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veintiuno.

· • —– ٠ la noche y la Luna ٠ —– • ·

[🍋]

Jungkook empujó a Jimin contra la pared, sus labios unidos en un beso apasionado que parecía consumirlos. La casa estaba sumida en un silencio y oscuridad que solo enfatizaban la intensidad del momento. Sus cuerpos ardían de deseo, necesitando liberarse de la tensión que los consumía.

Pero de repente, Jimin se apartó, su respiración entrecortada.

—Jungkook no-no puedo hacer esto, no es correcto tú ahora, necesito que sepas que yo aún no he tenido... —su voz se desvaneció cuando Jungkook colocó un dedo sobre sus labios, sellando su boca.

—Shhh, no digas nada —susurró Jeon, su voz baja y seductora—. No te preocupes, me encargaré de que sea un momento mágico y placentero que recordarás toda tu vida —apretó la cintura de Jimin, pegándolo a su intenso cuerpo. Sus labios estaban a punto de tocarse, y sus respiraciones pesadas se mezclaron en un ritmo sensual—. Por mil demonios, no sabes cómo te deseo Jimin, ahora más que nunca, te quiero maldición, mi hermoso prometido.

—Jungkook... —susurró Park, su voz un resuello. No necesitó más. Se rindió a la pasión, besando los labios de Jungkook con desesperación. Lo sujetó de la nuca, profundizando el beso.

Jungkook lo besó con un hambre insaciable, rodeando el torso de Jimin con su brazo y manteniéndolo pegado a él. Su cuerpo se presionaba contra el del rubio, rozando sus partes íntimas sobre los pantalones de Jimin, lo que le arrancaba jadeos ahogados que se perdían en la boca del otro.

La ropa parecía evaporarse, yendo a parar al suelo en un rastro que conducía desde la puerta hasta la sala de estar. Jimin cayó sobre uno de los sofás, vestido solo con su ropa interior y un calcetín. Jungkook se derrumbó sobre él, sin dejar caer todo su peso, completamente desnudo y con su erección ansiosa expuesta.

Jungkook comenzó a besar el cuello de Jimin, dejando marcas suaves que hicieron estremecer al rubio. Luego, su boca descendió hacia las clavículas, y finalmente, llegó al pecho, donde rodeó un pezón con sus labios y comenzó a lamerlo y succionarlo con delicadeza. Los gemidos de Jimin llenaron el aire.

Park se mordió el labio inferior, intentando contener su pasión, mientras Jeon le quitaba la ropa interior, revelando su cuerpo desnudo ante él. Jimin era como un bello ángel, con su piel lisa y blanquecina, su cuerpo esbelto y curvilíneo, su rostro hermoso y su inocencia y dulzura intactas, incluso en ese momento erótico. Jungkook estaba hechizado.

—Jimin, quiero hacerte mío, quiero que seas solo mío —rogó Jungkook, mirándolo intensamente a los ojos—. Debo admitir que soy un hombre de insaciable codicia, y solo deseo que tus ojos se fijen en mí, que tus palabras dulces solo resuenen en mis oídos, y que tus días más felices los vivas a mi lado.

—Jungkook... —el rubio sujetó su mejilla, mirándolo embelesado, sonriendo—. Soy tu futuro esposo, por supuesto que soy todo tuyo.

El azabache también sonrió, besando nuevamente los labios de Jimin con pasión y dulzura. Mientras, su mano descendió por el cuerpo del chico, trazando contornos, hasta llegar a la entrada de su ser. Allí, introdujo un dedo lentamente, y el gemido agudo de Park se quedó atrapado entre sus labios.

Jungkook movió su dedo circularmente, lento y deliberado, luego agregó otro y los introdujo más profundamente, tocando el punto dulce de Jimin. Un gemido más sonoro que los anteriores escapó de los labios del rubio, mientras arqueaba su espalda.

—¡Ahh~! ¡Ahí, ahí! Muévelos... —Jimin se aferró a los hombros de Jungkook, buscando apoyo.

El mayor sonrió, satisfecho al ver el rostro de su prometido contorsionado de placer. Comenzó a mover sus dedos con velocidad y precisión, observando cómo Jimin mordía su labio inferior, cerraba los ojos y fruncía el ceño, aferrándose a sus hombros con fuerza.

—¡Oh! ¡Ju-Jungkook! —Park separó más sus piernas, observando embelesado cómo la mano de Jungkook lo estimulaba con vehemencia—. ¡Haaa! Creo que... creo que voy a venirme

—Hazlo, Jimin, vente para mí —susurró Jungkook, lamiendo su cuello mientras aceleraba el movimiento de sus dedos—. Gime con fuerza, ahora que estamos solos y nadie puede escuchar tu placer más que yo.

Jimin intentó retirar la mano de Jungkook, pero este continuó suaves movimientos.

—¡Jungkook! ¡Ahhh! —el rubio se rindió al placer.

Finalmente, llegó al extasis, corriéndose sobre su abdomen.

Jeon sacó sus dedos, cubiertos por el lubricante natural de Jimin. Los lamió con gusto, sonriendo ladino mientras observaba al rubio.

—Haaa... Ju-Jungkook —murmuró Jimin, respirando agitadamente, con las piernas temblando y el corazón acelerado.

—¿Qué pasa? ¿Estás bien? —preguntó
Jungkook, burlón.

—Jungkook... ahora te-te quiero a ti - jadeó Jimin, con voz y mirada apasionada.

Jeon sintió su miembro endurecerse ante el deseo de su futuro esposo. Soltó una exclamación ahogada antes de besar los labios de Jimin y comenzar la acción.

Prontamente, al separarse de sus labios, Jungkook sujetó sus piernas y las separó.
Jimin estaba listo y lo suficientemente preparado para recibirlo. Sin hacerse esperar más, alineó la punta de su pene con la ansiosa entrada de Jimin y se hundió en él con profundidad. Un gemido rasgado escapó de la garganta de Jimin.

Acto seguido, las piernas de Jimin se posaron sobre los hombros de Jungkook, y en esa posición comenzó a embestirlo.

—¡Ahhh! ¡Mierda! —gimió el rubio—. Eres tan grande, haaa.

—¿Te gusta? —Jungkook movió su pelvis, hambriento se movió más rápido—. Haagh, Jimin joder aún sigues apretado, me encanta.

—¡Así, de esa forma! ¡Fuerte, hazlo fuerte!.

Las embestidas se volvieron estocadas, hizo lo que le pidió, lo penetro con fuerza llegado hasta el fondo, tocando ahora con su polla ese punto dulce.

—¡A-Ahh! ¡Ha! ¡Ingg! ¡Ahhh! ¡Justo ahí! —Park rasguñó los brazos de Jungkook al tiempo que un espiral de placer lo abatía proporcionándole un asombroso placer—. ¡Jungkook, ahhh! —se le salió el nombre entre los labios—. ¡Así, así! ¡Se siente bien! ¡Haaah!.

—¡Jimin, oh! ¡Aggh! ¡Ah, ah! —Jungkook también gimió sin dejar de moverse y proporcionarles a ambos placer.

De pronto bajo las piernas del rubio, esté enseguida las enrollo en su torso y entonces se meció rápidamente, ambos gimiendose al oído. Jimin dejó una mano sobre la espalda del pelinegro rasguñando su espalda, y la otra la dejó sobre uno de sus glúteos apretándolo pidiéndo por más.

—¡Jimin! ¡Haaa! ¡Mierda, si!

—¡Ah! ¡Ah! ¡Jungkook! ¡No pares, no pares!.

Los gemidos resonaron en el salón, mientras ambos se movían al unísono. Una ola de calor los envolvió y la satisfacción fue inigualable. Fue un momento maravilloso, con la luna como testigo silencioso.


El sol irradiaba su resplandor, y la mañana se coló por los espacios entre las persianas. Los rayos del sol acariciaron el rostro de Jimin, perturbando su placido sueño. Él se giró para evitar la luz, pero pronto se percató de que no estaba solo. Después de unos segundos, finalmente se dio cuenta de que había otro cuerpo junto a él.

Rápidamente abrió los ojos y se topó con Jungkook dormido frente a él. Ambos estaban desnudos, y para suerte, todos los recuerdos de la noche anterior seguían frescos. No estaban tan ebrios como creían... todavía recordaban todo el placer.

Habían hecho el amor de manera realmente satisfactoria, y las sensaciones seguían vivas. Pero lo que más adoraba Jimin fue que, al llegar el alba, Jungkook seguía abrazándolo, sin huir como otros lo hacían.

Con suavidad, Jimin rozó el cuerpo desnudo de Jungkook con la yema de sus dedos, desde la piel hasta su rostro, logrando despertarlo. Se sentía tímido y apenado, y estaba a punto de huir, pero Jungkook tomó su brazo, deteniéndolo.

—¡Jimin! ¿A donde vas? —le preguntó.

Las mejillas de Jimin enrojecieron intensamente; se negaba a darle la cara, abrumado por la vergüenza. Se había entregado a Jungkook sin reservas, y ahora se sentía expuesto y vulnerable.

