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O C H O

Fue excelente. —Dijo Taehyung. —Dentro de muy poco tendremos a Jimin en la familia.

Espero que no se enfade conmigo. —Dijo Hoseok. —Necesito que entienda por qué hice esto.

—Él lo entenderá Hobi, tranquilo... —Dijo Taehyung abrazando a su novio.

Eso espero cariño. —Terminó de decir eso y comenzaron a correr hacia la casa.



[...]



—¡Jimin! Espérame. —Yoongi corría tras el peligris por el cementerio. Jimin al ver que no se encontraba más la persona que había visto cayó de rodillas con lágrimas en los ojos, deseando verlo solo una vez más.

—Era él... —Dijo Jimin secando sus lágrimas con los puños de su abrigo, sorbio su nariz y se volteó a ver a Yoongi.

—¿Quién era? —Dijo Yoongi. —Jimin ven aquí...

El pelinegro le dió un reconfortante abrazo a Jimin y este no dudó en corresponder.

Era Hoseok... m-mi amigo... —Jimin se aferró a Yoongi y cerró sus ojos. —Él no está muerto, yo lo sé.

—¿Estas seguro Jimin? —Preguntó Yoongi. —¿Le has visto algo diferente?

Si estoy completamente seguro. —Jimin se separó un poco para ver a Yoongi. —Su piel ha cambiado y sus ojos, ahora son rojos.

—Creo que es hora de volver a casa Jimin. —Dijo Yoongi ayudándolo a pararse. —Debes tranquilizarte.

Jimin no se opuso, caminaron con calma hasta el auto y Yoongi comenzó a conducir en dirección a la casa de Jimin, no hablaron de nada en el camino. Jimin solo se limitaba a ver por la ventanilla y pensar en las cosas que acababan de pasarle.
Era incluso una locura pensar en que Hoseok estaba vivo, pero sabía muy bien que su vista nunca le fallaba y que conocía a su mejor amigo a la perfección, sabía cómo se vestía, como era su pose al caminar, su estatura y absolutamente todo de él. Tal vez Hoseok le ocultó su muerte por alguna razón inexplicable, necesitaba saber todo, necesitaba verlo una vez más y que le explique qué es lo que estaba pasando.

La impotencia se adueñó de Jimin, no podía hablar con nadie sobre este tema ya que nadie le creería, la única persona era Yoongi, pero Yoongi no conocía a Hoseok. Necesitaba respuestas a sus dudas.

Hemos llegado. —Dijo Yoongi. —¿Estás bien Jimin?

—Si, sólo quiero tomar algo caliente... —Dijo Jimin abriendo la puerta del auto. —¿Quieres entrar a casa a tomar un café?

Yoongi asintió y salieron del auto, para luego cerrar las puertas de éste e ingresar a la casa de Jimin.

—Toma asiento, yo prepararé los cafés. —Dijo Jimin sacándose la chaqueta.

No, tú descansa yo los prepararé. —Dijo Yoongi.

Jimin lo miró unos segundos y luego camino hacia la cocina haciéndole una seña a Yoongi para que lo acompañe. Le dió dos tazas al pelinegro y este comenzó a batir los cafés ya que la cafetera de Jimin se había  averiado. Jimin se apoyó en la mesada de brazos cruzados mirando al pálido frente a él, observaba cada facción de Yoongi dándose cuenta de que nunca se había permitido hacerlo, miró con detenimiento los firmes brazos del pelinegro y su pálida piel, sus bellas manos varoniles ser recorridas por sus venas notorias, subió su mirada al cuello de éste donde pudo ver su blanca piel, ascendió hasta su cabello sedoso y sus bellas pestañas, sus ojos oscuros y sus tentadores labios, se quedó observando un buen rato los lindos labios del pelinegro ser relamidos de vez en cuando para tornarlos asi aún más apetecibles.
No podía creer que un hombre genere esos sentimientos en Jimin, se dió cuenta que había aumentado la temperatura de su cuerpo con tan solo mirar a Yoongi, debía calmarse si no quería ser descubierto por el mismo.

Yoongi notó que Jimin lo estaba mirando demasiado y también se dió cuenta de los sentimientos que estaba generando en él, al sentir que las pulsaciones del peligris aumentaban. Sintió unas terribles ganar de hundir sus colmillos en el cuello de su protegido, pero no era el momento para eso. Ahora debía conducir a Jimin hacia Hoseok para que se entere de la existencia de los vampiros y así poder explicarle lo que era recibir una marca.

—Disfrútalo. —Dijo Yoongi con voz ronca entregándole la taza a Jimin, sus manos se rozaron por unos segundos y Yoongi clavó su mirada en los lindos ojos de Jimin, el peligris le dedicó una sonrisa coqueta y tomó la taza para luego llevarla a sus labios, no sabía por qué lo hacía pero le gustaba de alguna manera.

Yoongi notó las acciones de Jimin y relamio sus labios para luego tomar su café e ignorar los encantos del peligris, si caía en su trampa terminaría cometiendo una locura.

—Está delicioso, bonito. —Sonrió de lado Jimin y le dió otro sorbo a su café.

¿Bonito?

No entendía por qué pero Jimin sentía la tensión sexual de ambos en el aire. ¿Qué le sucedía? Hasta hace unas semanas atrás jamás se había fijado en un hombre y ahora estaba casi sudando por uno. Es que Min Yoongi había llegado para romper todos los estereotipos de mujer que le gustaban, es más, solo le gustaba ver a Yoongi.
Tal vez estar tantos años sin sexo le había afectado, pero le resultaba entretenido comenzar a tener estas sensaciones en su cuerpo por causa de un hombre, se relamio sus labios mirando a Yoongi sin poder dejar de pensar en las hermosas manos del pelinegro. Veía esas pálidas y firmes manos mientras se moría de ganas por sentirlas recorrer su cuerpo.

Yoongi se mordió el labio inferior ya no podiendo contener sus ganas de abalanzarse a los labios del peligris, hasta que Jimin habló.

—¿Yoongi recuerdas la conversación de hace unas horas? —Dijo Jimin dejando su taza sobre la mesada y Yoongi al captar sus intenciones hizo lo mismo y subió las mangas de su camisa para dejar ver la mitad de sus firmes brazos.

Por supuesto que sí... —Yoongi sonrió coqueto al notar que Jimin se estaba acercando a él con lentitud hasta posar sus manos en los hombros de este mismo, Yoongi miró sus tentadores labios mientras que pasaba un brazo por su cintura y el otro lo llevaba a la mejilla de Jimin.

Quiero que me ayudes a explorar. —Jimin usó su mirada tierna e hizo un puchero. Yoongi llevó su pulgar al labio abultado de Jimin y lo acarició mientras observaba con detenimiento lo hermoso que se veía este mismo. —¿Puedes?

—No se vale echarse para atrás luego

Yoongi le sonrió y lo aferró más a él, posó su mano en la nuca de Jimin y de un movimiento comenzó un apasionado beso con el peligris. Provocando sensaciones encontradas por parte de Jimin y disfrutando al máximo cada caricia que le proporcionaban sus labios. Encajaban a la perfección, estaban hechos para estar juntos. Habían descubierto una nueva adicción, ya que sin darse cuenta sus labios se habían vuelto dependientes el uno del otro.





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