya te encuentras mejor. Perdón por abandonarte, pero hay algo de lo que tengo que hacerme cargo - agrega Hiroshi, mientras caminaba hacia Silvana - Y bien, agente Silvana, ya que estoy aquí creo que tengo el derecho de que me dé un informe de la situación.
- ¿Informarte? creo que no tengo que recordarte la posición que tenemos cada uno de nosotros.
- Y yo no tengo que recordarte que ahora te encuentras entre soldados, así que puedes cooperar o puedo prescindir de tus servicios.
- ¡De acuerdo! te daré un informe de lo que ha ocurrido hasta el momento - contesta Silvana con un tono de enfado - hasta este momento logramos neutralizar a un comando armado que se encontraba resguardando el perímetro, pero por desgracia, y creo que ya te has dado cuenta, no contamos con el armamento suficiente para realizar una intrusión.
- Y tu plan de respaldo es lanzar carne de trinchera a una misión que solo tú sabes que es riesgosa.
- El plan original es hacer una intrusión de ataque de fuerza bruta e invalidar todas sus defensas.
- Pero hacer eso sería revelar nuestra posición y poner en riesgo el curso de la misión, ¿es lo que intentas decir, Silvana?
- Estas en lo correcto.
- Hiroshi, lamento interrumpir - habló Zeox por el comunicador.
- ¿Qué pasa?
- Realice un escaneo dentro del edificio y en su interior detecte el PDA de Hank.
- ¡Será mejor que nos demos prisa, Hank se encuentra en el interior! - exclama Hiroshi.
El capitán Seo coloca una carga de explosivos en la puerta del edificio mientras con su mano nos hace una señal para que nos cubramos. Aprieto con fuerza la empuñadura de mi arma, si la información de Zeox está equivocada, al otro lado de la puerta podríamos encontrarnos con un escuadrón armado dispuestos a eliminarnos. El sonido de un fuerte estallido ensordece mis oídos, lanzo un fuerte suspiro esperando que el fuerte estallido no haya ocurrido en este sitio, pero mis dudas se confirman hasta que escucho la voz de Hiroshi: - ¿Estás esperando alguna invitación para entrar?
- Lo... Lo.... Lo siento - mascullé.
- Un lo siento no va a evitar que te maten si vuelves a bajar de nuevo la guardia; reagrúpate con tu escuadrón.
Avanzo detrás de Cora, evitando tropezarme con casquillos de balas. La escena me recuerda al rastro que deja la guerra. Conforme avanzamos puedo escuchar el estallido de rifles de asalto y explosiones de granadas, veo un rastro de cadáveres regados sobre el piso. El humo que hay en el interior me provoca un ardor en la garganta al intentar respirar. Me coloco casco de mi traje para intentar tener aire fresco y bajar el ardor de mi garganta. Una luz roja se encendió en el pasillo mientras una alarma comenzó a sonar: - ¡acceso no autorizado!
- ¡Que significa eso! - exclama Aleck.
- No creo que quieras quedarte para averiguarlo - responde Hiroshi
- Ahora escuchen, quiero que todos se reagrupan y hagan una formación cerrada. Lo que esté ocurriendo en este lugar al parecer no es de nuestra incumbencia - ordena Silvana.
- ¡Ya escucharon, formación cerrada! - ordena Birgit.
Conforme avanzamos la señal del localizador implantado en el brazo de Verónica se hace cada vez más fuerte. Detrás una cortina de humo hay una figura delgada que no puedo distinguir. El lector del ritmo cardíaco comienza a acelerarse, intento tragar saliva, pero mi boca se encuentra seca.
- Parece que se han reunido tarde a la fiesta. y bien ¿cuál fue la demora?
- ¡Hank, eres tú! - exclama Birgit.
- Verónica se encuentra ubicada a dos puertas de nuestra dirección, pero hay explosivos que se detonan al detectar presión en el suelo - agrega Hank mientras observa su reloj - justamente en cinco, cuatro, tres, dos, uno Zeox me confirmará la desactivación de los explosivos.
- Los detonadores en el suelo han quedado desactivados, pero también debo informarte que hay múltiples blancos reagrupándose en el corredor. Recomiendo actuar con la mayor discreción posible.
- Enterado, Zeox.
- Copiado, Hank.
- ¿Están esperando alguna invitación? el camino está despejado.
- Estamos esperando tus órdenes - respondió Silvana.
A nuestro paso por el estrecho corredor, se escuchan múltiples explosiones de bombas de humo. Las gafas de visión nocturna me eran suficiente para mostrarme que se hallaba en el pasillo. Los corredores eran anchos, con paredes altas que no mostraban ninguna marca del piso. Silvana camina hacia una tenue luz. El corazón le latía muy rápido dentro de su pecho y trata de respirar profundamente para tranquilizarse. Sabía lo que le aceleraba el pulso: si Merick tenía a Verónica, entonces estaría hay cerca.
La voz de Hank se escucha por el comunicador: - Mantengan su formación.
La habitación está llena de soldados del escuadrón de la muerte, la mayoría de ellos están ocultos detrás de enormes sacos de tierra, pero un pequeño grupo se encuentra en el centro de la estancia disparando envueltos en una feroz batalla. Heike corre hacia un costado de la habitación en un intento de evitar su ataque, pero no fue lo suficientemente rápida; una granada de humo explota cerca de ella, lanzándola hacia el fondo de la habitación. Mientras mi grupo avanza trato de mantenerme detrás de Detlef, Hago una fuerte exhalación; aun siento una leve molestia al intentar respirar. Puedo notar que el efecto de la morfina está comenzando a disminuir, abro fuego contra otro grupo de guardias. Una explosión nos separa del grupo, la onda expansiva me impacta contra el suelo siento un zumbido en mi oído izquierdo. El humo comienza a disiparse, hay escombros en todo el sitio, que parece una zona de guerra. Me quito el casco para tener la visión más despejada, pero me es inútil mantener el equilibrio.
- Bertolt ¿te encuentras bien? - dice Heike mientras toca mi hombro.
- ¿Qué fue lo que ocurrió?
- Hubo una explosión y nos ha lanzado por el aire, creo que has recibido el mayor daño, ya que tu oído está sangrando. Será mejor que te sientes.
- ¡Vamos! no juegues con eso. Si hubiese ocurrido una explosión lo recordaría, aunque para ser sinceros no tengo idea de cómo llegué a este lugar.
- Será mejor que te sientes o podrías caer y romperte un brazo - repuso Heike, mientras me sujetaba del brazo.
- De acuerdo, por esta vez te haré caso y me sentare... siento que me está dando vueltas la cabeza.
Aun puedo escuchar ese molesto zumbido sobre mi oído izquierdo, la mirada de preocupación de Heike me hace darme cuenta de lo delicada que es mi situación, hago una leve sonrisa intentado romper la tensión que se está creando.
- Bertolt, tu oído aún continúa sangrando, tenemos que sacarte de aquí.
- Pudo haber sido peor, al menos el casco logró absorber la mitad del impacto - respondí, con un tono de sarcasmo.
- ¿Qué pudo haber sido peor? - pregunta Hiroshi mientras se acerca.
- La explosión le ha roto un tímpano.
- Tenemos que evacuarlo antes de que su situación empeore - respondió Hiroshi al examinar mi herida.
- Continuemos con la misión - mascullé.
- Admiro tu determinación al querer continuar, pero me temo que con un tímpano reventado no serás de gran ayuda.
- ¿Se marchan tan pronto, si apenas acaban de llegar? - dijo Merick -. Que mal anfitrión he sido, permítame recompensarlos. - Los pasos se detuvieron. Hiroshi da un disparo al aire.
- ¡Será mejor que mantengas las manos en alto! - exclama el capitán Seo.
- Descuida, mantendré las manos en alto, sólo una cosa más ¿alguna vez te has preguntado cómo derroté a todo un escuadrón y acabé con mi propio equipo?
- Si estuviera en tu lugar, no haría algo que pudiera empeorar mi situación.
- Descuida, lo que estoy a punto de hacer no requiere de algún movimiento de mis manos - agregó Merick, mientras observaba al capitán Seo - pero de él sí. Haz un disparo sobre tu pierna.
- ¿Que haga un disparo sobre su pierna?
Puedo observar el terror sobre el rostro de Heike, puedo oír los ruidos de la habitación o al menos lo imagino, aun no logro procesar lo que acababa de suceder. La sangre sale disparada de la pierna del capitán Seo, el ruido de gritos y lucha se hacen cada vez más fuerte, la enorme habitación se encuentra rodeada de soldados de la muerte. Filas y filas de soldados, la mayoría permanecían inmóviles, pero un grupo de ellos se mueven enredados en una feroz batalla. Silvana capta vagamente que Merick se encontraba detrás suyo y abre la boca para gritar, pero él la sujeta con sus brazos y le cubre la boca con su mano. Justo cuando Hiroshi intentaba apartarla de sus garras, Merick le grita sobre la oreja de Silvana:
- ¡Creo que no ha quedado claro! me supongo que necesitan otra demostración - añadió mientras observaba ha Dae-Hyun - Capitán Seo ahora haz un disparo sobre el cráneo de tu compañero.
Heike le golpeó el brazo con su arma, pero el capitán Seo no pareció notarlo. Con un ruido gutural, que sale de su pecho, extiende el rifle sobre la cabeza del capitán Seo. Merick golpea brutalmente la cara de Silvana lanzándola a los pies de Hiroshi.
- ¡Capitán Seo, no lo hagas! - grita Heike.
- No puedo evitarlo, no controlo mi cuerpo - responde el capitán Seo, mientras colocaba su arma sobre la cien de Dae-Hyun y tiraba del gatillo.
- Como podrán ver tengo una cierta habilidad, todo lo que ordeno se cumple.
- ¡Eres un bastardo! - exclama Silvana. Alzo la mirada y noto su rostro pálido y las pupilas tan dilatadas que parecían haberse robado el color de sus ojos castaños. Sentada por un lado de él, rodeaba con sus brazos a Dae-Hyun.
- Más bien yo me considero un buen líder, siempre se cumplen mis órdenes - añadió Merick mientras la observaba.
- Si tienes algún problema, será mejor que lo resuelvas conmigo - respondió Hiroshi.
- Siempre tan leal hacia tus compañeros, siempre cumpliendo su propio código de honor.
- ¡A ellos déjalos fuera!
- Aprecio tu oferta, pero no es el momento de hacer un ajuste de cuentas. Por qué no se relajan y duermen.
Mis parpados comienzan a sentirse pesados, trato de permanecer despierto. A mi alrededor se torna oscuro y de pronto dejo de escuchar el sonido de detonaciones. Mientras pierdo el conocimiento el recuerdo de Else invade mi mente. Ella está sentada sobre un banco enfrente de un espejo, mientras mi madre peina su cabello como solía hacerlo todas las mañanas antes de salir al mercado. Decía que mantener una buena apariencia podía hacerte pasar como una persona confiable.
- ¿Por qué tardan tanto? - pregunté.
- Si Else no se moviera tanto mientras intento peinarla, ya habríamos terminado. Bertolt, sé más paciente.
- Sólo iremos a comprar víveres.
Sobre el pórtico de la casa hay un viejo gato con un solo ojo que Else adoptó como su mascota. Recuerdo que una noche de tormenta ella jugaba en el pórtico cuando escuchó el maullido de un gato en apuros y sin pensarlo salió bajo la lluvia al rescate de ese gato abandonado. Cuando mi madre la vio empapada y al gato sobre sus brazos, no le quedó remedio más que besar la frente de Else por su acto desinteresado hacia otro ser viviente. Desde ese día han sido inseparables. Trató de esquivar al gato mientras camino por el pasillo. Aunque han pasado algunos años creo que todavía recuerda que pisé su cola accidentalmente, desde ese día cada vez que trato de cruzar intenta darme un arañazo con sus garras.
- ¡Else, llama a tu gato! - exclamo mientras me recargo contra la pared.
- Si no le hubieras pisado la cola, el señor Fígaro no intentaría arañarte.
