trece.
· • —– ٠ El mocoso ٠ —– • ·
número desconocido
Hola Jimin, soy Namjoon! ((:
Me preguntaba si te gustaría salir hoy conmigo, podríamos ir a tomar algo, no lo sé un café tal vez.
Jimin miró su celular con desgana, los ojos aún hinchados por el llanto de la noche anterior. La pantalla iluminada parecía una intrusión en su dolor. Sin embargo, al ver los mensajes, una leve emoción se despertó en su interior.
Eran mensajes de Kim Namjoon, alguien que había estado en su radar hace un tiempo, pero a quien no había prestado mucha atención. Ahora, después de la conversación con Emma, Jimin comenzó a verlo de una manera diferente.
Hola Namjoon.
Claro, me encantaría, ¿nos vemos en la cafetería de la universidad a las diez?
Si, esta bien! Estoy emocionado, hasta ese momento <33
Jimin sonrió ligeramente, sintiendo una conexión que no había sentido antes. La idea de conocer mejor a Namjoon, de explorar la posibilidad de una relación con él, comenzó a tomar forma en su mente.
Con una nueva perspectiva, Jimin se sintió más ligero, más libre. La noche anterior había sido un punto de inflexión, un recordatorio de que no estaba condenado a sufrir por Jungkook. Podía elegir ser feliz, y tal vez Namjoon era el primer paso hacia esa felicidad, una posibilidad de un nuevo comienzo se abriera camino en su corazón.
Jimin se levantó, aún sumido en sus pensamientos. La ducha caliente ayudó a relajar su cuerpo, pero su mente seguía revolviendo los eventos de las últimas semanas. Se cambió y arregló, intentando encontrar algún sentido en la confusión que lo rodeaba.
Bajó a la cocina, buscando un momento de soledad para reflexionar. No tenía ganas de hablar con nadie, especialmente no con Jungkook. Se sirvió un té y se sentó solo, sumido en sus pensamientos.
Todo había sido tan irreal. Jungkook había parecido enamorarse de verdad, pero ahora resultaba que todo había sido una actuación. Las muestras de amor no habían sido solo palabras, sino actos. El beso... Jimin se estremeció al recordarlo. La forma en que Jungkook lo miraba, la forma en que su voz cambiaba al hablarle... era como si hubiera sido real.
Pero no lo era.
La puerta de la cocina se abrió y Jungkook entró, bañado y cambiado. Sus ojos se encontraron por un instante, pero Jimin desvió la mirada rápidamente, sin poder soportar la intensidad de su mirada.
Se centró en beberse su té, intentando ignorar la presencia de Jungkook. El silencio era ensordecedor, incómodo. Jimin podía sentir la tensión en el aire, como si estuvieran en una habitación sin oxígeno.
Jungkook se acercó a la cafetera y se sirvió una taza de café y se la bebió en silencio, mirando de vez en cuando de soslayo al rubio. Jimin se preguntó si debía irse en ese momento ya que odiaba la presencia de esa hombre, pero entonces...
—Jimin, debemos hablar —Jungkook rompió el silencio, su voz ligeramente tensa.
Pero Jimin no se molestó en prestarle atención. Siguió tomando su bebida, ignorándolo deliberadamente.
—Jimin por favor —rogó.
—¿De qué quiere hablar exactamente? —respondió secamente, sin levantar la vista.
Jungkook se acercó a él.
—De todo, de Taehyung, de ti, de mí, de nosotros...
Jimin se detuvo y lo miró, su expresión glacial.
—Corrección —objeto, su voz cortante—. No hay ningún "nosotros".
Jungkook frunció el ceño.
—Por favor, le pido que me deje terminar mi desayuno —continuó Jimin—. Tengo que salir a una cita.
Jungkook se puso rígido.
—¿Con quién?
Jimin se encogió de hombros.
—No es de su incumbencia.
—Claro que lo es, eres mi futuro esposo, tengo el derecho a saberlo. —insistió.
Jimin se rió, una risa seca y amarga.
—¿Eso cree? Soy su futuro esposo, pero no por motivos normales, sino por un contrato. Así que no, no tiene ningún derecho de entrometerse en mi vida privada.
—Pero al menos dame la oportunidad de explicarte, tenemos que hablar Jimin. —se acercó a él, su voz llena de urgencia.
Jimin puso los ojos en blanco y soltó un suspiro de frustración.
—No veo de qué, así que no, no hay nada de qué hablar.
—Sabes que si hay razón para hablar, tienes que escuchar lo que tengo que decir... —intentó seguir hablando.
Jimin perdió la paciencia.
—¡Por favor, basta! ¿Por qué no regresa con su amante y continúa revolcándose con él como lo había estado haciendo? Qué por cierto se le olvidó mencionarme.
Jungkook se puso tenso, su rostro ensombrecido.
—¿Él te dijo...? Mierda, realmente quiero que hablemos, necesito aclarar...
Jimin lo interrumpió bruscamente.
—Ya dije que no y basta.
—Pero Jimin...
Este se levantó de la silla, su voz firme.
—Dije basta.
La habitación se quedó en silencio, el aire cargado de tensión. Jungkook se quedó allí, mirando a Jimin con una mezcla de frustración y arrepentimiento.
—Solo respóndame algo, por favor —su mandíbula tensa y su voz llena de ira y desesperación—. ¿Saldrás con este maldito niño, verdad?
Jimin se detuvo en la puerta, su mirada helada.
—¿Y a usted qué más le da? —respondió—. Solo váyase a seguir follando con su amante y no se preocupe por mí.
Jungkook se puso rígido, su rostro ensombrecido.
—Además, Namjoon no es un niño —continuó Jimin—. Tiene la suficiente edad.
—Veinte. —masculló con ironía.
Jimin se encogió de hombros.
—La edad que tenga, con él me siento a gusto —le hizo saber—. Y no tengo por qué seguir dándole más explicaciones de lo que hago con mi vida y con quien. —lo miró con desprecio—. Hasta luego, jefe.
Se dio la vuelta y salió de la cocina, dejando a Jungkook solo con su furia y frustración. La puerta se cerró detrás de Jimin, y Jungkook se quedó allí, apretando los puños y conteniendo.
[...]
—Jimin, te noto... triste —murmuró Namjoon, mirándolo con preocupación—. ¿Está todo bien?
Jimin desvió la mirada de la ventana y se centró en el chico de piel morena sentado frente a él.
—¿Triste? —repitió—. No, amm, estoy bien, todo está... bien.
Namjoon frunció el ceño.
—¿Seguro? ¿Acaso tuviste problemas con tu prometido?.
—Así es pero... prefiero no hablar de esos temas cuando estoy contigo, lo veo como una falta de respeto y no te mereces eso. —le dio una sonrisa, con una tensión ligera.
Namjoon se acercó, preocupado.
—No tienes porque preocuparte, puedes contarme, lo único que quiero es...
—¡Ya dije que no Namjoon, no quiero hablar de eso! —exclamó, golpeando la mesa con el puño, asustando al chico. Pero se disculpó de inmediato—. Lo siento, yo no... lo siento tanto Namjoon. No era mi intención llegar a esto, lo lamento.
—No te preocupes, ahora veo que realmente no estás bien. —le brindó una suave sonrisa—Jimin, solo quiero ayudarte, apoyarte, pero si de verdad no quieres hablar de eso, lo respetaré.
Colocó su mano sobre la de Jimin, un gesto de apoyo y cariño. Se miraron a los ojos, en silencio, hasta que Jimin suspiro y habló.
—Jungkook es muy complicado, un día dice una cosa y al otro cambia completamente —platicó, su voz entrecortada—. Me lastima con todos sus actos y yo no sé qué hacer.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y su voz se quebró.
—¿Hablaste con él respecto a eso? Es decir, ustedes se van a casar y que en el compromiso no haya la suficiente comunicación es algo... alarmante.
Jimin se rió amargamente.
—Alarmante es toda esta situación, en el lío en el que me he metido. Soy un estúpido. —se cubrió el rostro con las manos y se soltó a llorar.
Namjoon lo abrazó, ofreciéndole consuelo.
—Jimin, tú me dijiste que lo amabas lo suficiente para no traicionarlo —le recordó—. Él... ¿él te ama de la misma manera? —quiso saber.
Jimin se quitó las manos del rostro, sus ojos llorosos y desconcertados.
No había respuesta. El contrato así lo dictaba. Pero su corazón decía que sí, que había pensado en amor, amor dedicado hacia Jungkook. Aunque era obvio que por su parte nunca hubo eso, y dolía mucho.
—Él no... él no me ama —susurró Jimin, casi inaudible, con una lágrima escurriéndose por su mejilla.
Namjoon se sorprendió ante esa declaración. Su corazón latió más rápido al escuchar las palabras del secretario.
—¿Y aún así vas a casarte con él? —preguntó, su voz llena de incredulidad—. Jimin, no puedes casarte con alguien que no siente amor por ti, es imposible —se inclinó hacia él, tomándole las manos y mirándolo fijamente—. Si él no te ama ni te hace feliz, otros podrán hacerlo —agregó, su voz llena de convicción—. Déjame...
—No... —comenzó Jimin, pero Namjoon lo interrumpió.
—Sí —insistió, su voz firme—. Jimin, me gustas —confesó sin rodeos, su mirada intensa y sincera—. Yo puedo hacerte feliz. Termina con tu compromiso y sé mi novio.
Jimin se quedó impactado, su rostro pálido y sus ojos abiertos de sorpresa. No sabía qué decir, no sabía qué sentir. La confesión de Namjoon lo había tomado por sorpresa, pero también había despertado algo dentro de él.
Se miraron durante un momento, el aire cargado de tensión y expectativa. Jimin podía sentir el corazón de Namjoon latiendo cerca del suyo, y su propia corazón comenzaba a latir con una nueva esperanza.
[...]
Taehyung salió de la ducha, envuelto en una toalla que había colocado en su cadera y con una sonrisa radiante en su rostro. Al entrar en la habitación, encontró a Jungkook sentado en el borde de la cama, sumido en sus pensamientos, mirando fijamente su celular sin percatarse de su presencia.
—¡Kookie! ¿Está todo bien, cariño? —llamó su atención, acercándose con pasos suaves y sentándose en sus piernas. Besó suavemente la mejilla de Jungkook, quien finalmente lo miró—. ¿En qué tanto piensas? —le preguntó, notando la preocupación en su rostro.
Jungkook se encogió de hombros.
—No es nada, solo estoy un poco cansado. He estado trabajando mucho últimamente y estoy exhausto —respondió, visiblemente incómodo.
Taehyung frunció el ceño, su mirada escudriñadora.
—¿Es eso? ¿O es que acaso hablaste con ese chico Jimin esta mañana? —inquirió, su tono de voz ligeramente enojado.
Jungkook se removió en su asiento.
—¿Hay algo de malo en eso? —preguntó, enarcando una ceja.
Taehyung no respondió, en su lugar, solo suspiró con impotencia.
—Lo quieras o no, Jimin es fundamental para mí. Gracias a él, lograré ser presidente de la corporación. Así que te pido que lo respetes —siguió Jeon, su voz ligeramente tensa.
—¿Esa es la verdadera razón, Jungkook? —preguntó, mirándolo fijamente, con su voz llena de escepticismo.
—Solo haz lo que te pido, por favor —le solicitó, evitando su mirada.
—Mmm, lo tendré en mente —mintió, sonriendo ligeramente. Se levantó de las piernas de Jungkook y recogió su ropa del suelo para comenzar a vestirse.
—Taehyung, ¿cuánto te quedarás? —le preguntó, volviendo a mirar su celular, impaciente, como si estuviera esperando algo.
Taehyung se ajustó el pantalón café claro de vestir mientras respondía.
—No lo he decidido aún, tal vez una o dos semanas. ¿Por qué la preguntas? —replicó, su mirada curiosa.
Jeon se encogió de hombros.
—No estaré en casa, tengo mucho trabajo en la oficina y además tengo asuntos familiares que atender, así que debo ir a Busan unos días. Lo mejor es que no nos reunamos en un tiempo.
—¿Con Jimin? —inquirió, enarcando una ceja.
Jungkook asintió, con obviedad.
—Naturalmente, después de todo es mi prometido.
—Por un contrato y conveniencia, nada más, ¿verdad? —cuestionó mirándolo fijamente, esperando la respuesta que deseaba.
—... Creo que... sí, solo por eso. —Jungkook masculló sin despegar la vista de la pantalla del móvil.
Su respuesta fue vaga, pero Taehyung notó la tensión en su voz. Sabía que había algo más, algo que no quería admitir.
—¿Cómo que crees, Jungkook? —junto las cejas, con cierta frustración—. ¿Acaso lo que tienes con Jimin no es solo eso? Un contrato por conveniencia, para que seas nombrado presidente de las empresas.
Jungkook asintió.
—Así es.
—¿Entonces por qué lo crees? —insistió, frunciendo el ceño frustrado.
—Agh, Taehyung, tranquilízate, yo solo... —Jungkook se levantó de la cama de golpe. En ese momento, su celular sonó y enseguida respondió la llamada—. ¿Hola?... Entendido, ya voy en camino.
Colgó y tomó su saco de la cama para ir a la puerta.
—¿Oye, a dónde vas? —preguntó Taehyung confundido.
—A mi casa, hay algo que debo solucionar. Piensa en lo que te dije, ninguno de los dos queremos perder nuestro tiempo.
Abrió la puerta, pero el castaño lo tomó del brazo deteniéndolo.
—Llévame.
—No puedo, toma un taxi, cárgalo a mi tarjeta.
—No quiero un taxi, quiero que me lleves tú.
Taehyung presentía algo, sabía que ese asunto tan importante que Jungkook debía atender con urgencia llevaba por nombre Park Jimin.
—Ya te dije que no puedo.
—¿Por qué? —insistió.
—Taehyung... —soltó con un tono de advertencia.
—¿Es por él, cierto? No puedo creer cuánto te ha logrado cambiar, dices que tu relación con ese chico es enteramente laboral pero demuestras otra cosa muy diferente ¿tan confundido estás, Jungkook? —entornó la mirada, con una sonrisa burlona.
—Carajo, sube al maldito auto ya.
La llamada que había recibido Jungkook había sido sus guardias de seguridad, a los cuales había dejado como tarea avisarle tan pronto como Jimin llegara a la mansión. Y así lo hicieron. Pero lo que puso tan nervioso y ansioso a Jungkook fue el detalle de que había llegado junto a un joven que ya había estado en su casa, Namjoon.
Con la mente en ebullición, Jungkook salió corriendo del hotel donde se había encontrado con Taehyung para ir donde su secretario. Tenía que saber qué estaba pasando y cómo podría controlar la situación. La idea de Jimin con Namjoon lo hacía sentir incómodo y posesivo. No podía permitir que eso sucediera.
[...]
—No puedo hacer eso Namjoon —respondió Jimin ante las peticiones tan locas y románticas del menor—. No puedo simplemente terminar con mi compromiso y volverme novio enseguida de otra persona, es más complicado e imposible de lo que parece.
—No lo es Jimin, él no te ama y tú lo sabes. Si es que tú lo amas yo puedo hacer que te olvides por completo de él y que me ames a mi en el futuro, esperaré el tiempo que sea necesario solo déjame al menos intentarlo —persistió mirándolo con súplica—. Por favor, dame una oportunidad.
El rubio jalo sus manos lentamente liberándolas del agarre del moreno.
—No puedo hacer eso —repitió—. Eres un chico realmente dulce y encantador que seguramente puede encontrase una persona deacuerdo a ti, yo no...
—Solo tú lo eres, me gustas Park Jimin, desde aquel día de la cafetería, realmente no se si fue amor a primera vista pero me hechizaste, y cuando me enteré que estabas comprometido con Jeon Jungkook y me dijiste que lo amabas mi corazón se rompió, más no me voy a resignar —repuso firmemente mirándolo directamente a los ojos.
—Los problemas que tengo con Jungkook se pueden solucionar, él y yo nos vamos a casar.
—Él no te merece Jimin, joder el es un hombre tan egoísta y frívolo y tú... eres una persona tan bella, noble y con un corazón de oro, yo te atesoraría como a nada en este mundo, te lo prometo.
Ante esto, Jimin vio en Namjoon una oportunidad, un respiro en medio de la confusión y el dolor que Jungkook le había causado. Ese chico estaba dispuesto a pasar por lo que fuera para obtener su amor, aún ante ese hombre frívolo y egoísta que llamaba su prometido. Darle una oportunidad a Namjoon significaría darse una oportunidad de encontrar el amor y ser querido de verdad.
Jimin se preguntó por qué no podía tener eso también. Si Jungkook tenía a Taehyung para satisfacerlo, no solo en lo físico sino también en lo emocional, ¿por qué él no podía tener lo mismo con Namjoon? ¿Por qué tenía que conformarse con un contrato sin amor, sin pasión, sin conexión real?
La idea de estar con Namjoon, de explorar la posibilidad de un amor verdadero, comenzó a tomar forma en la mente de Jimin. Se sintió atraído por la sinceridad y la devoción que Namjoon le había demostrado. Quería saber más sobre él, sobre sus sentimientos, sobre sus sueños.
Mientras miraba a Namjoon, Jimin se dio cuenta de que estaba listo para dejar atrás la ilusión de un amor que nunca existió con Jungkook. Estaba listo para encontrar su propio camino, su propia felicidad. Y Namjoon parecía ser el primer paso hacia esa dirección.
—Dame tiempo —le dio una respuesta.
—¿Para que?.
—Para sacarme del corazón a Jungkook y poder quererte plenamente, como lo mereces —dijo y entonces, de pronto, tomó la camiseta del joven jalándolo para así juntar sus labios repentinamente. Namjoon abrió los ojos como dos platos, se sorprendió ante el acto, pero luego asintió siguiendo con aquel dulce beso que tanto había estado soñando.
El tiempo pareció detenerse mientras sus labios se unían. La conexión entre ellos era palpable, y Jimin sintió un escalofrío recorrer su espalda. Namjoon, por su parte, se dejó llevar por la emoción del momento, su corazón latiendo con fuerza.
Al separarse nuevamente, se miraron a los ojos. La mirada de Namjoon estaba llena de ternura y promesa.
—Te daré el tiempo que necesites —contestó él con una sonrisa que hacía lucir sus hoyuelos.
Jimin se contagió de su sonrisa, y por un momento, sus ojos llorosos desaparecieron. Se sintió liviano, libre.
Finalmente llegó la hora de irse. Naturalmente, Namjoon acompañó a Jimin hasta su casa. Ahora se sentía más amarrado a él luego del beso, el cual le entregó una oportunidad, una ilusión que lo tenía inquieto.
Mientras caminaban, Namjoon tomó la mano de Jimin, un gesto simple que hablaba de confianza y conexión. Jimin no la retiró, sino que la apretó suavemente, aceptando la cercanía.
Al llegar a la puerta de la mansión, Namjoon se detuvo y miró a Jimin con intensidad.
—Regresa con cuidado, gracias por hoy, me sentí bien —dijo Jimin sonriendo dulcemente.
—No me agradezcas nada, al contrario, gracias por tomarte el tiempo de pasar este tiempo conmigo y darme una oportunidad. Espero que pronto logres sacártelo del corazón y que me quieras solo a mi —levantó la mano del rubio y la beso con devoción.
—Namjoon... —Jimin sintió hormigas por todo el brazo y mariposas revolotear en su estómago.
De pronto, un auto que venía a toda velocidad frenó en seco frente a la mansión, donde estaban ellos. Era Jungkook, quien salió del auto sin importarle que lo había dejado en medio de la calle, solo se acercó decidido a ellos.
—¿Así que al final sí saliste con este mocoso? —la voz fuerte y enojada de Jungkook se presentó, Jimin al escucharlo sintió su cuerpo frío y se puso muy nervioso.
Namjoon se puso rígido, listo para defender a Jimin.
—Jungkook, calmate —dijo, pero Jungkook no le prestó atención a su petición.
—Contéstame, Park —tomó los hombros de Jimin y lo jaló bruscamente para despegarlo del muchacho al notar que tenían las manos entrelazadas—. ¿Qué hacías con este mocoso?
Jimin se sintió atrapado, su corazón latiendo con fuerza.
—Jungkook, yo...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro