seis.
· • —– ٠ Atascado ٠ —– • ·
—¿Considera que lo estamos haciendo bien, jefe? Me refiero a todo esto del matrimonio falso —formuló Jimin con preocupación.
—Estamos trabajando, Park. ¿A qué se debe esa pregunta tan de repente? —replicó Jeon sin despegar la mirada de los documentos en sus manos.
—Yo solo... no quiero perjudicarlo si hago algo mal —murmuró con timidez.
—¿Por qué crees que estás haciendo algo mal? ¿Te dijeron algo ellos? —cuestionó Jungkook, mirándolo finalmente.
—En realidad... la señorita Jihyo me hizo una pregunta extraña —contó Jimin, mordiendo su labio inferior nervioso.
—¿Qué te dijo esa imprudente?. —tras un suspiro pesado enarco una ceja.
—Me preguntó por qué no había muestras de afecto entre nosotros. Es decir, tomadas de mano, abrazos, halagos... besos, todo eso —dijo, sintiendo su rostro caliente.
—Fácil, eres tímido y yo no estoy acostumbrado a eso. Ellos, como mi familia, deberían saberlo perfectamente.
—Lo sé, solo les dije que preferíamos estar solos y que yo soy tímido. ¿Estuvo bien?.
—Sí, eso creo —aceptó y miró fijamente a su secretario—. ¿Tú piensas que necesitamos hacer todo eso? —quiso saber.
—¿A qué se refieres? —replicó desconcertado.
—A las muestras de afecto en público —le explicó, notando el rostro del rubio más rojo de lo normal—. ¿Qué piensas, Park? ¿Deberíamos hacer esas cosas? —preguntó, con una sonrisa de lado.
—Jefe, yo... no sé si pueda hacerlo así tan de repente. No sé qué le gusta y qué le disgusta. En realidad, me aterra la idea de acercarme demasiado a usted —confesó, bajando la cabeza apenado.
—¿Por qué siento que piensas que soy un monstruo? —frunció levemente el ceño, intrigado.
—No, no pienso que usted sea un monstruo —negó Jimin rápidamente—. Solo que... durante el tiempo que he trabajado con usted, siempre ha mostrado una imagen autoritaria muy marcada.
—Ya veo. Pues tal vez todos tienen razón, soy un poco malhumorado, pero créeme que si tuvieras mi puesto de trabajo y esta familia, tú también lo serías —suspiró con pesadez—. Demasiados deberes, poca felicidad. Cuando llegue el día en que mi padre fallezca, yo tendré que cargar con esta familia y, bueno, a decir verdad... es algo que no deseo, pero como dije, es un deber. Así que las exigencias salen sobrando —le contó, mirándolo con una mezcla de tristeza y resignación.
—Comprendo, lamento mucho haber hablado desde mi ignorancia. Seguro se siente muy presionado, pero usted es muy inteligente y dedicado. Estoy seguro de que en el futuro logrará ser el hombre de la casa excepcionalmente —lo animó, dándole una sonrisa cálida.
Jungkook sintió una punzada en su pecho y un cosquilleo recorrer su cuerpo. Su rostro se relajó y la sorpresa dejó ver en sus ojos.
—¿Eso crees, Park? —preguntó, sorprendido por la confianza en las palabras del chico.
—Por supuesto, jefe. Usted siempre se esfuerza al máximo, y tal vez ahora ya comprendo un poco su dureza. Debió ser duro aprender toda su vida a ser el hombre de la casa ¿verdad? —acotó, frunciendo el ceño en una mueca de tristeza.
—Sí... lo fue —respondió Jungkook, sintiendo un nudo en la garganta.
—Si yo fuera parte de su familia, me sentiría muy orgulloso de tener un hermano, un sobrino o un hijo como usted. No quiero entrometerme demasiado, pero si me permite, su madre estaría feliz de que un hombre como usted sea la cabeza de esta familia. Estoy seguro —afirmó, dedicándole una cálida sonrisa.
Jungkook se sintió conmovido por las palabras de Jimin. Nadie había hablado con él de esa manera antes, con tanta bondad y comprensión.
—Te lo agradezco, Park.
—No tiene nada que agradecerme, jefe. Lo está haciendo bien. ¿Nunca nadie se lo había dicho? —le preguntó, sorprendido.
—No, nunca —murmuró con pena, sintiendo un repentino vacío en su pecho—. Así que muchas gracias por eso.
Jimin le dio una nueva sonrisa, esta vez cargada de cierta lástima. Realmente debió ser duro para su jefe no recibir ninguna felicitación o reconocimiento después de su arduo trabajo.
—Déjame agradecerte a ti también, Park. Gracias a ti podré tener mi puesto como presidente. Así que la mitad de los créditos te pertenecen —agrego Jungkook, y Jimin lo volvió a mirar con los ojos abiertos un poco de más, sorprendido—. Es decir, no estoy diciendo que seas un buen mentiroso, pero agradezco tu arduo trabajo —le explicó.
—Si lo entiendo, pero no siga agradeciéndome, en realidad no es muy difícil. Tengo un anillo, fecha para la boda, usted que tampoco lo hace muy mal. No hay mucho que hacer —encogió los hombros, inocentemente.
—Entiendo. Me alegra que no esté siendo algo tedioso para ti.
—En lo absoluto. Su familia me ha dado una cálida bienvenida y es un gusto convivir con todos ellos. Provengo de una familia pequeña, así que... es lindo convivir con tantas personas tan buenas —señaló, sonriendo más y haciendo desaparecer sus pequeños ojos.
—Park, ¿acaso puedes ver correctamente cuando sonríes? —quiso saber de pronto, apareciendo en sus labios una sonrisa divertida.
—En realidad... no —le aclaro, y se echó a reír. Jungkook se unió a su risa y, por un momento, olvidaron la tensión y la formalidad que los rodeaba.
Las risas se escucharon hasta afuera de la habitación, y algunos miembros de la familia que pasaron por allí lograron escucharlos, enterneciéndose por la pareja.
—Ellos realmente se aman, ¿no es así?.
—Serán una gran pareja sin dudas —dijo alguien en el pasillo, sonriendo.
Mientras tanto, en la habitación, Jungkook y Jimin seguían riendo y conversando con una naturalidad que no habían mostrado antes, hasta que finalmente los llamaron para cenar.
—Joven amo, señor Park, la cena ya está lista, pueden pasar al comedor cuando deseen. —aviso uno de los sirvientes, haciendo una reverencia.
—Bueno, creo que hemos hablado suficiente por hoy. Ve tu primero, yo tengo una cosa que hacer antes de bajar. —ordenó Jungkook, dándole por un segundo una extraña mirada de soslayo al sirviente.
—Como ordené. Gracias por esta pequeña charla—respondió Jimin, con una llamarada de dulzura, levantándose de su silla.
—Claro. Podríamos hacer esto más a menudo cuando trabajamos, nunca lo había hecho antes con mis otros secretarios, porque no me daba la gana, pero contigo es bastante fácil hablar.
Jimin se sorprendió por las palabras de Jungkook, pero se sintió agradecido y considerado.
—Por supuesto. Hagámoslo cuando usted guste. Bajare ahora, lo veo en un momento —hizo una reverencia y luego salió del despacho con una sonrisa en su rostro.
Jungkook lo miró irse, sintiendo un extraño cosquilleo en su pecho. No sabía qué estaba sucediendo, pero se sentía diferente. Tal vez era la forma en que Jimin le había hablando, o la forma en que le sonreía. No lo sabía, pero era algo que lo hacía sentir fuera de sí mismo, y no le gustaba así que debía salir de esa sensación.
—Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños querido Jiyong, feliz cumpleaños a ti —toda la familia al unísono cantaron, alrededor del festejado en la mesa.
El hombre, con una gran sonrisa en el rostro, sopló las velas de su pastel, y todos aplaudieron. Luego, el pastel fue repartido, y la cena concluyó, pero la velada de festejo continuó. Todos se retiraron a la gran sala de estar con su pedazo de pastel y vino.
—Padre, por favor, abre mi regalo —pidió Jihyo.
—Claro, hija —su padre se dispuso a abrir la caja decorada con papel decorativo, descubriendo debajo de este un elegante reloj Rolex que seguramente había costado una fortuna—. Es una maravilla, hija. Gracias.
