
Capítulo 19: Inevitable.
Sí que tuvo un mal presentimiento cuando detectó en el cielo una bengala roja. Kite no era un animal nocturno pero justo esa noche le dio por ir a caminar un poco y mirar entre los edificios.
A veces las cosas son inevitables, pero nunca deja de pensar de que si se hubiera quedado esa noche todo no hubiera terminado de esa maldita manera. Observando en lo alto de un árbol ve como el refugio que con tanto esfuerzo formó junto a Ging infectado por esos monstruos.
Intentó buscar por los alrededores, porque quien lanzó esa bengala no debía estar dentro del edificio, y encontró una melena anaranjada conocida e imposible de ignorar.
Encontró a Lyon en los alrededores, con lo que quedaba de los soldados de la resistencia. Según entiende lo habían estado buscando y lanzaron la bengala al encontrarla dentro de lo que quedaba del refugio.
Muchos murieron en ese incidente, porque los soldados más fuertes estaban en misiones como Kurapika y Pairo, y los de apoyo se había ido ayudar con la construcción del nuevo refugio. De no ser porque a Ging se le pegó una de esas corazonadas erráticas que le dan de repente y ordenara ir al refugio, que incluso Leorio había ido a acompañarlo solo porque casualmente otro tomó su lugar en una misión de emergencia y quedó en el aire, quién sabe cuántos más hubieran terminado muertos.
Sin embargo la cosa se volvió más que horrida cuando supo que la abuela Abe había sido mordida, porque vio como Mito se limpiaba las lágrimas con una mano como podía mientras que con la otra tomaba la de una angustiada Alluka.
Kite pensó que era por el inevitable final de un ser querido que Ging estaba tan tenso, pero en realidad era por algo muy distinto.
Si lo pensaba... diablos, Killua en verdad estaba muy adelantado para su edad, se las ingenió para actuar como el perfecto señuelo y guiar a los putrefactos al punto más bajo del edificio, en los sótanos en donde podrían encerrarlos. Casi no fue necesario que Ging organizara un grupo con Lyon, Leorio, Kite y él mismo para ir a sacar a Gon inconsciente de esa bodega.
Leorio lo atendió perfectamente, anunciando para la tranquilidad de todos que el moreno no fue mordido, y se ofreció a llevarlo él solo de regreso para que los que quedarán en el grupo fueran a buscar a Killua. Y Kite estaba de acuerdo, pero cuando iban a ir en dirección para buscar a su compañero fueron obstruidos por algo aterrador.
Un muro de crisálida, una baba que es producida por un tipo de putrefacto la cual se vuelve sólida y más dura que el metal. No es como si no pudieran romperla, con el equipo de explosivos adecuados podrían destruirla pero no lo tienen en ese momento, sin decir que ese muro anuncia que hay más putrefactos de los que podrían lidiar ese grupo improvisado que hicieron. El camino era obvio, debían retirarse por ahora y luego ir preparados como se debe.
Tomaron sus cosas y fueron rápidamente a la parte de la montaña que al menos ya estaba habitable.
El tiempo es crucial para ese tipo de casos, ya que no saben las condiciones en las que estaría Killua y solo pueden suponer que con sus capacidades al menos podría aguantar hasta que ellos fueran por él, solo hay que ser rápidos maldición.
Justo tenían haber ocupado las bombas para mantenimiento, casualmente muchos de los soldados capacitados estaban en misiones lejanas o no podían establecer contacto, aún presionando para ir más apurados se les hizo hasta el siguiente día. Consiguieron unos explosivos, y los únicos disponibles ahí eran él y Ging.
Las posibilidades se reducen, y Kite no quiere tocar la mínima idea de que Killua no lo haya logrado, porque conocía a ese chico, sabía que tiene demasiada motivación para vivir, que posee más astucia y raciocinio que muchos veteranos que había conocido, así que simplemente no pueden permitirse el abandonarlo si saben que es una gran apoyo para la humanidad.
—¿Estás listo?—Ging lo saca de su ensimismamiento, lo vio guardar unas municiones en su chaqueta y forrar sus nudillos con guantes de cuero gruesos. Había terminado decidirlo, que lo mejor es ir ellos dos examinar el sitio rápidamente y encontrar a Killua.
Killua debe saber que mandarán un grupo a rescatarlo, por lo que se quedará en un sitio en donde pueda encontrar esa ayuda, así que podrán manejarlo todo de manera rápida.
—Si—Responde mientras el mismo guarda unas navajas y las municiones de su arma.
La idea eran ir ellos dos, nadie debía de saber de ese plan ya que ni siquiera había salido de ese cuartucho con paredes de tierra. Por eso fue una sorpresa cuando abrieron la única puerta de la habitación de una patada que la derrumbó contra el suelo.
Kite jadea mientras Ging solo le mantiene la mirada a su hijo, quien lucía con bastante vitalidad pese a que tiene una venda con una mancha de sangre en la pierna.
—¿Gon qué...?
—Voy con ustedes—Declara, interrumpiendo cualquier exigencia por parte de Kite de a qué viene semejante entrada.
¿Cómo lo supo? Ese chico... ingenuo y un tanto idiota, pero es digno hijo de su padre, seguramente presintió que iban a planear a escondidas un rescate para Killua.
Kite iba a hablar, sin embargo Ging se le adelantó mientras avanzaba un paso con expresión calmada.
—No—Declara—apenas estás recuperándote y no rendirás como es debido, no cargo con hombre muertos—Gon frunció el ceño de mal humor mientras pisaba fuerte el suelo con la pierna vendada para que los presentes lo vieran.
—Esto no es nada—Declara con la seguridad y la decisión en el semblante, con esa expresión de que nada le va a hacer negado. Kite y Ging apenas cruzan miradas antes de que unas apresuradas pisadas llegaran a la escena.
—¡No! ¡Sí que es algo!—Leorio llegó, sudando como si hubiera corrido una maratón y la sudadera negra que llevaba pegada al cuerpo, quizás decidiendo perseguir a la gacela rápida que era Gon se quitó la bata blanca de médico que suele llevar para estar más cómodo—¡Le cosí diez puntos a esa pierna! ¡Cualquier roce puede abrir esa herida y que muera desangrado! ¡Alguien por favor convénzalo de no hacer movimientos bruscos!—ruega con el aliento que le queda.
Gon hace una mueca mientras vuelve a voltear hacia Ging y Kite.
—¡Estoy bien! ¡He tenido heridas peores que esta y ustedes lo saben! ¡Y ustedes, más que cualquiera, deben saber que si no me dejan acompañarlos igualmente iré solo a buscarlo!
Las palabras de Gon eran más directa y su mirada más dura que de costumbre, en el brillo de sus ojos podía ver su desesperación por terminar lo que debe ser para él esta absurda discusión. Porque cada segundo que pasa Killua se las ve peor dentro de ese enjambre, y era inevitable que Gon interviniera para ir con él, Leorio sin embargo insistió en hacerlo recapacitar.
—¡Diablos Gon, Killua no te dejó acompañarlo por una razón y es esa perforación en tu pierna! ¡¿Qué pasará si vuelves a caer?! Simplemente no puedes solo...
—Y-Yo...
Una débil voz infantil interrumpe la escena, tanto Gon como Leorio voltean a sus espaldas, encontrando la temblorosa figura de Alluka asomándose ante ellos. No pueden caber en su impresión mientras se acerca lentamente.
—Yo sabía que irían a planear como salvar a mi onii chan... por eso yo me escondí y esperé...—Cuando se detuvo frente a ellos, es que pudieron ver el pequeño revolver que sostenía entre sus manos temblorosas—y-yo también voy a ir, quiero salvarlo.
El detalle de la chica estaba lleno de desesperación, no era valentía, solo estaba tan aterrorizada de perder a la única persona que tiene en el mundo que no pensaba en el peligro que acarreaba su decisión.
—¡Pero qué dices Alluka chan!
—¡Si no dejo que este cabeza hueca se vaya mucho menos te dejaré a ti, Alluka!
Los reclamos de Gon y Leorio no se hicieron de esperar, más sin embargo la chica se aferraba al arma con los ojos llorosos repitiendo una y otra vez que iría. El bullicio hace que Kite suspire con pesadez y a Ging le empiece a dar fastidio, ni siquiera contó hasta diez para calmarse.
—¡Cierren el pico maldición!—El trío se sobresalta y miran alarmados como Ging la exasperada expresión de Ging—hay una razón por la que iremos solo Kite y yo, podemos entrar y salir de ese sitio sin armar un escándalo que haga que todos los endemoniados putrefactos del mundo vengan a matarnos ¿Comprenden?
—Bueno, no diría que todos los del mundo pero sí estaba bastante cerca—Los presentes contuvieron el aliento, y ahora era el turno de Kite y Ging de voltear a sus espaldas.
Ging en serio detestaba esos segundos de descuido en las que el payaso se aprovechaba para escudriñarse a sus espaldas, pero en vez de sacar el arma y plantarle un par de tiros en el pecho para que al maldito se le quite la mala costumbre, tuvo que contenerse ante la imagen de Hisoka lleno de heridas y el cabello hecho un desastre.
Realmente no recordaba alguna ocasión en donde el payaso rarito saliera seriamente herido, ya que el tipo era bastante fuerte para matar lo que sea y lo suficientemente lógico como para saber cuándo hacer una retirada estratégica. Verlo así, con las ropas rasgadas y lleno de heridas sangrantes aumentaba la mala espina que desde hace rato tenía, sin mencionar que sostenía algo en vuelto en tela con manchas rojas.
—Hisoka ¿Por qué estás tan herido?—Gon fue el que planteó la pregunta que todos pensaron desde que vieron al payaso. Hisoka, relamiéndose los labios y saboreando su propia sangre aún era muy capaz de mantener su sonrisa maliciosa.
—Estábamos en medio de una purgación cuando supimos lo que sucedió, creo que incluso rompimos record por la manera tan rápida en que terminamos todo, aunque es una tontería comparada a la velocidad en que fuimos al refugio. A ver... es medio día ¿Cierto? Aún estaba oscuro cuando llegamos...
—¡¿Ustedes fueron?!—Interrumpió Leorio anonadado—¡Creí que se necesitaba explosivos y un equipo más capacitado!
—Nos sobró algunas bombas de nuestra última misión, y el equipo capacitado... ¿Quiénes crees que somos? Aunque bueno, debo admitir que fue un poco complicado y hubo algunas cositas que se nos salieron de las manos...—La voz jocosa de Hisoka se escuchó un tanto jadeante, el cansancio era evidente pese a que lo disimulaba muy bien, pero la verdad eso no calmaba para nada la impaciencia de Gon.
—¡¿Y bien?! ¡¿Qué pasó?! ¡¿Dónde está Killua?!—El tono que usaba sonaba más exigencia que a pregunta.
Hisoka, sin dejar de sonreír se dio su momento para responder mientras miraba fijamente a Gon, extrañamente Ging y Kite se mantuvieron callados todo el tiempo, ya que el presentimiento que tenían les decía que dejaran hablar al payaso hasta el final, Gon quizás también compartía esa sensación por eso, aún muriéndose de ansiedad, dejó que Hisoka se tomara el tiempo para hablar.
—Bueno, no hay mucho que contar... aunque la verdad me intrigó bastante... ya que de los dos Illumi chan era él que estaba más motivado para encontrar a Killua chan, pero cuando lo logramos, fue como si hubiera perdido todo interés en él...—Hisoka habló lentamente mientras mostraba aquello que estaba envuelto en la tela manchada—así que... para mi decepción Gon chan, porque disfruto mucho de tus altercados con los Zoldyck, ya no habrá problema con que te quedes con Killua a partir de ahora... siéntete libre de hacer lo que quieras con él...
Y entonces lanzó aquello que estaba envuelto, aquella endemoniada cosa cayó al suelo en un sonido seco y rodó pasando por en medio de Kite y Ging hasta detenerse. Ya sea porque no podía verlo del todo o simplemente no quería creerlo, Gon tuvo que dar unos pasos para poder contemplarlo con detalle.
Extrañamente, no fue capaz de ver más allá de la figura ilustrada en azul de un gato en la gris palma mientras recordaba cierto momento.
—¡Oh! ¿Un dibujo?
—Ah sí, Alluka encontró estos marcadores y quiso probarlos en mí, son indelebles así que tardará unos cuantos días en quitarse.
Hisoka entonces se recargó en la pared y se deslizó lentamente hasta caer al suelo, Leorio tuvo que correr a socorrerlo obligándose así mismo a no mirar el brazo cortado, se agachó frente al payaso intentando hacerlo reaccionar.
—¡Hey! ¡No desfallezcas ahora!
—¿Umm? Ah... no te preocupes, me siento muy bien...—Su sonrisa débil aún mantenía resquicios de suspicacia pese a la tensión del ambiente—me siento... extrañamente afortunado, me atrevo a decir que hasta salí ileso de todo este asunto, comparado a Illumi chan... estoy genial...
—¡Oi! Diablos ¿Cómo es que pudiste llegar hasta aquí con todas esas heridas?
Ver a Leorio atender a ese tipo le hizo sentir muy confundida, Kite y el papa de Gon no decían una palabra, y Gon no se movía ni un poco ni siquiera parpadeaba ¿Qué está pasando? ¿No van a buscar su hermano? No entiende nada, y esa cosa fea en el suelo le da agonía.
Y durante el momento en que Leorio apoyaba el brazo de Hisoka en sus hombros para intentar llevarlo, la voz de Gon cortó el silencio que se había hecho.
—Suficiente—Declara apretando los puños y dando media vuelta—iré yo solo.
Y Alluka vio su oportunidad para seguirlo.
—¡Gon, yo también...!—Pero antes de que diera un paso Kite le tomó uno de sus brazos, cuando le miró con asombro le tomó del otro—¡¿Qué haces?! ¡Hey! ¡Suéltame!—zarandeándose con fuerza el agarre de Kite era firme, aún entre lagrimas suplicando que la suelte no logra zafarse—¡Gon!
Aún llamándolo con la mayor desesperación, la figura del moreno se perdió en el pasillo sin siquiera voltear a mirarla.
Era inevitable, Kite y Ging lo sabían, por eso no detienen a Gon aún cuando saben que el sitio al que va es sumamente peligroso, detenerlo en el estado en que está sería inútil...
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Tomar un transporte fue extremadamente fácil, ya que justo uno del grupo recolector había llegado con una motocicleta. El muchacho era un camarada con el que luchó no hace mucho, por lo que con una sonrisa le cedió el vehículo casi a mil amores, Gon solo atinó a agradecerle mientras arrancaba a todo lo que daba el motor.
El maldito recorrido no fue tan fácil, ya que no iba a la velocidad que hubiese querido desde un principio. Cada segundo que pasaba era otro en que Killua agonizaba, podía jurar que el albino ya se había dado cuenta de que no podría salir de esas solo y tendría que esperar por ayuda.
Debía encontrarlo, es obvio que solo él puede hacerlo, ni siquiera Hisoka e Illumi pudieron lograrlo, y por las caras de Ging y Kite se dio cuenta que ahora él único quien sabía en que el albino seguía luchando.
Si tan solo se hubiera recuperado antes... no, si al menos no se hubiera lastimado antes Killua no hubiera hecho aquello y hubieran ideado otro plan más efectivo. Pero ahora no era momento de lamentarse, debía mantenerse alerta ya había llegado al refugio.
Estaba más destrozado que antes, quizás sean producto de Hisoka e Illumi, tampoco tuvo problemas en entrar ya que no había peligro solo cadáveres de putrefactos, al menos no perderá tiempo por ese lado. Recordar el pasillo por donde pasó tampoco fue difícil, tan solo se ubicó en la bodega en donde lo noqueó Killua.
Gon olfateó el aire como podía y luego hizo una mueca, no había manera ya pasó mucho tiempo desde que Killua pasó por allí, solo podía oler sangre...
Corrió por el pasillo, encontrándose con los destrozos y un agujero en el muro de crisálida, pudo pasar fácilmente. La construcción del edificio era complicada para él, pero recuerda lo profundo que era sus entradas al subsuelo para tener depósitos extras. Killua debió esconderse en algún rincón de allí.
El tiempo con Kite lo ha adiestrado en lo que respecta a rastrear personas, por lo que le era fácil distinguir cuanta huella dejaron Illumi y Hisoka, generalmente ellos eran más cautelosos pero en este caso no hubo intención alguna de querer ser cuidadoso o siquiera sigiloso, había demasiada masacre por doquier.
Gon se muerde el labio, mirando con cuidado alrededor, cualquier rastro de Killua probablemente los destrozos lo hayan tapado, por su mente pasa la idea de haberle preguntado a Hisoka donde encontró aquel brazo pero rápidamente la borra diciéndose que ya era tarde para eso.
Estuvo adentrándose cada vez más y más en los oscuros pasillos, en donde sus únicos rastros eran cadáveres y algunas manchas de sangre seca. Se empezaba a desesperar hasta que detuvo su paso en un pasillo. Gon giró a su izquierda, en donde una puerta tenía el cartel rojo de transito de "no pase", recuerda ese sitio, Ging quería hacer una ruta de escape de emergencia, pero tras un tiempo abandono ya que le tierra era inestable y si al final iban a cambiar de refugio no tenía caso seguir planeando para ese.
Los destrozos parecen no haber llegado ahí, ya que estaba más entero comparado a otros sitios que había pasado. Gon no lo piensa y solo entra, lo primera que vislumbra es una profunda oscuridad que ni siquiera sus agudos ojos pueden sobrellevar por lo que no tiene de otra más que sacar la linterna que llevaba en su bolsillo.
La luz reveló lo que había, infestado hasta el techo había grandes escarabajos de coraza roja. Estaba durmiendo hasta que con la luz hizo que abrieran sus grandes ojos verdes brillantes.
Abren sus bocas de tenazas, y empiezan a removerse, aún si se ve rodeado y en desventaja por su descuido, Gon sonríe. Se siente lleno de dicha, hasta quiere reír, porque ese sitio estaba más que intacto sin rastro de que Illumi o Hisoka hayan pasado por allí, por lo que tiene más posibilidad de encontrar a Killua si continúa por ahí, lo presiente en su ser.
—¡No me estorben!—Gritó mientras aplastaba a uno con solo su puño, aniquiló todo cuanto se movía en ese sitio, jadeando siguió corriendo en la oscuridad—¡Killua! ¡Killua! ¡Contéstame!
Sus llamados despertaron a más criaturas a su alrededor, pero realmente no le importaba, solo tenía eliminarlos y se acababa el problema, su pierna empezaba a sangrar pero aún así no sentía dolor alguno, o simplemente no pensaba en el ya que solo le importaba encontrar cualquier rastro de la persona más querida para él.
Con furia pisotea el cadáver destrozado de uno de los putrefactos, ya llevaba tiempo allí y nada ¿Qué pasa si Killua se desmayó por pérdida de sangre? Maldición, en serio quiere verlo.
Tomó aire hasta sentir que llenó sus pulmones, antes de soltar en un grito que hizo eco en la oscuridad.
—¡Killua! ¡Soy yo, vine a buscarte!—Tras eso se recargó en la pared para recuperar el aliento, respiró de manera errática esperando unos segundos de asfixiante silencio. Luego plantó el puño en la pared sacándole unas grietas y una herida sangrante, murmurando maldiciones hasta que escuchó una voz que lo estremeció.
—¡¿Gon?!
Jadea casi incrédulo e intenta descifrar el origen de donde viene la voz.
—¡Killua! ¡¿Estás bien?!
—¡Yo...! ¡Yo no puedo...!
Killua se oía entrecortado, como si le costara hablar, pero era suficiente para saber que estaba cerca.
—¡Todo está bien ahora! ¡Sigue hablando, estaré contigo en seguida!
—¡A-Aquí estoy!
Gon sonríe casi queriendo llorar, por que el tono de Killua era de dolor pero lejos de ser la de un moribundo. Sigue el sonido de esa voz e iluminando con la linterna puede ver incluso cadáveres y resquicios de balas que solo el arma del albino usa, una lágrima se desliza hacia su mejilla pero la limpia rápidamente mientras sonríe.
—¡Por aquí! ¡Puedo escuchar tus pasos!
—¡Sabía que lo lograrías!—Dijo mientras corría hacia una doble puerta en donde estaba seguro provenía la voz de Killua—¡Sabía que no podrías morir así!—con felicidad abre las puerta de par en par—¡Killu...!
Un latigazo que se plantó en su abdomen le arrebató el aliento de golpe, su espalda chocó contra la pared y mientras cae de rodillas, con un hilo de sangre deslizándose de su labio hasta la barbilla, Gon es incapaz de procesar lo que sucede.
—¡Aquí estoy Gon!
Realmente no le importó en absoluto que lo que parecía una cabeza de loro estuviera hablando con la voz de Killua, su mirada se fijó en un punto en específico. En donde un arma de color plateado reposaba sobre una gran mancha de sangre, había unos pocos resquicios de ropa desgarrada, pero era suficiente para distinguir por sobre el olor a sangre el tenue perfume tan único que solo podía tener Killua.
Gon seguía siendo un idiota comparado a sus conocidos más queridos, pero hasta él puede conectar los puntos poco a poco. Está paralizado incluso cuando una liana le agarra de los pies y lo alza de cabeza, es solo que no puede concebir tal idea ¿Cómo puede ser que Killua...?
—¡Killua! ¡Iré contigo!
Cuando escucha su propia voz provenir de la cabeza del animal lo entiende en ese momento, finalmente los comprendió, y en cuanto vio un resquicio de tela negra del mismo material de la camiseta que Killua le quitó en el pico de esa maldita criatura, el final ya era inevitable.
A Gon se le ennegreció la vista mientras era llevado a las fauces hambrientas del monstruo, pero eso no importa, ese sitio no era tan oscuro como la oscuridad que justo estaba viviendo. En ese instante no tenía ganas de vivir, solo tenía en mente llenar todo ese cuarto de la sangre de ese monstruo hasta que tape el olor de Killua.
El grito de furia y odio hizo estremecer a cuanta criatura cercana estaba, pero en realidad, aún destrozando toda cosa que respirara, no podría saciar la desesperación en su interior...
Continuará...
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