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CAPÍTULO 9

ETHAN

Nunca me ha gustado Portland o cualquier otra ciudad.

Tantas personas, tantos autos que contaminan el aire, los cielos cubiertos por nubes grises o los ríos ser víctimas de deshechos químicos o de lo que la población consume es atroz en todos los sentidos. Me aborrece ver el poco cuidado que tienen con el mundo.

Es en estos momentos que atravieso las calles que echo de menos el pueblo donde he vivido desde mi nacimiento. Mientras otros huyen de sus pequeños pueblos para venir a estas grandes ciudades yo solo lo extraño con cada parte de mi ser la paz y la armonía que se siente con la naturaleza donde somos conscientes de que nosotros somos los invitados en su hogar y no podemos apropiarnos y destruirlo en beneficio nuestro.

«Paciencia.»

Me recuerdo a mí mismo que pronto estaré de regreso. Ha sido un largo mes fuera de casa realizando negocios y alianzas, pero ya falta poco. Solo debo solucionar unas cosas antes.

«Y también encontrar.»

Mi subconsciente no ayuda en lo absoluto.

Por más que intento no pensar en las consecuencias que esto va a traer siempre está esa vocecita que me obliga a recordarla, hasta mis sueños parecen aliarse para torturarme.

Estaciono mi Lykan High Sport negro enfrente al hotel donde se está hospedado Aiden, bajo rápidamente y me adentro al establecimiento aprovechando que no veo a nadie en recepción.

Mientras rastreo la habitación de Aiden con su aroma le echo un vistazo al lugar. No es un gran hotel, bastante sencillo y por la construcción antigua me atrevo a pensar que antes era una casa; no es el tipo de lugar que Aiden suele frecuentar, pero imagino que lo eligió para dificultarle la búsqueda a su padre en caso lo quiera encontrar para hablar. Astuto.

Conforme subo cada peldaño la tensión en mi cuerpo es cada vez más notoria. Siempre supe que cuando llegara el momento todo cambiaría y que sería para bien. Ahora ya no estoy tan seguro; sin embargo, no dejaré que eso me afecte, al menos no en este momento cuando tenemos una prioridad y problemas mucho más importantes.

Una vez encuentro la habitación toco la puerta sin tardar mucho en ser recibido por él quien me mira confundido ya que no le avisé que vendría tan pronto.

Me abro paso a su costado sin esperar una invitación.

—Háblame sobre la conversación que escuchaste entre Michael y Ashton. —ordeno. Tomo asiento en la silla que está en una esquina cerca de una pequeña ventana con persianas. —Y sé lo más detallista posible.

—Creí que llegarías mañana —cierra la puerta manteniendo su expresión de confusión—. ¿No estabas en Bloodville?

Me encojo de hombros.

—Pediste mi ayuda y aquí estoy, ¿no?

Se cruza de brazos.

—¿Por qué no me dijiste que vendrías hoy?

¿En serio vamos a perder el tiempo con preguntas absurdas?

—¿Acaso debo decirte lo que hago todo el tiempo? —enarco una ceja. —El tiempo apremia. Explícame la situación, Aiden.

Lo deja pasar no muy convencido y comienza a contarme detalle a detalle lo que sucedió en su casa.

Para el final de la historia, estoy enfurecido y con la sensación de que la sangre hierve en mis venas.

—Desde que me hablaste de Ashton siempre supe que era parte de la escoria que destruye a este mundo. —sacudo la cabeza en negación pellizcándome el entrecejo. —Pero jamás creí que podría llegar a tanto.

¿Ofrecer a tu propia hija como intercambio para cerrar negocios? No había nada más imperdonable que ello, es una aberración y total falta de respeto a los derechos de la persona.

En este punto no sabía qué era lo que me enojaba más. Si el hecho de que ese hombre había prácticamente vendido a su hija o el hecho de que hombres tan peligrosos como los Waltz estaban buscándola para llevar a cabo cualquier plan que tengan.

Nunca he conocido a Ashton en persona y espero jamás hacerlo porque dudo mucho pueda contenerme de aniquilarlo con mis propias manos. Sé lo suficiente de ese hombre para compartir el odio que su hijo le tiene. Es un hombre tan despreciable que debería ser eliminado de la faz de la tierra.

