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Xiao Lex-llota

Después de escuchar la información que obtuvo de Merlín, Yoshira solo podía pensar en una cosa.

“Mierda, me estoy volviendo un monstruo”.

Lamentablemente no en un sentido figurado, solo habían sido contadas las veces que empleó aquella habilidad y los   sufriendo efectos secundarios no fueron ninguna broma, ¿qué seguiría después? ¿La piel cubierta de pelo y luego aullar a la luna?

Yoshira sintió un escalofrío desagradable en el cuerpo, casi podía imaginar a la perra del maná sacándole el dedo medio por poner sus manos dónde no debía.

“Si hubiera sabido eso, no me hubiera esforzado por aumentar mis estadísticas de maná”.

Yoshira era el ejemplo perfecto para explicar que buscar métodos para mejorar a lo imprudente no era la mejor opción incluso si conocías los caminos del guión, pues al igual que la abuelita, no siempre tenía razón cuando juraba y perjuraba que su nieto estaba enfermo por “mal ojo” y no que el niño tenía una infección causada por la salida de un diente, de ahí la razón de por qué el niño lloraba por fiebre y dolor.

De todas formas era muy tarde para arrepentirse.

“Bueno ya la cagué”.

Yoshira lo aceptó con facilidad, resumió su situación y soltó un suspiro.

—Entiendo, tengo la solución ya no comeré más piedras de maná y evitaré por completo “esa” habilidad.— concluyó ella orgullosa por la simpleza de su respuesta, podía tener sentido si lo miras así, es decir la diabetes no se cura, pero se controla con hábitos saludables. Sin embargo...

—No es tan fácil, abriste de forma muy agresiva los caminos de maná en tu cuerpo que necesitas maná para repararlos y no mueras cuando lo vuelvas a usar.

Yoshira movió la cabeza confundida, aunque era ella quien estaba más versada en novelas ligeras, su pequeño hermano parecía ser un erudito cuando se trataba de magia.

Posiblemente Alexander al notar el desconcierto de su hermana le volvió a explicar de forma más simple.

—El maná es como... Hmm... Agua en un río que circula por tu cuerpo, las vías son los canales, así que cuando aumentaste tu maná, tus canales tuvieron que crecer también.

“¿Cómo en wuxia? Esos puntos de acupuntura en las novelas de artes marciales? Oh dios mío... ¿Acaso mi hermano está explicando el qui? Espera Yoshira... ¿En qué momento cambiamos el género de esta historia?”

—Eso qué tiene que ver.— preguntó interesada.

—Los canales crecieron tanto que dañaron tu cuerpo como un huracán en un bosque, necesitas maná para repararlo, como una carretera asfaltada y pulida.

“Interesante, no entiendo ni mierda”

—Eso tiene sentido.— respondió Yoshira con la mayor naturalidad.

Alexander solo le hecho un vistazo y volvió a suspirar desesperanzado.

“¿Tal vez debería considerar unirme a la Torre Mágica?” pensó él.

Las habilidades, la magia, el nuevo ecosistema, etc. Todo era nuevo para él, el método más sensato era mantener perfil bajo, recopilar datos y finalmente llegar a una conclusión a partir de eso, Merlín no paraba de decir que no había un lugar mejor sobre información de magia y otros temas que la Torre mágica, pues los miembros de la torre tenían un gusto por acaparar información casi insano.

Sin embargo, eso los vuelve aún más sospechosos, Alexander se preguntaba si todos en ese lugar estaban igual o peor chiflados que Merlín.
Sin mencionar que ahora debía buscar una solución para los cambios de su hermana sobre la marcha.

—¿Por qué tienes cara de cargar con todas las preocupaciones del mundo?—preguntó Yoshira mientras afilaba su arma con la piel áspera del hipopótamo mutante.

Alexander no respondió “mira quien lo dice” resopló frustrado.

Yoshira añadió algo más.

—Si estás preocupado por mí entonces tienes que volverte más fuerte, lo suficiente para ser intocable.

—Soy fuerte.—respondió con confianza.

Yoshira con un movimiento muy rápido arrojó su arma directo al rostro de su hermano, éste apenas reaccionó viendo como la hoja le hizo un corte muy fino en la punta de su nariz dejando una pequeñísima herida.

—Já, la bellota cree porque ha aumentado de tamaño puede alcanzar al árbol.— se burló Yoshira, sin embargo su voz no tenía nada de humor.

“Gaia... Ese lugar debe estar lleno de ‘monstruos’ fuertes, ya que el guía dijo que solo los mejores van a ese lugar, entonces nuestro mundo no debe ser el único. Me cago en... Fiuuu, respira Yoshira, respira, haaaa huuuu, listo... Deben ser la crema y la nata del universo, en otras palabras pude que haya otros tipos extremadamente talentosos como mi hermano”.

“Gaia...”

Por alguna razón a Yoshira le era difícil recordar una novela que tuviera alguna relación con ese nombre, como un velo invisible que le impedía recordar con exactitud.

Mientras Yoshira estaba sumida en sus pensamientos, Alexander también tuvo su propia reflexión.

“Intocable... estar en lo más alto, lo suficiente para que les duela el cuello solo mirar hacia arriba, no suena mal... El cielo sobre el cielo...”

Sin saberlo Yoshira había sembrado semillas para el nacimiento del “Señor de la magia” un título que le pertenecía exclusivamente al Señor de los dragones, aunque eso todavía estaba en un futuro lejano.

* * *

Después del “consejo” que le dio a Yoshira, Alexander había decidido a cazar/masacrar  a toda criatura que atravesara por su vista, sus ataques poco a poco ganaron más letalidad y versatilidad, bloqueaba o inmovilizada a sus enemigos con el viento y cortaba partes blandas como los ojos o articulaciones para infringir daño, por alguna razón él se veía aún más vicioso que Yoshira quien ya era una máquina de matar por si sola, por el contrario Alexander era más metódico y sistemático a la hora de atacar, después de cambiar su actitud pasiva de solo sobrevivir a una activa de verlos como  sujetos para ganar experiencia, limpiar la cueva no se veía tan complicado.

SSSSIIIIIEEEEESSSSSHHHH

—¡Hik! ¡Mierda! ¡Es veneno!

Gritó Yoshira mientras veía como la piel de su brazo volvía a regenerarse lentamente después de volverse negra por el veneno del ofidio gigante.

La serpiente a pesar de su enorme tamaño se movía con gran agilidad como un gusano escurridizo, pero lo peor no estaba allí.

“No veo un carajo”.

Al parecer, la bestia también trajo consigo una niebla con un veneno paralizante, no era particularmente letal, sin embargo ralentizaba el tiempo de reacción de ambos hermanos, volviéndose una molestia.

Los ojos de Yoshira que todo ese tiempo trataron de adaptarse a la oscuridad, ahora no eran de mucha ayuda y su sensible olfato no daba con la ubicación del enemigo ni de su hermano.

Lo último era tanto una ventaja como desventaja, pues en un combate, desconocer la ubicación de los aliados era más peligroso que desconocer la posición del enemigo. Aquello hubiera sido fatal si ambos no estuvieran sincronizados.

Yoshira y Alexander se entendían incluso si no se veían o tenían un acuerdo previo, de hecho solo siguieron el plan anterior. Yoshira sería la carnada mientras que Alexander lo atacaría desde las sombras en un momento crítico.

La piel del monstruo era terriblemente gruesa al punto que no le hacía ningún rasguño los ataques de Yoshira, esas escamas grises se camuflaban con la niebla y si no fuera por esos ojos amarillos con la pupila rasgada era difícil detectarlo, pero para cuando los veas muy posiblemente la bestia te esperaría con la boca abierta.

Yoshira ya había escapado varias veces de ser comida y aprovechaba esas oportunidades para hacer ataques aleatorios y encontrar alguna debilidad.

—¡Tú, a dónde vas!

Yoshira esta vez no soltó la cabeza del ofidio y se aferró a las escamas sobresalientes, mientras este se sacudía para quitarse aquella molesta cosa de la cabeza.

La serpiente agitó bruscamente todo su cuerpo en el aire, desafortunadamente Yoshira aflojó su agarre y salió disparada, cuando se elevaba vio como la serpiente pareció hacer una mueca burlona y abrió completamente la boca.

Yoshira estuvo apunto de maldecir cuando vio desde lo alto como en la mandíbula de la serpiente, una de las escamas que tenía bordes irregulares haciendo que no encajara perfectamente con las demás y dejando espacios entre ellas.

“Apuesto a que eso es un punto débil, mi instinto de lector me lo dice, quién pensaría que solo podría verlo desde esta posición”

—¡Lex, está en su mandíbula!

Justo cuando terminó de hablar, una flecha hecha de maná salió de algún lugar de la niebla e impactó directamente en la escama inversa de la serpiente.

SSSSSIIIIAASHHHGH

Se escuchó el grito de dolor del monstruo y segundos después la niebla se hizo más tenue desapareciendo poco a poco.

Finalmente una figura menuda se hizo presente, en su mano sostenía el báculo de  madera blanca y en la otra una piedra de maná color naranja cuyo color no era tan brillante como antes, pero para remediarlo un morral lleno de piedras colgaba de cintura.

Como si fuera el protagonista de un Shounen, su apariencia a pesar de estar descuidada, con el cabello revuelto al que le hacía falta un corte y su ropa desgastada, tenía un aura dominante y atrayente. Sin duda parecía un vagabundo guapo.

En esas breves batallas, Alexander había demostrado bastante habilidad para hechizos de ataque, eso en palabras bonitas, pero si hablamos crudamente Alexander tenía bastante talento para la masacre. Buscaba la forma más sencilla de eliminar la mayor cantidad de enemigos con el menor esfuerzo requerido y dejando un gran impacto.

Usar eficientemente el maná fue resultado de eso, comprimía maná puro y añadía ráfagas de aire para hacer flechas que atravesaran al oponente ignorando cualquier defensa y sacando el núcleo de maná, como quien arranca directamente corazones de sus pechos. Esa misma flecha, pero con un extra de preparación y “cariño” por parte de Lex fue arrojada al punto débil de la serpiente y esta solo pudo dejar caer su enorme cuerpo al suelo, mientras su color blanco grisáceo cambiaba a negro.

Alexander soltó lentamente el aire que retuvo, pequeñas gotas de sudor se acumulaban en su frente, pero sus ojos se centraron en el cuerpo del ofidio.

—Hmm... Mírala, está fingiendo morir— se burló Alexander en voz baja, preparándose para su próximo ataque.

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N/A:

Holi... ¿Todavía se acuerdan de mí? No me maten, no hay excusas, no pude organizar mi tiempo y no actualicé seguido (⁠〒⁠﹏⁠〒⁠)

Pero me niego a abandonar está historia, eso sí.

Bueno, cuéntenme sus impresiones.

Por cierto, si no se dieron cuenta sobre el título Xiao* viene del chino que quiere decir pequeño o para denotar familiaridad, ej. tu sobrina o hermanita de llama Mei, de cariño de dices Xiao Mei.

He estado leyendo muchas novelas chinas (⁠。⁠•̀⁠ᴗ⁠-⁠)⁠✧ el título también es una referencia a las novelas de cultivo.

Y no se olviden de votar.

Les extrañó su autora ❤️

Bye~✨

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