Dios me puso delante de mis fotógrafas pupilas el objeto más preciado que no fue capaz de ofrecerme Santa Clos en navidad, somos dos átomos situados entre el mismo eje imaginario con simétricas propiedades, nuestros sistemas nerviosos centrales se conectan a la misma vez como si fueran celulares unidos por conexión digital, tu rostro presumido es puro éxtasis que mi espíritu recepciona. El perfume apacible plasmado en tu epitelio contamina la troposfera y se registra en mis fosas nasales, logrando combustionar mi interior de inspiración, tu cerebro me envía un mensaje telepático revelandome las verdaderas y traviesas intenciones que me conservas, el motivo que me impele a no redimirme de tus pecados.