Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 25

Capítulo dedicado a ArelyRamirez171

MIA

Estoy cayendo.

Rápido.

Mis ojos se abren al mismo tiempo que trato de respirar, pero es una misión imposible en este momento. Hay demasiado aire, demasiada oscuridad, voy demasiado rápido. Demasiado todo. Mi mente es consciente de que estoy cayendo y trato de mover mis piernas o mis brazos, pero no responden a mis órdenes, es como si se hubieran desconectado. Quiero gritar, pero no puedo.

¿Qué está pasando?

Dejo de intentar moverme cuando empiezo a escuchar algo. ¿Son gritos? El sonido cada vez se escucha más cerca y, efectivamente, reconozco gritos de dolor, ira y horror acompañados de lamentos. Mi espalda ha empezado a arder. La oscuridad se va desvaneciendo, y veo ráfagas de fuego a mi alrededor y un tono rojizo que tiñe los muros rojos.

¿Es el infierno? ¿Estoy en el infierno? Después de todo lo que sufrí, ¿seré condenada a estar aquí? ¿Qué clase de broma es...?

No termino de pensar antes de sentir que me estrello con el suelo. Mi cuerpo hace un sonido seco, tosco y repentino. La impresión apenas me deja procesar el dolor que siento.

Me pongo en posición fetal, no sé cuánto tiempo, pero poco a poco el dolor se hace más llevadero. Mis ojos detallan el lugar asumo que es un páramo desértico. Hay troncos de árboles negros como si hubieran sido quemados, los rastros de vegetación tienen el mismo aspecto, el aire es caliente y casi imposible de respirar. Acá no hay lugar para la vida. Solo la muerte.

Me pongo de pie con gran dificultad. No hay nada cerca, solo plantas muertas y más desierto. El lugar me hace sentir incómoda, hay una energía que me hace desear irme y al mismo tiempo quedarme. Suena contradictoria, lo sé. Solo que... tengo la sensación de estar esperando ver algo o alguien que ni yo misma puedo explicar.

Doy una vuelta en mi eje y frunzo el ceño al ver a una... ¿mujer? parada a unos metros de mí. No sé si es por la distancia o es que mi vista me falla, pero no logro ver ninguna facción de ella, ni siquiera la tonalidad de su piel. Es como si fuera una sombra.

Lo que me llama más la atención es su postura. Casi todo su peso está balanceado hacia un lado, sus pies están girados levemente hacia adentro y está parada de puntas. Lo más sensato sería huir ante la aterradora imagen que tengo delante teniendo en cuenta que probablemente si estoy en el infierno, pero no siento miedo en lo absoluto. Al contrario, siento que la conozco mucho más de lo que llego a comprender.

¿Quién eres?

Como si hubiera leído mi mente, comienza a dar pasos hacia mí. Mi sentido común me dice que corra lo más rápido posible para alejarme de ella. ¿Huir a dónde? Estoy prácticamente en un desierto donde no tengo donde huir, las únicas colinas que puedo lograr a visualizar están a cientos de kilómetros.

Vuelvo mi vista hacia la mujer y doy un ligero salto en mi lugar al ver que ya la tengo enfrente de mí, a escasos centímetros de mí. Su aliento frío choca con mi rostro y debo aguantar la respiración al sentir el putrefacto olor que tiene. Huele a carne podrida quemada. Su rostro está cubierto con su cabello mojado, lo único que logro ver son sus labios delgados y la punta de su nariz.

—He estado esperando por ti. — la voz de la mujer es para matarte de un susto. Es siniestra, carente de emoción y arrastrada. Es escalofriante hasta los huesos, y más por el hecho de que oí su voz en mi mente a pesar de que mueve sus labios.

—¿Quién eres? — pregunto con más valor de lo que creí tener.

Levanta sus manos que están adornadas con delgadas cadenas hacia mi rostro. Sus delgados dedos rozan el contorno de mi rostro y el inicio de mi cuello, haciendo que las cadenas hagan un sonidito por el movimiento.

Mi vida fue arrebatada, incluso antes de nacer —comienza a cantar. Si de por sí su voz daba miedo al hablar, cantando lo era aún más. Me hizo recordar a una de esas veces que Paul me hizo ver sus películas de fantasmas en pena.

Asesinada,

Condenada a las brasas del Infierno

Solo quiero volver

La luna Roja es mi salvación

Y tú, mi cuerpo me debes devolver

¿Qué?

Termina de decir eso y comienza a gritar haciendo que me encoja tapándome los oídos. Una gran ola de aire comienza a rodearnos haciendo que su cabello suelto vuele por todos lados.

—¡Asesina! —grita y logro ver sus ojos finalmente. El iris de sus ojos es un rojo brillante y luego todo es negro. ¿Qué diablos está sucediendo? — ¡El día de tu cumpleaños me devolverás lo que es mío! Disfruta de lo que te queda de vida.

***

Cuando despierto, me cuesta soltar la experiencia que viví en el Infierno. Al principio creí que todo había sido producto de mi imaginación, una pesadilla como solía tener; pero cuando oí la cálida voz de Ethan, y sentí nuevamente el aire fresco llegar a mis pulmones fui consciente del lugar donde estaba. Y entonces supe que no fue mi imaginación.

Fue real.

Yo había ido al infierno y volví a la vida.

Había estado en el hogar de la muerte, escuché los lamentos de las almas perdidas y condenadas, sentí la oscuridad, la maldad y la falta de esperanza tan presente como si tuvieran un cuerpo físico. Y había visto a esa mujer.

¿Quién era ella? ¿Y por qué creía que estaba involucrada en su muerte?

Pensé en su voz, la forma en cómo se oía y traté de recordar si alguna vez la había visto. Pero tenía la misma respuesta: No la conocía. Una voz así jamás la olvidaría.

—¿Mia? —la voz de Ethan me hace recordar que no estoy sola y fijo mi vista en él quien suspira antes de comenzar a hablar. —Sé que, lo que te acabo de confesar es complicado de procesar y lo entiendo. Pero debes entender que...

Levanto una mano indicándole que guarde silencio. Obedece y me mira esperando pacientemente que diga algo.

He pasado casi la última hora escuchando a Ethan confesarme la existencia de seres sobrenaturales y que él forma parte de ese mundo oculto de los humanos. Para ser exactos, es un licántropo, pero no un licántropo cualquiera, sino un alfa. Y como si eso no hubiera sido suficiente que procesar, me confesó que yo era su compañera, su alma gemela unidas por decisión de la diosa de la luna.

Y él lo sabía desde el primer momento que nos conocimos, y que no había sido en el restaurante como yo creía. Porque él era aquel lobo negro que me defendió de mi agresor en el bosque en Portland. Al principio lo hizo por la evidente circunstancia, pero tan pronto volteó a mirarme y yo a él, lo supo. Sintió el lazo hacerse presente entre ambos. De no ser que Paul llegó a los pocos segundos donde yo estaba, se hubiera presentado como debía; sin embargo, encontró la forma de hacerse presente nuevamente: Colándose en la fiesta y chocar conmigo a propósito para besarme.

Un beso que tenía presente.

Desde entonces ha estado al pendiente de mí, asegurándose de que yo estuviera bien y buscando el momento para decírmelo.

—De hecho, iba a decírtelo esta noche, pero dado lo que pasó... — interrumpe, tratando de excusarse.

Frunzo el ceño.

—¿Has estado escuchando mis pensamientos? —le pregunto recordando que me lo había dicho durante su explicación.

Cae en cuenta y me mira apenado.

—Perdón, es inevitable si estás sentada enfrente mío. Y tu silencio no ayuda. —dice rápidamente antes de esquivar el cojín que le lanzo.

Sí, muy maduro de mi parte.

Boto aire por la boca y vuelvo a recostarme en la cama, mirando el techo mientras trato de ordenar mis pensamientos.

Los seres sobrenaturales existen. En realidad, ya lo sabía desde lo que vi en Lucem Infernalem, una parte de mí sabía que era real, solo que estaba en etapa de negación. Sin mencionar la misteriosa conversación que mantuve con Irina ese mismo día y los sucesos que me pasaron antes y después de ello, como la cruz celta y mis sueños.

En realidad, creo que lo único que me sorprende es la relación que nos une. Aunque muchas cosas comienzan a tener sentido. Por ejemplo, el magnetismo que nos acercaba, la forma en cómo me sinceraba con él, lo cómoda que me sentía a su lado y también... lo protegida. Siempre creí que tenía que ver por su personalidad, todavía lo creo, pero sabiendo la historia de trasfondo, me doy cuenta que parte de esas sensaciones tienen que ver con el lazo que la diosa de la luna puso entre nosotros.

Fui creada para él como él fue creado para mí.

—Hay algo que no comprendo. —digo sin despegar mi mirada del techo. —Dices que para ser el lazo de un licántropo debes ser un sobrenatural. Yo no lo soy.

—En realidad, dudo de ello. —responde, haciendo que alce las cejas sin comprender lo que quiere decir. Lo oigo suspirar antes de ver por el rabillo de mis ojos, levantarse y caminar por la habitación— Mia, sé que tienes muchas dudas, lo comprendo y te prometo que te responderé todas, pero no aquí.

—¿Qué quieres decir con eso?

Quiero que negociemos.

Me incorporo nuevamente y lo miro cruzándome de brazos atenta.

—Te escucho.

—Sé que tú no sientes el lazo como yo. Lo acepto, no tengo problemas con eso. Pero lo que no puedo aceptar es que sigas expuesta al peligro. Eres mi compañera, Mia. Mi alma está unida a la tuya, no puedo perderte. Hoy casi lo hago y créeme que no fue una sensación agradable. Chicago ya no es un lugar seguro para ti, no con Ashton aquí y solo es cuestión de horas para que te encuentre y no permitiré que vuelva a tocarte. — hace una pausa cerrando los ojos, como si le costara o temiera por lo que va a decir. Veo cierta duda pasar por su mente, pero finamente niega, y toma aire antes de hablar. — Es por esto que quiero ofrecerte un lugar seguro a cambio de algo.

Entrecierro los ojos, desconfiada. Si algo me ha enseñado las docenas de películas que he visto, es que un ofrecimiento así no es gratis, y el precio que debes cobrar es alto.

—¿Qué cosa?

—Ven conmigo a New Mystery y sé mía.

¿Acababa de oír bien? ¿Protección a cambio de aceptar ser suya e irme con él a un pueblo desconocido? ¿Quién era él y dónde estaba el Ethan que conocía?

Al principio creo que está bromeando y espero a que comience a reírse, pero eso nunca pasa. Está serio mientras espera una respuesta de mi parte. Oh cielos.

Estoy en un conflicto interno. Por un lado, sé que Ethan tiene razón. Con Ashton en Chicago y sabiendo donde trabajo es cuestión de horas para que me encuentre y termine lo que empezó. Y esta vez dudo que permita que Ethan y Hillary lo detengan. Me llevaría lejos donde pueda descargar toda su ira hacia mí. Por otro lado, no quiero renunciar a lo que he construido aquí. Hillary me ha enseñado a ser una mejor versión de mí misma y entre sus lecciones aprendí a no doblegarme como si fuera mi última opción ante la voluntad de un hombre por muy bueno que sea. Soy una mujer fuerte. Hoy lo he demostrado al enfrentarme a Ashton, aunque no terminó bien, fue un momento de poder que quiero repetir.

Si acepto la oferta de Ethan, no solo estaría renunciando a mi libertad la cual se iría al traste tan pronto me fuera de aquí con él a su pueblo, sino también a mi oportunidad de ser una mujer fuerte e independiente ya que dependería de las decisiones que Ethan tome por mí. ¿En realidad quiero eso para mí? ¿Una vida donde deba esconderme detrás de un hombre por más buenas intenciones que tenga?

—No será así, Mia. —exclama, indignado.

Lo miro con reproche. Es la segunda vez que lee mis pensamientos. ¿Cuántas veces lo hizo antes?

