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Capitulo 9 - Sólo protégeme.

Capitulo 9 - Sólo protégeme.

La noche cayó y yo seguía en la azotea. Los demás estaban invadiendo la planta baja del edificio y pasando el tiempo, se les oía felices, claro, ellos no eran los culpables de que Sean estuviera atrasado, era yo. Y eso bastaba para querer alejarme de todos.

Sean me había invitado a entrar, pero yo no quería molestar a Jhon con mi presencia que le recordara nuestro atraso, ni tampoco a él mismo. Así que me negué y me quede afuera en la azotea, mirando hacia abajo, la calle llena de personas caminando hacia una dirección igual pero a la vez diferentes. Me pregunté si algunos de ellos estarían perdidos como yo lo estuve aquella noche. O si realmente sabían hacia donde se dirigían.

Me asusté cuando sentí el brazo de Sean rozar mi hombro. Una bocanada de aire frío se escapó de mis labios.

—Sky ¿Te pasa algo?

—No, solo estoy viendo. —Negué con la cabeza—. Estoy viendo que el sol está casi ocultándose y sigues aquí, sin tomar tu avión.

—No te preocupes. La prueba de sonido se canceló. Elegí viajar en auto.

—Bien. —Bajé la mirada hacia debajo de nuevo.

—¿Bien qué?, ¿Qué se canceló mi prueba de sonido o que viajarás conmigo en auto?

Mis orejas, inexplicablemente, ardieron, y ni siquiera sabía el porqué, él no había dicho nada para que me sintiera así. Negué rápidamente, ninguna de las dos, solo dije "bien" porque, de alguna forma, se había resuelto el problema. Pero no respondí.

Él se quedó en silencio mirando mi perfil. Volví a voltear el rostro hacia abajo. Quizás él estaba muy cerca de mí.

—¿Solo Sky?, ¿solo te llamas "Sky" y ya?

—Skyler. —Lo miré a los ojos, y entonces, una vez que lo hice no pude apartar la mirada, como si el azul de sus ojos funcionaran como una miel pegadiza y viscosa, algo extremadamente dulce. Además, la forma en que entornaba sus ojos, mirándome, me hacía sentir expuesta, como si supiera algo que yo no.

Se acercó a mí hasta llegar tan cerca que cerró sus ojos.

—Skyler es mi nombre completo, pero me decían Sky... —Entonces yo también cerré mis ojos, esperando sentir más su cercanía, e incluso sentir su respiración hacerme coquillas en los labios.

Pero solo fue eso. Cuando abrí los ojos, Sean estaba hablando con Jhon detrás de mí, a unos cuantos metros. Hablaban en voz baja.

Yo no sabía si molestarme conmigo, o con él, pero ahora, definitivamente quería saber que planeaba hacer estando tan cerca de mi cara con los ojos cerrados.

Los observé a los dos hasta que terminaron de hablar, cuando Jhon desapareció por la puerta del cuarto de la azotea, me volteé dándole el frente a la pared que impedía que uno cayera del edificio. Cuando Sean llegó hasta donde yo estaba posó su mano sobre mi espalda, pretendiendo que no estuvo a punto de besarme, y sonrió.

Y ahí fue que me molesté, pero entonces no dije nada porque no quería que apartara su mano.

Pero no entendía el silencio, y me dio nostalgia.

Me volteé hacia él.

—Si quieres, vete en avión y déjame aquí. Estoy hablando en serio, vete.

Me miró confundido, con las cejas alzadas. —¿Pero el auto está listo?, ¿Qué pasa?

—Sé que se querían ir en avión. Vete y déjame, —Me quité el molestoso cabello corto de la cara—, no, no, es cierto, la que se tiene que ir soy yo.

Caminé y el agarró mi brazo para que le diera el frente. —Hey, Skyler, ¿Qué te ocurre? Hace un momento estabas bien...

Quería gritarle que yo no tenía nada para él, quería confesarle que estaba molesta porque se había burlado de mí en mi rostro, quería pedirle disculpas por forzarlo a irse en auto y correr por seis ahora en vez de tomar un avión de solo media hora, quería decirle que tenía miedo y que realmente no quería que él se fuera o irme yo.

Pero entonces solo me encogí de hombros mirando hacia el suelo y mis ojos se llenaron de lágrimas porque yo era un desastre. Porque no me ponía de acuerdo en nada respecto a lo que sentía en ese momento.

Tiró de mi brazo y me atrapó en un abrazo. Para mi extrañez, se sintió correcto, y me acordó a la noche anterior, donde él me abrazaba.

No quería esto, pero entonces no quería que me soltara, aunque yo no hiciera el esfuerzo de abrazarlo devuelta.

Su mano que sostenía mi brazo agarró mi quijada y la alzó hacia él. —Tienes miedo. —No preguntó, solo afirmó. Sus dedos posicionados en mi quijada tocaron mis labios fríos y se inclinó de nuevo, yo bajé la cabeza.

Olviden todo. No estaba preparada para besarlo. No quería hacerlo.

Era obvio que solo era la primera fase para jugar con mi corazón. Era el primer paso para desenfocarme, a fin de cuentas, él solo estaba buscando una cosa, y eso no era lo que yo buscaba.

Era una estrellita acostumbrado a tener lo que quiere. Eso suponía, pero yo no iba a hacer una de esas.

—Iba a besar tu mejilla. —Hizo un ademan con sus manos. Yo me había alejado de él y me abrazaba a mí misma mientras tenía la mirada perdida.

—Solo protégeme. —Le supliqué, no lo iba a mirar a los ojos otra vez.

—Protector. Lo mantendré. —Señaló su cien. Y yo sonreí para romper el hielo.

Ahí fue que me sentí estúpida.

Estúpida, estúpida, estúpida. Debí dejar que me besara, debí mostrarle que yo en vez de carga, podía ser ventaja. Pero yo tenía mis razones. Exhalé.

Aunque había un poco de niebla, la carretera era iluminada por los faros del auto a máxima potencia.

Era irónico, en estos últimos días aún no había tenido el tiempo de preguntarle a Sean en qué época del año estábamos, ni en qué mes, ni el día, difícilmente sabia la hora. Cuatro años encerrada en los que nunca preguntaba cosas como esas, a él, o a Jo o a Mitch. Solo vivía en esa pequeña caja de cristal sucio donde el tiempo pasaba relativamente como es, el tiempo. Sin afanarme si oscureció temprano o si ha faltado mucho por amanecer, solo viviendo allí, como si fuera la única opción; y lo era.

Mirando por la ventanilla de atrás volví a ver el auto color rojo que había visto hace horas cuando salíamos de la ciudad donde nos encontrábamos, eran seis largas horas de viaje, de las cuales habían transcurrido solo cuatro. Me tomo poco tiempo saber que en todas esas horas el auto nos había estado siguiendo, no podía ser tanta coincidencia.

—Sean —susurre cerca de él para despertarlo—. Sean, escucha... —Topé su hombro y él se atraganto con su propia saliva y me miró.

—¿Si? —Forzó una sonrisa

El chofer nos miró por el retrovisor y luego volvió la vista a la carretera.

—Mira Sean, es él —le dije señalando por el vidrio de atrás al auto que venía a unos cuantos metros detrás de nosotros.

El estrujó sus ojos y me miró poniendo la mano en mi mejilla. —Creo que necesitas dormir Skyler, ¿Por qué no...?

—No Sean, escucha, el auto no se ha alejado de nosotros por cuatro horas.

El me miro confundido, el chofer se limpió la garganta. —Quizás se dirige al mismo destino, pero no nos ha perdido de vista.

Sean se incorporó. —Piérdelo tú de vista.

El chofer aceleró ligeramente por la curva, subió una intercesión y después mantuvo la velocidad a 80km/h.

Pero de pronto todos fuimos empujados hacia adelante violentamente. Parecía haber sido un fuerte golpe. En realidad nos habían chocado por detrás. Steve, el chofer, se puso el cinturón de seguridad que no llevaba puesto sabrá Dios por qué razón.

Yo jadeé asustada y miré a Sean, quien miraba hacia atrás. —¿Qué demonios? —Volvió la vista al frente—. Steve, acelera, ¿no ves que están muy cerca de nosotros?

Lo escuche gruñir y al mismo tiempo apretar mi muñeca.

Está asustado. Pensé. —Me lastimas la muñeca Sean —le dije en voz baja.

—¡Mierda Steve! —exclamó cuando nos volvió a chocar por detrás el auto.

Entonces Steve aceleró, muy rápido, por un momento pensé que el auto se iba a despegar del asfalto y despegaríamos como un avión. Adentro nos movíamos a todos lados por el mal estado de la carretera, hasta que Sean me agarró, y puso la otra mano en la puerta, como si la fuera a abrir.

El carro se anivelo con nosotros y nos chocó de lado empujándonos a la orilla de la carretera. No puedo creer que no haya más autos aquí. Pensé, mientras trataba de no gritar del pánico de nuevo.

Los vidrios de ambos autos eran ahumados, así que ninguno de los dos sabia quienes iban a dentro con exactitud. —¡Va a hacer que nos volquemos!, ¡dile que se detenga! —lloriqueé, cubriendo mi rostro en el pecho de Sean.

De pronto el otro auto rojo estaba más delante del nuestro, y sentí una brisa entrar como si la puerta hubiese sido abierta. Y luego lo confirmé cuando sentí que Sean me haló fuera del auto y que caímos a uno de los lados de la carretera. Caí sobre mis espaldas, pero entonces después rodé, segundos después escuché el derrape de unas gomas y silencio.

Mis oídos zumbaban y mi espalda lastimaba. ¿Dónde estaba?

Escuché a alguien arrastrarse a mi lado. Tenía frio.

Sky, Sky, ¿Estas bien? —escuché la voz lejana de Sean decir en un susurro.

Trate de mover mi cabeza para asentir, y me di cuenta del dolor que sentí cuando intente hacerlo.

—Está bien, está bien, no te esfuerces porque parece que te golpeaste la cabeza —dijo tocando detrás.

Escuché pasos cerca de nosotros, y una luz blanca que al parecer venía con ellos. Cerré mis ojos porque me molestaba la luz.

—No te muevas, ¿Si Sky? —volvió a susurrar Sean pegado a mi oído—. Solo... no hables, ni te muevas. —Se movió para estar más cerca de mi o casi encima de mí. Estando así solo nos veíamos como un bulto entre la grama verde en la oscuridad de la noche.

Después de un par de minutos, la luz se fue, y los pasos cesaron. Escuché el sonido de un auto arrancar hasta que el sonido del motor solo se escuchó como silbidos a lo lejos.

Sean se movió, y toco mi cara. Decía algo pero no lo entendía, yo estaba demasiado mareada. Mis ojos empezaron a cerrarse poco a poco. —... Ellos ya no están aquí, te puedes mover, Sky... necesito que no te duermas... Sky... voy a llevarte a un hospital... Sky... mírame Sky...








Otra vez, la nueva cosa que pasa en la azotea me gusta, mas que la otra version, creo que es mas adecuado y idk.

Gracias por leer, por esperar, por apoyar y comentar, y votar y todo eso. Ily.

No se olviden vomentar sobre el capitulo. Gracias.

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