—Ahora el mío, hermano —agrego la tía Hesu—. Sé que eres el hombre que ya lo tiene todo, pero si Jihyo se atrevió a regalarte un reloj que probablemente ya tengas, el mío estará bien también.
El hombre abrió el regalo, sacando de la bolsa una chaqueta de cuero de una marca prestigiosa, y sonrió.
—Encantador, Hesu. Gracias.
—Señor —habló Jimin tímidamente—. Lamento mi regalo, pero mi madre tiene una florería en el centro de la ciudad y le pedí que le hiciera un arreglo significativo. Así que le pedí que me mandara peonías —señaló el arreglo que se encontraba en la mesa—. Aún siguen cerradas, pero por la mañana se abrirán y soltarán un delicioso aroma.
—Jimin, son encantadoras. Te lo agradezco —el hombre le dedicó una sonrisa, y Park respondió con una igual y una pequeña reverencia.
—Yo... yo te hice una carta y un dibujo —dijo Junghyun, entregándole algo plano y cuadrado envuelto en papel—. Pero por favor, ábrelo cuando estés solo, ¿sí?
—Claro, hijo —el hombre le dio una sonrisa—. Bueno, supongo que los demás regalos podrán esperar, y el de mi primogénito nunca llegará.
Jungkook se limitó a mirarlo, simplemente bebió de su copa de vino.
—Padre, ¿hacemos Karaoke? Tengo la ilusión de cantarte algo —desvió la tensión Jihyo,
—Desde luego, hija. Adelante.
Un sirviente trajo los micrófonos y colocó en la pantalla y el estéreo lo indicado para realizar el Karaoke. Le entregaron un micrófono a Jihyo, seleccionó su canción y comenzó a cantar. Escogió "I Have Nothing" de Whitney Houston. La voz de Jihyo era impresionante, sin duda tenía un talento nato para los tonos altos.
Finalmente terminó, todos aplaudieron ante tal talento, ella hizo una reverencia de 90 grados y le mandó un beso a su padre. Luego fue el turno de su otro hijo, Junghyun, lo cual no salió tan bien.
—Acto acto pide contacto, pide que follemos cada rato, duro dos horas haciéndolo bien rico ¡oh! —de pronto le desconectaron el micrófono—. Oigan, estaba inspirado.
—Regresa tú trasero al sofá, enano —increpó Kang Daniel, y el menor volvió a su asiento con la cabeza gacha.
—Bueno, ¿quién sigue? ¿Jungkook? —el hombre miró a su hijo, quien desvió la mirada y se hizo el tonto—. Cielos, tú actitud es realmente sorprendente. ¿Qué hay de tu prometido? —miró al joven rubio, quien abrió los ojos un poco más asustado—¿Puedes cantarme algo en nombre de tu futuro esposo? —le preguntó con una sonrisa.
Jimin se apenó completamente y bajó el rostro con mejillas color carmín—. No, no sé cantar en lo absoluto. No quiero arruinar esta bonita velada con una mala actuación —contesto con timidez.
—No pienses así, Jimin —le animó Hesu—. Tu voz suena suave y dulce. Es probablemente que si lo intentas, hagas un buen trabajo. Anda, no seas tímido. No te preocupes demasiado todos pasaremos después, y estate seguro de que romperemos algunos tímpanos.
Jimin miró a Jungkook buscando aprobación o tal vez algo de su ayuda, pero él solo estaba parado allí en su esquina, con su copa de vino y su rostro estoico de siempre. Así que simplemente se atrevió a hacerlo por no ser mal educado.
—Bien, entonces lo haré —se levantó de su asiento, y el sirviente le entregó el micrófono. Jimin le indicó la canción, y la sala se llenó con la melodía de "Stuck with u".
El rubio permaneció con la cabeza abajo y cuando empezó a cantar, su voz era muy baja. Todos estaban un poco decepcionados.
—So lock the door and throw out the key can't fight no more, It's just you and me and there's nothin'l, nothin'l i can't do, i'm stuck with you stuck with you stuck with you —la presión de sentirse observado por todos hizo que su voz se aligerara más, como si su garganta se cerrara.
A medida que la canción continuaba, Jungkook pudo sentir la tensión emocional de Jimin creciendo. Podía ver cómo apretaba su mano desocupada en un puño, hasta que sus dedos se tornaban blancos, como si tratara de contener sus emociones.
La cabeza de Jimin permanecía baja, evitando cualquier contacto visual, como si temiera que alguien descubriera su vulnerabilidad. Jungkook se sintió un poco culpable por haberlo puesto en esa situación al negarse a cantar él mismo. Conocía bien la timidez de Jimin, su tendencia a disculparse por todo y su ruborización constante. Pero esto era diferente. La situación actual era demasiado para él, y Jungkook no estaba preparado para verlo así, tan frágil y expuesto. No estaba preparado para eso, era demasiado.
—There's nowhere we need to be no, no, no —Jungkook tomo otro micrófono y lo acompaño—. I'ma get to know you better kinda hope we're here forever, there's nobody on these streets, If you told me that the world's ending, ain't no other way that I could spend it...
Jimin finalmente subió el rostro, y sus ojos se encontraron con los de Jungkook. La mirada del pelinegro era intensa, pero también había algo más, algo que hizo que Jimin se sintiera conectado a él de una manera profunda. La voz de Jimin, que había sido temblorosa al principio, ahora se volvió más segura, más melodiosa. Y entonces, sin previo aviso, Jungkook se unió a él, su voz profunda y suave complementando perfectamente la de Jimin.
—Oh, oh, oh, oh, got all this time in my hands, might as well cancel our plans, yeah, i could stay here forever —ambos cantaron al unísono.
—So lock the door, and throw out the key can't fight this no more it's just you and me, and there's nothing i, nothing i, i can do, i' m stuck with you stuck with you, stuck with you —siguió Jungkook.
»So go head and drive me insane baby, run your mouth, I still wouldn't change being stuck with you stuck with you, stuck with you, i'm stuck with you, stuck with you, stuck with you.
—Whoa, whoa, oh, baby come take all my time... —canto Jungkook.
—Go on make me lose my mind... —canto Jimin y empezó a sonreír, podía notar lo mucho que Jungkook disfrutaba ese momento.
—We got all that we need here tonight —ambos cantaron.
—I lock the door... —el tono de Jimin se volvió un poco más alto.
—Lock the door —Jungkook lo acompañó.
Sus miradas permanecieron fijas entre sí.
—And throw out the key, can't fight this no more...
—Can't fight this no more.
—It's just you and me, and there's nothing I, nothing I'd rather do, i'm stuck with you, stuck with you, stuck with you.
Las miradas de los dos jóvenes se mantuvieron conectadas mientras cantaban, sus voces entrelazándose en una armonía perfecta. La tensión y la timidez de Jimin se desvaneció por completo, reemplazada por una sensación de libertad y expresión. Jungkook, por su parte, se sintió sorprendido por la conexión que sentía con Jimin, por la manera en que sus voces se complementaban y se elevaban juntas.
Y así, ambos continuaron con la canción acercándose cada vez más como si estuvieran hechos de iman.
»So go ahead and drive me insane baby run your mouth i still wouldn't change all this lovin' you, hatin' you, wantin' you, i'm stuck with you, stuck with you, stuck with...
Los últimos melismas de la canción fueron cantados muy cerca de sus rostros, debido a la lejanía casi nula entre ellos. La conexión entre sus voces y sus miradas era palpable, y el aire parecía vibrar con la tensión emocional del momento.
»Stuck with you, stuck with you, stuck with you...
La canción casi llegaba a su fin, pero la conexión entre ellos permaneció, una conexión que parecía ir más allá de la música, más allá de las palabras. Los dos jóvenes se miraron fijamente, y por un momento, todo lo demás desapareció.
Entonces, sin decir una palabra, se acercaron lentamente el uno al otro, sus labios cada vez más cerca. El tiempo pareció detenerse mientras esperaban el momento perfecto para unirse. Y finalmente, sus labios se encontraron en un casto beso que dejó completamente sorprendida a toda la familia.
La habitación estalló en aplausos cuando terminó la canción, pero Jimin y Jungkook se separaron un poco atontados y desconcertados, como si hubieran sido envueltos en una burbuja que los había llevado a darse ese primer beso. El momento había sido mágico, pero también un poco extraño, como si hubieran sido arrastrados por una fuerza que no podían controlar.
—¡Bravo! ¡Woah juro que son fan número uno de esta pareja! —saltó emocionada Jihyo aplaudiendo eufóricamente.
Y como era natural en él, las mejillas de Jimin se colorearon de un fuerte color carmesí y al mismo tiempo mordió su labio inferior avergonzado, mientras que Jungkook frunció el ceño para luego desviar la mirada, como confundido.
—Joven amo, tiene una llamada en el despacho —el sirviente de hace unos instantes, apareció de nuevo llamando al primogénito, quien salió de sus vagos pensamientos y enseguida abandonó la sala sin decir nada.
—¿Jungkook...? —Jimin ahora confundido por la repentina extraña actitud de su jefe, trató de detenerlo pero él simple se fue.
—Jimin querido —Hesu llamo al menor—. Deberías ir a servir un poco de vino para tu prometido y continuar con su noche en privado, al parecer lo necesitan, por favor no se preocupen por nosotros. —le dio una sonrisa cálida llena de aprobación, igual que los demás.
—¿Presidente, usted no tiene ningún inconveniente? No queremos ser descorteses, es su cumpleaños de todo. —objeto tímidamente mirando al señor Jeon.
El anfitrión sonrió cálidamente negó con la cabeza—. Claro que no, no sabes cómo me alegra que finalmente mi antipático hijo muestre un poco de sus sentimientos, y como tú eres la razón, es mejor que continúes. Estoy ansioso por ver los cambios que harás en él cuando estén casados.
Jimin sintió una llamarada de emocion al escuchar que su futuro suegro lo llamara "hijo" y que depositara esa confianza y esperanza en él. Era un momento que nunca olvidaría. La ilusión que había estado oprimiendo salió disparada en todo su esplendor.
El beso de Jungkook había sido un momento lleno de pasión y tensión que ambos habían creado al cantar. Sentía que de alguna manera, algo en su relación estaba comenzando a cambiar.
Sin pensarlo dos veces, asintió con una reverencia y salió de la sala para pedir dos copas de la mejor reserva de vino. Luego, alegremente, las llevó al despacho donde se encontraba Jungkook. El rubio tenía una enorme sonrisa en el rostro mientras se dirigía al lugar, estaba emocionado. Tal vez existía una oportunidad de que pudieran llegar a gustarse entre sí y que su matrimonio no fuera tan duro. Le emocionaba el hecho de que el hombre al que admiraba y sentía tan inalcanzable haya comenzado a desarrollar sentimientos por él.
Cuando llegó al despacho, Jimin no hizo ruido para sorprenderlo. Notó que la puerta estaba entreabierta y se acercó un poco, con el corazón latiendo de emoción. Pero antes de entrar, escuchó unos ruidos extraños que lo hicieron detenerse en seco.
—Haaah, joven amo —eran gemidos bajos, de una voz masculina que ya había escuchado antes.
La sonrisa de Jimin se comenzó a desvanecer lentamente y su pecho comenzó a subir y a bajar llenándose de anticipación.
—No gimas de esa forma o alguien podría escucharte —ordenó con esa voz profunda y autoritaria que conocía a la perfección, la voz de su jefe, Jungkook.
En ese momento, Jimin soltó las copas de vino por la misma impresión, y estas se rompieron en el suelo, salpicando el líquido rojizo en su ropa. Pero no le importó, su mente estaba en shock y sus ilusiones hechas trizas.
Con el corazón destrozado, Jimin se adentró al despacho, encontrándose con la imagen que nunca querría ver: Jungkook besando y tocando a un sirviente arriba del escritorio. La escena era surrealista, como si estuviera viviendo una pesadilla. Jimin se sintió como si hubiera sido golpeado en el estómago, sin aire, sin palabras. Solo podía mirar, con los ojos abiertos de par en par, mientras su mundo se derrumbaba a su alrededor.
—¡Jungkook!.
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