EL MÁS FRIO DE LOS INVIERNOS
que es esto? nuevo capitulo 1 dia antes?
asi es masturbanda, en vista de que esta ocasion no hubo donadores, y que solo quedan 2 horas y media para el lunes, decidi subir este capitulo un dia antes, asi que, sin nada mas que decir, espero que lo disfruten.
por cierto, mi examen para la universidad sera el sabado 29, por si gustan desearme suerte.
EL MÁS FRIO DE LOS INVIERNOS
CASA LOUD
18 DE DICIEMBRE, 1:23 PM
Ya habían pasado unos minutos desde que llegaron del hospital, el padre y el hijo fueron hacia sus habitaciones, sin dirigirse la palabra, el padre simplemente se recostó en su cama, mientras que el hijo subió las escaleras, siendo seguido por su madre.
El peliblanco entro a su fortaleza, tomo un par de mochilas y comenzó a llenarlas con suficiente ropa para su travesía, esto solo era observado por la madre, la cual mostraba una gran tristeza en su rostro, pues con el pasar de los días en el hospital, sentía como su hijo cada vez se apartaba más y más de ella.
Con la mochila casi llena, el peliblanco observo a sus alrededores, en busca de no dejar algo necesario para su entrenamiento, llegando a toparse con cierto peluche de conejo, el cual tomo y metió en su mochila, logrando sacarle una pequeña sonrisa a la mujer que ya hacia observándolo a sus espaldas.
Los minutos pasaron el chico de blanco cabello ya había llenado ambas mochilas, por lo que solo restaba esperar la llegada de su padre, durante su espera, este se dirigió a la habitación de las menores, donde tomo a una pequeña rubia, que ya hacía en su reja, la cual recibió a su padre con los brazos abiertos.
Pues el joven albino quería aprovechar hasta el último minuto que le quedaba junto a su hija antes de partir, tomando así un par de juguetes, ambos se dirigieron a la habitación del peliblanco, donde aprovecho para jugar y contarle historias fantásticas, que eran apreciadas con asombro por la pequeña niña.
Ya habían pasado varios minutos, cuando una camioneta roja se detuvo fuera de la casa Loud, y de esta salió un peliblanco de avanzada edad, el cual con una mirada seria fue hacia la puerta, la toco un par de veces y espero a que esta fuera abierta.
La mayoría de las hermanas ya hacían en la sala, viendo una película de temporada, en completa y total calma, completamente ignorantes de la próxima partida de su único hermano, escucharon la puerta ser tocada, la hermana más próxima a la puerta fue la que se levantó a abrirla, siendo esta una peli castaña de ropas moradas, la cual se sorprendió al no esperar la visita del adulto mayor.
El peliblanco de avanzada edad, entro a la casa, paso de largo a todas sus nietas, y fue al segundo piso, en búsqueda de su hijo, este volteo hacia la habitación que buscaba, la cual tenía la puerta abierta, y logro observar una escena que le alegro y entristeció de igual manera, pues adentro de aquella habitación, de aquella fortaleza que habían hecho entre padre e hijo, ya hacían un joven peliblanco y una pequeña rubia, riendo y jugando amorosamente, como los niños que aun eran.
El adulto mayor, no queriendo interrumpir tan hermosa escena, quitándoles el tiempo que aun tenían para disfrutar el uno del otro, antes de la partida del peliblanco, pasando desapercibido tanto por el padre como por la hija, decidió regresar al primer piso, donde al ir bajando por las escaleras, se topó con su única hija, ambos intercambiaron miradas, y no queriendo aplazar más una conversación que ambos tenían pendiente, fueron al comedor, en búsqueda de privacidad.
−
Rita: -cruzándose de brazos- entonces... realmente piensas llevártelo.
Albert: fue decisión de él, y la más acertada por lo que veo.
Rita: -apretando sus manos- ¿acaso piensas hacer que el siga tus pasos? Qué abandone a su esposa y a su hija en una estúpida búsqueda por sentirse superior.
Albert: no, hago esto para que no los siga.
Rita: -apretando los dientes- pues no lo parece, ya lograste hacer que abandonara a una familia.
Albert: -observándola a los ojos- el no abandono a su familia, su familia lo abandono a él.
Rita: -lagrimeando- ... no es verdad, nosotros nunca lo abandonamos.
Albert: engáñate tanto como quieras Rita, pero eso no cambiara lo que tú, tu esposo y tus hijas hicieron.
Rita: -cubriéndose el rostro- no quiero perder a mi familia... no otra vez.
Albert: -suspiro- cuando volvamos... cuando el vuelva, ¿Dónde debería llegar? Yo quiero que el deje esta casa, pero él no quiere irse, porque aún tiene una familia aquí, y por qué el desea protegerla, por eso se está yendo, para ser más fuerte, para poder proteger a la única familia que aún le queda... y yo te pregunto a ti, a mi hija... Rita ¿es tan malo lo que el desea?
Rita: -secándose las lágrimas- está siempre será su casa, el siempre será recibido con los brazos abiertos.
Albert: cuando regresemos... -tomándola del hombro- lo traeré aquí directamente, lo prometo.
Rita: -asintiendo- mantendré su habitación limpia, y hare todo lo que este a mi alcance para que las chicas no hagan nada estúpido mientras el este afuera.
Albert: ¿y Lynn?
Rita: -apretando el puño y frunciendo el ceño- no está en condiciones para decidir, y si se molesta por mi decisión... yo me encargare de corregirlo.
Albert: no sé qué nos depare el futuro, a ti, a mi o a Lincoln, pero si comienzas a tomar las decisiones correctas... tal vez, algún día lleguen a ser la familia que tanto deseas.
−
Tras aquel intercambio de palabras, padre e hija fueron a la sala, en espera del joven peliblanco, el cual solo tardo un par de minutos en hacer acto de presencia, con dos mochilas en su espalda, y una pequeña rubia entre sus brazos.
El chico bajo las escaleras de la casa, ante la atenta mirada de su madre y sus hermanas, mientras era esperado por otro peliblanco, ya en el primer piso se acercó a su madre, alzo a la pequeña rubia, y la entrego en brazos a su madre, mientras que la joven infante, al sentir que era soltada por su padre, comenzó a agitarse, un llanto amargo salió de su boca, lagrimas comenzaron a salir de su ojos, mientras esta trataba de soltarse, para así poder regresar a los brazos del peliblanco.
Este solo la vio con tristeza, la tomo en brazos nuevamente, la pequeña rubia al sentir esto se aferró a su padre, mientras su llanto permanecía, no queriendo que la dejara sola nuevamente, lamentablemente, esto era necesario, el peliblanco dejo caer ambas mochilas y se arrodillo, sin aflojar en ningún momento su abrazo.
Tomo una de sus mochilas, y con una mano busco algo dentro de ella, y una vez encontró lo que buscaba, lagrimas comenzaron a brotar de sus ojos, mientras le susurraba a su pequeña hermana.
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Lincoln: yo tampoco quiero irme, pero si me quedo tampoco podre estar contigo por mucho tiempo, sé que es difícil, pero debo pedirte que seas fuerte, para que yo también pueda serlo... y sabes que, aunque no pueda estar a tu lado, siempre te protegeré, y una vez que regrese... no pienso soltarte otra vez... nunca más... ¿sabes por qué? Porque te amo más que a mi propia vida... mi primera hija... mi pequeña Lily.
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Tras aquellas palabras, la pequeña soltó a su padre, comenzaron a separarse lentamente, ambos solo se miraban fijamente, el peliblanco solo trataba de darle una sonrisa a su pequeña hija, mientras la joven rubia no podía dejar de lagrimear, el peliblanco comenzó a acercar el objeto que tenía en su mano, y lo entrego a la pequeña niña, la cual se aferró ante este como si su vida dependiera de ellos.
El joven peliblanco se puso de pie con la pequeña en brazos, y la entrego nuevamente a su madre, la cual solo recibió una mirada de odio de parte del peliblanco, esta solo trago en seco, pues sabía que, si algo le llegara a pasar a la pequeña, toda la responsabilidad caería sobre ella.
El joven solo tomo sus maletas, y así ambos peliblancos partieron a su viaje, hacia un rumbo incierto.
−
Albert: -encendiendo la camioneta- ¿estás seguro de esto?
Lincoln: -asiente-
Albert: aun puedes retractarte.
Lincoln: -secando una gota de sangre que escurría por su nariz- el punto de retorno se quedó muy muy atrás.
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Mientras tanto en la casa Loud, apenas logro ver como partía la camioneta, la hija menor, nuevamente comenzó a llorar de forma amarga, por lo que abrazo a su madre, mientras se aferraba más y más a aquel recuerdo que su padre había dejado entre sus brazos, aquel objeto de valor incalculable que dejo en su representación para protegerla, aquel pequeño guardián en forma de conejo que hasta ahora había velado por él, y ahora velaría por ella.
Las hermanas Loud por otro lado, solo observaban dudosas a su madre, pues desconocían totalmente la razón por la que partió su hermano, mientras que esta solo trataba de calmar a la más joven de sus hijas, mientras pensaba en que explicación darle al resto, pues se notaba a kilómetros que estas tenían cientos, si no miles de preguntas, todas... menos una.
Una castaña veía hacia la misma dirección que sus demás hermanas, pero esta no veía a su madre, no, una mirada de odio y rabia estaba puesta en cierto peluche de color blanco, el cual la pequeña rubia luchaba por no soltar, mientras que en su mente solo maldecía a cierto peliblanco, mientras pensaba el cómo separar a la niña del peluche.
Ya habían pasado un par de horas, y para alivio de la madre y las hermanas, la pequeña rubia ya había dejado de llorar, pues creían que se repetiría el acontecimiento de la vez anterior, y que la pequeña, aunque no hiciera el más mínimo ruido, no dejaba de llorar, afortunadamente, esto no volvió a ocurrir, incluso la pequeña ya hacia jugando con sus peluches, mientras su armoniosa risa inundaba por completo la casa.
Y ya una vez más con la casa en calma, comenzaron las preguntas hacia la madre, la cual como pudo trato de explicarle a sus hijas, que su único hermano había salido aun viaje de autodescubrimiento, acompañado del hombre mayor, la mayoría de las hermanas solo obtuvieron mas dudas que respuestas, pues el único hijo del matrimonio aun era muy joven para hacer ese tipo de viajes.
La envidia de las mayores no se hizo esperar, pues tenían celos de que su hermano mayor tuviera un viaje a varios destinos para encontrarse a sí mismo, y más aún que sus padres autorizaran este viaje, cuando más de una ya había pedido uno con anterioridad, siendo rechazadas por estos, y para molestia de las menores, no tendría que ir a clases durante el tiempo que el viaje durara, sin importar que solo fueran un par de días, o hasta años.
Pero una, solo una de ellas, ignorando la molestia de sus hermanas, tenia una gran sonrisa, pues sin el peliblanco, creía que podría separar a la menor de las hermanas del único hijo varón, para así poder educarla ella, y poder moldearla a su antojo, no solo para hacerla mas fuerte, si no para poder tener alguien con quien compartir sus gustos, sin que esta se quejara por su actitud, pues ambas serán iguales, por fin tendría una compañera para entrenar, alguien con quien pulirse a si misma, y volver a ser la numero uno.
Un par de días pasaron, la familia viajo al centro comercial, con la intención de comprar las decoraciones y los regalos nuevamente, y afortunadamente para todas las hermanas, esta vez la mayor de las hijas del matrimonio, no olvido su cartera, por lo que todas escogieron sus regalos a su gusto, incluso la mayor de las hermanas, que por la emoción de los regalos, se olvido completamente de sus planes de cederle su regalo a su hermano menor.
Pero... lo que todas ignoraban, era la ausencia de una de las hermanas, la única que prefirió quedarse en su hogar, jugando con los recuerdos que su padre le dejo antes de marcharse.
Ese mismo día, ya habiendo regresado del centro comercial, cada hermana fue directamente hacia su habitación, excepto por cierta peli castaña, la cual prefirió quedarse en la sala, en cuanto observo a su hermana menor jugar con varios peluches, los cuales fueron obsequiados por el único hermano, pues esta se desharía de ellos, para así no tener más obstáculos de por medio, y empezar con el adiestramiento de la menor.
Espero a que ninguna hermana quedara en el primer piso, se sentó en el sofá y encendió el televisor, sintonizando un programa infantil para distraer a la joven hermana, pero esta solo la ignoro, así pasaron varios minutos, y la atleta comenzaba a desesperarse, estaba a punto de tomar los peluches a la fuerza, sin importarle que la pequeña llorara, o eso fue hasta que apareció un comercial, en el salía un super héroe, de traje rojo y capa azul, con una espada de póker en su pecho, y en medio de esta una a amarilla.
La peli castaña solo se irrito más al ver al super héroe favorito de su hermano, o eso fue hasta que observo a la niña, la cual veía con una sonrisa y estrellas en los ojos a aquel super hombre, mientras aplaudía, soltando los peluches de paso, pues ella era feliz de reconocer al personaje favorito de su padre.
La deportista no desaprovecho esta oportunidad, tomo los peluches lo más rápido que pudo, y estuvo a punto de salir corriendo, para tirarlos directamente en el basurero, de no ser por qué sintió más peso del que deberían tener los juguetes.
La castaña rápidamente observo hacia sus manos, las cuales sostenían a los muñecos de felpa, y junto a estos, una pequeña niña de cabellera rubia, la cual se aferraba a aquellos juguetes, mientras observaba a la peli castaña, con sus ojos azules, los únicos de la familia que hacían juego con el peliblanco, acompañada de aquella mirada carente de vida, que ahora era tan característica en su único hermano, una mirada que reflejaba el más puro odio.
La castaña quedo hipnotizada, por un momento logro observar el reflejo de un peliblanco, he inconscientemente comenzó a levantar su brazo libre, mientras cerraba el puño, lentamente su entrecejo comenzó a arrugarse, y sus dientes comenzaron ha rechinar, en una clara expresión de molestia, y una vez preparada para golpear hablo.
−
Lynn: suelta... esa... maldita... PORQUERIAAA!!!
−
En ese momento la peli castaña soltó el golpe, la cual se quedo a solo unos centímetros de conectar con la pequeña rubia, la cual en ningún momento cerro los ojos, o parpadeo siquiera, en un claro enfrentamiento contra la castaña, a unos centímetros se quedo el golpe, ya que había sido detenido por la madre de ambas hijas.
En ese momento la castaña soltó los juguetes, y comenzó a sostener su brazo, el cual no dejaba de ser apretado por la madre, mientras que esta comenzaba a caminar hacia otra habitación, aun sosteniendo a su hija, para llevarla con ella y así poder regañarla por lo que estuvo a punto de hacer, y esto solo era observado por la pequeña rubia, la cual no dejaba de expresar el odio en su rostro, mientras lloraba en silencio, y abrazaba con mas fuerza los recuerdos de su padre.
Las horas pasaron, la castaña estuvo a punto de ser castigada, de no ser por la intervención del padre de la familia, por lo que todo se quedo en un regaño, un sermón, y una advertencia, pues si la madre volvía a encontrar a la castaña haciendo una estupidez, ya no volvería a ser tan piadosa.
Los días pasaron, la casa Loud fue decorada para la época, y fue la casa mas llamativa y hermosa de la temporada, pero aun así... la familia no podía evitar sentir el frio en sus cuerpos, como si el calor que se proporcionaban entre sí, se estuviera consumiendo, y el que dos hermanas no dejaran de mirarse con rencor, no ayudaba en nada.
La noche buena llego, y la cena de este año no se celebraría en su hogar, si no en el restaurante del padre de la familia, pues tenían planeado celebrar también la futura expansión de su franquicia, acompañado por sus fieles empleados y sus familias, y aunque la cena era la mas espectacular y visiblemente apetitosa de todas las que habían tenido, la familia Loud no podía evitar sentirla de un sabor insípido, pues sentían que algo faltaba para que esta increíble celebración estuviera completa, o más bien... alguien.
La cena de celebración termino, todos los empleados y sus respectivas familias se retiraron a sus hogares, incluidos los Loud, quienes al llegar a su casa fueron directos a sus habitaciones, para así poder descansar, a excepción de los padres, quienes primero colocaron los regalos debajo del árbol, para posteriormente acostarse a dormir, sin antes haberlos contado, ignorando que este año, solo había nueve regalos bajo el árbol.
El sol comenzó a hacer acto de presencia en el amanecer, y con el la llegada de un nuevo día, el día de navidad, las hermanas comenzaron a despertar, emocionadas por las festividades, y una por una conforme abrían sus ojos, bajaban al primer piso, para así poder abrir sus regalos, los cuales habían sido escogidos por ellas mismas desde hace ya varios días.
Todas las hermanas estaban extasiadas de felicidad por sus obsequios, a excepción de dos, la mayor de las hermanas la cual veía con tristeza su regalo, pues aunque se alegro al ver que había recibido el teléfono que ella tanto deseaba, su sonrisa rápidamente se borro al ver el protector con el que venia acompañado, pues aquel color naranja, decorado con las insignias del póker, lograron recordarle, que ella deseaba cederle su regalo a su hermano, en un intento de arreglar su relación con él.
Mientras que, del otro lado, la menor de las hermanas se encontraba con tristeza a un lado del árbol, pues aunque busco con emoción y desesperación bajo aquel árbol, no encontró su regalo, pues este jamás había existido, por lo que solo abrazo el peluche blanco que traía en brazos, mientras observaba el como sus hermanas disfrutaban de sus obsequios.
Los padres al ver esto, tomaron a su hija entre brazos, ya regañarían a sus hijas por haberse olvidado de la menor de sus hermanas, mientras a esta le conseguían un obsequio de quien sabe dónde, o eso seria, de ser porque alguien toco a la puerta.
Ambos padres fueron a la entrada con sus rostros llenos de dudas, pues no esperaban visitas, el padre temeroso de que alguien quisiera atacar a su familia de nuevo, tomo la perilla de la puerta con miedo, y la comenzó a abrir lentamente, mostrando del otro lado, el objeto que tanto necesitaban en este momento, pues frente a ellos, ya hacia un gran regalo, envuelto en papel color azul, con un moño morado decorando hasta arriba.
Ambos padres se vieron con duda, pues esta sorpresa fue demasiado conveniente, y regresaron su vista al frente, cuando vieron como este comenzaba a descender, mostrando a una niña de cabello castaño, la cual usaba orejas puntiagudas, y un traje de color verde con sombrero, dando a entender que era un elfo navideño, y antes de que pudieran formular una pregunta siquiera, esta hablo.
−
Elfo: -con los brazos extendidos- ho ho ho, feliz navidad, -con la mano en la barbilla- no esperen... el que dice eso es santa, -negando con la cabeza- bueno, no importa, me han encargado del taller que trajera este regalo, ya que santa estuvo muy ocupado este año, por lo que olvido empacarlo, ¿esta... Lilo? -viendo una tarjeta- Ejem, perdón, ¿Lily Loud aquí?
Rita: -confundida- si... es... es ella -bajando a la bebe-.
Elfo: -arrodillándose- bueno pequeña, aquí tienes tu regalo, una disculpa de parte del jefe por no poder entregarlo como se debe, -rascándose la nuca- pero tu entiendes, es una fecha ocupada, -poniéndose de pie- así que feliz navidad, y que lo disfrutes.
−
Tras terminar aquellas palabras, la peli castaña salió de la propiedad, y se subió a un pequeño trineo de color rojo, perfecto para una solo persona, se sentó en este, y tomo unas riendas que estaban frente a ella, las cuales se conectaban a dos chicos peli rojos, los cuales montaban en sus bicicletas, mientas vestían como renos.
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Elfo: -despidiéndose con la mano- FELIZ NAVIDAD LILO!!!
Reno: es Lily.
Elfo: eso, FELIZ NAVIDAD LILY!!!
Reno: cookie... pesas mucho.
Reno 2: cierto, deberías dejar de comer tantas galletas.
Elfo: -apretando los puños- cállense y avancen antes de que tomo el látigo otra vez ZASH!!!
Reno: -pedaleando- no, no, ya voy, pero por favor, no el látigo otra vez.
−
Y una vez se perdieron de vista el elfo y los renos, cerraron la puerta de la casa, para así evitar que escapara el calor, mientras que todos los integrantes de la familia contemplaban aquel regalo, sobre todo la pequeña que se encontraba frente a este, la cual lo veía con una alegría inmensa, así que sin perder ni un solo segundo más, tomo el regalo y comenzó a abrirlo con desesperación, hasta que por fin se logro ver el interior de la caja, que para sorpresa de todos, contenía solo un par de peluches, que se veían bastante caseros.
La niña solo los tomo con sus manos, y los admiro por un largo rato, pues uno era una princesa, de vestido color lila, un hermoso cabello dorado, una tiara color plateada, y unos ojos de botón color azul, pero el que más llamó su atención fue el otro, el príncipe, de chaqueta color naranja, pantalón azul, cabello plateado, corona dorada, y unos ojos de botón color azul, a juego con la princesa.
La pequeña rubia en ningún momento dejo de admirar sus nuevos juguetes, abrazo a aquel príncipe de felpa con una sonrisa, y un nombre escapo de sus labios.
−
Lily: wincon.
−
Aquel nombre se repitió varias veces, sin dejar de abrazar aquel muñeco ni un momento, lentamente la sonrisa de la pequeña comenzó a desvanecerse, y en su lugar varias lagrimas comenzaron a aparecer, hasta que aquella alegría se convirtió en un llanto amargo, mientras que toda la familia veía aquella escena con tristeza, no solo por ver como la menor de las hermanas lloraba la ausencia del único hermano, si no, por que aun estando ausente, Lincoln parecía ser el único que realmente se preocupaba por ella.
La madre de tomo a su pequeña en brazos, en un intento por que esta dejara de llorar, pero aun así, el deprimente ambiente que vivían en ese momento no ayudaba en nada, pues cada integrante de la familia sentía como el calor abandonaba sus cuerpos, por la ausencia del único hijo varón, y de esta forma terminaron las festividades, con un profundo frio en sus corazones, llegando a ser este... EL MAS FRIO DE LOS INVIERNOS.
Mientras tanto, en un lugar alejado de la civilización, en un frondoso busque, cubierto de la pureza de la nieve, en una catarata que caía sobre un pozo de agua helada y cristalina, dos hombres de avanzada edad, observaban hacia aquel lago cubierto de una fina capa de hielo, hasta que alguien apareció frente a ellos.
Un chico de cabello blanco como la nieve, ojos azules y tan fríos como el hielo, con la ropa mojada, piel pálida, y vapor saliendo de todo su cuerpo, pero sobre todo, con una gran cantidad de sangre saliendo de su nariz, comenzó a acercarse a ellos, caminando lentamente, por el entumecimiento en su cuerpo.
Salió del agua, y continúo caminando, hasta que paso entre ambos hombres, y aun continuo otro par de pasos, hasta que decidió detenerse, se dio la vuelta, esbozo una sonrisa, y decidió hablar.
−
Lincoln: -con lágrimas en los ojos- no quiero morir.
−
Y tras aquellas palabras, el chico se derrumbó ante ellos.
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