veintitrés.
· • —– ٠ Corazones rotos ٠ —– • ·
—¿¡En qué estás pensando Jeon Jungkook!? —vociferó el señor Jeon, azotando sus manos contra la mesa, completamente furioso—. ¡Como te atreves a llegar tarde y vestido de esta forma! ¿En dónde tienes la cabeza?.
—Padre lo que sucede es que surgió algo inesperado y yo...
—¿Y tú qué? ¿Cuando dejarás de ser tan egoísta? Hoy tenias una sola responsabilidad, y preferiste ignorarla por hacer sabe qué cosa. —increpó, señalándolo con su dedo índice, mirándolo fijamente con desdén—. Quiero que en este momento me expliques que es lo que está pasando entre tú y Jimin.
—Entre Jimin y yo solo hay un desafortunado mal entendido...
—Supongo que es debido a ti —señaló, y su hijo se limitó a agachar la mirada, pues sabía que estaba en lo correcto—. Dime que es lo que quieres Jungkook, tienes a tu lado a un joven bueno y hermoso ¿por qué no puedes valorarlo? ¿Qué daño te ha hecho él a ti?.
—Ninguno padre —soltó, desesperado, volviendo a subir la mirada hacia su progenitor—. Tal vez pienses que no, pero yo realmente valoro a Jimin... es solo que esta mañana hubo un incidente que pudo haberse evitado pero...
—Por supuesto que pudo evitarse, si tú fueras menos egoísta y estúpido —espetó, frunciendo en ceño, sin una pizca de piedad en sus palabras—. Si solo quieres a ese muchacho para hacerlo sufrir mejor déjalo ir, por su bien.
—¿Qué? —Jungkook amplió la mirada sorprendido—. ¿De-Dejar a Jimin...?.
En un principio, Jungkook veía a Jimin como una carga, una vida llena de obligaciones y expectativas familiares las cuales nunca deseo. Su relación era un arreglo convenido, sin espacio para sentimientos auténticos. Sin embargo, a medida que comenzó a conocerlo, a dejarlo entrar en su corazón y a descubrir su verdadera esencia, su perspectiva cambió radicalmente sobre todo lo que creía sobre el amor, ese sentimiento al que tanto le huía.
Jimin se transformó en la paz que siempre había anhelado, en el amor que nunca había experimentado, en eso que hace mucho había perdido. Su presencia llenaba el vacío de su alma. Cada momento compartido, cada sonrisa y cada gesto de cariño, lo hacían sentir completo.
Jungkook se dio cuenta de que Jimin era todo lo que le faltaba: su equilibrio, su refugio y su razón para amar. No podía imaginar una vida sin él. La idea de perderlo se volvió insoportable.
—Así es, prefiero que sigas sin casarte, a permitir que una persona inocente continúe sufriendo —declaró—. Así que tú escoges, o comienzas a poner verdadero empeño en tu compromiso con ese muchacho, o lo dejas ir para que deje de sufrir a tu lado, y tú continuas con tu vida.
—Después de encontrarlo, no puedo dejarlo ir —proclamó Jungkook, su corazón lleno de determinación—. Hablare con él y solucionaré todo este mal entendido. Y de verdad quiero que sea mi esposo, lo quiero a mi lado, feliz.
—Entonces hazlo feliz, si es que quieres casarte con él y que sea feliz a tu lado. —el hombre miró el reloj en su muñeca—. Tienes poco tiempo, ve a vestirte adecuadamente y luego de que termine todo esto ve a hablar con Jimin, por el momento intenten no hacer otro escándalo.
El señor Jeon sin agregar nada más se dirigió a la puerta, pero antes de que saliera su primogénito se apresuró para agregar:
—Padre yo realmente amo a Jimin —afirmó, mirándolo a los ojos.
—No me lo digas a mi, tampoco se lo digas a él, mejor demuéstraselo —replicó para luego salir cerrando la puerta.
Jungkook y Jimin regresaron al salón, cumpliendo con su deber como anfitriones. Aunque su relación estaba tensa, se esforzaron por mantener las apariencias. Jungkook se había cambiado y lucía un traje impecable, mientras Jimin había recobrado su compostura.
Sin embargo, su distancia era palpable. La seriedad en sus rostros contrastaba con la alegría del evento. Y los invitados no podían ignorar la tensión entre los prometidos, cuya proximidad a la boda hacía aún más evidente la lejanía emocional.
Finalmente, llegó la hora del banquete. Las mesas se llenaron de delicados manjares y los invitados comenzaron a disfrutar de la cena. Pero en la mesa principal, la atmósfera era incómoda.
La tensión entre Jungkook y Jimin se transmitía a los demás, incluyendo a sus familias, los Jeon y los Park. La incomodidad era casi palpable, y todos parecían preguntarse qué estaba sucediendo detrás de escena.
—Hijo ¿podrías al menos comer un poco y dejar de jugar con tu comida? —murmuro la señora Park hacia su hijo.
—Al tener tan desagradable compañía... —miró de reojo a Jungkook quien estaba sentado a su lado—... se me ha ido el apetito por completo.
El pelinegro logró escucharlo, tenía unas enormes ganas de hablar con él pero esperaría hasta tener un momento a solas. Simplemente se limitó a quedarse callado y continuar con su comida que tampoco podía llevarse a la boca.
—¿Hay problemas, cierto? —susurro Kang Daniel mirando a su novia.
—Al parecer si, pero no se específicamente cuáles sean, aunque están afectado todo el evento, esto debe terminar pronto —respondió Jihyo.
—Querida hay que darles espacio y no deberíamos de especular, lo que deberíamos hacer como los familiares principales de los anfitriones es mejorar el ambiente —agregó la tía Hesu con una dulce sonrisa.
En medio de la elegante celebración, un fotógrafo experto se movía con discreción, capturando cada instante especial de los invitados. Con una sonrisa profesional, se acercó a la mesa principal, donde los prometidos, Jimin y Jungkook, se sentaban.
Su objetivo era inmortalizar los momentos más significativos de la pareja y sus seres queridos. Con una mirada atenta, evaluó la composición de la escena, buscando el ángulo perfecto para la foto.
—Disculpen, por favor —dijo, interrumpiendo momentáneamente la conversación—. Permítame tomar una foto a los prometidos, sonrían para mi, me gustaría capturar un recuerdo especial de este día tan importante para ustedes. —apuntó con su cámara a Jimin y a Jungkook, pero noto la lejanía entre ellos—. ¿Podrían acercarse un poco más? Tal vez el señor Jungkook pueda abrazar a su prometido.
Jungkook miró a Jimin de reojo, extendiendo su brazo para abrazarlo, pero el rubio rogaba en silencio que no lo tocara. Su mente gritaba: "No me toques, no me mires, no quiero tu cercanía, te quiero lejos".
Pero antes de que Jungkook pudiera si quiera acercase, Junghyung de pronto comenzó a toser descontroladamente, pidiendo ayuda con desesperación.
—¡Junghyung! ¿Qué te pasa querido? —la tía Hesu a quien tenía a su lado lo miró preocupada, el adolescente sujetaba su garganta, intentando hablar, pero sus palabras se ahogaban en una tos seca y dolorosa. Su rostro palidecía, y sus ojos se llenaban de pánico—. Se está ahogando... ¡Ay, Dios! ¿Qué debo hacer? —gritó Hesu, buscando ayuda desesperadamente.
—¡Mi hermano se ahoga! —gritó Jihyo, levantándose de su lugar asustada.
—¡Yo lo ayudaré! —exclamó Jimin, acercándose rápidamente.
Con movimientos precisos y firmes, abrazó a Junghyung por detrás y colocó sus manos en un puño justo debajo de su esternón. Con una presión controlada, realizó la maniobra de desobstrucción.
Finalmente, el hueso se desatascó de la garganta del menor, quien tosió débilmente, expulsando el objeto.
—¿Cómo te sientes, Junghyung? —le preguntó, aliviado, mientras lo sostenía con cuidado.
El chico asintió débilmente, aún recuperándose.
—Estoy... bien —susurró, su voz ronca—. Solo me siento, un poco... mareado.
—No te preocupes, vamos te llevaré a descasar a una habitación, sujétate de mi —se colgó un brazo del menor en su cuello y trato de levantarlo.
—Déjame ayudarte —Jungkook lo ayudó colgándose el otro brazo en su cuello. Ambos lo ayudaron a caminar hacia una habitación acompañados de Hesu y de Jihyo que aún seguían preocupadas.
Una vez que Junghyung estuvo fuera de peligro, recostado en una habitación con su hermana y tía, la preocupación se disipó. Jungkook y Jimin salieron de la habitación, listos para regresar al evento.
El silencio entre ellos era pesado, pero Jungkook se armó de valor para romper el hielo.
—Jimin... —verbalizo suavemente, deteniéndose en el pasillo.
Jimin se volvió hacia él, su mirada interrogativa.
—Gracias... por salvar a mi hermano —continuó, su voz llena de sinceridad, y también de nerviosismo.
Jimin asintió brevemente, su expresión endurecida.
—No había otra opción —respondió, su voz baja.
Jungkook dio un paso adelante, su corazón latiendo más rápido.
—Jimin, por favor, permíteme explicarte qué fue lo que sucedido, necesitamos hablar —pidió, su tono firme pero gentil.
La tensión entre ellos era palpable. Jimin lo miró, indeciso, pero no se negó.
—Se que en este momento seguramente debes pensar lo peor de mí, y en cierta parte tal vez estes en lo correcto, pero déjame al menos tratar de arreglar esto que es tan importante para mí —habló con una voz llena de desesperación, y ojos socorros.
El rubio resopló.
—¿En serio lo es, Jungkook? —cuestionó—. Volviste a ir detrás de ese lunático como su perro faldero, engañándome y dejándome aquí solo para luego humillarme frente a todos ¿eso es toda la importancia que le das a esto? —río de manera irónica—. Basta, estoy cansado de esto, simplemente quiero que te alejes de mi y dejes de confundir mis sentimientos por favor.
—Jimin pero yo...
—Dije que basta —espeto, con sus ojos cristalizándose—. Pensé que entre nosotros estaba naciendo algo hermoso y genuino... pero luego nuevamente me das la espalda para mirar a Taehyung ¿por qué Jungkook? ¿Por qué me haces esto? ¡Dime! ¿Qué carajo te he hecho yo para que me traiciones de esta manera? —una amarga lágrima se escurrió por su mejilla.
—Jimin yo quiero... —intento acercarse pero el rubio se alejó evitándolo.
—¿Tú quieres que? Decídete Jungkook, solo dime a quien quieres y déjame vivir en paz, ¡deja de ser tan egoísta! —se limpió las lagrimas, aunque estaban seguía escurriendo—. Si tú quieres irte con Taehyung entonces vete, pero entonces déjame ser feliz por mi cuenta.
—Eso no —objeto—. No quiero que te vayas, quiero que continúes a mi lado.
—¡Lo ves! ¿Entonces por qué te fuiste a ver a Taehyung a mis espaldas? —otra lágrima se deslizó por su rostro—. Ya basta, te lo pido... ¿qué es lo que quieres? ¡Dímelo ya Jungkook!.
—¡Yo te quiero a ti!
—¡¿Me quieres a mi, dices?! —cuestionó, soltó una risita sin gracia—. Te concedí una oportunidad y la desaprovechaste, ¿todo por qué? ¿Sexo, placer? ¡Entonces lárgate a buscar eso! Yo me harté.
Jimin intentó alejarse, pero Jungkook reaccionó rápidamente, sujetándolo de la mano. Su agarre fue firme, pero el rubio logró zafarse enseguida.
—¡No me toques! ¡Aléjate de mi maldito mentiroso!.
—¿Mentiroso? Jimin yo no...
—¡Si eso es lo que eres! ¡Un asqueroso mentiroso! —lo empujó enojado—. ¡Mentiroso! ¡Aléjate de mi! ¡Mentiroso! —lo volvió a empujar y luego comenzó a golpear su pecho sin dejar de llorar—. ¡Te odio! ¡Tomaste lo que quisiste de mi y luego me abandonaste! ¡Mentiroso, mentiroso, mentiro...!.
—Jimin basta, ya basta, cariño por favor —Jungkook lo abrazo logrando detenerlo sus golpes, lo pego a su pecho—. Lo siento, sé que piensas que soy un mentiroso pero no es así, solo déjame explicarte...
—¡Explicarme! ¡¿Que?! !¿ah?! —se alejó de él volviéndolo a empujar—. ¿Que te fuiste a revolcar con ese cualquiera después de que hiciste el amor conmigo? Todo está muy claro, no hace falta explicación.
—¡No Jimin no! Déjame que te explique, te lo pido. —rogó—. No fui a acostarme con Taehyung, él me llamó en la madrugada porque... intento suicidarse, más bien me chantajeo con eso para que justamente esto sucediera. No pude llamarme porque mi celular se quedó sin batería, pero de verdad iba a hacerlo.
—¡Ja! ¿Y quieres que yo te crea eso?.
—Jamás mentiría con algo así —lo miró a los ojos, sus pupilas llenas de sinceridad—. Tuve que llevarlo al hospital, y una vez él consciente hablamos, le dije que nuestra aventura se había terminado porque yo te...
—¡Ni te atrevas a decir que me amas porque no es así, yo lo sé! ¡Tú me quieres volver a engatusar con tus mentiras! ¿Pero sabes qué Jeon Jungkook? ¡Se acabo! —vociferó—. No quiero volverte a ver en mi vida, no me importa que excusa des, la boda se terminó, al igual que el contrato. Después te haré llegar mi solicitud de renuncia a la empresa.
—Por favor Jimin escúchame, cree en mi te lo pido —rogó Jungkook, su corazón latiendo con fuerza, de miedo y angustia.
—¡No ya no más! No lo volveré hacer nunca más porque siempre termino de la misma manera y ya me harté. —nuevamente las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas de forma abundante—. Realmente te creí esta vez, te entregué mi alma y mi cuerpo, y nuevamente a ti no te importo...
—Jimin amor por favor...
—No me llames así, yo no soy tu amor, pero el si lo es... y es horrible darse cuenta que siempre fui el otro hombre.
—Estas equivocado, tú no eres el otro hombre, Taehyung si lo era. Jimin mírame, escúchame te estoy hablando con la verdad —Jungkook se lleno de desesperación, a cada momento sentía más lejos a Jimin—. Lamentó no haberte dicho en ese mismo instante, pero comprende pensé que realmente se estaba suicidando, pero cuando él mismo me confesó que fue un chantaje ahí fue cuando llegue a mi límite, todo se ha terminado, le dije que yo te pertenezco, que yo te amo a ti.
—No te atrevas hablarme de amor, porque dudo que sepas que es Jungkook, y si me amas como dices... déjame ir, me haces sentir miserable ¿no lo ves?. —aclaró su gárgara y limpio su mejillas. Su mirada evitó la de Jungkook, ocultando el dolor y la confusión que sentía.
Jungkook se quedó parado, su mano aún extendida, como si esperara que Jimin regresara. Su rostro reflejaba la desesperación y la tristeza.
—Jimin, por favor... —repitió, su voz apenas un susurro.
Pero Jimin ya se había ido, dejando a Jungkook solo en el pasillo, con más preguntas que respuestas.
Una vez finalizado el evento, los invitados comenzaron a despedirse y partir. Las familias Jeon y Park, respetuosas, decidieron no intervenir en la tensa situación entre Jungkook y Jimin. Aunque estaban preocupados, consideraron que era un asunto personal.
—Cuídense, nos vemos pronto —dijo la tía Hesu, besando a Jungkook en la mejilla.
—Gracias, tía —respondió Jungkook, forzando una sonrisa.
Los Park se despidieron también y se fueron, dejando a Jungkook y Jimin solos en el salón silencioso y casi oscuro. La atmósfera era pesada.
Por un momento, se miraron a los ojos, y el dolor y la tristeza se reflejaron en sus rostros. La tensión era casi insoportable.
Jimin desvió la mirada, su corazón latiendo con tristeza. Cogió su maleta y comenzó a caminar hacia la puerta.
—Jimin —lo llamó Jungkook deteniéndolo—. Te pido que pienses en lo que te dije, que creas en mis palabras y en el amor que siento por ti. Esto me duele tanto como a ti.
El rubio se limitó a responder y simplemente se marchó, dejando a Jungkook sumido en la desesperación. El silencio era ensordecedor. Jungkook se quedó parado, inmóvil, viendo cómo Jimin se alejaba.
Por primera vez en su vida, sintió que su corazón se rompía en mil pedazos debido al amor. La ironía lo golpeó con fuerza: siempre había creído que los hombres que se desvivían por su pareja eran débiles, pero ahora él era uno de ellos.
Las lágrimas fluían libremente por su rostro, y Jungkook no intentó detenerlas. Se dejó llevar por el dolor, admitiendo su vulnerabilidad.
—¿Qué he hecho? —se preguntó, su voz temblorosa.
Su mente repasó los momentos compartidos con Jimin, los errores cometidos y las oportunidades perdidas. La culpa lo consumía. «¿Es el fin?» se preguntó, su corazón en un callejón sin salida. La distancia entre ellos parecía insalvable.
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