—De no ser por Tessa y el chófer créeme que habría acabado con su vida. —la tranquilidad que acompaña a sus palabras no me inquieta.

No dudo que lo habría hecho.

—Hay algo que no cuadra. —me levanto de mi sitio y paseo por la habitación con la madera crujiendo bajo mis zapatos. —Tu padre lo tiene todo y cuando quiere algo lo puede conseguir sin problema alguno y sin ayuda de nadie. ¿Qué pudo ofrecerle Michael?

—Me gustaría saber lo mismo. Hasta donde sé, la empresa está en su mejor momento.

—Debe haber algo que nos ayude en su despacho. Debemos ir.

Me mira incrédulo.

—¿Enloqueciste? ¿Con Ashton y los Waltz merodeando por ahí?

Tiene razón, es un riesgo muy grande. Pero es uno que voy a correr si esto impide que un ser inocente salga más lastimado de lo que ya está. La hermana de Aiden no puede seguir corriendo estos peligros.

—¿Acaso no quieres proteger a tu hermana?

—Claro que quiero. Pero se supone tú eres el razonable y yo el que hace locuras.

—No es una locura.

—¿No es una locura meternos a husmear sabiendo quiénes estarán ahí? —se mofa. —Ethan, hablo en serio, podríamos iniciar una innecesaria guerra entre manadas.

Lo ignoro.

Tomo su celular y busco entre sus contactos el número de Tessa. Me pongo cómodo para hablar con ella haciéndome pasar por mi amigo.

Aiden:

"Tessa, ¿Ashton está en casa?"

Tessa:

"No, cariño. Salió con unos hombres y no avisó que regresaría."

Esos hombres deben ser Michael y su hermano.

Aiden:

"¿Estás en la casa?"

Tessa:

"Por supuesto. ¿Quieres adelantar nuestra reunión?"

Me giro hacia mi amigo.

—¿Quedaste con tu nana?

—Me dirá a dónde ha ido Mia.

Pienso unos minutos antes de negar con la cabeza.

—Es peligroso que se reúnan con los Waltz en la ciudad.

Comprende a lo que quiero llegar y suspira pasándose las manos por el rostro, frustrado. Conoce tan bien como yo de lo que son capaces los Waltz y si quiere evitar una guerra que podría tener como consecuencias la pérdida de personas inocentes es mejor que no involucre a Tessa más de lo que ya está.

Aiden:

"No. No podré asistir a la reunión."

Tessa:

"¿Sucedió algo?"

Aiden:

"Será mejor que saques a todos los empleados de ahí."

Tessa:

"Me estás asustando."

Aiden:

"Tranquila. Todo estará bien."

Es una gran mentira, pero espero siga mis palabras y se los lleve a todos con cualquier excusa lejos de ahí.

—Bueno, creo que tenemos el área despejada. —le devuelvo su celular volviendo a la silla.

Revisa la conversación con el ceño fruncido.

—¿Crees que no sospeche que tenemos un plan aparte?

—Es posible. —echo la cabeza hacia atrás, mirando las grietas del techo. —Y espero sea suficiente para que haga caso a lo que diga.

En verdad, espero así sea. Tessa no debería seguir en esa casa teniendo en cuenta que ayudó en el escape de Mia, podrían descubrirla y no me quiero imaginar las torturas a la que sería sometida para sacarle la verdad.

—No estoy seguro de tu plan. —enderezo mi cabeza. Está dando vueltas en la habitación con los labios apretados.

—¿Prefieres que estén ahí en caso tengamos que pelear?

—No, pero...

Me pongo de pie y me acerco a él hasta reducir la distancia entre nosotros a solo un metro.

—Pediste mi ayuda porque sabes que soy el único que tiene el valor de enfrentarse a los Waltz de ser necesario. —señalo— Y créeme, lo haré. Pero si puedo evitar que personas inocentes, incluida tu figura materna, se vean involucradas lo haré.

—Ella sabe dónde está mi hermana. —insiste— Ahorraremos mucho tiempo en búsqueda.

Cuento mentalmente hasta cinco para no perder los estribos y comprender que todo lo está diciendo por la ansiedad que la situación le genera impidiéndole ver el panorama en general.

Con los Waltz cerca de ella tiene muchos ojos y oídos puestos que no dudarán en saltarle encima como perros rabiosos. Lo mejor que puede hacer Tessa en estos momentos es alejarse ocultando el secreto de todos.

—¿No tenemos suficiente con que tu hermana esté en la mirada de Michael como para que Tessa entre en su lista?

—¡Tú no lo entiendes! —exclama alterado— Se trata de mi hermana, está sola quién sabe dónde y cada segundo que pasa es una tortura.

—Soy consciente de los hechos. —refuto. —¿Crees que no me preocupa? Claro que sí, pero no por ello vamos a ser impulsivos sin detenernos a analizar todo.

—Ethan, si algo le pasa...

—Déjame hacer las cosas a mi manera. —interrumpo con severidad— Y no, no es una opción. Es una orden.

Entrecierra los ojos más no dice nada.

—Eso es injusto.

Me encojo de hombros.

Si es la única manera de detener a tu impulsividad.

—Ni siquiera es tu hermana —bufa.

—No, pero es tu familia y tú eres mi beta. Eso la hace parte de mi manada.

En el fondo, sé que estoy dando una verdad a medias.

No estoy aquí solo porque Aiden me lo haya pedido. De hecho, eso también es una mentira porque he estado aquí desde antes.

Mi mente viaja a ese momento donde la conocí por primera vez. Su aroma, ese olor a vainilla y cereza que se ha quedado grabado en mi cabeza desde que lo sentí en el bosque fue lo que me condujo hasta su ubicación. Aún puedo sentir la tierra entre mis patas y el deseo de matar a aquel hombre que quiso aprovecharse de la hermosa y dulce ninfa que me hechizó cuando su mirada azul se cruzó con la mía. Algo despertó en mi interior con la fuerza de un huracán, un deseo, un anhelo de protegerla por el resto de mi existencia; y al mismo tiempo también proclamarla por lo que significaba en mi vida de ahora en adelante.

Mi luna.

Aquella noche la vida de Mia Walker y la mía se habían unido sin darnos el tiempo de procesarlo. A partir de entonces sería la razón de mi existencia, mi prioridad, el ser más valioso, mi compañera y mi alma gemela.

La chica que está destinada a ser mi compañera de vida es también la hermana de mi beta, mi segundo al mando. Vaya manera de complicar las cosas.

—No entiendes lo importante que es esto. —Volteo a verlo, tiene la cabeza agachada con las manos apoyadas en sus rodillas. Luce muy perdido, desesperado —La necesidad de encontrarla es... —se sienta en el suelo resoplando— Ella sufrió todos estos años en silencio, atrapada y sola. Pude cambiar eso, pude volver, pero fui egoísta enfocándome en tratar de olvidar y rehacer mi vida sin pensar en que ella también necesitaba eso.

—Ambos sabemos que tuviste razones por las cuales no podías volver.

—Debí hacer más.

—Lo que pudo ser no resolverá ni cambiará el presente.

Chasquea la lengua.

—Solo quiero encontrarla y enmendar mis errores.

—Y lo haremos. —tomo asiento a su lado encogiendo mis rodillas— La encontraremos, la llevaremos a casa y recibirá la ayuda que necesite para superar sus traumas.

Sonríe ligeramente.

—Gracias.

—Para eso están los amigos ¿no?

—No entiendo cómo puedes soportarme.

—Gozo de mucha paciencia.

Suelto una carcajada cuando me golpea en la pierna.

—¿Tienes hambre? —pregunta de repente.

—Siempre.

Ambos nos ponemos de pie y caminamos en dirección a la salida del hotel en total silencio.

Para cuando ponemos un pie en la calle, la oscuridad comienza a apoderarse del cielo y una fuerte ráfaga de viento golpea mi rostro y despeina mi cabello. No hay indicios de que vaya a salir la luna lo que me tranquiliza ya que no habrá contratiempos con alguna inesperada transformación.

—Increíble. Iremos encubierto a investigar y se te ocurre traer tu auto más llamativo. —ironiza viendo mi Lykan estacionado.

—¿Alquilaste un auto? —pregunto alzando una ceja. Me señala con la barbilla un coche que más parece un pedazo de chatarra. —No pienso subir a esa cosa, no tendríamos oportunidad de escapar.

—Era lo mejor que encontré a último minuto.

—Has caído muy bajo, Aiden.

Me da un puñetazo en el brazo antes de subirse al asiento copiloto de mi auto. Sigo su ejemplo y conduzco hasta un restaurante que me indica preparan unas buenas pizzas.

—¿Cómo te fue en tu reunión con los Dragomir? —pregunta.

—Estuvo interesante.

—¿Renovaste la asociación?

Asiento.

—Añadiendo la cláusula de que estamos libres de cualquier deber militar con la corona o el Concejo Real de vampiros. —agrego.

—¿Te lo aceptaron?

—Nuestros intereses en común son únicamente administrativos y comerciales. Si van a la guerra con los O'Brien no quiero que la manada se vea implicada.

—¿Guerra? Se supone la princesa Elizabeth se negaba a tomar tales acciones.

Suelto un suspiro recordando las circunstancias en cómo estaba el palacio y las tensiones en la familia real, es un caos inminente que amenaza con destruir a cualquiera que esté cerca.

—Las cosas parecen haber cambiado.

Valoro mucho la alianza que tenemos, pero no significa que vaya a ponerme en contra de mi misma gente por más que ésta nos haya dado la espalda cuando mi padre decidió independizarse del reino de licántropos que nos protegía.

No volvemos a hablar hasta que llegamos al restaurante y logro estacionarme en el último espacio que quedaba libre.

Bajamos del auto y caminamos hacia el interior del local de diseño rústico con un intenso aroma a pan recién horneado, queso y jamón que inunda las fosas nasales de quien cruza la puerta.

—¿Te confieso algo? —Aiden toma asiento en una mesa que está cerca de una ventana que da vista a la calle por la que hemos entrado. —A pesar de que sé la clase de hombre que es Ashton me perturba pensar qué encontraremos en su despacho.

Antes de responder le pido al mesero que viene a atendernos una pizza de pepperoni con dos vasos de Coca Cola Light.

—También yo. —me limito a decir.

Podría decir todas las probabilidades que rondan en mi cabeza, pero no quiero empeorar la situación. Aiden ya tiene suficiente con la culpa que ha cargado todos estos años y estoy seguro que debe estar recriminándose internamente.

Yo también lo hago. Me siento culpable de que esto esté pasando porque sé que pude evitarlo presentándome como el amigo de su hermano. Pude llevarla a un lugar seguro mientras él llegaba y buscábamos una solución.

Nunca debí irme.

—Diablos.

—¿Qué? —lo miro.

Baja la mirada a la mesa.

—¿Ves a los tres chicos que están sentados cerca de la puerta?

Giro mi cabeza discretamente y lanzo una rápida mirada hacia donde me indica.

—¿Los conoces?

Reconozco al chico delgado de cabello rubio platino. Lo vi esa noche en el bosque, el que se la llevó de regreso a la fiesta luego de que la salvé del cazador.

—Amigos de Mia —responde—. Paul le está contando a los demás sobre la desaparición de Mia.

Mierda, no.

Me acomodo en mi asiento y agudizo mi oído para prestar atención a su conversación.

—Quieren buscarla por su cuenta. —murmuro.

—No. —suelta un gruñido— Ashton tiene a la policía comprada, se enterará rápido.

—Eso es lo que dice Paul. —no puedo evitar sonreír. Me provoca algo de ternura y a la vez diversión la ingenuidad de sus palabras como también de su plan tan simple. —Quieren contratar a un detective privado.

Aiden suelta un bufido pellizcándose el entrecejo.

—Claro. Adolescentes queriendo solucionar las cosas como si fueran adultos.

Meneo la cabeza dejando de escuchar su conversación.

—Su plan es demasiado fácil e improvisado.

—Podría salir muchas cosas mal.

—Podrían morir. —indico.

Espero sean lo suficientemente inteligentes y sepan ver su realidad para darse cuenta que su plan no funcionará. Como dije, no está en mis planes que haya muertes innecesarias

El mesero regresa trayendo en una bandeja nuestro pedido y dejándolo en el centro de la mesa antes de irse.

