Capitulo 17 - ¡Yo estoy aquí!
Capitulo 17 - ¡Yo estoy aquí!
Sean estaba emocionado por presentarme a Martha. Ella era una señora que había cuidado de él, cuando era más joven y andaba por malos caminos. Supe que él la amaba demasiado, incluso me dijo que la consideraba su madre. Así que cuando estuvimos frente a una casa color rosa pastel, tejas en el techo y pequeños duendecillos cuidando el hermoso jardín, supe que era ahí, pero aun así espere que él lo dijera.
—Es aquí —dijo orgulloso—. Esta casa fue lo primero que compré con mi primera gran paga.
—Está hermosa.
—Sí, ella siempre ha sido buena en decoración, deberías de ver la repostaría. Vamos. —Abrió su puerta y se desmontó del Honda en que vinimos.
—¿Y crees que estará ahí? —le pregunté alcanzándolo en la puerta.
—Claro. Y si entonces no está, vamos a la repostería.
Sean tocó la puerta dos veces. Algo adentro se movió. Segundos después alguien abrió la puerta. Al otro lado estaba una señora más o menos mayor, el cabello lo tenía en una trenza envuelto en la cabeza y llevaba un delantal de flores puesto.
Tapó su boca con la mano y después abrazo Sean. Creo que casi estaba llorando, pero lágrimas de felicidad por verlo otra vez. Me dio envidia, yo quería sentir la misma sensación con mis padres.
Cuando ella dejó de abrazarlo me miró de arriba abajo.
—Hola querida, —Sonrió, y luego volteo a mirar a Sean—, ¿Por qué no me dijiste que tu novia iba a venir, y así le preparaba una tarta?
—Está bien, ella no tiene hambre —dijo riéndose, y entrando a la casa. Los dos entraron, pero yo me quedé hay parada en el tapete de la entrada, pensando en cómo Sean no desmintió que éramos novios. Porque no era verdad, ¿o sí?
—Querida, ¿Cómo te llamas? —preguntó la señora devolviéndose.
—Skyler.
—A pues, Skyler, yo soy Martha, —me tendió la mano—. ¿Por qué no entras con nosotros?
—Disculpe, me he quedado mirando su hermoso jardín. Está muy lindo.
—Gracias —Sonrió mientras ladeaba su cabeza hacia dentro en señal de que la siguiera.
○
Sean quedó en ir a averiguar lo que pudiera sobre en mí el destacamento de la policía, así que cuando llegó, me alegré, porque pensé que traían buenas noticias, cuando me senté en el mueble de la sala y escuché la explicación de Jhon, solo una interrogante salió de mí:
—¿Qué quieres decir con que no hay una denuncia?
—Es decir que, sí hubo una, se alertó a todos las autoridades a nivel nacional. Pero hace más de dos años el señor y la señora Milton retiraron la denuncia de desaparición. Nos dijeron que, o ellos habían encontrado a su hija o su hija había vuelto a ellos.
—¿Eso nada más?
Asintió con la cabeza.
—Pero yo estoy aquí. —dije, poniendo mis manos en la sien. ¿Se habrán cansado mis padres de buscarme?
—Eso mismo le dije a Sean, Skyler, si es así que te llamas. —La voz agria de Jhon interrumpió en la conversación.
—Oh —dije de repente dándome cuenta de cuan jodido estaba todo. Porque ellos no creían más en mí. Quizás pensaban que solo fue una broma, que tomé un nombre falso y me hice pasar por una víctima, pero, ¿Qué tan estúpido era eso?
—Skyler, —Me llamó Sean, recordándome su presencia en frente de mi—, la policía no nos dio muchos detalles del caso porque era muy privado. Pero si nos...
—¿Pero al menos le dieron la dirección de los Milton? —le interrumpí.
—No. Ellos, cuando recuperaron a su hija, —Soltó Jhon—, cambiaron todo; dirección, teléfono, y hasta número de seguro social.
—Es que es imposible. —suspiré frustrada. No podía entender nada y todo se volvía gris alrededor de mí—. ¡Yo estoy aquí!
Quería gritar, quería que me escucharan. Quería dejar de ser nadie y volver a tomar mi identidad.
—No sé cómo, pero Jhon consiguió esto. —Extendió una fotografía hacia mí—. Es Marie Milton. —aclaró. Y tan pronto la vi supe que no era yo, la niña era rubia, de ojos azules.
—Ésta no soy yo —repetí fuera de mis pensamientos. Mis ojos ya estaban llenos de lágrimas—, antes de teñirme el cabello, lo tenía rubio castaño, y mis ojos son marrones grisáceos.
—Es obvio que está mintiendo —dijo Jhon con los brazos cruzados.
Sentía los ojos de Sean sobre mí, pero yo no lo miraba a él. Tenía mi rostro desviado mirando al estante lleno de decoraciones de la sala lujosa y gigantesca. Y tenía la vista borrosa por las lágrimas. Qué se suponía que debía hacer, ¿Cómo iban a creerme?, ¿Mi inútil voz que nunca me ayudó con mis padres, contra la de la policía?
—Y entonces, ¿dime, que harás?
Sean se quedó quieto en frente de mí, de seguro pensando en la mentira que al parecer yo había contado, podría hasta decir que no se veía afectado en nada.
—No puedo simplemente dejar a Sky en la calle sola, Jhon. —Fue lo que dijo.
—Algo tendrás que hacer. —Jhon demandó.
—Estoy más que seguro que lo que haga no es de tu incumbencia —respondió, se puso de pie y caminó a la puerta—. Ahora tengo que estar enfocado en el concierto de mañana, yo después veré que hacer, y sigo diciendo que no es tu asunto amigo. —Cerró la puerta detrás de él, lucia enojado, ¿conmigo por "mentir" o con Jhon por querer deshacerse de mí?
—¿Quién demonios eres y por qué te hiciste pasar por una víctima? —Jhon me preguntó en voz baja mirándome con ojos entrecerrados.
Lo miré devuelta a los ojos, pero no le respondí. No había ninguna respuesta lógica o respuesta que él considerara lógica.
—Yo nunca te creí. Eres algo así como una pérdida de tiempo y dinero para nosotros —dijo eso tocando mi mejilla—, para Sean —continuó, alejándose de mi—. Quizás una basura en busca de fama. Tú dime. —Se paseó por la sala—. Já, sí, pero Sean no puede ser tan tonto como para seguir llevándote a todas partes, tu pequeña mentirosa.
No entendía porque él tenía tanta desesperación por hacerme sentir mal. Y aunque no le dije, quería que supiera que lo había logrado, que si las piezas se habían desencajado desde hace tiempo él ayudo a que perdieran todo sentido, porque ya nadie a mí me estaba esperando, ya no tenía a nadie a quien buscar. Yo solo sabía de un lugar donde me querían, y eso, esa parte es la que a Jhon tenía sin cuidado.
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