—¿Qué sucede? Mírame —rogó Jungkook, sentándose y acercándose a él—. ¿Qué es lo que sientes? ¿Estás bien? —preguntó, con preocupación.

—Jungkook... nosotros... —tartamudeó Jimin.

—Sí, nosotros hicimos el amor anoche —confirmó Jungkook—. ¿Cuál es el problema? ¿Acaso tú no querías que...?

—No, no es eso —corrigió, hablando rápidamente—. Es solo que no sé si tú...

—¿Que si yo me arrepiento? —Jungkook se rió en voz baja, y Jimin finalmente se atrevió a mirarlo, confundido.

—Por supuesto que no me arrepiento —aseguró, mirándolo a los ojos—. Lo que sucedió anoche fue lo mejor que me podría haber pasado —besó delicadamente su hombro.

—¿Hablas en serio? —Jimin abrió los ojos, lleno de ilusión.

—¿Por qué no sería así? —le dedicó sonrisa.

—No lo sé... yo solo... —se encogió de hombros sin saber qué decir.

—Deja las inseguridades atrás, eres hermoso —Jungkook se acercó—. Te adoro, Park Jimin —le sonrió cálidamente.

El rubio también sonrió, lleno de alegría por sus dulces palabras. Sus ojos brillaban de felicidad mientras se acercaba a Jungkook. Con suavidad, posó sus labios sobre los de él, en un beso tierno y lleno de emoción.

—Ahora lo se. La única persona con la que quiero estar el resto de mis días eres tú, agradezco haberte conocido, hablo en serio. —afirmó Jungkook al terminar el beso, mirando directamente sus ojos avellana de su prometido.

—Haces que mi corazón se derrita, quiero que esto nunca termine, y si es un sueño espero nunca despertar porque en este momento estoy locamente enamorado de ti Jeon Jungkook —confesó Jimin y entonces nuevamente volvieron a juntar sus labios, en un dulce beso.

—Deberíamos irnos a duchar ¿quieres desayunar algo rico fuera? —sugirió Jeon.

—Si, eso me encantaría.

El rubio intentó levantarse, pero sus piernas flaquearon bajo él, débiles y temblorosas. El recuerdo de la pasión de la noche anterior aún resonaba en su cuerpo, y la evidencia de su primera vez era palpable. Un dolor sutil, aunque no desagradable, persistía en sus músculos, recordándole la intensidad de su unión con Jungkook.

—No-No puedo caminar —murmuró apenado.

—Yo me encargo —Jungkook lo tomo entre sus brazos cargándolo, llevándolo así hasta la habitación.

—Jungkook estamos desnudos —río Park mientras subían las escaleras.

—No te preocupes, es fin de semana y los sirvientes tuvieron el día libre. Pero démonos prisa porque llegan en menos de una hora, creo.

[...]

—Mañana es la preboda, deberíamos volver y empacar lo necesario, luego solo podemos relajarnos lo que queda del día, aún sigo... un poco cansado —menciono Jimin soltado un risita mientras bebía de su late de caramelo.

Jungkook sonrío mientras asentía.

—¿Irás a tu departamento? Supongo que debes ir a recoger las cosas que hacen falta. —preguntó.

—Así es, además, mis padres se quedarán allí para poder llegar a tiempo mañana, así que iré a acomodar para que puedan estar cómodos. —respondió.

—¿Por qué no les ofreciste quedarse en mi casa? Pude haber ordenado limpiar una de las habitaciones para ellos.

—Lo hice, pero ellos se negaron, dijeron que querían darnos nuestro espacio —soltó una risita tímida, pero culpable.

—Eso quiere decir que mis futuros suegros ya saben que eso de llegar puro al altar no aplica para nosotros ¿verdad? —chistó Jeon.

—¡Jungkook! —soltó con advertencia y el pelinegro se hecho a reír.

—Está bien, no diré nada más. —suspiró—. ¿Irás solo a recibirlos o te quedarás con ellos?.

—No lo sé —encogió los hombros—. ¿Te importaría si me quedara con ellos por hoy? Es que, bueno yo... —empezó a decir, pero Jungkook lo interrumpió.

—Esta bien, yo comprendo, ve disfruta a tus padres, porque después me volveré codicioso y te querré solo para mi ¿entendiste? —enarcó una sonrisa y sonrió.

—Si, lo entiendo —asintió, para luego acercase a los labios su latte de vainilla y sorberlo—. Mmm, esta delicioso, jamás había venido a este lugar pero vendré más a menudo, realmente esta muy delicioso —ahora mordió su cuernito relleno de chocolate y volvió a gemir de placer.

Algo rondaba por la mente de Jungkook, una pequeña preocupación de lo que había sucedido en la noche anterior.

¿Se habían protegido?, no recuerda que vayan utilizando protección, así que en cuanto los sirvientes asearon la zona, con cierta pena se acercó a ellos preguntando si habían encontrado una preservativo cuando limpiaron el lugar a lo que ellos contestaron que no.

No tenía nada de malo si Jimin se embarazaba, a decir verdad eso debía pasar si o si, pero no tan pronto, ni siquiera se habían casado aún. Le preocupaba el hecho de que él no quisiera embarazarse aún, por supuesto que iba a respetar ese punto, pero ahora estaba en peligro «¿cuando es que comienzan a tener síntomas? ¿Será que compró una prueba de embarazo? No, eso sería muy extraño, él está feliz, seguramente solo es una preocupación.»

Una vez terminaron su desayuno, Jungkook se ofreció a acompañar a Jimin hasta la puerta de su edificio, saboreando cada momento que aún podían compartir. No quería dejarlo ir, especialmente después de su primera noche juntos. Sentía un anhelo irresistible por abrazarlo, oler su aroma y besar su piel una y otra vez.

Pero la realidad los separaba, aunque solo fuera por unas horas. Con un suspiro, Jungkook se acercó a Jimin y lo envolvió en un abrazo apasionado.

—Te extrañaré —susurró, su aliento cálido en la oreja de Jimin.

—Tranquilo, son solo unas horas, mañana regresaré para irnos juntos.

Jungkook asintió tomándolo de la cintura.

—Esta bien, no te preocupes por nada, haré que hagan tu maleta para que todo está listo para cuando llegues. Por favor salúdame a mis futuros suegros.

—Así lo haré, regresa con cuidado. —le dedicó una sonrisa para luego besarle los labios con dulzura.

Jungkook obligado regresó a su hogar con una sensación de vacío en el pecho, extrañando la presencia de su prometido. Pero, decidido a mantenerse ocupado, se sumergió en su trabajo pendiente y supervisó a los sirvientes mientras preparaban el equipaje para el gran día.

A medida que avanzaba la noche, el cansancio se apoderó de él. Se derrumbó en su cama, exhausto, ni siquiera sintió la ausencia de Jimin, solo se imaginó que estaba a lado suyo y se quedó completamente dormido.

[...]

A eso de las tres de la madrugada, el celular de Jungkook comenzó a vibrar con una llamada entrante en la mesa de noche. La vibración lo despertó, y se sentó para contestar, frotándose los ojos para despejarse.

—¿Hola? ¿Quién es? —preguntó adormilado.

Ju...Jun... Jungkook —se escuchó una voz casi inaudible al otro lado de la línea.

—¿Quién habla? —revisó el número de llamada el pelinegro—. ¿Hola?.

Soy yo... Ju-Jungkook... Tae...Taehyung... —la voz era muy débil y rasposa. Jeon se preocupó por aquel tono—. Te ne... te necesi... to...

—¿Taehyung, eres tú? ¿Qué tienes? ¿Qué sucede? —preguntó confundido.

Yo... te...

Un golpe sordo resonó en la línea, y la voz de Taehyung se cortó abruptamente. Jungkook se alarmó instantáneamente, presintiendo algo terrible. Revisó el número de teléfono una vez más, y su corazón se tensó al confirmar que pertenecía a un hotel.

Se enfrentaba a una decisión crucial. ¿Ir o no ir? Si acudía, Jimin se enteraría y todo se derrumbaría en un instante. Había prometido olvidarse de Taehyung, y no podía traicionar esa promesa. Pero si no iba, ¿qué le sucedería a Taehyung? La idea de cargar con la culpa en su conciencia era insoportable.

La duda lo consumió. ¿Ir y arriesgar todo, o quedarse y vivir con el remordimiento? La vida o la muerte.

—Maldición ¿por qué? ¿Por qué sucede esto ahora? —gruñó Jungkook desesperado caminado de un lado hacia el otro desesperado—. ¿Y si algo malo le está pasando? ¿Y si Jimin se entera? ¡Joder!.

Finalmente su mente le habló. Tenía que tranquilizase y hacer lo correcto. Iría solo para verificar que él esta bien. Tomó su celular, y lo guardó en su bolsillo, había decidió llamar a Jimin en el transcurso para explicarle y que no hubiera mal entendidos.

Ese era el plan, pero esperaba no arrepentirse.

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