tres.
· • —– ٠ Ultimátum ٠ —– • ·
Jungkook se sentó frente a su padre, notando la seriedad en su rostro. El hombre de edad mayor, lo había convocado a una reunión en su despacho, entonces comenzó a hablar, su voz firme y autoritaria.
—Jungkook, hay algo importante que debemos discutir. Quiero que sepas que, después de mi jubilación, automáticamente deberías ser nombrado como presidente de las empresas Jeon. Aunque he decidido poner condiciones para obtener ese puesto.
Jungkook se sorprendió, su confusión y frustración evidentes.
—¿Condiciones? Padre, pero... no crees que estás siendo un poco injusto. Me he dedicado toda mi vida a construir el camino hacia mi nombramiento como presidente y lo sabes, yo lo merezco sin ninguna condición.
Su padre se inclinó hacia él, su mirada intensa y acusadora.
—Sere directo contigo Jungkook. Quiero saber si algún día me darás nietos que sigan con nuestro linaje. Quiero un sucesor, el marido bueno para nada de tu hermana aún no pude darle un hijo y tu hermano es demasiado joven, así que te pregunto Jungkook, ¿acaso puedo esperar algo de ti? Ya estás bastante maduro como para que ya sientes cabeza.
Jungkook se sintió atrapado, su ira y frustración creciendo.
—Padre, yo... no quiero casarme. No quiero tener hijos. Quiero vivir mi vida como la he estado viviendo hasta el momento ¿por qué no puedes aceptar eso?
Su padre se enfureció, su voz subiendo de tono.
—¡El linaje Jeon no morirá contigo! ¿Cuándo vas a casarte? ¿Acaso tienes algún pretendiente? ¿Estás cortejando a alguien? ¡Tú eres el primogénito, es tu deber!
Jungkook se levantó, su rostro rojo de ira.
—¡Es injusto, padre! ¡Me estás chantajeando! ¡No puedes obligarme a vivir una vida que no quiero!
Su padre también se levantó, su rostro igual de rojo.
—¡No me alces la voz! ¡Tú piensas que te heredaré todo teniendo esas ideas? Estás equivocado, no le daré mi imperio a alguien que no piensa continuar con mi linaje.
Jungkook recordó su sueño de dedicarse al arte y la pintura, su pasión que había sido aplastada por las expectativas de su familia y la crueldad de su crianza que mató todo.
—Yo no quería esto, padre. Yo ambicionaba... ¡pero tú me lo quitaste! ¡Me obligaste a renunciar a mis sueños!
Su padre se acercó a él, su voz baja y amenazante.
—Escúchame atentamente, Jungkook. Si esta noche en la cena no me das una respuesta, ve despidiéndote de ese cargo por el que tanto has trabajado. Por ningún motivo permitiré que arruines todo lo que yo he construido con sudor y sangre.
Jungkook sin nada más que poder increpar salió del despacho, ardiendo en furia y frustración, y se dirigió a su habitación. Jimin, su secretario, lo vio entrar de esa forma y se preocupó.
—Jefe, ¿está bien? ¿Algo malo ha sucedido?
—Prepárate Park, bajarás a la cena y te sentarás con nosotros en la mesa. —ordenó sin siquiera darle una explicación lo que había sucedido.
Sin pregunta nada más, Jimin solamente se levantó y buscó lo mejor que tenía en su equipaje, para acudir a la mesa, confundido pero dispuesto a acatar las órdenes a su jefe, como siempre.
La tensión en el comedor era palpable mientras la familia Jeon se sentaba a cenar. El banquete era impresionante, con candelabros, vajilla de plata y vinos refinados. Jihyo rompió el silencio.
—Padre, ¿te gusta el estofado? Lo ordené especialmente para ti.
—Sí, hija, es delicioso. Gracias —respondió su padre, sonriendo.
Junghyun, el menor de los hermanos, habló con emoción.
—Padre, conozco a una chica en mi clase. Es bonita y muy inteligente. Proviene de una familia adinerada. Quiero hacerla mi novia. ¿Qué te parece?
Su padre sonrió.
—Me alegra mucho, Junghyun. Cuando lo hayas logrado, tráela a la casa y preséntala a todos. Ansiamos conocer a las parejas de nuestra familia —miro de soslayo a su primogénito.
Jihyo volvió a hablar.
—Hablando de eso, si me lo permite mi hermanito Jungkook...
—No te lo permito, cierra la boca —interrumpió Jungkook, intentando comer, pero prefiriendo dar un trago a su copa de vino, para mantenerse en calma.
—Pues no me importa —dijo Jihyo, mirando a su hermano con mala cara—. ¿Cuándo conoceremos a tu pareja, Jungkook? Estás a punto de cumplir treinta años y ser nombrado presidente de las empresas.
Hesu, la tía, sonrió.
—Es verdad, cariño. Durante mucho tiempo te has mantenido trabajando y ajeno al amor. Deberías darte la oportunidad de conocer a alguien y, quién sabe, tal vez con un poco de suerte, logres casarte.
Jungkook puso los ojos en blanco y apretó los cubiertos en sus manos.
—Por los cielos, ¿cuándo dejarán de molestarme con eso? ¿De verdad les importa tanto que consiga un matrimonio?
Su padre lo miró fijo.
—Es lo necesario, Jungkook. El tiempo vuela y las oportunidades también. Como dice tu tía Hesu, deberías pensar un poco en el amor.
Jungkook rio entre dientes y miró su plato de comida, intentando no perder los estribos.
—Ustedes son increíbles. Toda la vida siempre presionándome para que me case, pero lo único que lograrán es asquearme del tema.
—Ya cásate, Jungkook, así dejarás de ser tan jodidamente amargado. —Junghyun agregó y su hermano mayor lo asesino con la mirada.
—¡Junghyun! No te permito hablar de esa forma en la mesa, y menos hablarle así a tu hermano mayor. Compórtate. —su padre lo regañó.
Jihyo se recargó sobre sus codos en la mesa y miró a Jimin.
—Me gustaría conocer a tu invitado, Jungkook. Nos has tenido con el misterio toda la tarde y ahora está sentado en nuestra mesa. Debe presentarse, es debido.
Jimin había intentado mantenerse callado y pasar desapercibido durante la cena, pero la tensión en el aire era palpable e imposible de ignorar. Jihyo tenía razón, debía desobedecer por primera vez a su jefe y hablar. Con una sonrisa nerviosa y un corazón acelerado, Jimin se levantó de su lugar y comenzó a hablar.
—Mucho gusto —hizo una reverencia, su voz temblorosa—. Mi nombre es Park Jimin, y soy el secre...
Pero antes de que pudiera terminar, Jungkook lo interrumpió, su voz firme y decidida.
—Es mi prometido —anunció, dejando a todos en la mesa perplejos y con la boca abierta.
Jimin se sorprendió, su rostro pálido y sus ojos abiertos de par en par. Se sintió como si hubiera recibido un golpe en el estómago, sin aire para respirar.
—¿Qué? —exclamó, su voz apenas audible.
Jungkook se levantó y se puso a un lado de Jimin, dándole un beso en la mejilla y abrazándolo por los hombros. Su sonrisa era radiante, pero Jimin podía ver la tensión en sus ojos.
—¡Sorpresa, familia! Jimin y yo nos vamos a casar —exclamó, intentando sonar convincente, pero Jimin podía sentir la mentira en sus palabras.
La reacción de la familia fue de shock y sorpresa, pero Jungkook continuó sonriendo, como si nada fuera mal. Junghyun festejó, riendo y palmoteando.
—¡Lo sabía! Daniel, dame esos diez mil wones, anda.
La tía Hesu y Jihyo salieron de sus lugares para felicitar a los novios, emocionadas pero también aún asimilando todo. Y Jimin seguía en shock, sin saber qué decir o hacer. Se sentía como si estuviera viviendo una pesadilla.
—Pero yo... ¿Jefe? —miró a Jungkook, confundido y con lágrimas en los ojos.
—¿Por qué me dices jefe, amor? ¿Todo está bien? ¿Te sientes bien?.
Jimin se sintió mareado, las voces de todos sonaban como un eco en su cabeza. Se sentía como si estuviera perdiendo el control, empezó a marearse de la nada.
—Yo... —intentó hablar, pero no pudo continuar. Se levantó y salió corriendo de la sala, con las mejillas abultadas y el rostro pálido.
La familia lo miró con extrañeza, pero Jimin no se detuvo. Necesitaba salir de allí, necesitaba aire. Se sentía como si estuviera ahogándose en una mentira.
—¿Tan rápido lo preñaste Jungkook? Eres genial. —mencionó Jihyo sorprendida.
—¿Qué dijiste? Por supuesto que no, yo no he preñado a nadie, deja de decir tonterías por amor a dios. —Jeon puso los ojos en blanco con una mueca.
[...]
El rubio corrió lo más rápido que pudo al baño de la habitación donde había estado toda la tarde trabajando con su jefe, o... ¿su prometido?. Allí comenzó a vomitar, no podía creer lo que estaba pasando, ni siquiera sabía con exactitud qué estaba pasando. Su cabeza daba mil vueltas con muchas preguntas.
Cuando terminó de vaciar toda la comida que tenía en el estómago, bajó la tapa del inodoro y luego la manija, y se quedó allí analizando lo que estaba sucediendo. Pero de pronto, al escuchar la puerta de la habitación cerrarse, estaba seguro de que era su... ¿nuevo prometido?. Así que rápidamente enjuagó su boca y salió del baño.
—Park, tenemos que hablar —dijo Jungkook, su voz frívola y despreocupada.
—Jefe, explíquenme qué es lo que está pasando —pidió Jimin, su voz llena de confusión.
—Te lo explicaré todo, pero antes siéntate y tranquilízate, ¿bien? —replicó él, sonriendo condescendientemente.
Ambos tomaron asiento sobre la cama, en el borde de esta. Jungkook comenzó a hablar, su voz llena de confianza.
—Principalmente, nadie puede enterarse de esto, así que espero completa discreción de tu parte, de lo contrario todo se irá a la mierda —sentenció, el rubio asintió nervioso—. Próximamente, mi padre va a jubilarse y yo seré nombrado como presidente de las empresas Jeon... eso, solo si me caso.
—¿Solo si se casa? ¿Por qué? —quiso saber Jimin, frunciendo el ceño.
—Para mantener el linaje, así que además de casarme, debo tener hijos también. Pero no te preocupes, Park, no te pediré que te conviertas en una ama de casa o algo así —le aclaro.
—Pero... yo no quiero tener hijos en este momento, yo no puedo casarme con usted, es imposible —se levantó, dándole la espalda—. Jefe, yo no... —comenzó a decir Jimin, pero lo interrumpió.
—Si puedes Park, esto se trata de mi futuro, y sé que la parte de tener hijos no es fácil incluso para mí no lo es. Pero si lo quieres, puedo pagarte mucho dinero, solo dime cuánto es lo que quieres y yo te lo daré. Ya sé —tomó los hombros del rubio y lo giró para mirarlo—. Hagamos un trato, tómalo como una propuesta laboral.
—¿Qué? ¿Está hablando en serio? —Jimin abrió sus ojos un poco más, impresionado por tal propuesta.
No podía creer que su jefe, el hombre que había estado admirando en secreto durante tanto tiempo, le estuviera ofreciendo un trato tan frío y calculador. Pero al mismo tiempo, no podía negar la emoción que sentía al estar cerca de él, al sentir su mirada intensa y su tacto en sus hombros, estar casado con él, tal vez y solo tal vez le proporcionaría algo de eso.
—Jefe, yo... —comenzó a decir Park, pero se detuvo, sin saber qué palabras utilizar.
—Vamos, Park, no seas tímido —insistió Jungkook, sonriendo condescendientemente. —¿Qué es lo que quieres? ¿Dinero? ¿Poder? ¿Fama? —preguntó, su voz llena de curiosidad.
Jimin se sintió tentado a decirle la verdad, a confesarle que lo que realmente quería era un poco de su atención. Pero sabía que eso era imposible, su jefe estaba muy alejado del amor o el aprecio hacia cualquier persona, solo estaba interesado en su beneficio personal.
—Yo... —comenzó a decir el secretario, pero se detuvo de nuevo.
—Vamos, Park, no te quedes callado —continuó Jeon, su voz un poco impaciente.
—Yo quiero... —hablo finalmente, tomando aire—. Yo quiero saber por qué me está haciendo esta propuesta. ¿Por qué me necesita a mí? Podría tener a cualquier chico que usted deseara.
Jungkook se rió, una risa fría y calculadora.
—Eres el mejor secretario que he tenido nunca, Park —respondió—Eres eficiente, inteligente y leal. Y además, le gustas a mi familia. —añadió, mirando al rubio con una mirada intensa—. Pero no te equivoques, Park. No te estoy haciendo esta propuesta porque te considere especial, estoy haciendo esta propuesta porque eres la persona más eficiente que haya conocido.
Esas última palabras fueron un golpe bajo, pero aún así, Jimin comenzó a considerarlo, con una chispa de esperanza.
—Yo... ¿puedo pensarlo? —preguntó nervioso.
—Puedes, pero solo hasta mañana, no hay tiempo —espeto—. Piénsalo, tú te casas conmigo y yo te daré todo lo que quieras, pronto descubrirás que esta es una oportunidad valiosa que cambiar tu vida para siempre.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro