Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 16 - Pánico.

Capitulo 16 - Sean y yo no somos novios. 

Me quede boquiabierta cuando Sean me llevó a su casa. Era hermosa por decir poco. Tenía combinaciones de colores otoñales, tonos pasteles y los muebles estaban forrados con cuero marrón. Todo tenía un tono masculino y la decoración era minimalista pero lujosa, y por lo tanto cara. Y creo que en ese momento fue que me di cuenta que Sean tenía dinero.

—Ponte cómoda —me dijo—, sube las escaleras y entra en la primera puerta. No sé si quieras descansar. Dormiste incomoda.

Dejé de mirar los estantes y las paredes cuando él me habló. Cuando iba a responder, él ya había desaparecido por una de esas puertas. Me di la vuelta para enfrentarme a las escaleras y las subí despacio mientras pasaba mis dedos por el pasamano.

Cuando llegué hasta arriba, me detuve a mirar el pequeño pasillo y las puertas. En el centro había una pequeña sala parecida a una sala de espera o algo así. La miré por unos segundos y después entré a la que él me había dicho que entrara, y al abrirla, me encontré con una muy organizada y linda habitación.

Me senté en la cama, era suave y estaba tendida con una colcha color marrón. Me recosté en ella. Era tan cómoda y suave que poco a poco me iba durmiendo, mi cuerpo se estaba empezando a relajar, pero entonces mis oídos comenzaron a escuchar la voz de Mitch y Jo hablar conmigo. Eran sus voces más no entendía que decían en lo absoluto. Sus voces aumentaron la velocidad y mis oídos zumbaban.

Me tapé las orejas y grité. Pero no se escuchaba nada.

Ahí fue que me di cuenta que estaba en una especie de apnea del sueño. Me levante de resorte, había un olor a comida que llegaba hasta la habitación. Aun aturdida me levanté de la cama para no dormir de nuevo. Creo que le tenía fobia a soñar con ellas porque de alguna manera sentía que yo las había abandonado, que estaba a salvo y ellas no.

Me pellizqué el pulgar con la mano derecha mientras me dirigía a la puerta para buscar a Sean, ¿Qué importaba si me perdía?, tenía que encontrarlo, no aguantaba estar sola ni un segundo más.

Tomé la perilla y del otro lado también lo hicieron. Cuando abrí la puerta Sean estaba del otro lado con una bandeja de comida en una mano. Le sonreí, y me eché a un lado para después sentarme en el suelo.

Me miró extrañado.

—¿En el suelo?, ¿te gusta comer en el suelo? —me preguntó, sentándose también al frente de mí.

—Las chicas y yo... comíamos así —Hablé en voz baja.

—Lo siento.

—No, no... Es que no estoy acostumbrada —le respondí—. Pero bajemos a la mesa. —Me levante, cogiendo la bandeja.

Él se levantó también y besó mi frente.

—Lo que tú quieras

Quito la bandeja de mis manos y la bajó a la primera planta.

Cuando llegamos al comedor, Sean se sentó al lado de mi mientras me enseñaba que era lo que me había preparado. Eran cinco recipientes con vegetales, carne y salsa. Y había tres platos, dos vacíos y uno con tortillas.

—Son de trigo, las de maíz no me gustan mucho —me dijo.

—Prepárame una —dije juntando mis labios mientras la señalaba.

—¿Con todo?

—Con todo —confirmé.

El procedió a rellenarlo, y después me lo pasó en uno de los platos que estaban vacíos.

—Tania pico y corto todo esto antes de irse, solo tuve que calentar las tortillas una por una —me dijo mientras me miraba comer—. Le dije que hiciera el doble porque alguien más venia.

No respondí porque tenía la boca llena. Los vegetales eran crujientes y la tortilla era suave.

—Skyler, también Daisy te llevara a comprarte ropa, porque no siempre vas a estar con ese vestido.

Terminé de tragar.

—¿Quién es Tania? —pregunté.

—Mi ama de llaves, se queda aquí cuando voy de gira, y algunas veces cuando estoy aquí, y no voy a comer en casa de Martha, me hace la comida porque ando de vago por ahí.

Me sentí estúpida por un segundo. Había sonado como si estuviera celosa y debía aprender a controlarme. Dejé la tortilla a medio comer cuando él se levantó de la mesa sin previo aviso.

—¿Por qué no vas conmigo a comprar la ropa?

—Oh Skyler, soy un chico, y no sabré si decirte que el top está lindo o feo, créeme que Daisy será mucho mejor.

Junté mis manos en la mesa mirando mi tortilla. No quería salir sin él, y mucho menos después de lo que había pasado la noche pasada. Puse mi mano derecha en la barriga mientras sentía un remolino. Era algo que ocurría frecuentemente cuando estaba cerca de Sean o pensaba en su beso.

Lo miré. No había notado que seguía allí parado mirándome.

—Sky, ¿Te gusta eso?

—Es lindo —Miré el jean que me mostraba.

—Bueno, entonces sostenlo —dijo yendo a otra dirección. Yo la seguí—. Uhm, mira este... es hermoso.

—Esa blusa es muy reveladora. —Pensé en voz alta.

—¿Y? te quedara hermosa.

—No me gusta Daisy —le dije decidida—. Que tal... este, —señale una blusa holgada de la esquina—, o esta. —Le señale un top color lila con lindos detalles—. Y mira esto.

—Es un Cárdigan, tienes un estilo muy bohemio —comentó.

—Uno muy lindo.

Daisy suspiró. —Coge lo que quieras, tu novio no nos dio presupuesto.

Suspiré.

—Sean y yo no somos novios —le contradije.

Nos habíamos besado. Lo sé, pero él no me había preguntado si quería ser su novia, hasta ahora él solo era mi protector y lo del beso había sido un error. Quizás el solo me había besado porque yo lo besé a él primero.

Estaba en esa fase de negación en la que todas las señales que él me daba se me olvidaban, y solo podía recordar el hecho de que quizás todo lo ha hecho porque siente pena por mí.

—Bueno, pero los novios tienen citas, y ustedes tuvieron una ayer. Que por cierto, no me has contado que hicieron ustedes... Y sé que estás pensando Skyler, "que no me debería de meter" Y claro que no me metería, si Sean no me hubiese llamado diciéndome que ustedes estaban saliendo de la ciudad a media noche por ninguna razón clara.

La miré, no segura si debía de contarle todo, o que debía decirle. —En realidad, no ocurría nada malo.

—¿Y entonces por que Sean estaba alterado? —Se detuvo.

—Alguien del restaurante lo molestó. —Seguí caminando, ella me siguió.

—Oh no, —Dejó salir en un gemido—, ¿Estaba borracho, te hizo daño? —Me preguntó. Nosotras ya éramos las siguientes para pagar en la caja.

Me molesté por lo que dijo, en un sentido creo que trataba de protegerme, pero eso no le daba el derecho de referirse a Sean como si tuviera problemas con el alcohol. Quizás Daisy sepa de su pasado, y aunque yo no lo conocí en esa etapa de su vida, estaba segura que él ya no era él mismo. Además, yo sabía la verdadera razón por la que él estaba de esa forma.

—De hecho, estaba totalmente sobrio. Y él dijo que tenía muchas ganas de visitar la repostería, y es por eso que vinimos en la noche.

—Bueno, pero cuando hablé con él si parecía que algo malo ocurría.

—Pues no.

—¿Estás segura? Sean no me contó pero estaba segura que tú lo harías...

—No Daisy. —Forcé una sonrisa con los dientes apretados. Me estaban molestando sus preguntas. Ella no necesariamente debía saber todo lo que ocurría con Sean, o entre Sean y yo—. Nada que sea muy malo paso.

Daisy me miró un poco sorprendida por mi tono agrio y yo traté de que mi sonrisa no se viera tan falsa, aunque yo sé que ella sabía que lo era y que yo ocultaba algo.

—¿Con tarjeta de crédito o efectivo señoritas? —preguntó la cajera después de hacer un sonido con la garganta.

Daisy dejo de mirarme, y atendió a la cajera. Caminé a un lado de ella, y empecé a poner mi ropa nueva en las bolsas de cartón de la tienda. Miré a través de las puertas de cristal una niña comiendo helado de fresa. Un hombre se le acerco, y la niña subió la cabeza para mirarlo y sonreírle.

No sé por qué entre en pánico.

Apresuradamente dejé la tienda y crucé hacia el otro lado de la calle arrebatando la mano de la niña de las del hombre. El helado se cayó, y la niña empezó a llorar alto. Tan alto que mis oídos podían explotar.

El hombre, quien ahora había notado era igual de pelirrojo que la niña, y con el mismo color verde en los ojos, me miró con una cara de disgusto. Pero no me gritó. Seguro pensó que yo estaba loca. Dos o tres personas se detuvieron a mirar de lejos que ocurría, el hombre cargo a la niña y le prometió que le compraría otro helado, y se marcharon, no sin antes que los dos me fulminaran con sus miradas.

Yo pude haber salvado a esa niña, ser una heroína. Pero solo estaba actuando como una demente, obsesionada con esto. Obsesionada con todo.

Otra señal de que me estaba hundiendo.

—Hey, ¿Ese es el color de tu cabello natural? —dijo un chico como uno o dos años menor que yo.

Lo miré, pero no pude responder.

—Okay, okay, si no quieres responder, está bien.

Él se fue, todos lo que se había amontonado para ver mi pequeño escenario se habían ido. Me habían dejado sola, en medio de todos.

—¡Skyler! —gritó Daisy cruzando la calle, y trayendo las bolsas que había dejado tiradas en el centro comercial—. ¿Que fue todo eso? ¿Estás bien?

—Daisy, quiero dormir, ¿Me llevas a descansar? —le dije, mi voz estaba quebrada como si estuviera a punto de llorar.

Ella asintió, como si nuestra riña no hubiese pasado, y condujo mientras yo cerraba mis ojos por todo el camino.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro