DECISIONES 1° PARTE
como soy un dios generoso, he decidido publicar hoy el nuevo capitulo
DECISIONES 1° PARTE
La puerta frente al albino fue abierta lentamente, el chico pensó que vería a su abuelo y podría disculparse, pero grande fue su decepción al ver a sus padres y hermanas, pero hubo solo dos hermanas que captaron fuerte mente su atención, dos hermanas que lograron hacer nacer dentro de el un fuerte sentimiento de odio, dos de sus hermanas mayores, las que provocaron que el se encontrara en este momento postrado en cama.
La familia entro a la habitación, rodeando la cama del hijo varón, el cual tenia un rostro completamente serio, las preguntas de todos los integrantes de la familia no se hicieron esperar, pero cayeron a oídos sordos, el hijo varón observo hacia todos lados, notando la ausencia de la única persona que esperaba ver de esta familia, y no tardo en preguntar.
−
Lincoln: ¿y Lily?
−
La familia paso completamente de largo a su pregunta y siguió hablando... hablando... y hablando, la respuesta que esperaba nunca llego, y ya harto del ruido que tanto salía de sus bocas se dio a escuchar.
−
Lincoln: -molesto- CÁLLENSE!!! ¿Dónde está Lily?
−
La hermana de vestimentas rojas solo desvió la mirada con molestia, mientras que la de ropas azules solo se abrazo a si misma, el resto de la familia solo puso nerviosa y la madre decidió contestar.
−
Rita: -seria- ella está bien.
Lincoln: -apretando los puños- yo sé que está bien, por eso mismo estoy en el hospital, mi pregunta es ¿Dónde está ella?
Rita: -baja el rostro- escucha, no creo... no creo que sea buena idea que la veas, no por hoy por supuesto, ella estuvo muy intranquila desde ese día, y no queremos que se altere más.
Lincoln: -apretando los dientes- ¿Dónde está?
Lynn p: -molesto- lo siento Lincoln, pero no dejaremos que la veas por un tiempo, ella estuvo llorando por ti durante mucho tiempo, y si te ve es probable que vuelva a suceder, así que hasta que no salgas del hospital no te dejaremos verla.
−
En ese momento el peliblanco solo alzo su rostro, mostrando ante su familia una cara de odio e ira que jamás creyeron llegar a ver en su vida, tomo una gran bocanada de aire eh hizo algo que dejo sorprendida a toda su familia.
−
Lincoln: LILYYY!!!
−
Las palabras fueron soltadas al viento, viajando lentamente hacia una pequeña niña de cabellera rubia, la cual aún seguía siendo consolada por su abuelo... hasta que, como una melodía, la voz de su padre llego a sus oídos, logrando que dejara de temblar, el abuelo observo a su nieta, la cual estaba completamente estática y con los ojos observando a la nada, hasta que tomo una bocanada de aire, y con toda la fuerza que pudo ejercer su pequeña garganta decidió llamar a esa persona que tanto deseaba ver.
−
Lily: PAPIII!!!
−
Como si fuera un susurro, la voz de la pequeña llego a sus oídos, toda la familia extrañada de aquel grito se dirigió hacia la puerta, y el peliblanco inmediatamente saldría en su búsqueda, se colocó boca arriba, con su mirada hacia la salida del cuarto, contrajo su pierna y de un impulso de esta salió disparado de la cama, solo para terminar nuevamente frente al piso.
Nuevamente había caído, la pesadez de su cuerpo no le permita ni siquiera ponerse de pie, pero el iría con la niña a como dé lugar, la familia observo preocupada hacia el muchacho en cuanto escucharon el ruido que provoco su caída, mientras que una peli castaña de ropas rojas solo se dirigió a la puerta, el peliblanco alzo su rostro, encontrándose una mirada de molestia de quien obstaculizaba su camino, la misma que obstaculizo su tarea de proteger a aquel pequeño ángel de rubios cabellos a quien tanto amaba.
La mirada de odio y rencor no tardo en aparecer en el rostro del peliblanco, pero la castaña ni se inmuto, no le dejaría ir con la infante, le superaba en casi todo, fuerza, velocidad, agilidad, experiencia, y el que el estuviera herido le daba aún más ventaja sobre el peliblanco, así que él no podría hacer nada para pasar... o eso creía.
La familia asustada por la caída del peliblanco se acercó rápidamente para ayudarlo a levantarse, más nunca se esperaron su reacción, el peliblanco alzo su brazo derecho, lo acerco a su boca y mordió su antebrazo, la familia dudosa de que haría el chico ahora se quedo completamente quieta, y abrieron los ojos tanto como les fue biológicamente posible cuando vieron la sangre salpicar su rostro, pues la fuerza de la mordida había logrado cortar su piel, provocándose a si mismo una herida, y antes de que la familia pudiera reaccionar para ayudarlo, se puso de pie y corrió hacia la castaña que impedía su paso, con la intención de atacarla.
La castaña solo se posiciono con los brazos y piernas abiertas, en cuanto se acercara a ella lo sometería y lo llevaría a la cama nuevamente, el peliblanco en ningún momento bajo su velocidad, y así la distancia entre ambos solo se hacia mas corta, la castaña solo esperaba impaciente su llegado, mientras que el peliblanco a tan solo 3 pasos de llegar a ella se tiro al suelo, la castaña sorprendida ante esta acción, no pudo reaccionar a tiempo, pues con el impulso que ya llevaba el peliblanco logro pasar entre las piernas de la castaña mientras se giraba para estar de espalda al suelo, y una vez habiendo cruzado por la puerta, tomo el pantalón de la chica y lo bajo, llevándose accidentalmente su ropa interior con el.
La peli castaña con el rostro completamente enrojecido se quedó paralizada, el peliblanco aprovechando esta distracción pateo el trasero de la castaña desde el suelo, empujándola, y provocando así su inminente caída, la cual logro tirar a varios integrantes de la familia de paso, el chico solo sonrió ante esto, se puso de pie y corrió en búsqueda de su pequeño ángel.
Pasillo, tras pasillo, tras pasillo, reviso cada sala de espera que pudiera encontrar, topándose con mas de una de sus hermanas, sus padres, y en la última sala que reviso, los guardias de seguridad, escapando duras penas de estos, y con cada escape se volvía aun mas complicado, pues su cuerpo comenzaba a dormitarse.
Actualmente se encontraba en un pasillo sin puertas, el primero por el que paso, estaba seguro de que no lo buscarían aquí, así que se tomo un momento para tomarse un respiro, sus pulmones le ardían, la espalda y el cuello lo estaban matando, las piernas le dolían, y la sangre no dejaba de brotar de la herida que el mismo se había provocado, se sentó un momento en el suelo y se recostó en la pared, el sobre esfuerzo comenzaba a pasarle factura, los parpados le pesaban y lentamente sus ojos comenzaban a cerrarse.
Un segundo, ese fue el tiempo que duro con los ojos cerrados, tal vez yo le he dicho en capítulos anteriores, pero el tiempo es completamente relativo, pues para lo que nosotros puede ser nada, para el fue tiempo mas que suficiente para recordar lo que sucedió, no hace 2 días, no hace dos meses, si no hace casi un año, tiempo suficiente para recordar como sus hermanas separaron a esa pequeña luz de su lado, tiempo suficiente para recordar que no pudo tomar su mano... y eso no volvería a pasar, pues se había jurado a si mismo que mientras tuviera un aliento de vida dentro de su cuerpo, este estaría a su lado, este estaría con ella, este la protegería... y esta no sería la excepción.
Un segundo, ese fue el tiempo que duro con los ojos cerrados, alzo su brazo nuevamente, pero esta vez no lo mordería, no, se conseguiría el tiempo suficiente para encontrarla, y sacrificaría sangre, sudor, lagrimas, cada extremidad uh órgano que le fuese posible, todo su cuerpo de ser necesario para verla nuevamente, alzo su brazo derecho, lo movió hacia la izquierda, llegando casi a tocar su hombro izquierdo, y con toda la fuerza que pudo ejercer lo estrello contra la pared.
Un fuerte grito salió de su boca, y comenzó a retorcerse en el piso, no sabía que había hecho, si llego a fracturarse o solo a fisurarse, pero si sabia que esto le daría el suficiente tiempo para buscar, así que se puso de pie nuevamente y siguió con su carrera, sin notar que sangre había comenzado a brotar de su nariz.
Pasillo, tras pasillo, tras pasillo, continuo con su recorrido, pero seguía sin encontrar a la pequeña de cabellera rubia, y las opciones comenzaban a acabarse, afortunadamente no se había topado con nadie de su familia o los guardias, así que busco con calma mientras se sostenía el brazo, hasta que llego a la última sala, a solo un pasillo de distancia logro ver una cabellera blanca que reconocería en cualquier lugar.
Su padre ya hacia sentado ahí, y en sus brazos a la persona que estaba buscando, solo un pasillo lo separaba de su objetivo, el problema, en la sala estaban las personas que iban tras de él, se recargo en la pared un momento, dio un gran suspiro y sin pensarlo corrió para llegar hacia esa luz que tanto anhelaba, lamentablemente alguien ya estaba esperándolo.
En la sala de espera ya hacia la peli castaña junto a su familia, todavía sonrojada por lo sucedido hace unos momentos, pensando que asesinaría a su hermano en cuanto lo viera, habían acordado esperarlo ahí, tomando en cuenta que buscaba a la pequeña seguramente llegaría por si solo, y para suerte de la castaña, no tardo, pues ya hacia ahí, en el pasillo, observando, esta solo se acerco al pasillo en el que vio a su hermano, y en cuanto lo vio correr se puso en la misma posición con la que intento frenarlo la primera vez, solo que esta vez, no fallaría.
Sin pensarlo corrió para llegar hacia esa luz que tanto anhelaba, lamentablemente alguien ya estaba esperándolo, su hermana mayor, la que siempre estorbaba su camino, la que lo superaba en cada aspecto posible, la que sabía que no caería en el mismo truco, pero aun así... no dudo, siguió corriendo sin vacilar, y al igual que antes, ha tan solo tres pasos de llegar ha ella decidió deslizarse, solo que esta vez con un resultado diferente, pues la peli castaña cerro sus piernas para frenarle el paso al peliblanco.
Grande fue sorpresa al ver al peliblanco sonreír, pues ella no sabia que el esperaba esto, en lugar de deslizarse entre sus piernas, paso a un costado de ella, y una vez estando a su espaldas, pateo sus pantorrillas, derribándola en el proceso, el ruido, del golpe fue lo suficientemente fuerte para llamar la atención, haciendo que todos voltearan a verlo, incluyendo a una pequeña niña que se quedo sin aliento al ver a la persona que tanto deseaba tener a su lado, a su hermano, a su compañero... a su padre, Lincoln Loud.
El peliblanco respiraba pesadamente, su mirada estaba borrosa, y comenzaba a marearse, pero eso no lo detendría, por todos los medios trato de levantarse, pero con cada intento era el mismo resultado, terminaba cayendo, como pudo se coloco de rodillas y miro hacia el frente, ahí estaba, en ese momento no había nada más, no había personas u objetos, solo ellos dos, el y su hermanita, la cual lo miraba directamente, esperanzada, estirando su manita, esperando que el la tomara.
El peliblanco no pudo evitar llorar, ya no tenia fuerza, ya no sentía su cuerpo y sentía que si daba solo un paso más terminaría muriendo, en ese momento... ella sonrió, su hermana menor sonrió, su pequeño ángel, su pequeña luz... sonrió, mientras lagrimas recorrieron sus mejillas y cerraba sus ojos, dando a entender que estaba bien, que si decidía renunciar en ese momento todo estaría bien, que nada malo pasaría... que débil, eso era único que se escuchaba en su cabeza, mientras una gran rabia asesina dirigida hacia si mismo se hizo presente en su cuerpo.
La sangre en su nariz no dejaba de brotar, asustando a mas de uno en la sala, en ese momento el peliblanco solo levanto su brazo derecho, ante la expectante mirada de todos, cerro el puño y con toda la fuerza que aun conservaba golpeo el piso, logrando astillarlo, dejando a mas de uno en shock, y llamando la atención de la pequeña niña que estaba frente a él.
En ese momento se puso de pie, y torpemente camino hacia la niña, la cual aun estaba en brazos de su abuelo, la sala estaba en completo silencio, el único sonido que se escuchaba eran los pasos del chico, el cual luchaba por no caerse con cada paso que daba, lentamente se acerco hasta estar frente a ella, y una vez estuvo lo suficientemente cerca para tomarla, se derrumbó, asustando a la pequeña infante, pero eso ya no importaba, ya estaba allí, nuevamente se puso de rodillas, limpio un poco la sangre de su nariz, sonrió, y estiro sus brazos, esperando que su hermana le correspondiera.
Mas y mas lagrimas comenzaron a brotar de los ojos de la pequeña niña, lentamente su sonrisa se desvaneció para transformarse en una mueca, cerro sus ojos y comenzó a llorar a todo pulmón, soltó sus preciados juguetes y salto a los brazos de su padre, para así poder corresponder a su abrazo, sorprendiendo al hombre mayor de paso.
En cuanto sintió el pequeño cuerpo de su hermana junto a él, no dudo ni un segundo en darle el abrazo mas amoroso que su débil cuerpo podía ofrecer, junto a un amoroso beso en su frente, la niña solo lloraba, lloraba de tristeza... lloraba de alegría... lloraba por que su padre al fin estaba frente a ella.
Delicadamente el peliblanco acaricio a su hermanita, con la intención de parar su llanto, mientras le susurraba unas dulces palabras.
−
Lincoln: tranquila... todo va a estar bien... ¿sabes por qué? Porque estoy aquí para ti... y no pienso volver a dejarte sola nunca más...
−
La gente de la sala comenzó a salir del shock, mientras el llanto de la pequeña comenzaba a ceder, y en cuestión de minutos ya estaba completamente dormida en los brazos del hombre al que mas amaba en esta vida, lentamente las personas del lugar comenzaron a rodearlos, todos tenían sentimientos encontrados debido ha esta situación, pero el paciente debía regresar a su cama.
Todos trataron de llamar la atención del peliblanco, pero este no respondió, mas de uno comenzaba a molestarse pensando que los estaba ignorando, pero solo uno noto que la realidad era otra, pues el peliblanco ya hacia inconsciente, arrodillado, mientras en sus brazos, ya hacia descansando su pequeño ángel, el hombre mayor solo tomo a su nieto, lo cargo entre sus brazos junto a su nieta, y lo llevo de regreso a su cuarto, mientras que una dudosa decisión recorría su mente.
Ese día la familia Loud se retiro del hospital con una humillada deportista, dejando detrás a la hija mayor, no solo para cuidar del único hijo varón, el cual ese día termino más herido que cuando llego, sino también para cuidar de la pequeña niña que ya hacia dormida en su pecho, pues, aunque los trataron de separar, ella se aferró a su padre, y él se aferró a su hija.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro