Sin peces
Las criaturas submarinas brillan en la oscuridad, son capaces de comunicarse según el tintinear de sus luces. Viven tan profundo y conocen las piedras y corales que los rodean a la perfección. Pero un día les llega la desgracia, un pez nacido sin luz propia fue creciendo, ignorado por los demás pues no podían verlo, no podían entenderle, era como si no existiera.
El pez creció y creció, comiendo peces más pequeños, afilando sus colmillos; subía y bajaba por el mar hasta que pudo tragar gaviotas enteras. Luego aprendió a destazar delfines, tiburones y ballenas. Cuando fue lo suficientemente grande, decidió bajar de nuevo y alimentarse.
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