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quince.

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—¿Qué más desea de mi? —evadió Jimin preguntando otra cosa mientras se acercaba lentamente al pelinegro, afligido—. ¿Es que acaso no lo ve?.

—¿Ver que, mi error? Claro que lo puedo ver, y quiero redimirme —quedaron frente a frente, ambos mirándose directamente a los ojos, con apenas unos centímetros de distancia.

—Mi sentir hacia usted.

—¿Cual? ¿El que me odies? Eso puedo verlo perfectamente, sé que me odias y que te gustaría alejarte de mi, que temes de mi y eso me hace sentir horrible, como un monstruo.

—Pues si no quiere parecer uno, al menos ante mi, deje de actuar como uno. —replicó, ante esto Jungkook se sorprendió—. No lo odio, pero con todo esto si, quiero alejarme de usted porque me confunde y me hace sentir miserable.

—¡Tú también me confundes a mi Jimin! —objeto con cierto desespero—. Es decir, confundes mi sentir y mi pensar, me atacas como una ola llevándote mis escudos, mostrando un lado de mi que hasta yo desconozco y que me da miedo mostrar.

—¿Por qué?

—Por que es difícil sentir cariño cuando nunca lo has recibido —espeto, y entonces Jimin pudo comprenderlo solo un poco; el nunca había sido amado—. Lo único que conozco son las responsabilidades, el desprecio y las exigencias, hubo alguien que me amó alguna vez, y que yo también amé pero... se fue.

—Los siento mucho, pero no puedo evitar pensar que eso suena como una justificación, y sin importar que, no puedo permitir ser tratado de esta forma... yo no tengo culpa alguna —lo miro a los ojos seriamente—. En vez de simplemente excusarse ¿por qué no intenta cambiar? Al menos un poco, usted prometió cambiar ¿acaso fue solo eso? ¿Una promesa vacía?.

—Tienes todo el derecho de pensar así y tienes razón, tu no tienes culpa alguna y trataré de cambiarlo, voy a hacerlo de verdad —respondió sincerándose—. Pero antes, me encargaré de Taehyung, quiero decir, Taehyung no puede interponerse, él simplemente es... él solo es alguien con quien alguna vez tuve una aventura, de aquellas aventuras meramente físicas.

—¿Le está diciendo gígolo? —enarcó una ceja el rubio.

—No, por supuesto que no. Pero él y yo jamás pensamos en una relación seria porque sólo estábamos en busca de placer y satisfacción únicamente sexual, él no me hace sentir lo que tú me haces sentir, simplemente fuimos algo fugaz, pero en cambio tú y yo... —Jungkook se acercó más, tomando la mano de Jimin delicadamente sorprendiéndolo.

—¡Kookie! Amor —la puerta de la oficina se abrió precipitadamente, era Taehyung quien llegó sin previo aviso asustando a ambos quienes se separaron enseguida. El castaño frunció el ceño—. ¿Qué estaban haciendo?.

—Que visita tan inesperada y... repulsiva —murmuro Jimin con una mueca de asco, y Taehyung logró escucharlo—. Me iré hacer mi trabajo, le dejo aquí estos documentos para que los firme y volveré más tarde por ellos cuando esté... —miro de arriba hacia abajo al castaño—... se haya ido.

—Si, gracias Ji —corrigió enseguida Jeon—. Park.

—Yo puedo llevártelos después, no te molestes en venir estaremos ocupados —dijo Taehyung rápidamente enredando sus brazos en el cuello de Jungkook, pero rápidamente él se los quitó de encima.

—No no es ninguna molestia —le sonrió fingidamente—. Es mi trabajo, por favor permíteme realizarlo adecuadamente, y no intentes robar también eso, de lo contrario sin problemas puedo darte mi puesto ¿entendido? Regreso por los documentos —abrió la puerta de la oficina y salió sin más.

Jimin continuó con su trabajo como si nada hubiera cambiado, pero su mente aún estaba ocupada por la charla que había tenido con Jungkook momentos antes. La conversación había revelado una verdad que Jimin había intuido desde hacía tiempo: Jungkook utilizaba escudos emocionales para protegerse, un caparazón que ocultaba sus verdaderos sentimientos y lo hacía parecer débil ante los demás.

Mientras revisaba algunos documentos, Jimin no podía evitar pensar en la ironía de la situación. Jungkook, el hombre que había creído ser tan fuerte y seguro de sí mismo, en realidad estaba utilizando escudos para ocultar su propia vulnerabilidad. Y no solo eso, también había admitido que su comportamiento frívolo y sin corazón era una fachada, una forma de protegerse del dolor de no recibir amor de los demás.

El teléfono sonó, rompiendo el silencio de la oficina. Jimin lo atendió rápidamente, su voz profesional y calmada, pero su mente aún estaba en la conversación con Jungkook, analizando cada palabra y cada gesto.

—Buenas tardes, Jeon's Company ¿en que podemos servirle?.

¿Jimin? Jimin querido ¿eres tú? —la voz dulce de la tía Hesu se presentó al otro lado de la línea y una gran sonrisa se dibujó en el rostro de Jimin.

—¡Tia Hesu! si soy yo Jimin, que alegría escucharla de nuevo ¿a que se debe su llamada?.

Oh cariño, tú tan encantador como siempre. Espero que todo esté bien por allá, solo llamo para decirles que el bebé ya ha nacido y que nos gustaría que viniera a la casa a conocer a su primo —menciono la mujer con emoción en sus palabras.

—¿De verdad? Que felicidad, la felicito mucho tía Hesu, seguramente su bebé es hermoso y fuerte. Por el momento Jungkook estaba trabajando, yo le dire más tarde ¿está bien?.

¿Puedo contar con su presencia? ¿Dentro de dos semanas, cuando ya me hayan dado de alta del hospital?.

—Por supuesto, estaremos allí encantados.

Muy bien, entonces hasta dentro de dos semanas querido Jimin.

—Hasta ese día Tía Hesu —se despidieron y entonces Jimin colgó el teléfono.

El rubio con cierta felicidad se levantó de su lugar y salió de su oficina hacia la de Jungkook, pero antes de tocar para poder entrar escucho unos gritos que detuvieron su acción.

—¡Escúchame bien Jungkook deja de jugar conmigo! —era la voz de Taehyung.

—¡Yo no estoy jugando contigo, malditasea! —le respondió Jeon.

—¡¿A no?! ¿Entonces qué demonios está pasando? ¡Jamás te habías comportado de esta manera conmigo! ¡Ya no me besas, no me miras y desde que he llegado no hemos tenido sexo!

—¡Ya cállate maldición! —se escuchó como un vidrio se rompió, lo cual hizo asustar al rubio quien estaba apunto de entrar pero nuevamente se detuvo—. ¡Tú no eres nada mío para hacerme este tipo de escenas!

—¡Porque así lo quieres tú!

—¡Porque así lo quisimos ambos desde el principio! No intentas cambiarlo ahora culpándome, desde ese momento ambos éramos conscientes en lo que nos metíamos, y lo que buscábamos, así que deja de intentar cambiarlo ahora.

—¡Jodete Jeon! ¡No voy a ser tu puta! ¿Lo entendiste?.

—¿Entonces qué quieres? Ahora estoy comprometido con Jimin y no puedo terminar con él porque mi futuro depende de eso, y entre mi futuro y tú, la respuesta es bastante obvia ¿no lo crees?, y no solo por eso, sino porque Jimin se está haciendo un lugar en mi corazón, uno que tú jamás vas a ocupar. —las palabras de Jungkook le parecieron crueles pero correctas para el tipo de persona.

—¡¡Eres, un hijo, de puta!! —gritó el castaño para luego salir de la oficina ardiendo en furia encontrándose con el secretario a quien fulminó con la mirada—. ¿Esto querías Park Jimin?, maldito el día en que te involucraste con Jungkook. ¿Te crees mejor que yo, cierto? Pues déjame decirte una cosa, te burlas de mí llamándome amante, pero al menos yo lo he tenido en mi cama pero tú... no haz recibido más que desprecio de él —se rio—. Qué ingenuo eres, tú mismo lo dijiste, él no puede amar a nadie más que así mismo, pero sigues aquí, arrastrándote por unas pocas migajas.

Jimin trago saliva, sus ojos se llenaron de lágrimas apuntó de llorar por tan horribles palabras, pero no lo iba hacer pues eso significaba darle lo que quería y no iba a permitir que hablara así de su persona.

—Te equivocas, Kim Taehyung. El único que se está arrastrado por migajas eres tú ¿acaso no haz visto en la posición en la que estás? —fue turno de Jimin de reírse—. Hablas con tanta seguridad como si supieras lo que Jungkook siente, aunque... creo que si lo sabes, por eso intentas herirme, porque sabes dónde está su corazón en este momento —lo miro fijamente, sin miedo—. Tenerlo entre las piernas no es sinónimo de querer, eso solo te hace un sucio promiscuo.

—Tú maldito... —Taehyung alzó la mano apuntó de golpear al rubio quien se cubrió rápidamente, pero antes de que pudiera tocarlo Jungkook se interpuso y sujetó su mano impidiéndolo, el castaño lo fulminó con la mirada.

—¿Qué estás haciendo, Kim Taehyung? —le soltó la mano empujándolo—. Estas causando problemas en mi trabajo y lo mejor es que te vayas ahora.

—¡Pero Jungkook...!

—¡Ahora! Y te pido que no vuelvas nunca jamás a la empresa, y tampoco a molestarme, mejor dicho, a molestarnos —le soltó la mano dándole un leve empujón poniéndose enfrente del rubio—. Vete, no quiero ver más tú rostro.

Taehyung bufo impotente, miró con recelo a ambos y luego se fue murmurando incoherencias y derramando furia.

—¿Estas bien? ¿Qué fue lo que te dijo?

—Cosas que solo una persona de su limitado intelectual podría, tuve que defenderme por supuesto y él simplemente...

Las manos de Jimin estaba temblorosa, Jungkook lo noto y las tomo entre las suyas, luego lo miro a los ojos para tranquilizarlo.

—Calma, yo me encargaré de que no vuelva a molestarte ¿necesitas salir un momento? Anda, vayamos afuera.

[...]

—Taehyung ha regresado a Daegu —menciono Jungkook regresando a la mesa luego de atender la llamada fuera del restaurante—. La ama de llaves me llamo diciéndome asustada que hizo una rabieta en la casa y que finalmente dijo que se largaba, agh —tomo asiento soltando un prologando suspiro con pesadez—. Taehyung en ese modo realmente me vuelve loco.

Jimin tenía la cabeza gacha, mirando en silencio su vaso de agua el cual ni había tocado.

—¿Está todo bien? ¿Ya decidiste que pedir? —preguntó Jungkook.

—La tía Hesu llamó, y antes de que sucediera todo esto iba a decirte que llamo debido a que el bebé ya nació y desea que vayamos a conocerlo —menciono sin levantar la mirada.

—Desde luego que iremos, me alegra mucho por tía Hesu —sonrió el pelinegro, pero borró su sonrisa al percibir tristeza en el rubio—. Jimin, lamento tanto lo que sucedió, me siento como un idiota.

—Voy a volver a mi departamento —espeto, tomando por sorpresa al contrario.

—¿Qué? Espera ¿por qué? No debes de irte, no quiero que te vayas —lo miro con los ojos llenos de angustia.

—Lo haré, necesito espacio, necesito pensar las cosas —miro al pelinegro, sus pupilas apagadas, el semblante cansado, su brillo apunto de apagarse—. Gracias por abrirme las puerta de su casa, fue una experiencia caótica, pero ahora necesito volver a mi hogar. Le agradecería si me despidiera de sus empleados, son hermosas personas.

—Jimin, por favor... —trató de persuadir.

—No me hará cambiar de opinión.

—Lo siento —quiso decirle, sus ojos llenos de sinceridad—. Lo lamento tanto Jimin, me he comportado como una persona cruel y miserable contigo, al punto de lograr apagar esa luz que me deslumbraba siempre que entrabas a la oficina por las mañanas. —suspiro y bajo la mirada con vergüenza—. No hay palabras suficientes para poder redimirme, así que... dejaré que me des el castigo que creas conveniente, grítame, insultame, golpéame fuerte en el rostro, haz lo que quieras pero hazme daño...

—¿Qué?.

—Anda hazlo —acercó su rostro hacia Jimin cerrando los ojos—. Soy un imbecil, me lo merezco, anda suéltame un golpe.

—No lo golpeare ¿por qué haría eso?.

—Porque yo tuve la osadía de herirte sin contemplaciones, así que ahora tú también puedes hacerlo —volvió a mirarlo a los ojos—. Y si en mis palabras no puedes creer entonces quiero que me golpes, eso es lo que merezco por ser tan estúpido contigo, así que hazlo —cerró los ojos nuevamente—. Anda pégame.

—No, no lo haré.

—Jimin por favor. —rogó.

Espero unos segundos apretando los párpados con miedo pero sin moverse para recibir el golpe, aunque esté nunca llego, en su lugar sintió las manos tibia de Jimin acunar su rostro suavemente. Inmediatamente abrió los ojos encontrándose con el rostro del rubio muy cerca de suyo.

—No lo golpeare, nadie merece ser dañado por cometer errores. Mi madre siempre me dijo que de los errores se aprende ¿cree que usted pueda aprender de este error?.

—S-Si, si nunca me volveré a comportarme así —respondió sacándole una pequeña risita al contrario—. Jimin... —levantó su mano colocándola sobre la del rubio la cual estaba en su mejilla—. ¿Crees que en algún momento puedas perdonarme?.

—Lo haré únicamente si pasa la prueba en la que lo pondré.

—¿Me podrás aprueba? —preguntó y Jimin asintió, él no puso objeción—. Esta bien, lo acepto ¿y así podré obtener tu perdón?.

—Tal vez, por el momento déjeme ir a mi hogar, seguiré cumpliendo con mis deberes en la oficina y como su prometido, por eso no se preocupe, solo espero que no vuelva a decepcionarme porque no voy a darle otra oportunidad ¿entendió? No importa qué promesa les haya hecho a mis padres, aún así romperé inmediatamente el convenio que tenemos —replicó—. Necesito ver un esfuerzo, de lo contrario creo que...

—¡No! —exclamó desesperado, luego carraspeó bajando la voz—. Es decir no, yo te prometo que me esforzaré para pasar esa prueba y demostrare que realmente puedo cambiar, por ti Jimin.

—De verdad espero que si, Jungkook —por primera vez Jimin lo llamo por su nombre dejando de ser formal, y eso hizo emocionar un poco al pelinegro quien sintió una chispa de alegría e ilusión en el cuerpo.

—Cuídate Jimin, y si necesitas algo no dudes en ir a mi casa, las puertas siempre estarán abiertas para ti. —sus grandes ojos se iluminaron al mirar los del rubio hermoso frente a él.

—Gracias, Jungkook. —le regaló una sonrisa.

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