- Else, fue accidental, podrías explicárselo a tu gato.
- Vamos, ve por tu gato, no ves que tu hermano Bertolt le tiene miedo - respondió mi madre con un tono gracioso.
- ¡Madre!
Esta mañana el mercado parece estar lleno, puedo ver los puestos de rubus abarrotados y los puestos en donde venden esa carne que parece incomible, hay gente esperando comprar una pieza.
- Madre ¿por qué le pusiste ese listón rojo?
- Porque combina con mi vestido blanco - interrumpe Else.
- Se te ve la cabeza más grande de lo normal.
- Madre ¿es eso cierto?
- No, mi pequeña Else. Te ves hermosa con ese listón - respondió mi madre mientras besaba su frente.
- ¡Ya ves, hermano! mi madre dice que me veo hermosa con el listón, deberías usar uno también - dijo Else mientras avanza corriendo.
- ¿Por qué molestas tanto a tu hermana? no ves que ella te admira, eres su hermano mayor.
- No la molesto.
- Bertolt ¿por qué sigues aquí?
- Madre ¿de que hablas?
- ¿Por qué no despiertas, tratas de huir? - dijo mientras me abrazaba.
No respondí...
Sólo resoplé, resonó un montón de aire saliendo de mi nariz y no dije nada, cuando llevas tiempo aceptando lo que ocurre en tu vida y no lo que tú originas desgraciadamente te terminas acostumbrado.
- Te sientes culpable por habernos abandonado.
- Sí.... Sí, madre.
Seguidamente mi madre añadió: << ¿Recuerdas aquella canción que les cantaba a ti y a tu hermana?>>
Afirmé en silencio. No me era posible articular las palabras, las emociones me mantenían atrapado. Era incapaz de crear sonido alguno con mi garganta. Mi madre continuó:
<< Siempre creí que esa canción describía cómo eran tú y Else, aquellos niños de los que siempre estuve orgullosa>>.
Finalmente, me miró y me soltó las frases que deseaba poder escuchar: No te sientas culpable por habernos abandonado. No debes de seguir mirando atrás tratando de reparar un pasado que ya ocurrió, no tienes por qué continuar llevando esa carga, aunque te encuentres lejos no dejaré de estar cerca de ti cuidándote.
- Ahora tienes que despertar, Bertolt - agregó mientras besaba mi frente.
Heike sacudía mi hombro mientras exclamaba: - ¡Bertolt despierta!, ¡Bertolt despierta!
Hago un gesto con mi mano indicándole que estoy despierto, el dolor que siento en mi oído comienza a molestarme, me demoro en ponerme de pie. Detlef me sostiene al ver que pierdo el equilibrio, hago una leve mueca con mi boca intentando tranquilizar a Heike, pero mi intento no logra convencerla. Puedo ver a Hiroshi hablando por el comunicador mientras observa hacia nuestra dirección, trato de descifrar todo lo que ocurre a mi alrededor.
- Era Hank, le informaba sobre la situación - logró asegurar a Verónica, nos espera sobre el tejado para una extracción - agregó Hiroshi mientras me observa - ¿y tú Bertolt, estás en condiciones de poder caminar?
Hago una leve afirmación con mi cabeza.
- Será mejor que nos demos prisa, este lugar no tarda en volar por los cielos.
Avanzamos por el estrecho corredor esquivando breves explosiones que ocurren a nuestro paso, intento mantener el equilibrio, pero en momentos el dolor en mi oído no me permite mantenerme en pie, a pesar de que Detlef me sostiene, me aferro del hombro de Heike cada vez que esto ocurre puedo ver una leve mueca de dolor sobre su rostro. Veo una tenue luz al final del pasillo. El capitán Seo empuja con fuerza la puerta que lleva a la azotea, una corriente de viento nos empuja levemente contra el suelo, las luces del Falcón apuntan hacia nuestra dirección y una canastilla desciende sobre nuestras cabezas. Mientras subimos a la canastilla y nos alejamos del fuerte. Una explosión se escucha dejando a su paso árboles derribados donde solía estar el bunker.
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