—¿Ah, no? Porque es exactamente como sonó que sería cuando dijiste que sea tuya.

—A lo que me refería, era que tomaras el lugar que te corresponde en mi manada.

—¿Ser tu pareja?

Entrecierra los ojos.

—Ser mi luna no es solo ser mi pareja, Mia. Es...

—¿Cuándo pensabas decírmelo? —inquiero.

—¿Qué?

—¿Cuándo pensabas decirme que estoy destinada a ti? —repito. La amargura se instala en mi corazón de forma inesperada. Nunca pensé sentirme así, menos con él. Pero no puedo evitarlo. La persona con quien más me he abierto, con quien creía tener una relación transparente no resultó así, porque solo uno lo era mientras el otro tenía secretos tras secretos ocultos.

—Iba hacerlo hoy. —responde. Suena sincero, pero no es suficiente. —Mira, te prometo decirte todo ¿de acuerdo? Pero debes creerme cuando te digo que hay que irnos. Solucionaremos esto y lo de Ashton juntos.

—¿Lo de Ashton? —frunzo el ceño. —¿A qué te refieres?

—Presencié cómo te atacó. No puedo tolerar que siga vivo, Mia.

El peso de sus palabras cae como un balde de agua helada.

—Tú... —trago saliva— ¿hablas de matarlo? —siento un escalofrío al decir eso.

—Por favor no me digas que no estás de acuerdo que merece la muerte.

—Soy consciente del daño que Ashton me hizo, Ethan —comienzo a hablar, levantándome de la cama. Camino desde la puerta a la ventana cruzándome de brazos—. Es algo que nunca podré olvidar y mucho menos perdonar. Sin embargo, no soy nadie para sentenciar su castigo. Eso se lo dejo a los dioses, quienes sabrán cuándo será.

Suelta un bufido y se mueve por la habitación. Veo en su mirada la incredulidad y shock de mis palabras. Y eso aviva mi enojo, porque parece que estuviera juzgándome.

—¿Ahora crees en los dioses?

Me encojo de hombros.

—Solo me adapto a la nueva información que he recibido.

Nos quedamos viendo el uno al otro en silencio. La tensión es palpable. Me mira, pero sé que su mente no está aquí. ¿Qué está pasando por su mente en este momento? Sus ojos lucen misteriosos, como si un muro se haya levantado para impedir el acceso a sus pensamientos. ¿Siempre fue así? Trato de recordar nuestras conversaciones, para ver si él también me contaba tantas cosas personales como yo lo hice. Y llego a la conclusión que han sido muy pocas, porque siempre se trató de mí, de conocerme a mí porque yo se lo permití. Básicamente le regalé la llave a mi interior y él aprovechó en explorar todo.

Si él lo hizo, ¿podría hacerlo yo también? No sé cómo funciona esto, pero tal vez... tal vez solo necesito enfocarme, en descubrir la llave que me dé acceso.

—¿El compartir pensamientos es mutuo o solo los hombres pueden hacerlo?

—Las mujeres también pueden. —responde con voz distante.

Frunzo el ceño ladeando la cabeza.

—¿Y por qué yo no puedo leer tu mente?

—Mia, soy licántropo no un sabelotodo.

Tuerzo la boca mirando para otro lado. De acuerdo, eso dolió. No por su respuesta, sino por el tono que utilizó. Creo que estoy muy acostumbrada a escucharlo hablar gentilmente y evitar los conflictos.

Voltea su mirada hacia mí y suspira caminando hasta detenerse frente de mí, con nuestros cuerpos casi rozándose. Me mantengo firme en mi posición y trato de ocultar los nervios que me provoca su cercanía. Pocas veces hemos estado tan cerca como lo estamos ahora. Su perfume es estúpidamente increíble, la calidez que emana su cuerpo es acogedora y creo que mis piernas me van a fallar en cualquier momento cuando pone sus manos en mis hombros.

—¿Por qué no quieres venir conmigo? —su voz a vuelto a la normalidad, es más calmada y dulce, a la que sí estoy acostumbrada.

Suspiro y poso mis manos en sus hombros tratando de encontrar las palabras para decírselo.

—Si algo he aprendido en este mes de libertad, es que amo mi libertad y mi independencia. He pasado dieciocho años dependiendo de la voluntad de mi padre, incluso mi vida y no quiero volver a pasar por eso —pongo mi dedo en su boca cuando veo sus intenciones de querer protestar. —Sé que no eres como él, me quedó muy claro desde el primer momento que te conocí. Sé que eres un buen hombre y quieres protegerme y agradezco tus intenciones...

—No quiero que te vuelvan a lastimar nunca. —interrumpe. Sus ojos son una súplica silenciosa que provoca un pinchazo en mi corazón. —Yo... puedo protegerte, sé que fallé, pero puedo remediarlo. Tengo una manada completa que estará dispuesta a defenderte y no permitirán que Ashton te entregue a Michael.

—¿Entregarme?

Suspira y me toma de la nuca para unir nuestras frentes.

—Mia, por favor.

Suelto un jadeo de frustración y me alejo de él para apoyarme en una de las paredes.

Genial, otro misterio agregado a la lista. Mi vida parece estúpidamente una novela de fantasía.

Siempre creí que Ashton me mantenía viva para ser su juguete de tortura. Y ahora resulta que podría haber algo más tras su odio. ¿Entregarme a quién? ¿Para qué?

Observo a Ethan. Estoy segura que sabe perfectamente quién es el hombre, pero no me lo dirá hasta que no acepte su trato. Tonto licántropo chantajista.

—No. —sentencio— No iré hasta que no me des más información.

Ethan gruñe cual perro furioso y ladea la cabeza de un lado a otro. Su respiración se hace profunda y pausada, tratando de mantener el control. Y me divierte, por muy mal que suene. Estoy gozando internamente que reciba una cucharada de su propia medicina.

—Maldita sea, Mia. No seas terca y acepta.

—No, me niego hacerlo. A menos que aceptes mis condiciones. —esta vez hago que mi voz suene con más determinación—. No pienso renunciar a todo lo que he avanzado y conseguido simplemente para esconderme a un pueblo desconocido. Por más que tenga miles de preguntas por responder, no pienso irme a New Mystery y ser tu pareja sin antes me des información. Me lo merezco.

—Deja a un lado el lazo. —sisea— Bien, si no quieres aceptarlo, está bien. Pero al menos ven a New Mystery por Aiden y Paul.

Me olvido de cómo seguir respirando al escuchar esos dos nombres salir de su boca.

—¿Qué tienen que ver ellos en esto? —pregunto llevándome la mano la pecho sintiendo las vibraciones que hace mi ritmo cardiaco y dando un paso atrás por la sorpresa.

—Los conozco, Mia. — responde haciendo que jadee y sacuda la cabeza en negación. — Están en New Mystery, son parte de mi manada.

¿Lo está diciendo en serio? Una vocecita en mi cabeza me hace poner en duda. Puede que sea un truco suyo para que acepte.

Al parecer no soy la única en pensar así, porque Ethan suspira y saca su celular presionando unos botones antes de estirármelo y escuchar el sonido de espera.

Entonces escucho esa voz que tanto he querido escuchar en todas estas semanas. Es tal y como la recuerdo. Mis ojos se llenan de lágrimas porque había dado por perdido la idea de volver a oírla.

¿Hola?

Siendo un desastre de nervios y temblores, cojo el celular llevándolo a mi oreja. Respiro profundamente antes de hablar.

—¿Paul? 


¡Hello Wolfies!

Oficialmente estamos a mitad de la novela. ¡Qué nervios! A partir de acá empieza la cuenta regresiva para la parte que más me emocionaba mostrarles.

PREGUNTAS 

¿Por qué creen que Mia fue al Infierno?

¿Quién es la mujer de negro?

¿A alguien se le erizó la piel ante su cántico? ¿Teorías?

¿Mia aceptará el trato ahora que Ethan involucró a Paul?

VOTEN Y/O COMENTEN 

Redes sociales: 

Grupo de Whatsapp: Enviar DM para ser agregado

Instagram: angielovesbook

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro