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veinte.

· • —– ٠ 13 de octubre ٠ —– • ·

—Feliz cumpleaños a ti~, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños querido Jimin~, feliz cumpleaños a ti...

Jimin escucho una suave voz entre sus sueños al estar durmiendo plácidamente envuelto en múltiples cobijas tal como un taco, el frío aumentaba al pasar de los días y la calefacción no era suficiente.

—Hey, buenos días cumpleañero —nuevamente escucho la suave voz baja llamándolo—. Habré los ojos, anda.

El rubio lentamente comenzó abrir sus pequeños ojos y enfocó a la persona que se encontraba frente a él. Era Jungkook sosteniendo un pequeño pastel círcular, decorado con fresas y una vela en el medio.

—¿Jungkook? ¿Qué es esto? —se sentó en la cama, sacó sólo sus brazos de las cobijas para poder tallar sus ojitos.

—Es tu pastel de cumpleaños, hoy es trece de octubre ¿estás feliz?, lo pedí pequeño para que sólo tú lo puedas disfrutarlo, y supuse que te gustaban las fresas ¿te gustan? Porque si no entonces podemos cambiarlo.

Jimin sonrió completamente enternecido para después acercarse y abrazar al pelinegro.

—Si me gusta, estoy feliz —le hizo saber. Se separaron y Jungkook se sentó junto al él en la cama—. No debiste, es tarde deberías estar en la compañía.

—En este momento la compañía no importa, es tu cumpleaños y yo decidí que quería festejarlo contigo —respondió y entonces sacó unos fósforos del bolsillo de su pantalón y encendió uno para encender la vela del pastel—. Ahora, pide un deseo y sopla —cargo el pequeño pastel acercándolo al rubio.

Jimin cerró sus ojos y sonrió mientras pedía su deseo en su mente, segundos después abrió de nuevo sus ojos y sopló la vela.

—Bien hecho, ahora, si quieres puedes comerlo en el desayuno, ¿con café o chocolate? —enarcó una ceja Jeon.

—La pregunta ofende.

—Ya lo sabía, lo llevaré abajo y esperaré a que estés listo para irnos juntos a la compañía ¿te gusta la idea? —le preguntó y Jimin asintió, luego se levantó con el pastel en las manos—. Bien, me voy ahora.

—Jungkook —lo detuvo de pronto Jimin—. ¿Quieres saber que fue lo que desee?.

—Se supone que eso no puede decirse ¿no es así?, aunque sinceramente... si me gustaría —nuevamente tomo asiento mirando a su prometido—. Si tú quieres decírmelo está bien.

—Yo desee que... ambos fuéramos felices, que nada nos perturbará, y que sólo existiera la alegría en nuestras vidas —dijo sonriendo con dulzura.

—Que encantador, no te preocupes, yo también me encargaré de que tu deseo sea cumplido. —murmuro Jungkook al tiempo que alargaba su mano hacia el rostro del rubio, colocándola en su mejilla para acariciarla con su dedo pulgar mientras lo miraba con una sonrisa—. Eres tan bueno para ser verdad Park Jimin, siento que mi corazón va a explotar.

—Yo también siento lo mismo —las mejillas de Jimin se colorearon de carmesí. Lentamente fueron acercándose para formar un casto beso, movieron su labios lentamente y con suavidad mientras sentía una electricidad recorrer sus cuerpos.

Al separase se volvieron a mirarse a los ojos en silencio, hasta que Jungkook se volvió a levantar con el pastel.

—Ahora iré abajo, no tardes por favor.

—Nada, lo prometo.

Al estar Jungkook fuera de la habitación, Jimin enloqueció de amor, agitó su cuerpo lleno de emoción y de sentimientos encontrados, parecía un niño pequeño festejando y dando saltitos de pura alegría, tocó sus labios sintiendo aún los de su prometido. En ese momento se sentía en las nubes y no habían poder humano que lo pudiera bajar, su corazón no podía con tanto, era simplemente... feliz.

—Podemos después ir a cenar algo, lamento que no pueda dedicarte el día entero pero tengo mucho trabajo que hacer, empezando con las juntas publicitarias —menciono Jungkook mientras caminaba junto a su prometido tomados de las manos, hacia la entrada de su empresa.

—No te preocupes, lo entiendo, yo tengo que hablar con el chef para confirmar cuando estará en Busan para realizar el banquete —replicó Park—. Podemos ir a cenar en la noche como dices, eso me gustaría. ¿No te emociona? La preboda será este domingo, solo dos días, ciertamente estoy nervioso.

—Lo se yo también. Nunca te lo dije pero, realmente agradezco todo el esfuerzo que haz puesto en planificar nuestra preboda, me hace muy feliz que te emocione y aunque sea cansado pongas entusiasmo en cada cosa, gracias —se detuvieron para mirarse a los ojos, y así poder darse un tierno beso, pero antes de que pudieran dárselo una persona interrumpió el momento.

—¡Jefe! Secretario Park, buen día —un hombre que parecía haber corrido un maratón se presentó frente a ellos haciendo una reverencia, con la respiración agitada—. Jefe que bueno que ha llegado, tiene que subir ahora.

—¿Qué está sucediendo? —arrugó la frente.

—En la línea hay un publicista, dice que teme que la junta debe recorrerse un poco más tarde debido a qué hay un error de cálculos —explico, nervioso.

—Agh, por dios —resopló el pelinegro haciendo una mueca de disgusto—. Bien vayamos arriba. Jimin ¿te veo en la noche, entonces?.

El rubio asintió—. Si, no te sobre exijas demasiado ¿bien? Llámame si necesitas ayuda con algo.

—No te preocupes, disfruta tu día y también llámeme por cualquier cosa. Hasta entonces.

—Hasta entonces. —Jimin soltó un suspiro, se giró sobre sus talones y volvió al auto. El chofer le abrió la puerta—. Jackson tengo que ir a un lugar ¿crees que puedas llevarme?.

—Desde luego joven Jimin, ese es mi trabajo, por favor entre.

—Gracias.

[...]

El día de Jimin se resumió en escuchar a un hombre italiano el cual al mismo tiempo es un chef, gritar regañando a sus cocineros en el mismo idioma. Park estaba aburrido, las horas pasaban y en ese momento solo quería irse, pero solo debía revisar un platillo más para poder ser libre.

—Esto es lomo de cerdo con salsa de cacahuate y especias —el chef dejó el plato en la mesa frente al rubio.

Su olor era delicioso, lo tocó con el tenedor y se sentía bastante bien la consistencia. No lo probó pues estaba lleno, había probado tantos platos que incluso en esas horas había desayunado, comido y cenado al mismo tiempo, así que simplemente dio su aprobación.

—Está muy bien, agrégalo también. —le dijo—. ¿Es el último? Ya es tarde y tengo que volver con mi prometido.

—¡Oh si si! Es el último ¿no va a probarlo?.

—No, estoy satisfecho, no creo que pueda caberme un bocado más —rió con tímidez—. Pero realmente huele delicioso y se nota el arduo trabajo, además todos los platillos fueron deliciosos, así que dudo que este no fuera la excepción. Se lo agradezco —Jimin se levantó e hizo una reverencia al igual que el chef.

—No hay de que, es un placer complacerlo. Seguramente estaré en Busan con mis cocineros mañana por la mañana, llevaremos todo lo necesario y seguiremos trabajado duro para que la comida de la recepción de su preboda y boda sea fantástica.

Jimin le brindó una amigable sonrisa, con gratitud.

—Muchas gracias. Ahora me voy, hasta pronto —ambos volvieron hacer una reverencia y luego Jimin se fue.

El día de Jungkook también se resumió en escuchar los gritos de tres hombres peleándose, la junta de publicidad se había efectuado, pero esta no estaba saliendo nada bien. Todos los demás hombres en la sala esperaban a que los tres tipos dejaran de discutir por cualquier cosa interrumpiendo la exposición. Jungkook miraba su reloj y ya era muy tarde ¿a donde se supone llevaría a Jimin a cenar a las once y media de la noche?.

—¡Te dije que debía ser azul! —regaño un hombre.

—¿Qué hay de malo con el rojo? —le contesto uno.

—Hubieran escogido entonces morado —agregó el otro.

Finalmente todos terminaron por agotar su paciencia.

—Caballeros —exclamó Jungkook llamando su atención, su voz profunda y escalofriante—. Lamento interrumpir su desinteresada discusión, pero mi tiempo se ha agotado y también mi paciencia, debo de retirarme ahora —se levantó y todos los hombres en la mesa también lo hicieron respetuosamente—. Si quieren tener otra oportunidad contacten a mi secretario, pero dudo que la acepte, este fue un trabajo realmente mediocre.

Y sin nada más que decir salió de la sala de conferencias para ir directamente a su oficina donde se encontró con Jimin dormido en el sofá cubriéndose con su abrigo. ¿Cuanto tiempo llevaba allí? Seguro mucho, el suficiente para quedarse dormido. Jungkook se sintió mal, se acercó al rubio y se hincó en el suelo para quedar a su altura, le acarició el rostro logrando despertarlo.

—¿Jungkook?, lo siento me quede dormido —se incorporó sentándose, tallo su ojito y bostezo—. ¿Haz terminado?.

—Discúlpame por favor —ofreció enseguida Jungkook—. Hoy es tu cumpleaños y lo único que hice fue trabajar, y ya es demasiado tarde para ir a cenar, lo siento Jimin.

—¿Por qué te disculpas? Yo lo entiendo, podemos hacer algo después, tal vez mañana pasar el dia juntos ¿te gustaría? —se inclinó y acuno el rostro de su prometido en sus manitas, sintiendo como agitaba la cabeza diciendo si—. Estoy feliz no te preocupes, incluso solo con el detalle de la mañana estoy satisfecho —le sonrió.

Jungkook también sonrió y entonces se acercó para besar los carnosos labios rosados del rubio dulcemente.

—Realmente eres como un ángel, Park Jimin —murmuro. Se levantó y alargó su mano hacia él—. ¿Nos vamos?.

Jimin sujeto su mano y entrelazó sus dedos.

—Sip, vamos.

[...]

Jimin y Jungkook subieron a su Mercedes negro y se dirigieron hacia su hogar. Mientras avanzaban, Jimin se sumergió en la contemplación de la noche de fin de semana en Gangnam, una zona exclusiva que antes solo había visto en sus sueños. Ahora, sin embargo, era su realidad, y vivir en una mansión era un lujo que aún no se había acostumbrado.

Su mirada se detuvo en un club nocturno que llamó su atención. Desde afuera, el ambiente parecía electrizante, y Jimin no pudo contener su emoción. Se comportó como un cachorro excitado, sacando la cabeza por la ventana y meneando el cuerpo con entusiasmo. Jungkook notó su reacción y sonrió.

—¿Te gustaría que pasáramos un rato? —le preguntó, ya sabiendo la respuesta.

—¿Podemos? —Park volteó a verlo con una sonrisa de oreja a oreja.

—Si no estás tan cansado...

—No en lo absoluto, mi batería está a la mitad, suficiente para divertirme —contesto muy confiado, y listo para salir—. Además todavía es mi cumpleaños.

—Bien, entonces hay que encontrar un lugar para aparcar el auto —Jungkook giro el volante adentrándose a la calle donde se encontraba el club, llamado por supuesto la atención de todos los individuos, traer un mereces tan impresionante solo significa una cosa: persona adinerada.

Enseguida el valet parking se acercó para abrir la puerta del conductor, Jungkook salió, le entregó las llaves y luego rodeó el auto para así abrirle la puerta a Jimin.

—¿Por que todos nos miran? —bajo la cabeza apenado el rubio caminando a un lado del azabache quien sonreía con aires de grandeza.

—Porque además de ser una pareja apuesta, somos millonarios, acostúmbrate ser de clase alta siempre eso siempre va a atrae miradas —respondió, con seguridad.

Sin hacer cola, Jimin y Jungkook se acercaron a la entrada del club. El cadenero, sin vacilar, les permitió el acceso inmediato. Las puertas se abrieron y ambos entraron en un mundo de lujo y diversión.

El interior del club era impresionante. La música pop electrónica resonaba en cada rincón, mientras las luces de colores, algunas con texturas innovadoras, creaban un ambiente hipnótico. Jungkook se volvió hacia Jimin, cuyos ojos estaban bien abiertos de asombro. Era evidente que nunca había estado en un lugar así.

—Estás disfrutando? —preguntó Jungkook con una sonrisa.

Jimin asintió con la cabeza, aún en silencio, absorbiendo la energía del club.

—¡Disculpa! —interceptó Jungkook a un mesero—. Quiero comprar una mesa para dos, por favor.

—Claro siganme por favor —rápidamente los dirigió—. La mesa incluye tres botella y barra libre, el precio sería 193mil wones ¿cobro al salir o...?.

Jungkook sacó su black card y se la entregó al tiempo que se sentaba en la mesa junto a Jimin. El chico la tomó con cuidado y enseguida les cobro, luego le entregó devuelta la tarjeta y salió casi corriendo por las botellas.

—Me siento un poco extraño —confesó Jimin diciéndole al oído al pelinegro un poco fuerte debido a la música.

—¡¿Por qué?! —le contesto.

—¡Jamás creí que vendría con mi jefe a un lugar así! —rió con timidez, encogiendo los hombros.

—Tampoco te imaginaste que nos casaríamos, así que de ahora en adelante cree en lo imposible —replicó con una sonrisa.

Jimin asintió, tal vez y solo tal vez desde ahora todo lo que veía imposible se podría realizar, sus esperas había crecido un poco más.

Las botellas llegaron, una de vodka, una de whisky y una de lo que parecía ser tequila, el mesero les dejó dos vasos y la carta de cócteles, luego se fue.

—¡Bueno, bebamos! —dijo Jungkook abriendo la botella de tequila.

—¿Tequila? —preguntó el rubio sorprendido—. He escuchado que ese tipo de alcohol es muy fuerte .

—Para nada, solo tomaremos dos shots y luego nos serviremos otro trago —sirvió el líquido cafezoso en dos vasos de vidrio pequeños, uno se lo quedó él y el otro se lo entregó a Jimin—. ¿Listo?.

—Pero no deberías beber mucho, vas a conducir Jungkook —se preocupó.

—Descuida, ni el alcohol más fuerte a logrado tirarme, soy como una roca. Anda, es tu cumpleaños solo disfruta —lo animo.

El rubio lo dudo por un segundo, pero luego entro en cuenta que estaba en un club y venía a divertirse, así que sin más asintió y ambos se tomaron el shot al mismo tiempo, el líquido quemó sus gargantas y les causó un escalofrío por todo el cuerpo.

Enseguida Jungkook sirvió el segundo y se lo volvieron a tomar de una sola. Su cuerpo se sintió un poco caliente.

—Es fuerte ¿verdad? —le preguntó el pelinegro, mientras vertía un poco de jugo de frutas en otros vasos más grandes con hielo.

—Lo es, pero sabe bien, aunque quema bastante —respondió Jimin con una risita.

—Eso es verdad —sirvió el vodka, casi dos onzas—. Aquí tienes, esto es algo leve, para que lo tomes con moderación y lo disfrutes.

—Está bien —lo probó—. Mmm, es rico, la combinación es buena —sonrío. De repente, la música captó su atención y Jimin se levantó de un salto—. ¡Por Dios, me encanta esta canción! —exclamó, tomando la mano de Jungkook—. ¡Vamos a la pista de baile, por favor!.

—No no, ve tu, te veré desde aquí.

—Por favor, hazlo por mi, vamos.

Jungkook se resistió al principio, pero las súplicas de su prometido lo hicieron ceder. Bajaron a la pista de baile, donde la multitud bailaba al ritmo de la música. El suelo era un mosaico de luces que cambiaban de colores, como en una discoteca.

La canción que sonaba en ese momento era "Cold Heart". Jimin se dejó llevar por la música, moviendo su cabello, manos, pies y caderas al unísono. Su sonrisa y energía eran contagiosas, y Jungkook no pudo evitar seguirlo a su modo.

Mientras bailaban, Jungkook descubrió que Jimin sabía bailar de maravilla. La sonrisa de Jungkook se amplió al ver la alegría de su prometido, y se sintió más confiado para acercarse a él con más energía.

And i think it's gonna be a long long time, 'til touchdow brings me 'round again to find, i'm not the man the think i am at home oh no no no —el rubio tomo una de sus manos y se dio una vuelta. El tequila más el vodka ya habían hecho efecto, y su confianza era irreconocible.

And this is what i should have said... well, i thoungt it but i kept it hid —pero Jungkook no se quedó atrás, las bebidas también habían hecho efecto en él y ahora hasta la canción se sabía.

Después de bailar sin parar durante toda la canción, Jimin y Jungkook regresaron a su mesa, aún envueltos en el éxtasis del momento. Con una sonrisa persistente y una ligera ebriedad, reanudaron su velada.

Conversaban con la facilidad de dos amigos de toda la vida, intercambiando risas y bromas. Cada palabra era una celebración, cada gesto una expresión de felicidad. Brindaban con su cóctel, sus ojos brillando de alegría, mientras la noche se desplegaba como un tapiz de momentos inolvidables.

—Realmente esto sabe bien —Jimin termino su mojito y dejó su vaso en la mesa—. ¿Te gusta tu trago?.

—Es fuerte, pero me gusta también —contesto Jungkook luego de beber de su long island.

—Woah hace calor —intento soplar un poco de aire con sus manos sin mucho logro.

—Toma esto te lo quitará un poco —Jungkook tomo un hielo de la hielera y se lo metió en la boca al rubio, pero se detuvo allí, lo miro a los ojos y luego miro sus carnosos labios en los cuales seguían sus dedos, deslizó estos con lentitud, un apetito se presentó—. Chúpalo.

—¿Qué? —se sorprendido, miro a Jungkook con los ojos abiertos un poco de más, pero se relajó al notar como los delgados del pelinegro se entreabrían con deseo, mientras miraba sus labios hambriento, asi que también Jimin lo hizo—. Hace más calor de pronto ¿no lo crees?.

El rubio ser acercó peligrosamente. Jungkook perdía poco a poco la poca cordura que le quedaba.

—Jimin yo... joder tus labios son tan suaves y carnosos, son un manjar —relamió sus labios, preparándose—. Desde ahora los quiero solo para mi —se acercó rápidamente, pero Jimin se alejó enseguida.

—Jungkook estamos ebrios, demasiado como para no acordarnos de esto mañana —su corazón latió con fuerza al sentir el peligro de un beso—. No quiero que esto...

Lo interrumpió—. ¿No quieres que esto qué? ¿Sea un error? Nada de lo que sucede contigo es un error, te anhelo con todas mis fuerzas. Y no estoy ebrio, como una roca ¿recuerdas? —tomó de la nunca al rubio y lo volvió acercar a su rostro, lo suficientemente como para hacer rozar sus labios—. ¿Es que acaso tú no quieres? Vamos a casarnos muy pronto y no sería la primera vez que nos besamos.

—Claro que quiero, pero siento esto diferente.

—Tranquilo... solo bésame.

Dicho esto, Jimin no lo siguió pensando más y simplemente se lanzó a besarlo, Jungkook abrió su boca para dejar entrar su lengua y así ambas comenzaron una guerra dentro de su cavidad. El azabache lo tomó de la cintura y lo jalo.

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