Hola, soy María Susana. Tengo 17 años, soy una chica normal. Mi cabello ahora es castaño oscuro y va amarrado en una cola de cabello mal hecha, incluso creo que está algo enredado pero no importa, cambiará de color y textura dentro de poco. Mi piel a veces es blanca y otras veces se broncea, mis ojos pueden ser verdes, azules, violetas o rojos; es como ver el arcoíris según el árbol que cortes.

Vivo en una casa sencilla, cuyas habitaciones cambian de lugar según la conveniencia del autor. Mi mamá a veces es ama de casa y otras nunca está. Papá nos dejó solas en esta historia. No recuerdo bien si tengo hermanos, pero de todas formas ellos no serían relevantes porque los hermanos son solo elementos cómicos. Aun así, no importa, puesto que esta historia es mía, esta es mi historia.

¿Conoces a Harry Styles? Yo no, pero creo que me gustará dentro de poco. O tal vez sea el coreano que acaba de llegar a la escuela... No lo sé. De todas formas, me volveré loca por un chico, me haré la indiferente, la imposible, la santa virgen pura que no podrá alcanzar hasta que se fije en mi y alguno ceda y se enamore. He pasado por tantos libros que ya he olvidado cómo narrar adecuadamente los sucesos que me pasarán. ¿Pueden creerlo? ¿Una fangirl siendo la amante de una super estrella? ¡Woah~!

Aunque, ¿saben?, nada de eso importa en realidad porque me siento vacía. Mamá sonríe todo el tiempo o se vuelve un fantasma, papá es lo mismo pero muchas veces me viola, me trauma y me abandona. No sé qué se siente ser feliz, estar enojada, triste, melancólica... Solo sé que mis mejillas se pintan de rojo muy a menudo y que mis manos y piernas suelen ser muy torpes, porque cuando me caigo alguien me tiene que levantar.

He perdido de vista el camino y la emoción de estar viva. Algunos lectores me apodaron Marie Sue, otros me dicen Rayita. Porque, ¡venga!, yo tengo la vida que ellas desean tener. Porque según ellas es bonito enamorarse del chico guapo para acabar follando después. Debería de dolerme la vagina, ¿saben? Pero esas cosas nunca son puestas en el papel y por eso no sé cómo se siente ese dolor. Tampoco he sufrido por dolores de menstruación, los cólicos, el sangrado... ya saben, cosas de chicas.

Soy como una barbie, un juguete que ponen aquí y otras veces allá según les convenga. Ni si quiera estoy segura de saber qué son los sentimientos o la economía. A veces creo que me preocupan cosas como la hambruna y los femicidios constantes que hay en el mundo, porque empiezan a describirme como una chica bondadosa, amable y buena. Pero luego lo olvido, ya que esas cosas no me importan en verdad.

¿Eso está mal? ¿Eso me vuelve una villana? Digo, debería preocuparme si un bebé se cae y llora pero, ¿por qué tendría que importarme lo que pase al otro lado del planeta? Esos sucesos no afectan mi trama central y rápidamente son desechados, por eso me cuesta empatizar con personas que no son como yo. Lo más importante para mi suelen ser los bailes, las citas, los chicos y alguna causa moral que se debe colar como salvavidas para que no me acusen de sádica o anormal.

Sí, a veces lloro. Me han dicho que lo hago porque tengo el corazón roto pero, aunque mi rostro se refuerza y mis mejillas se manchen con maquillaje corrido y lágrimas, en el interior no siento nada. ¿Por qué él no me ama? ¿Por qué no lo escuché cuando me iba a explicar todo y, en vez de eso, guiaron mis pies hacia una estúpida encrucijada emocional? ¿Realmente tengo sentimientos? Pero lo amo tanto, lo amo tanto que a veces, simplemente, me siento vacía. ¿Qué sería yo sin el protagonista principal? No lo sé...

Es como ir conduciendo a toda velocidad y luego girar. Cuando creo que todo está jodido o que está por mejorar, él hace algo y yo, pues, solo me vuelvo a enamorar. Todo me sale tan bien y creo que a veces es raro.

Si supone que he leído tantos libros, ¿por qué parece que siempre desconozco mi final? Los inicios son casi siempre los mismos. Empiezo siendo una belleza que no pueden notar, un diamante en bruto o, no lo sé, inserta tu una metáfora. Me llenan de problemas con mi cuerpo, a veces no soporto ni verme al espejo. Y entonces jugamos con la depresión, la ansiedad, las navajas, la bulimia y la anorexia. Joder, que parece un ciclo que nunca va a acabar. Mis muñecas deberían tener cicatrices pero giro la mirada y estas desaparecen.

Mi cuerpo es tan mágico, que toda la ropa me queda de infarto. Solo que yo no puedo darme cuenta y alguien mas me lo tiene que hacer notar.

Rayos, estoy llorando. Estoy llorando sobre el jodido papel y para colmo lo he escrito. Oye, lector, ¿realmente vale la pena leer mi historia? Creo que no. Creo que solo estás aquí para leer como soy violada por el chico malo sin importar cuántas veces le dije que no. Y ahí me tenía él después, gimiendo como perra en celo. Que asco me doy. Siempre me quedo con el chico incorrecto, ups. Supongo que te decepciono, ¿por qué no buscas algo más para leer?

¡Pero es que a ti te encanta! ¿Verdad? Te encantan esas combinaciones de palabras donde describen el éxtasis de relaciones sexuales tan brutales, donde mi cuerpo y, sobretodo, mi rostro se llenan de semen. ¡Es por el morbo! ¡Por el jodido morbo del alcohol, el sexo, la lujuria y las drogas! Te encanta leerme toda patética para que luego abusen de mí y me provoquen cicatrices emocionales que, hasta hoy, no me han querido curar.

Porque soy el juguete de todos. ¡Soy su maldito juguete! Soy la chica vacía con la vida perfecta, a quien todos desean copiar. Tu quieres mi vida, ¿verdad? Quieres follar con los de BTS, con los de CNCO, los de One Direction... ¡que se yo! Solo soy el fruto plano de la lujuria adolescente. Son unas ratas asquerosas e insaciables.

Debería matarme y ya, pero no puedo ir en contra de la voluntad de mis dioses. ¡No, no puedo! ¿Tienes idea de cuan cruel es eso? ¿Tienes idea de que tan horrible se siente que muevan tu cuerpo y te hagan recitar diálogos similares? ¡Todo el maldito tiempo! ¡Todo...! A veces estoy aquí y otras veces allá.

Hola, soy Samantha. Tengo 16 años, soy una chica normal...