Durante la cena propongo un tema que nos distraiga por un rato. Mi plan funciona ya que estamos enfrascados en una conversación en la cual me pone al día del proceso de la cosecha de uvas que deben estar listas para el aniversario del pueblo y un resumen breve de las ventas de vinos que hemos realizado durante mi ausencia.

Cuando el cielo comienza a oscurecerse pedimos la cuenta para pagar todo y marcharnos hacia nuestro destino.

Tessa no ha dejado un mensaje para avisarnos si ya salieron y eso me preocupa un poco. El plan tendrá que ser cancelado si ellos se encuentran ahí.

Ojalá me hayan hecho caso.

La tensión que me domina conforme pasa los minutos y nos acercamos cada vez más al inicio del bosque se hace más palpable cuando mis sentidos se activan ante un olor que reconozco de inmediato. Es el aroma de Mia que forma una especie de rastro por la carretera, probablemente aún se puede percibir por las miles de veces que ha pasado por este lugar. El olfato de un licántropo está más desarrollado que el de un ser humano, puede seguir rastros de personas por largas distancias; pero el de un alfa es aún más poderoso sobre todo cuando se trata de su compañera.

—La casa está a oscuras —estaciono el auto a unos metros de distancia. Puedo ver el segundo piso de la casa escondido tras las ramas de algunos árboles. —Y no veo ningún auto.

—Tampoco escucho latidos cerca —murmura Aiden desabrochándose el cinturón.

—Entonces hay que proceder.

Sigo su acción para bajar del auto con prisa, pero nos detenemos cuando el sonido de unas llantas chirriando en la pista seguido de unas luces se acercan detrás de nosotros.

Ambos giramos alertas entornando los ojos cuando una sombra alta y delgada aparece cuando la puerta del conductor se abre. Las luces se apagan y deja ver la camioneta blanca junto a su conductor.

—¿Paul? ¿Qué demonios haces aquí? —espeta Aiden apretando la mandíbula.

El chico con cabello rubio platino se acerca con las manos escondidas en sus bolsillas. Alza el mentón a pesar de que huele a puros nervios.

—Sabía que vendrían aquí. —habla, deteniéndose a un par de metros de nosotros. —Vienen a buscar pistas sobre el paradero de Mia ¿cierto?

—No deberías estar aquí —advierto sacudiendo la cabeza.

—Es mi mejor amiga —señala—, si está desaparecida voy ayudar.

—Regresa a casa, Paul. Te lo advierto. —Aiden aprieta los puños a sus costados, tratando de calmarse.

El chico insiste.

—No eres nadie para decirme qué hacer.

Maldita sea.

—Nosotros nos haremos cargo ¿de acuerdo? —doy un paso al frente. —No te necesitamos.

Suelta un resoplido.

—¿En serio? —ironiza. —Conozco la casa, he estado miles de veces ahí. Yo más que nadie sé de sus lugares secretos.

«Que insistente.»

Y dudo mucho que vaya aceptar un no por respuesta.

Un nuevo olor seguido de muchas pisadas llega a mis oídos. Miro a Aiden quien suelta un gruñido.

—Joder. —masculla.

Paul nos mira confundido.

—¿Qué sucede?

Me jalo el cabello de la nuca. Esto no debía pasar.

—Mantente detrás de nosotros. —hablo de mala gana girándome de donde proviene el ruido.

Los pasos se acercan cada vez más, veo las sombras de seis hombres que emergen de la oscuridad del bosque nos rodea.

—Vaya, vaya. Pero si son Ethan O'Pry y Aiden Walker trayendo un bocadillo.

Enderezo mi postura cuando el hombre se adelanta quedando delante de los demás, tomando su posición como líder y los demás siendo sus secuaces. Sus ojos verdes brillan de malicia y diversión.

—Dane Waltz.


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Y lo que también me ha hecho muy feliz, ha sido que esta novela ha quedado en... ¡TERCER LUGAR EN LOS TOXIC AWARDS2018! Su primer concurso y lo ha ganado, no hay mejor orgullo para un escritor que este merecimiento. @ToxicTeam muchas gracias por esto y sigan creciendo. Tienen mi apoyo.

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