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S E I S

Se encontraba en su oscura habitación, sosteniendo su cuchillo favorito, admiraba el filo del metal entre sus manos con mucha atención.
Guardó su arma favorita en su bolsillo y se puso el saco negro que estaba sobre su cama mientras veía en su reloj que eran las tres en punto.
Con una leve sonrisa en sus labios se dirigió a su auto para luego emprender rumbo a la casa del peligris. 

Miró sus pálidas manos venosas apretar el volante mientras conducía, se preguntaba con exactitud ¿Que era? No era un vampiro como tal. Él se categorizaba como guardián, junto con sus hermanos. Eran los encargados de proteger a un humano en específico, un humano que era destinado a tener el mismo resultado que ellos.
Los vampiros eran aún más complejos que ellos, hijos del mismo demonio, puesto a que habían roto todas las reglas impuestas al convertirse.
Los líderes, los dos hombres que mandaban en la ciudad eran vampiros completamente puros, ellos dirigían a los vampiros guardianes que se encargaban de proteger a los futuros vampiros.

Habían muchos mitos sobre ellos, que no eran ciertos, como por ejemplo que el ajo los quemaría o que la luz del sol los convertiría en cenizas. No tenía sentido pulverizarse ante los rayos ultravioleta del sol y mucho menos que un ajo te quemara. Lo de la estaca de madera podría llegar a ser real ya que ¿Quién sobrevivía a una estaca en el corazón?
Quitó esos pensamientos de su mente cuando llegó a la casa de Jimin y tocó bocina. Salió del auto y se quedó en la puerta de la casa a esperar que el peligris saliera por la puerta.

Hola Yoongi. —salió Jimin de su casa y fue a saludar a Yoongi.

Hola Park Jimin. —dijo el pálido con una sonrisa en sus labios.

Solo dime Jimin... —El de mejillas sonrojadas sonrió.

Sólo Jimin. —Repitió Yoongi. —Probablemente lo olvide, házmelo recordar.

Luego de eso se subieron al auto del pálido, Jimin observaba con cautela lo lindo que era. No por ser costoso, más bien porque estaba muy bien mantenido.

Lindo auto. —dijo Jimin

Es de la familia. —dijo Yoongi. —Pero yo soy el que lo mantiene.

Se ve que eres muy cuidadoso con él... —Jimin puso sus manos en sus rodillas. —¿A donde vamos?

A las afueras, ¿Te gusta el café? —Preguntó Yoongi.

Si, pero no lo tomo seguido. —Jimin hizo una mueca. —En el pueblo no hay cafeterías y mi cafetera se averió.

Yo tengo una, cuando quieras te invito a tomar un café en casa. —Dijo el pelinegro, a Jimin seguía resultandole extraña la forma de ser de Yoongi, ¿Cómo podía ser tan gentil y lucir como una persona sin sentimientos? Es que cuando veía al pelinegro no podía creer la forma en la que sus gestos no demostraban absolutamente nada, pero él era una persona demasiado bondadosa con Jimin.

Sería genial. —el peligris sonrió. —Entonces saldremos de este pueblo por unas horas, me agrada la idea.

Si, quería que veas un poco lo que es estar lejos de esa ciudad. —Dijo Yoongi. —Ya que ahora somos amigos me gustaría mostrarte algunas cosas que no conoces.

¿Iremos al centro comercial? Siempre quise ir a uno... Aquí solo hay un supermercado aburrido. —Jimin rió levemente.

Si, es una buena idea. —Yoongi siguió conduciendo el auto a una velocidad reducida ya que saliendo del pueblo había mucha niebla.
Se mantuvo así por media hora, hasta que llegó a la ciudad vecina donde comenzaron a verse edificios más altos y modernos. Muy diferentes a la gótica ciudad donde vivía Jimin. El peligris miraba cada detalle de las casas y los colores, luces y personas que lo habitaban. Cada insignificante detalle llamaba su atención.

¡Es enorme! —Jimin sonreía viendo el gran edificio frente a él. —Entremos.

Yoongi sonrió y entró al centro comercial con Jimin a su lado. El peligris obligó a Yoongi a recorrer todo el edificio, entrando a todas las tiendas para admirar cada cosa que le llamara la atención. Yoongi estaba dispuesto a comprarle prendas, accesorios o cada cosa que captara la atención de Jimin pero éste se negó ya que le parecía todo demasiado caro.
Llegaron a la cafetería y Yoongi invito a Jimin a tomar asiento.

—¿Te está gustando el paseo? —preguntó Yoongi sentándose frente a Jimin.

Me encanta, parece un mundo nuevo. —Jimin no podía evitar sonreír. —Me estoy perdiendo muchas cosas por vivir allí.

Eso lo sé Jimin. —el café llegó y ambos agarraron sus tazas. —Quería invitarte a mi casa un día de estos...

Jimin lo miro mientras bebía un poco de su delicioso café.

Cuando quieras. —dijo el peligris.

Te parece... ¿El sábado?

Si, el sábado sería genial. —Dijo Jimin mientras asentía.



[...]



—Buenas tardes mi señor. —Dijo Taehyung adentrándose a la enorme sala donde se reuniría con los líderes de la ciudad. Taehyung le debía absoluto respeto a sus líderes, puesto a que ellos lo habían criado desde que nació. Taehyung y Yoongi eran hermanos. Ellos habían nacido con la maldición de ser vampiros guardianes, puesto a que eran hijos de vampiros puros no habían necesitado una mordida para convertirse. En cuanto a Jungkook era más complejo, lo consideraban hermano del corazón.

Buenas tardes Taehyung. —Dijo uno de los líderes, volteando a ver a Taehyung con un vaso de vidrio lleno de sangre. —¿Que te trae por aquí?

Quería decirle que he cumplido con mi misión. —Taehyung se mantenía firme. —Mi protegido ya se ha convertido.

Entonces es una buena noticia. —el líder era un hombre sombrío, su mirada no transmitía absolutamente nada pero su aura oscura era notoria en aquella sala. Con solo ver sus ojos rojos ya el terror se incorporaba en el cuerpo de cualquier persona. —Y dime, ¿es puro?

No lo creo señor, el es un ser de luz... Yo pienso que pertenecerá a los normales. —Dijo Taehyung. —Todavía no ha demostrado su completo poder.

Cuando esté listo quiero que lo traigas aquí así lo conocemos en persona. —El líder se sentó en su sofá. —¿Y Yoongi? ¿Ha podido encontrar a su protegido?

—Si, ya lo ha encontrado, mi señor. —Taehyung sonrió levemente. —Pero todavía no lo ha convertido.

Dile que tiene que hacerlo cuanto antes, si no seré yo mismo el que lo convierta y apuesto a que no deseará eso. —El líder bebió todo el líquido rojo de su vaso. —No deseo morder a otro vampiro que no sea mi pareja, pero dile a Yoongi que si no lo muerde en diez días, tendré que hacerlo yo.

Si mi señor. —Dijo Taehyung. —Es momento de retirarme.

Adiós Taehyung. —El líder lo despidió. —Y ya no me hables formal por favor, tuteame... Después de todo somos familia.

Está bien. —Taehyung sonrió. —Nos vemos luego, Namjoon.



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