DECISIONES 2° PARTE
antes de comenzar, solo queria dar un aviso para mis nuevos seguidores, si vez que un nuevo capitulo se publica, pero este no tiene titulo, o si lo tiene, no esta en mayuscula, es que este no es un capitulo, solo un pequeño adelanto, lo digo por que vi a varios quejarse por que aunque subia muchos "capitulos" estos eran muy cortos, ahora habiendo aclarado esto.
quiero agradecer a Rafael0726 y FelipeLorenzoAngeles por patrocinar este capitulo, gracias a uno por su enorme donacion, y a otro una disculpa por no poder subir este capitulo antes, fuiste mi primer donador, y aunque dije que el siguiente capitulo a subir seria a tu eleccion, no pude pues el capitulo que subi en aquella ocasion, ya habia sido terminado.
sin nada mas que decir, gracias por su apoyo, espero que el siguiente capitulo sea de su agrado, y sobre todo, feliz cumpleaños a mi. :,y
DECISIONES 2° PARTE
Obscuridad... fría y solitaria obscuridad... es todo lo que podía observar frente a él, no importaba a que dirección se postraran sus ojos, la vista era la misma, la pura y absoluta obscuridad, se tomo su tiempo para comprender donde estaba... y se arrepiento de ello cuando observo a sus pies, pues debajo de él, como si de un espejo siniestro se tratase, se hallaba un reflejo de su pasado, pues aquella botarga que lo torturo previo a su despertar, estaba bajo sus pies, mirándolo directamente a los ojos, con todo el odio y rencor que podía demostrar a través de la deteriorada mascara.
Ambos se observaban fijamente, ninguno parecía tener intenciones de moverse, uno por la incertidumbre, el otro se desconocía el por qué, lentamente comenzó a levantar una pierna y dio un paso hacia atrás, acto que fue imitado por aquel recuerdo, lentamente comenzó a moverse de formas extrañas y aleatorias, que fueron imitadas en tiempo real y a la perfección, dando a entender que solo era un bizarro reflejo de el mismo, ya más tranquilo dio un suspiro de alivio... o eso fue hasta que la botarga comenzó a hablar.
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¿??: -serio- lo volviste a hacer... fuiste débil.
Lincoln: -asustado- ¿Qué eres?
¿??: -molesto- ¿QUÉ SOY? ¿tan rápido olvidaste lo que te hicieron todas ellas? ¿tan rápido te olvidaste a ti mismo?
Lincoln: ¿de que estas hablando?
¿??: el tiempo se acaba, volviste a fallar... la volviste a dejar sola
Lincoln: no es mi culpa... si ellas no se hubieran metido...
¿??: SIN EXCUSAS!!! ¿Qué ellas te estorban? ¿entonces por qué no haces algo para arreglarlo? Eres el hombre del plan con un demonio.
Lincoln: los planes llevan tiempo.
¿??: lo sé, pero el tiempo es un recurso demasiado valioso con el que no contamos, con cada segundo que pasamos puliendo un plan, es una de ellas estorbándonos en nuestra meta de protegerla.
Lincoln: ¿Qué debo hacer?
¿??: eres listo, descúbrelo tú mismo, pero si te diré esto, así que presta mucha atención y grábalo a fuego en tu mente, aquello que no nos sirve... solo nos estorba.
Lincoln: ¿Qué nos estorba?
¿??: tú sabes quienes...
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En ese momento la botarga metió su mano en el traje, y saco de dentro de sí, un peluche de conejo que parecía estar cubierto de ceniza, un peluche que el conoció perfectamente bien, la botarga alzo el juguete con su brazo y lo dejo caer, y en cuanto este toco el suelo, como si de un vidrio se tratase se comenzó a romper, el peluche comenzó a hundirse, hasta que estuvo de su lado del reflejo, y una vez estando en su totalidad frente a él, es que se dio cuenta, de que este ya no era un juguete, era un conejo real, de pelaje rubio claro, el cual estaba bañado en sangre.
El joven peliblanco observo a sus pies, encontrándose esta vez a si mismo, sin la botarga, observo nuevamente al herido conejo, se inclinó para tomarlo entre sus brazos, dándose cuenta que la pobre criatura ya había fallecido, en ese momento no pudo evitar llorar, pues al observarlo, solo podía recordar a su joven hermana.
Lentamente se comenzaron a escuchar pasos, los cuales cada vez se hacían más rápidos, y más fuertes, su piel se erizo por el miedo, y no pudo evitar cerrar los ojos, los pasos se escuchan cada vez más y más cerca, a la vez que se comenzaban a escuchar los gruñidos de aquella aterradora y desconocida bestia, y una vez que aquella extraña criatura estuvo frente a él, abrió los ojos, solo para encontrarse con una hilera de grandes y afilados dientes, los cuales lo atraparon en una rápida y dolorosa mordida.
En ese momento Lincoln despertó, confundido y con una respiración agitada, observando a su alrededor con desesperación, pero no había nada, lentamente su respiración se tranquilizó, se acomodó nuevamente y su mirada comenzó a perderse en la nada, o eso fue hasta que escucho a alguien hablar.
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Dr. Stein: -anotando en su tabla- ¿buscabas a alguien?
Lincoln: -colocando una mano en su cabeza- solo tuve un mal sueño... ¿Cuánto tiempo lleva ahí?
Dr. Stein: -revisando su teléfono- unos minutos, vine a observarte, pero vi que te movías mucho mientras dormías, así que me quedé para ver que estuvieras bien.
Lincoln: gracias.
Dr. Stein: no es nada, es mi trabajo, ayer sí que nos diste un buen susto.
Lincoln: -ríe un poco- ¿tan mal me veía?
Dr. Stein: tu dímelo, ¿Qué tan mal te sientes?
Lincoln: siento que la cabeza me da vueltas, que los brazos me están por explotar, no siento mis piernas, y aparte siento una presión en mi pecho.
Dr. Stein: -revisando su tabla- bueno, lo de tu cabeza se debe a una generación desmedida de adrenalina de parte de tu cerebro, sumado a que te reventó una vena, y la herida que tú mismo te infligiste, provocándote una considerable pérdida de sangre, tus brazos por otro lado, tú mismo los dañaste, afortunadamente no llegaste a fisurar ningún hueso, pero los moretones tardaran en desaparecer, tus piernas... de por sí ya las habías sometido a un estrés muscular enorme, ahora imagínate como estarán después de hacerlas trabajar con sobre esfuerzo.
Lincoln: supongo que pasare el año nuevo aquí.
Dr. Stein: no seas exagerado, la mayoría de tus heridas son superficiales, con un buen descanso, alimentación y la medicación correcta, en 7 días saldrás caminando de aquí.
Lincoln: espere.
Dr. Stein: ¿pasa algo?
Lincoln: ¿y la presión en mi pecho?
Dr. Stein: ahhh, -señala al peliblanco- creo que se debe a eso.
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En ese momento el doctor salió de la habitación, mientras que el peliblanco solo observaba el bulto que se encontraba baja la sabana, dudoso del que se encontraría abajo, comenzó a levantarla lentamente, mientras sus ojos solo observaban detenidamente, y sus brazos temblaban, tanto por el dolor, como por la incertidumbre, y una vez observó aquella extraña criatura, este esbozo una sonrisa, pues a su lado, en aquella cama de hospital, se encontraba una pequeña niña de cabello rubio claro, quien dormía tranquilamente, mientras se abrazaba al pecho de su padre.
−
Dr. Stein: -entrando a la habitación- por cierto, Ana realmente está molesta contigo, así que te recomiendo que seas muy muy cuidadoso con lo que digas, o realmente pasaras año nuevo en el hospital.
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Tras la salida del doctor, el joven peliblanco solo quedo confundido... hasta que por su mente cruzo la idea de la enfermera molesta con él, pensamiento que logro erizar su piel, trago fuertemente, se acomodó en la cama y comenzó a acariciar el fino cabello de su hermanita para intentar calmarse.
Los minutos pasaron, y lentamente la joven rubia comenzó a moverse, hasta que finalmente abrió los ojos, sonriendo ante el hecho de seguir al lado del peliblanco, la pequeña comenzó a subir, hasta llegar a la mejilla de su padre, regalándole al albino el abrazo más amoroso que le permitía su pequeño cuerpo, además de un tierno beso.
El tiempo parecía detenido para ambos, pues como si una eternidad hubiera pasado antes de poder estar juntos nuevamente, ninguno de los dos parecía zafar su agarre, y es que ambos sentían, que en el momento en el que soltaran al otro, este se iría de sus brazos eternamente.
Con el pasar de los minutos, la hermana mayor, la cual dormía en una silla, termino por despertar, topándose con la dulce y a la vez desgarradora escena, dio los buenos días a ambos hermanos, pero solo recibió como respuesta el saludo de la pequeña infante, la rubia se puso de pie, se acerco a la cama con la intención de tomar a la niña, y así poder sacarla a que estirara un poco su cuerpo.
La pequeña apenas vio como su hermana estiraba sus brazos, apretó el agarre de su abrazo, acción la cual fue correspondida por el peliblanco, la hermana mayor, confundida, solo observo la escena en silencio, pues no entendía el actuar de la joven infante, y lo intentaría una vez más, de no ser por la mirada sin vida que le daba su joven hermano, la mayor solo trago en seco y salió de la habitación, en parte para estirar las piernas, y también para informar a la familia, que el peliblanco ya había despertado.
Mientras tanto, en otra parte del pequeño poblado, se realizaba una interesante llamada telefónica.
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¿??: déjame ver si entendí, quieres que entrene a tu nieto.
Albert: sí.
¿??: para que así tenga el mismo régimen que nosotros cuando nos enlistamos.
Albert: así es.
¿??: y a parte quieres que lo adiestre para que adquiera mis habilidades.
Albert: efectivamente.
¿??: pero solo tendré un par de meses para ello, ¿correcto?
Albert: básicamente.
¿??: acaso te volviste senil?
Albert: se que lo que te pido parece imposible, pero sé que tu...
¿??: no hablo de eso albino idiota, ¿acaso tu no puedes entrenarlo? ¿Qué no fuiste tu el cadete estrella cuando nos enlistamos? Tu eras de quien hablábamos cuando contábamos historias de terror, y ahora vienes ¿y me dices que tú no puedes entrenarlo?
Albert: -apretando el puño- no... no puedo... no puedo ver como se rompe a sí mismo.
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Durante varios minutos la conversación se detuvo, y el silencio domino la línea, hasta que se escucho un gran suspiro del otro lado del teléfono.
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¿??: bien, trae al pequeño marica, yo me encargare de hacerlo frio como el acero.
Albert: gracias.
¿??: no me salgas con esas estupideces, sabes que de no ser por que nuestras madres eran casi hermanas no haría esto por ti, personalmente me siente decepcionado de ti, el chico te pidió ayuda a ti, y cobardemente huyes de él, eres una vergüenza para nosotros, eres el único que pudo haberle enseñado los límites de en lo que se convertirá, y espero que estés listo para las consecuencias de ello.
Albert: -observando unas cicatrices de su brazo- lo estoy.
¿??: bien, pues yo me largo, que la cena no se caza sola.
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Una vez colgado el teléfono, el hombre de avanzada edad dio un gran suspiro, observo a su pareja leyendo tranquilamente, se despidió de esta, y se fue en su camioneta rumbo al hospital, mientras consideraba el si había sido una buena idea, decidir entrenar a su único nieto.
Mientras tanto en el hospital, ya hiendo terminado de estirar las piernas, llamar a sus padres y comprar algo caliente para tomar, una rubia se dirigía a la habitación en la que ya hacia su hermano, para así seguir cuidando de él, mientras que en su mente seguía grabado el recuerdo de su mirada, aquella mirada carente de vida que comenzó a darles desde el día que arruinaron su cumpleaños, y ahora era habitual en él.
Perdida en sus pensamientos, abrió la puerta de la habitación y entro, pero rápidamente fue sacada de estos cuando vio aquella extraña escena, pues en la habitación, ya hacia una enfermera, cruzada de brazos, con una notable expresión de enojo, la cual era respondida de igual manera por una pequeña niña rubia, la cual se aferraba a un joven peliblanco, el cual solo reía nerviosamente, mientras se rascaba el cuello.
Tras una disculpa de parte del peliblanco y un suspiro de molestia de parte de la enfermera, el pesado ambiente de la habitación logro calmarse un poco, la rubio tomo asiento con la intención de no interrumpir, pues la enfermera estaba checando el estado de su hermano, aunque, la joven infante no dejaba de ver molesta a la enfermera.
Pasados unos minutos llego una camioneta roja al hospital, y de ella bajo un hombre de avanzada edad, decidido a informarle a su nieto que sería entrenado como pidió, entro en el edificio, avanzo por los pasillos y finalmente llego a la puerta designada, donde se encontró a su nieto, y sus nieta mayor y menor, entro en la habitación y le pidió a la hermana mayor que se retirara por unos minutos, pues necesitaba hablar con el único hijo varón de un tema importante, en privado.
La nieta acepto y salió de la habitación, quedando en la sala de espera, mientras el hombre mayor cerro la puerta para poder hablar con la mayor privacidad posible con su hijo, el cual veía con tristeza a su padre, ambos se vieron a los ojos y hablaron.
−
Ambos: -bajando la mirada- lo siento.
Albert: -alzando el rostro- ¿lo sientes? ¿Por qué lo sientes?
Lincoln: -apretando el puño- no debí hablarte así, ni tampoco gritado.
Albert: Lincoln...
Lincoln: solo... solo estaba molesto, me sentía tan frustrado por no poder defenderme, el pensar que podrían lastimar a Lily... hizo que mi enojo me segara, por eso lo siento, no debí descargar mi enojo contigo, -observándolo a los ojos- enserio deseo ser más fuerte, entenderé si estas molesto y no quieres ser tu quien me ayude, ya encontrare otra manera... una que me lleve por el camino que tu creas correcto.
Albert: -suspira- estoy molesto, si... pero no contigo.
Lincoln: papá...
Albert: -sentándose al lado del peliblanco- escucha Lincoln, lo lamento, -coloca la mano en su hombro- lamento no haber visto por el dolor que estabas pasando, y aun mas por no entender tu determinación, tu anhelo de ser fuerte... no es malo, pero me recordaste tanto a mí, que simplemente no quise que te perdieras al igual que lo hice yo.
Lincoln: -tomando la mano de su padre- jamás lo haría, solo deseo ser fuerte para proteger a los que amo.
Albert: y se que lo harás, pero no será yo quien te entrene.
Lincoln: -bajando el rostro- si... eso creí...
Albert: -con una sonrisa- pero no por eso no voy a apoyarte.
Lincoln: -observándolo- ¿a qué te refieres?
Albert: -se pone de pie- ya estoy muy viejo Lincoln, aunque quisiera, no podría entrenarte como es debido, por eso me tome la molestia de buscar a alguien mejor para ese trabajo, así que es mejor que te recuperes lo mejor posible, porque si hablamos de él, te puedo asegurar que te hará falta.
Lincoln: -sonriendo- gracias.
Albert: agrédaseme cumpliendo con tu palabra, que serás fuerte, el más fuerte de todos, pero que nunca olvidaras el por qué lo haces.
Lincoln: -estirando su mano- para proteger a los que amo.
Albert: -tomando su mano- para proteger a los que amamos.
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Tras aquellas palabras y un poco mas de conversación, en su mayoría sobre el estado de salud de la pareja del hombre mayor, el hombre de cabellera blanca salió de la habitación trayendo consigo a la pequeña rubia, la cual llevaba varios minutos dormida, para que así su hijo pudiera estirar un poco su adolorido cuerpo, sin molestar a la pequeña niña.
Llego a la sala de espera, donde se encontró a su hija, su yerno y el resto de sus nietas, los saludo cortésmente he intercambio un par de palabras con ambos padres, conversando sobre el estado de salud de su nieto y sus acciones del día anterior, evitando mencionar su conversación y que se llevaría al joven peliblanco, pues consideraba que este debía ser quien se los hiciera saber.
Posteriormente ambos padres fueron con su único hijo, dejando a sus hijas atrás, para así evitar problemas como los del día anterior, ignorando la conversación que tenían una peli castaña y una rubia, llegaron a la habitación, y entraron, topándose con una escena bastante deprimente, pues su único hijo, se encontraba recostado, incapaz de levantarse, mientras luchaba por respirar normalmente, con vendas en la mayoría de su cuerpo, he incluso más que el día anterior, las cuales aunque cubrían en gran medida sus heridas, no lo hacían en su totalidad, permitiendo ver una pequeña parte de la quemadura que ya hacia desde su cuello, hasta su mejilla, además de los moretones.
Ambos padres decidieron acercarse y hablar con él.
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Lynn p: hola campeón.
Rita: cariño.
Lincoln: -sin verlos- Lynn, Rita, ¿Qué hacen aquí?
Lynn p: -rascándose la cabeza- solo queríamos saber cómo estabas.
Rita: -tomando sus manos- después de lo de ayer nos tenías preocupados.
Lincoln: -dándoles la espalda- estoy bien, así que váyanse.
Rita: -nerviosa- ¿lograste dormir bien?
Lynn p: supongo que debió ser incomodo con Lily abrazándote.
Lincoln: -cubriéndose con la sabana- no, así que váyanse.
Rita: lo que hiciste ayer fue peligroso.
Lynn p: además de que Lily no quería soltarte y no sabíamos si estaría bien.
Rita: creímos que podría estorbarles a los doctores para examinarte.
Lincoln: -quitándose la sabana y observándolos con una expresión de molestia- muy bien, ya basta de tonterías, si van a decirme algo, solo díganlo.
Lynn p: -serio- seguimos creyendo que es mejor que te alejes de Lily.
Lincoln: -dándoles la espalda- váyanse al diablo.
Rita: Lincoln.
Lynn p: es lo mejor para ella.
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En ese momento, el joven peliblanco tomo el barandal de la cama, y con el uso de toda su fuerza jalo su cuerpo para así poder sentarse y encarar a sus padres.
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Lincoln: -apretando los puños- lo mejor para ella... bien, ya que hablamos de lo mejor para ella, una vez que salga de este hospital me iré con el abuelo a entrenar, me hare mas fuerte y podre proteger a Lily como debe de ser, en lugar de ponerla en peligro como las estúpidas de sus hijas.
Lynn p: -molesto- ¿irte? No iras a ningún lado, aun estas...
Lincoln: -serio- estoy ¿Qué?
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El silencio invadió el cuarto, el joven peliblanco solo apretó los puños, al punto en que estos comenzaron a sangrar, para así tratar de controlarse, es una lastima que no funciono.
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Lincoln: HABLA MALDITA SEA!!! ya que tienes los testículos tan grandes, ten el valor para terminar esa maldita frase, ¿estoy qué? ¿ESTOY QUÉ? HABLA MALDITA SEA!!!
Rita: -con tristeza- estas castigado.
Lincoln: son unos malditos mal agradecidos, DE NO SER POR MI LILY ESTARÍA MUERTA!!!
Lynn p: DE NO SER POR TI NO HUBIERA ESTADO EN PELIGRO EN PRIMER LUGAR!!!
Lincoln: LAS QUE LA PUSIERON EN PELIGRO FUERON LAS ESTÚPIDAS DE TUS HIJAS, SI NO SE HUBIERON METIDO EN ESA PALEA HABRÍA ACABADO CON ESOS IMBÉCILES, SI LA CABEZA DE AIRE LYNN NO ME HUBIERA DETENIDO PODRÍA HABER ACABADO CON ELLOS, O SI LA RUBIA CON COMPLEJO DE SUPERIORIDAD DE LORI HUBIERA SIDO MAS LISTA NI SIQUIERA ESTARÍA EN ESTE PUTO HOSPITAL.
Lynn p: -apretando los puños- aun así, no iras.
Albert: -entrando a la habitación- ¿y quién lo decidió?
Rita: papá, -enterrándose las uñas en las piernas- lo siento, pero no dejaremos que vaya.
Albert: -rodeándolos- jamás creí estar mas decepcionado de ustedes dos.
Lynn p: -cruzándose de brazos- lo siento Albert, pero es nuestro hijo, y nosotros sabremos como educarlo.
Albert: -al lado de Lincoln- no.
Lynn p: ¿no qué?
Albert: -apretando los dientes- no es su hijo, ustedes perdieron todo el derecho de llamarlo así cuando decidieron sacarlo de su hogar y encerrarlo en ese manicomio en forma de ardilla.
Lynn p: eso fue hace más de un año, ya debería olvidarlo.
Albert: tú nunca serás un padre Lynn, solo eres un bufón que se cree uno.
Lynn p: -señalándose a si mismo- yo fui quien educo a mis hijas, así que no quiero que cuestiones mi paternidad.
Albert: -tomando el hombro del peliblanco- me llevare a Lincoln, y lo regresare cuando este listo, y no está a discusión.
Lynn p: -observando a Lincoln a los ojos- si te vas ya no tendrás donde volver, las puertas de nuestra casa estarán cerradas para ti.
Rita: -llorando- YA BASTA LOS DOS!!! -acercándose al peliblanco- por favor, -arrodillándose- Lincoln... no quiero perderte, -tomando su mano- por favor, por una vez piensa en nosotros.
Lincoln: -comienza a llorar- toda mi vida he pensado en ustedes, y mira donde termine por eso, no les vasto tratarme como algo desechable una vez, lo hicieron dos veces, no les basto que estuviera dispuesto a dar mi vida por mi hermanita, no les basto con que durante 8 años diera mi cuerpo y alma en ustedes y sus pasiones, así que yo te pregunto madre, aquí y ahora, ¿alguna vez has pensado en mí?
Lynn p: claro que pensamos en ti.
Rita: LYNN CIERRA LA BOCA POR UNA VEZ Y ESCÚCHALO!!!
Lincoln: madre, si es que alguna vez me amaste, te lo pido por todo lo que he dado por ti, por papá, por mis hermanas, déjame avanzar.
Rita: Lincoln... mi niño... lo siento... no puedo.
Lincoln: -soltando su mano- entonces... espero que no me vuelvas a esperar, porque lo que regrese... ya no será tu hijo.
−
Después de aquellas palabras, ambos padres fueron sacados por el hombre de avanzada edad de aquel cuarto, pues sabía que su nieto aun debía descansar, al final ambos padres aceptaron irse a regañadientes, y los tres adultos terminaron en la sala de espera, sin percatarse de que cierta rubia y una castaña iban en dirección al cuarto del peliblanco.
−
Lynn: -entrando a la habitación- oye, debilucho.
Lincoln: ¿Qué quieres cabeza de aire?
Lynn: -molesta- ¿Cómo me llamaste?
Lori: -tomando a Lynn- ya basta Lynn, no venimos a pelear.
Lynn: como sea.
Lincoln: -con burla- ¿Qué? ¿Tienes miedo de perder otra vez?
Lynn: -apretando los puños- yo no perdí.
Lincoln: llámalo como quieras, pero eso fue lo que paso, te gané, tu perdiste, yo seguí adelante y tu te quedaste en el suelo.
Lynn: solo tuviste suerte de que no fui con todo.
Lincoln: excusas de una mala perdedora, yo soy el que esta herido, y aun así te supere, no una sino dos veces.
Lori: -en medio de ambos- ya basta ustedes dos.
Lincoln: como sea.
Lynn: queremos que te alejes de Lily.
Lincoln: -dándoles la espalda- wau, que novedad.
Lynn: eres débil.
Lincoln: lo sé.
Lynn: eres incapaz de protegerla.
Lincoln: lo sé.
Lynn: por eso no dejaremos que te acerque a ella.
Lincoln: ya lo veremos cabeza de aire.
Lynn: -señalándose a si misma- a partir de ahora nos haremos cargo de Lily, nosotras veremos que se tan fuerte como para cuidarse por sí misma.
Lincoln: no si puedo evitarlo.
Lynn: no esta a discusión, yo me encargare de educarla.
Lincoln: -sentándose- primero me castro con un corta uñas antes de permitir que Lily sea como tú.
Lori: -desviando la mirada- es lo mejor para ella.
Lincoln: -encarándolas- lo mejor para ella mi trasero, escúchenme bien, por que esto va a pasar, mientras yo respire, nunca y me refiera a nunca, permitiré que Lily sea como ustedes, y mientras mi corazón bombee sangre, yo la cuidare con cada gramo de vida que tenga mi ser.
Lynn: -molesta- no duraras ni un segundo.
Lincoln: -se acuesta- tal vez tengas razón, pero sé que si será un segunda más que tú.
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Una vez que las hermanas salieron de la habitación, la familia se retiro a su hogar, a excepción de la hija menor, la cual se aferro a su abuelo, para así permanecer mas tiempo con su padre, once días pasaron en un parpadeo, y siendo el medio día, el joven peliblanco se encontraba de pie en medio de la habitación del hospital, usando su ahora habitual ropa, la cual mostraba ligeramente las vendas que aun debía usar, hace unos minutos había sido dado de alta, se despidió del doctor y la enfermera que habían cuidado de él, y partió en compañía de su familia rumbo a su hogar.
Desde la pelea en el hospital, su padre había dejado de hablar con él, pero al joven peliblanco, poco o nada le importaba su actuar, Lily no dejaba de aferrarse a él, a pesar de los intentos de la peli castaña por alejarla, esta se negaba a soltarlo, y el solo se burlaba de la enojada deportista.
El viaje a casa fue silencioso, el chico apenas entro fue directo a su habitación, guardo ropa en una mochila, y después bajo en la sala, ahí se encontraba toda la familia, su abuelo ya hacia esperándolo en la puerta, su madre lo veía con preocupación, algunas hermanas lo miraban con enojo, otras con indiferencia, y unas con tristeza, pero la única a la que se acercó, fue una pequeña niña de no mas de un año y unos cuantos meses, la cual no dejaba de llorar.
El joven peliblanco la tomo en brazos, y la niña solo se aferró a él, el chico no quería irse... no quería abandonarla, pero sabia que todo era por el bien de ella, así que, en un intento de calmarla, el chico la bajo, tomo algo de su mochila y se lo entrego a su joven hermana, para después partir hacia un rumbo desconocido.
El llanto de una joven niña inundaba la casa, todos tenían expresiones de tristeza a causa de la desgarradora escena, pero aun así debían continuar con sus vidas, una peli castaña trato de tomar el juguete del que se aferraba su hermana menor, pero solo recibió un regaño después de ser detenida por su madre, la cual tomo a la pequeña en brazos, en un vago intento de calmarla, y para el alivio de toda la familia, así fue, pues aunque aunque su padre no estaba con ella nuevamente, sabía que volvería por ella, y por su inigualable compañera de color blanco, la cual velaba ahora por el sueño de la pequeña Lily.
Y así llegaron las fiestas para la familia Loud, las fiestas más tristes y deprimentes que alguna vez hayan tenido en sus vidas, ya que sucedían en...
EL MAS FRIO DE LOS INVIERNOS.
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